“Impresión que lo rayos de luz reflejados por un cuerpo produce en la retina del ojo”.

-Esta es la definición que se le da al color, para mí no es la única definición, el color es la forma en que la vida me demuestra en donde y como está presente.

-Nací con un supuesto “defecto visual”, me diagnosticaron Daltonismo, no puedo distinguir ciertos colores… En realidad, no es así.

-En todos mis años aprendí que mi “Daltonismo” no existe, puedo ver bien los colores de cualquier objeto al que mire, el “Problema” es que los colores de las personas se me presentan de forma diferente, es algo extraño, pero así he vivido durante toda mi existencia, aprendí a interpretar los colores de las personas.

-Los bebés y los niños tienen colores suaves y alegres, los adolescentes gozan de colores vivos y cambiantes, los adultos tienen colores fuertes y brillantes, los colores de los ancianos con opacos.

-No a todos les veo sus colores, son pocas las personas que resaltan, el color que veo en la mayoría de las personas es gris, gris en diferentes tonos, el gris está presente en la mayoría de las personas.

-Durante toda mi vida he visto muchos colores y diferentes tonos, pero el color que más dolor me dio descubrir fue el negro, lo descubrí con mi padre.

-Mi madre murió cuando yo tenía 8 años, ella enfermo y en menos de 2 meses su enfermedad la consumió rápidamente sus colores fueron aclarándose, su último día su color era de un blanco puro como el nácar, cuando exhaló su último aliento por un segundo vi como todos sus colores que la habían acompañado durante toda su vida salieron de su cuerpo y se esparcieron por todo el lugar, fue la segunda cosa más hermosa que vi en mi vida.

-Después de incinerar el cuerpo de mi madre, mi padre empezó a comportarse de forma extraña y sus colores se tornaron oscuros, un día entro a mi habitación y habló conmigo, me dijo lo mucho que me amaba, luego me abrazó y se fue, el color negro que tenía en su cuerpo me perturbó mucho durante toda la conversación, al día siguiente lo encontraron en el suelo de la habitación en medio de un charco de sangre con un disparo en la sien y una pistola en la mano.

-Mi Padre amaba a su esposa, de tal forma que no pudo soportar la expectativa de una vida sin ella.

-Me quedé sin la presencia de ellos dos, pero nunca les tuve rencor, en vida fueron buenos padres y en su muerte son el mejor ejemplo de amor que jamás encontré, sin importar que heredé de mi madre su enfermedad incurable.

-A los 20 años me dijeron que no viviría para cumplir los 21, el mismo día que me enteré decidí no dejarme amedrentar por la enfermedad, hice planes para la poca vida que me quedaba, arregle cualquier asunto pendiente que tuviera, cancele hasta la última deuda, visite a los familiares que me quedaban y console a los pocos amigos que alguna vez tuve, mes y medio después de enterarme de mi propia y muy pronta muerte tenía todo listo, así que un día decidí salir a caminar dejando mi rumbo al destino.

-Mi casa estaba un poco apartada del pueblo, rodeada de mucha vegetación, ese día al salir de mi casa los colores desfilaron ante mis ojos, árboles y flores irradiaban vida, animalitos iban y venían con colores vivos y brillantes, era todo un espectáculo de vida y colores, lamentablemente el espectáculo terminó cuando entre al pueblo.

-Formas de color gris participaban en un triste desfile de fantasmas ¡Pero no eran fantasmas! ¡Personas! ¡Eran personas!

-Bueno siendo sincero parecían sombras, sombras de almas en pena, vagando por las calles, creyendo tener asuntos importantes que atender para justificar una “Vida” apurada y sin sentido, la cual se les pasa volando, cuando llega la hora de liberarse de su cuerpo y esparcir sus colores en el universo se dan cuenta que en realidad nunca vivieron porque nunca apreciaron a la vida que los rodeaba, solo le pasaban por un lado sin voltear ignorando los colores con los que la vida adornaba los pequeños detalles que les regalaba día a día.

