Que las calles ardan,
por todos esos hombres
que duermen en un banco
sin manta que los arropen.
Que la calle explote,
por todas esas mujeres
que guardan dentro su llanto
tragándose lo que duele.
Que la calle grite,
por aquellos que cayeron
sin poder mediar palabra
en una guerra de sordos.
Que la calle sea un hogar,
para el niño
que ayer preguntó a su madre
cuándo volverían a casa.
Que la calle ponga precio a la cabeza
de todos aquellos hombres
que un día nos hicieron
perder las nuestras.
Que la calle arda y ruja,
siempre por una buena causa.
Que sientan que ésta no murió.
Que una vez más,
volvió a la carga.
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