Atonatiuh, el primero de los dioses. Las Tribus. (Capítulo 2)

Atonatiuh, el primero de los dioses. Las Tribus. (Capítulo 2)

Rogu Jaruoka

07/10/2019

CAPÍTULO II

EL INICIO

Al día siguiente Farid despertó tarde, había tenido pesadillas sobre Carlos persiguiéndolo mientras tornados de fuego evitaran que escapara por tanto había tardado en conciliar el sueño. Diego ya se había levantado e ido a la escuela desde hace horas así que Farid se metió a bañar, se puso ropa informal y bajó a desayunar. Su madre ya estaba trabajando haciendo nuevos diseños y llamando a clientes y proveedores.

-¡Por fin, sobrino! ¡Buenos días! Hasta que se te ocurre levantarte. Yo sé muy bien que no soy un gran trabajador, pero levantarme a las once de la mañana, ¡jamás!- dijo alegremente Isaac intentando bromear con su sobrino pues era un adicto al trabajo.

-Lo sé, tío. Pasé una mala noche y olvidé programar mi alarma-respondió Farid mientras comía fruta- Realmente pretendía ayudarte en este tiempo de descanso obligatorio.

-Bueno, desayuna- continuó Isaac-, ponte ropa formal y me acompañarás a la oficina- Farid asintió y desayunó rápido, subió y se puso un pantalón negro de vestir con líneas verticales de color blanco muy delgadas y una camisa negra. Al bajar su tío ya lo esperaba en el coche.

-¿Por qué mamá trabaja en casa si tenemos una oficina para el negocio?

-Porque tu madre es una controladora compulsiva y nos volvería locos a todos así que la mantenemos alejada. Pero si ella pregunta es porque queremos darle espacio a su creatividad- ambos hombres sonrieron sabiendo cuánta verdad había en ello.

Mientras se dirigían a la oficina Farid miró por la ventana veía a las personas que transitaban por la ciudad y los cientos de establecimientos ya abiertos. Al girar en una esquina Farid observó a un hombre alto y moreno que tenía una vestimenta prehispánica- Debe ser parte de un espectáculo en la calle- pensó. Aquel hombre lo miró fijamente y Farid desvió su vista, cuando volvió a mirar notó que el hombre había desaparecido.

Cuando llegaron al establecimiento Isaac condujo a su sobrino hasta la entrada. Era una tienda muy grande en donde se veían muestras de telas por textura y color, salas, comedores, tapicería, alfombras, cualquier cosa que el cliente buscara lo encontraba ahí o incluso podían hacer diseños exclusivos. Al momento de entrar Farid fue transportado a otro lugar, había una pirámide y dentro de ella un espejo gigante, su marco estaba hecho con serpientes que se devoraban entre sí. Farid se acercó hasta que su reflejo le miró imitando sus movimientos, pero él se dio cuenta que el que le miraba no era él mismo sino su hermano Diego. Farid tocó la superficie del espejo, el reflejo de su hermano hizo lo mismo, apoyó su frente contra la de su hermano.

Dame más tiempo– suplicó el reflejo a nadie en particular-. No estoy listo para perderte.

-¿Te encuentras bien? – Isaac colocó su mano gruesa sobre el hombro de su sobrino haciendo que él regresara de su visión- Te ves algo pálido.

-Estoy bien- respondió Farid, mientras veía a su alrededor pero ya no había nada-. Un leve mareo.

-Bien, será mejor que esperes aquí abajo. Para que descanses.

-Estoy bien, quiero ir contigo, tío- Isaac asintió y subieron por las escaleras. Se dirigieron a la última oficina, era amplia con un gusto minimalista que agradó a Farid de inmediato. Su tío le enseñó cómo organizar algunos archivos y transcribir datos a la computadora. Entraron en un silencioso pero agradable sistema de trabajo, algo que favoreció a Farid ya que no dejaba de pensar en la visión que había tenido abajo. Parecía tan real, estaba seguro que pudo sentir el frío del vidrio contra su palma y su frente. Abrió una ventana a internet desde su laptop buscando causas para tener alucinaciones y otra para encontrar los símbolos que vio el día anterior. Estaba tan concentrado entre el trabajo y su lectura que no sintió la cercanía de su tío.