-Entre esos muertos vivientes caminé sintiendo pena por ellos, me sentía como una piedra en medio de un torrente de agua gris, todos pasaban por mi lado sin voltear, sin prestarle atención a nadie, de reojo pude ver una sombra colorida pasar a mi lado, mi mirada se desvió automáticamente hacia esa sombra, era un perro, sin prestar atención a esas sombras grises el perro camino entre ellos, cruzó una calle y casi es atropellado por un imbécil apurado que casi no lo ve, el perro entro en un callejón un poco oscuro, la curiosidad pudo conmigo así que me asome en el callejón, el perro estaba sentado junto a un hombre de aproximadamente 40 años, el perro le lamía la mano al hombre mientras este le hacía cariños al perro, no pude evitar notar que el color del hombre no era gris sino que tenía una gama de colores fuertes y un poco opacos, era un hombre de la calle, podía notar que había pasado por mucho pero eso no le impidió mantener sus colores, el hombre sacó una bolsa de su bolsillo y saco un pedazo de pan lo partió en dos y le dio una mitad al perro que movió su cola y le ladro agradecido mientras que él se comía su mitad y a la vez le seguía haciendo cariños al perro, sonreí, el hombre se dio cuenta de mi presencia, pensé que me diría algo pero solo me devolvió la sonrisa y siguió haciéndole cariños a su amigo canino.

-Retome mi caminata entre sombras grises que no se diferenciaban mucho del asfalto sobre el que caminaban, un paisaje gris y deprimente, me había animado al ver la escena del perro y el hombre, por un momento me llene de esperanza con respecto a la humanidad, pero el paisaje junto a una escena totalmente opuesta a la del perro hicieron que me deprimiera de nuevo, una señora o mejor dicho una sombra gris llevaba de la mano a una niña muy linda, esta tenía un oso de peluche en su mano, la señora iba regañando a la niña por alguna razón mientras la tironeaba del brazo, la niña iba llorando mirando al suelo, lo que me entristeció fue ver como el color gris de la mujer se estaba pasando a la niña atreves del brazo con el cual agarraba a la niña, la niña que debería estar llena de colores solo tenía una pequeña parte de su cuerpo viva, el resto era gris.

-Ignoré eso y seguí caminando, me deprime pensar que existen personas que han convertido sus “Vidas” en experiencias tristes y vacías, sin colores ni alegrías, peor que es que arruinan la vida de otras personas sin darse cuenta.

-Cuando me diagnosticaron mi enfermedad me dijeron que mientras más avanzada estuviera mi cuerpo empezaría a fallar lentamente, hasta ahora solo había tenido unas simples molestias.

-Durante mi caminata sin rumbo entre a un parque cuando un dolor en mi pecho y mi abdomen me impidieron seguir caminando, tuve que sentarme en un banco y cerrar mis ojos hasta que el dolor disminuyera, cuando el dolor cesó abrí los ojos, vi a una chica sentada en el banco del frente, su piel pálida contrastaba con sus ojos grises, una cabellera larga y rubia cubría toda su espalda haciendo resaltar su cuerpo perfecto, la chica más hermosa que había visto en toda mi corta vida, era casi perfecta, solo una cosa arruinaba su perfección, el color negro que cubría todo su cuerpo.

-Me quede viéndola por unos minutos, ella miraba hacia un lado sin prestarme atención, luego de un rato debió sentir mi mirada porque volteo y me miro directamente a los ojos, se vio incómoda por un momento hasta que se levantó y se fue.

-Ese color me había dejado en shock por un momento, me hizo recordar a mi padre durante la última conversación que tuvimos, decidí seguirla y ver que iba a hacer.

-La seguí por media hora aproximadamente, camine por sitios que nunca había visto, siguiendo una sombra negra entre sombras grises, no les preste atención, mi mirada no se despegaba de esa chica pintada de negro, estaba tan concentrado en ella que no me di cuenta de que habíamos salido del pueblo.

-Al salir del pueblo ella camino al costado de la carretera de acceso hasta que se desvió por un camino invisible para el que no prestara atención, este daba con un antiguo acceso al pueblo el cual estaba clausurado, por el mal estado de la carretera y por qué daba con un puente a 100 metros de la antigua entrada al pueblo, un puente famoso por presenciar una inmensa cantidad de accidentes y suicidios, hacia ese puente se dirigió ella.

