Mis vecinos
Vaya suerte de vecinos, todos los días escandalosos. Se levantan muy temprano y de forma puntual, en la tarde, demuestran con su algarabía su presencia en la casa. Visten muy estrafalarios, con colores brillantes y vibrantes.
No es que sea entrometida, pero al escuchar su llegada me asomo por la ventana y observo cuidadosamente su rutina, el vaivén por su residencia. A pesar de ser muy alegres y pacíficos, en ocasiones he observado peleas domésticas, vaya que son de temer, por ello prefiero limitarme a observar.
Tengo miedo que un día los obliguen a mudarse, mis días no serán igual sin la sinfonía habitual de su arribo, mis vecinos, los pericos silvestres que habitan el guarumbo del área verde que aún existe.
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