-Tu madre te dijo que olvidaras el asunto de ayer- Isaac habló firme pero comprensivamente-. No deberías desobedecerla.

-El hecho que te lo mencionara significa que ella no lo ha olvidado- Farid cerró su laptop más fuerte de lo que había querido pero necesitaba enfatizar su descontento-. ¿Por qué no quiere que hablemos del asunto entre nosotros? ¿Tú podrías olvidar algo así, tío?

-En realidad ni siquiera esperaría verlo, no es algo que quisiera- se encogió de hombros restándole importancia-. Yo solo digo que mejor te concentres en la realidad de lo que estás viviendo ahora y no en las visiones de lo que pasó o no- Farid frunció el ceño, su tío le hablaba como si supiera lo que vio al llegar-. Hay misterios que existen para quedarse ocultos, hijo.

-Tú y mamá saben algo, lo sé- lo miró fijamente-. Diego y yo lo averiguaremos juntos.

-Si no logran matarse en el intento- se burló su tío-. Ultima vez, Farid, olvida el asunto. Es una orden.

Isaac se levantó y nuevamente se concentró en cuentas y números. Farid salió de la oficina para dirigirse al baño, cerró la puerta tras de sí y se sentó en el piso abrazando sus rodillas y miró el techo viendo los miles de puntos que se encontraban ahí, comenzó a unirlos para formar figuras en su mente, como cuando era niño. Un león, una sandía, un niño con su globo y… los emblemas, ¿Por qué? ¿Por qué pensaba en ellos? Se levantó arrebatadamente, cubrió su rostro con sus manos, descubrió su cara, giró su cuerpo precipitadamente buscando un algo, cualquier cosa que lo distrajera, pasó sus manos sobre su cabellera en forma desesperada, algo se estaba perdiendo, pero ¿qué?

Regresó a la oficina, Isaac no se encontraba ahí. Se sentó frente al escritorio pero lo único que deseaba era arrojar la computadora, tenía que controlarse así que intentó centrarse en el trabajo que su tío le encomendó pero lo único que conseguía era sacar sus sentimientos a flor de piel. Ellos estaban ocultando algo. Se giró hacia el librero y agarró el primer libro que encontró para leerlo y distraerse pero no importaba cuántas veces leyera el mismo párrafo, nada parecía quedarse en su mente. Se sentó en su silla, sabía que estaba demasiado alterado y que no era normal en él, estaba cambiando, parecía ser otra persona que lo único que pensaba era destruir, destrozar, desbaratar con tal de obtener respuestas, pero se contenía, era demasiado con haber perdido el control ayer. Cerró los ojos y lo primero en su mente fueron los emblemas, ¡esos malditos emblemas! ¿Qué es lo que provocaban? ¿Por qué no lo dejaban en paz? Abrió los ojos, se levantó, vio el libro, lo arrojó y al caer golpeó una lámpara, esta cayó y jaló un cable que provocó un corto, cerca de éste había una cortina de una tela muy suave que se encendió con demasiada rapidez.

-¡No!-gritó Farid extendió el brazo y abrió la mano, el fuego se apagó de inmediato. Se quedó atónito, observó su mano y después la cortina ya quemada, se dejó caer en su silla, no lo podía creer, no era posible, debió ser que el viento lo apagó, el movimiento que él hizo no era otra cosa que simple coincidencia con que se apagara el fuego. Rápidamente quitó las cortinas y puso otras nuevas, no podía explicarle a su tío lo ocurrido, no podía ni creerlo él mismo. Su celular sonó y la imagen de su hermano en la pantalla le recordó la visión que tuvo horas antes.