-Apure el paso, la fama de aquel puente y el color de esa chica me hicieron pensar lo peor, mientras la seguía casi me caigo e hice ruido, ella volteo, pero no vio nada ya que pude esconderme detrás de un árbol, ella siguió su camino y yo continúe siguiéndola a ella que se detuvo cuando llego al puente, yo me situé detrás de un árbol unos metros detrás de ella, ella se apoyó en la columna situada en el extremo del puente la cual evitaba penosamente la posible caída del algún transeúnte, estuvo ahí por un momento mirando el paisaje hasta que comenzó a llorar, mientras ella lloraba me acerque poco a poco, sin hacer ruido hasta quedar a 2 metros de ella, repentinamente dejo de llorar y en 1 segundo se subió a la columna y miro hacia abajo, hacia el vacío al cual muchos se habían dirigido y ninguno había vuelto.

–Por un momento no supe que hacer. Estaba presenciando los últimos momentos de una persona, recordé a papa, imaginé que él había estado en la misma situación, sintiéndose de la misma manera, solos, ahogándose en un mar de depresión, sin nadie que los sacara de esas aguas oscuras, mientras pensaba esto la chica extendió sus brazos como un ave al momento de emprender el vuelo y empezó a inclinarse hacia adelante, hacia ese vacío sin fin.

-Reaccione, en menos de un segundo cerré la distancia que nos separaba la abrace fuertemente por detrás y mientras usaba todo mi peso para jalarla hacia atrás grite- ¡No lo hagas!…

-Caí sobre mi espalda y ella cayó sobre mí, por un momento se quedó en shock y no supo que había pasado, luego se levantó y me miro por unos instantes sin saber que hacer o decir hasta que por fin hablo – ¿Quién eres? – pregunto mirándome todavía en shock.

Alguien que no quiere que cometas una estupidez – Le respondí en tono severo.

-Ella quedó un poco desconcertada con mi respuesta– Espera -dijo–Te vi en el parque, te sentaste al frente mío -repentinamente cambio su tono desconcertado a uno furioso- ¿Qué quieres? ¡Vete! ¡Déjame sola!

No me iré, ya te dije lo que hago aquí, ¡No quiero verte morir! -le dije mientras la enfrentaba con mi mirada.

¿Por qué? –Me pregunto todavía furiosa- ¡Ni siquiera te conozco! ¡Lárgate!

Lo siento, no puedo irme, no dejare que un ángel como tu acabe con su vida de esta forma -al decir esto, recordé a mi padre y no pude evitar que unas lágrimas se escaparan por mis ojos y se deslizaran por mi rostro.

-La chica al oír esto quedo sin palabras, se arrodilló y empezó a llorar amargamente, pensé que mis palabras harían que cambiara de parecer, pero su color negro no se aclaraba, una muy mala señal, después de unos minutos sus lágrimas cesaron, me miro y dijo –Tu no lo entiendes, ya no me queda nada ni nadie, estoy sola, todos me han abandonado, me dejaron en este mundo sin esperanza, ya mi vida no tiene sentido, quiero hacer esto y olvidarme de los que me olvidaron.

-Sus palabras me hicieron recordar una vez más a mi padre, tal vez eso fue lo último que pensó antes de forzar sus colores a dispersarse, no podía permitir que ella hiciera lo mismo, tomé la decisión de salvarla sin importar las consecuencias, fui hasta ella, la mire a los ojos le sonreí y la abracé asegurándome de colocar mis manos en el centro de su espalda, cerré mis ojos, me concentré y el proceso inicio.

-Tuve una sensación de quitarme una carga de encima que se reemplazó por una aún más pesada, abrí los ojos, pude apreciar como mis colores empezaban a invadir a aquella chica, ella forcejeo un momento pero la aferre con fuerza y mientras mis colores reemplazaban el oscuro negro de esa chica ella lloro por tercera vez, sus lágrimas cayeron en mi hombro izquierdo, volví a cerrar los ojos y vi sus recuerdos, sus tristezas y su depresión, su gran depresión, entonces dejo de forcejear, la carga en mi cuerpo era más pesada como si estuviera cargando sobre mi hombros toda el agua de una mar oscuro y tóxico, estuvimos abrazados por media hora, cuando la solté volví a abrir los ojos y pude apreciar que la chica lucía una gama de colores brillantes y vivos, ahora podía apreciar toda su belleza, la chica más hermosa que había visto en toda mi vida.

-Ella me miró por un momento y dijo- ¿Crees que la vida merece vivirla?

-Tome un poco de aire, lo que acababa de hacer me dejó exhausto y el golpe de la caída sumado a mi cuerpo defectuoso no ayudaban, después de tomarme un momento respondí– Creo que la vida es muy problemática, llena de odio, mentiras, envidia, desigualdad, avaricia y maldad, una lucha constante para poder vivir como uno prefiera, repleta de desgracia y antipáticos, algo que no parece que merezca vivirse –Me detuve un momento, me estaba costando respirar- Pero… Si ves más allá del gris y lo oscuro encontraras luz, luces y colores que adornan todo lo vivo, la vida te regalara pequeños detalles y grandes momentos que podrán sacarte una sonrisa solo si los aceptas, si buscas encontraras personas dispuestas a amar y ser amadas, encontrarás actos de amabilidad desinteresados y mucho amor si lo sabes identificar… La vida es un cúmulo de colores claros y oscuros, depende solo de ti escoger los colores con los que adornaras tu vida, solo tú decides que lado de la vida ver… El oscuro o el luminoso, pero respondiendo a tu pregunta, si, si creo que vale la pena vivir la vida.

-Ella que escuchó todo con mucha atención se acercó a mí y me beso en la mejilla– Gracias por esto, creo que nadie me había ayudado tanto como tú lo has hecho hoy.

Fue todo un plac…- No pude continuar, un ataque de tos me interrumpió, cubrí mi boca con mi mano, unos instantes después ceso la tos, mi mano se sentía húmeda y caliente cuando la vi aprecie una cantidad alarmante de sangre, todas mis acciones le estaban pasando factura a mi cuerpo.

¿¡Estas bien!? –Pregunto la chica bastante alarmada al ver la sangre en mi mano.

Creo que no -Conteste forzosamente– Estoy enfermo y el golpe que me di en la espalda cuando caímos me afecto un poco.

¡Lo siento mucho! ¡Fue mi culpa! –dijo con cara de arrepentimiento– Déjame ir por ayuda.

-No la detuve– Antes de que vayas ¿Me podrías decir tu nombre?

Me llamo Karen –Se levantó y dijo- No te muevas ¡Enseguida vuelvo!

-Sonreí mientras veía como esa chica tan bella corría hacia el pueblo, otro ataque de tos me hizo escupir sangre, todo mi cuerpo me dolía, miré mi mano llena de sangre, su color era negro, todo mi cuerpo se había vuelto negro, había funcionado, intercambié mis colores con Karen, sabía que podía hacerlo pero nunca había tenido un motivo para hacerlo, me levante como pude, el color negro estaba haciendo mella en mi alma, con dificultad me subí en la columna de la que momentos antes Karen se iba a lanzar, su cara paso un instante por mi mente, sonreí, era hermosísima, a partir de hoy ella viviría la vida como debía ser, con alegría y entusiasmo por todo, abrí los brazos como había hecho Karen, la oscuridad había cubierto mi alma casi por completo, mire al vacío bajo mis pies, allí de pie en la columna me di la vuelta para ver el paisaje detrás de mí y sorprendentemente todos los colores existentes se habían reunido para despedirme, les sonreí por última vez y les pedí que de ahora en adelante adornaran la vida de Karen, cerré los ojos y por fin me deje caer.

-Nadie puede estafar a la muerte, pude salvar a Karen cambiando de lugar, la muerte siempre justa ese día se llevaría un alma, la mía, mientras la oscuridad me rodeaba agradecí la vida que tuve, llena de luz y colores.

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