-¿Sí?-contestó.

-Dime que también tienes visiones, hermano.

-¿La pirámide y el espejo?

-Pirámide y piedra brillante. ¿Qué nos está pasando?- la voz de Diego se escuchaba cansada.

-Busqué por internet explicaciones y podríamos tener un tumor cerebral que nos haga tener alucinaciones- Farid miró por la ventana-. Eso podría explicar tu estupidez- escuchó la risa apagada de su hermano- ¿No deberías estar en clase?

-Me suspendieron. Le di un golpe a Santos justo en la cara- respondió como si nada- y antes de que te alteres fue accidental aunque pareciera lo contrario. Incluso ella lo mencionó, pero el profesor Antonio la tenía contra mí y me suspendieron tres semanas sin posibilidad de ir al viaje de este fin de semana- suspiró desganado-. Mamá está furiosa por la suspensión pero no parece afectarle lo del viaje. En fin, estaré en casa pronto, investigaré las alucinaciones mientras tú investigas esos emblemas. Tengo que irme- colgó sin escuchar la despedida de su hermano-. No deberías escuchar llamadas ajenas, Santos. Te tenía por alguien más- tardó en encontrar la palabra adecuada- discreta.

-No fue mi intención- Dara se apoyó contra la pared mirando a Diego directamente-, es solo que no pude evitar escuchar lo bien que se llevan cuando nadie más está presente.

Diego alzó la ceja, inquisitivo, era obvio que ella había escuchado toda la conversación. Debió escuchar sobre las alucinaciones pero no parecía querer mencionarlas, tal vez sí era tan discreta como creía. La apreció de arriba abajo frunciendo el ceño al notar que ella no se inmutaba a su escrutinio, es más, ella misma parecía analizarlo. Si tenía que admitirlo la chica era realmente admirable, trabajaba y estudiaba, tenía un excelente promedio, era talentosa en el violín y en teatro y, por si fuera poco, no era fea, no precisamente de su gusto, pero sin duda llamaba la atención.

-¿Por qué lo haces? Meterte conmigo. Jamás te he hecho nada, a ninguno de ustedes- ella preguntó sin titubeos al sentirse estudiada.

-No lo sé. Hay algo en ti que simplemente no me agrada-la miró de arriba abajo sintiendo ese malestar como cada vez que estaba cerca- Además, ¿quién te crees para estar cerca de mi hermano?

-¿Ahora sí es tú hermano? Que yo recuerde pasas más tiempo burlándote de él, molestándolo y haciéndole la vida imposible que apoyándolo-Dara no estaba dispuesta a dejar intimidarse por el hermano de su mejor amigo-. Mis hermanos jamás se comportarían así conmigo.

-No voy a tolerar que una persona que apenas y tiene para comer me venga a decir a mí como tratar a mi hermano- escupió Diego cada palabra con desdén.

-Tal vez yo no tenga el dinero que tú posees y tampoco me interesa, mi valor está ligado a mi integridad como persona, no a mi chequera.

-Eso lo dices porque tu crédito es inexistente, Santos. Tienes que levantarte el ánimo de alguna forma, es algo que se dicen los pobres para justificar su triste vida- Diego se burló cuando el rostro de Dara se volvió rojo de la ira.

-Vaya, no puedo creer que tengas algún parentesco con Farid. Él es alguien tan diferente a ti, es humano y comprensible, sin mencionar que cada día intenta superarse. Tú eres tan mediocre y patético que ni siquiera te das cuenta que los demás están a tu lado por el dinero que tanto presumes- respondió ella con los puños apretados.

-Claro que lo sé, me sorprendería si no fuera de otra forma- Diego le dio una media sonrisa-. ¿Crees que alguno de ellos es realmente mi amigo? Por favor, Santos, eres más lista que esto.

-Entonces solo se trata de tu ego- afirmó ella-. Quieres ser adorado.

-¿Qué hay de malo en eso?- Diego tomó sus cosas listo para marcharse- En cuanto al golpe que te di…

-Sé que no fue a propósito- ella minimizó el daño-. Como también sé que jamás te disculparías. Solo salúdame a tu hermano, ¿quieres?

-¿Irás a la salida a Chichén Itzá?- preguntó antes de marcharse.

-No- ella rodó los ojos-. No puedo pagarlo- ella miró su sonrisa-. Cállate.

Diego alzó sus hombros en fingida inocencia, él estaba sin duda disfrutando el último comentario de Dara. Humillarla era uno de sus deportes favoritos y cuando lograba hacerlo sin esforzarse le era aún más satisfactorio. Dara suspiró, seguramente el muchacho se burlaría de ella luego y le haría saber a Farid el por qué ella no podía ir al viaje con tal de crear una brecha en su amistad. Nunca lo admitiría frente a nadie, pero siempre tenía miedo de que algún día Diego convenciera a su hermano de que ella no valía la pena. Negó con la cabeza más para espantar esos pensamientos que otra cosa y se fue a la siguiente clase.

Los profesores Claudia y Antonio observaron esta interacción a una distancia prudente para asegurarse que nadie notara que ellos estaban escuchando. Ella sonrió con tristeza al escuchar el intercambio de insultos y él bufó molesto intentando apaciguar su mal genio. Se miraron entre sí por un momento y luego Antonio le dio la espalda a Claudia para irse, probablemente a la siguiente clase que tenía que dar.

-¿Hiciste que Diego no fuera a la salida?

-Sí.

-Y ya no tienes que preocuparte por Farid.

-Así es- respondió él-. En cuanto a los otros, como sabrás, ya no son problema.

-Les he tomado cariño, los conozco desde hace mucho tiempo y haré todo lo posible para evitar que vayan a ese lugar- ella suspiró con tristeza-. Pero míralos, a veces parece que no importa lo que hagamos ellos jamás tendrán paz. Dime Antonio, ¿ha valido la pena tu sacrificio?

Antonio se inclinó lo suficiente para besar la frente de Claudia de forma tierna y protectora. Tomó sus manos y ambas las besó con ternura. Si alguien hubiera visto la escena no lo hubiera creído, el profesor más frío y cruel de la escuela siendo cálido y gentil con otro ser vivo. Antonio no respondió, dio media vuelta y se fue sin ningún otro comentario. Claudia se abrazó a sí misma mirando una última vez el lugar donde habían estado Dara y Diego.

Diego no tardó mucho en llegar a casa. Su madre no se encontraba y Farid e Isaac aún estaban en la oficina. Tenía la casa solo para él. Encendió la computadora y comenzó a investigar causas sobre las alucinaciones. La razón por la cual había golpeado a Dara fue porque ella lo había sacado de transe. Diego podía jurar que, estando en el gimnasio, de pronto fue transportado a aquella pirámide con la cual soñaba casi todas las noches, pudo oler el moho y sentir en su piel el brillo y poder de la piedra que reposaba en el interior de la estructura. Estuvo a punto de tenerla entre sus manos, casi pudo tocarla cuando de pronto la mano de Dara se posó en su antebrazo trayéndolo de vuelta tomándolo desprevenido, tanto que su única reacción al contacto de la chica fue soltarse violentamente logrando pegarle en el rostro al mismo tiempo. Diego se frotó el rostro con las manos, tal vez su hermano tenía razón y ambos tenían un tumor cerebral que los hacía tener estas visiones.

Siguió investigando otras causas, cada una más ridícula que la anterior, pero no desistió de su tarea, debía encontrar alguna lógica en todo esto. Tomó la botella llena de agua que estaba en la mesa y bebió un gran trago, había estado horas ya en ese lugar y el cansancio estaba comenzando a afectarle. Cuando quiso dejar la botella nuevamente ésta se le resbaló de las manos y cayó al suelo derramando el líquido. Se levantó de inmediato dispuesto a limpiar cuando notó que el agua comenzó a formar palabras.

Tienes el poder.

Miró el piso, se puso de rodillas y tocó con sus manos el agua derramada. No había duda de que había un mensaje claro. Él intentó esparcir el agua con su mano pero el mensaje volvía a escribirse una y otra vez.

-No lo creo- dijo.

¿Por qué?

-Es imposible- se limitó a decir al darse cuenta que el agua interactuaba cuando él hablaba. Estaban teniendo una conversación.

Yo soy solo un instrumento. Tú me utilizas, yo no poseo vida si no es por ti.

-¿Puedo hacer contigo lo que quiera?

Tu voluntad es el límite

Diego despertó de pronto. Se había quedado dormido sobre el sofá, la computadora encendida en una página de enfermedades mentales. La botella de agua abierta tirada en el suelo y el agua encharcada a su alrededor. Los faros de un auto entrando al patio anunciaron la llegada de su hermano y su tío. Ordenó todo y juntos cenaron comida china aprovechando que Eva no estaba. Ninguno habló mucho, pero Isaac se retiró pronto agotado por el día dejando a los gemelos en la sala con la excusa de que verían un poco de televisión.

Cuando fue seguro que su tío no aparecería de nuevo, Farid le entregó un par de hojas impresas a su hermano. Era su investigación sobre los emblemas. Los papeles hablaban de una investigación hecha por Jonathan Torres, un arqueólogo aficionado, tenía una teoría interesante sobre unos emblemas localizados en unas cuevas no muy lejos de las principales ciudades mayas. Cada ciudad tenía su conjunto de emblemas, siempre los mismos y siempre el mismo códice:

El camino es siniestro,

pero el portal brillará,

cuando lo traspases algo nuevo hallarás.

Días y noches en la imaginación

del hombre crearán la nueva

especie que nunca morirá.

Pero cuidado, será mejor

que no vengan, porque

cuando las serpientes ya no

se encuentren ciegas,

despertarán.

El camino es siniestro

y el portal te guiará

en donde el universo

no puede llegar.

La isla de la historia,

siempre historia será.

más los que la moran

la venganza traerán.

Según este investigador los mayas creían en un mundo diferente al nuestro que pudo haberse creado por los seis elementos que eran parte de esta cultura prehispánica, durante ya algún tiempo se habían encontrado varios símbolos que no habían llamado la atención de la comunidad arqueológica. Estos símbolos representaban, el agua, la tierra, el fuego, el viento, la luz y la oscuridad. Diego de inmediato notó los dos emblemas que su hermano había visto y posteriormente dibujado, según esta investigación se trataban de los emblemas del fuego y el agua. Miró la botella ahora cerrada y recordó la conversación con el agua que tuvo en su sueño. Siguió leyendo las transcripciones del Códice de los elementos, como lo nombró Torres

En un momento,

cuando la muerte y

la vida estén juntas

el candado desaparecerá.

Cuatro seres ciegos

cuidan la entrada,

solo las personas que

les otorguen la vista

podrán cruzar.

-Debemos ir a Chichén Itzá- dijo Diego al terminar de leer-, es la ciudad maya más cercana que tenemos. Debemos encontrar los emblemas, averiguar más sobre ellos.

-Creí que dirías eso- Farid sacó su cartera y le mostro una tarjeta-. Es la tarjeta de crédito de mi tío. Rentaremos una camioneta el fin de semana y nos iremos a primera hora.

-¿Por qué no irnos de una vez?

-Nuestro tío y madre nos querrán trabajando en la oficina. Básicamente nos vigilarán lo que queda de la semana, pero el sábado y domingo serán nuestros días libres- Diego asintió a la lógica de su hermano, le dio el crédito de pensar en un plan y de incluso robar la tarjeta de su tío, por más que Farid se empeñara a decir que la había tomado prestada. Con un plan en mente se fueron a dormir esperando que los días que quedaran de la semana se fueran rápidamente.

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