Prólogo

Dandelion

Era primavera, allí entre tantas florecitas amarillas que empezaban a despertar, se encontraba una especial; no tenía la corona más frondosa, o el tallo más bonito, tampoco era la más alta, pero siempre resaltaba por la fuerza con la que abría sus pétalos al sol, era la primera vez que florecía y tenía muchas ganas de conocer el mundo. Las demás flores contaban con más experiencia, parecía que habían pasado ya el tenebroso invierno el año anterior, sin embargo, la pequeña flor se mantenía optimista.

Los niños corrían sin cesar por el parque, siempre se acercaban a la jardinera de los dientes de león, pues tenían algo atractivo, cuando llegaba su momento se tornaban aún más hermosas de lo que ya eran: su cabellera se volvía más fina, cada uno de sus pétalos se transformaba en cerdas que parecían un paracaídas en escala miniatura, y era inevitable que los pequeños quisieran soplarla.

Las flores eran observadas, les hacían cumplidos, y unas cuantas se iban en las manos de las personas; la pequeña flor se preguntaba por qué hacían eso, ella también quería sentir cómo era estar fuera de ese jardín, cómo era ser elegida por alguien.

Los días transcurrían y las flores iban y venían; una tarde de abril un niño se acercó a esa florecilla especial, supo apreciar su belleza, sin dudarlo comenzó a mostrar cierto interés en ella. El pequeño diente de león esperaba con ansías la hora en la que aquel ser volviera, se sentía bien cuando la miraba, cuando le prestaba atención, pero ella quería algo más que eso, quería salir de ahí a viajar con él, corriendo sin parar, subiendo y bajando, o tambaleándose en el columpio.

Sus deseos se cumplieron pues el joven humano, regresó a su encuentro, le contaba cómo era el cielo, que la comida de su mamá era la mejor, que tenía un cachorro que seguro le encantaría. Pasaba tiempo con su diente de león, y ambos lo disfrutaban. Fue un verano espléndido, pasaron buenos momentos juntos.

La florecita por su parte, comenzó a crecer como nunca, se le veía radiante, sonriente al sol todo el tiempo, fue madurando y cómo tenía que suceder sus pétalos cambiaron para siempre, se tornaron más delgados, claros y por supuesto, esto le dio una belleza incomparable.

El niño cuidaba de la flor, o al menos eso intentaba. El otoño llegó y la flor ahora toda blanca, comenzaba a sentir frío, todo saldría bien, eso pensaba. Cuando el tan mencionado invierno apareció, creyó no poder librarla, pero cuando veía a su humano se le olvidaba todo; aquel niño la tomó entre sus dedos, la miró con una especie de ternura, le dijo que la quería, pero a pesar de eso… La sopló.

Ella no podía creerlo, su sueño de salir de la jardinera se había cumplido, sintió emoción cuando estaba arriba, en las manos del niño, sintió que todo lo podía, pero cuando él decidió soltar la ventisca vio sus días pasar, vio el tiempo que compartieron irse lentamente, creyó que nunca volvería a ser la misma. ¿Murió acaso?

El pequeño niño se fue sin más, le gustó pasar tiempo con la flor, verla crecer, y sin lugar a dudas disfrutó esos tiempos, sin embargo, no fue paciente, la quería de una manera peculiar, la quería a su modo, quizá no la cuidó demasiado…Decidió dejarla ir, soplar fuerte y seguir caminando.

Lo que nadie sabía era que los dientes de león guardan sus semillas en las puntas de su corona blanca, se dispersan con el viento, o con un empujoncito por parte de los humanos. Se van volando a diferentes lugares, a otros terrenos, y se mantienen ahí latentes, inmóviles durante mucho tiempo, cuando llega el momento y vuelve la primavera, van levantando sus bracitos, se despiertan con un gran bostezo y florecen. Florecen, mejor que nunca, sobreviviendo inviernos, desafiando el clima, sonriendo de nuevo al sol.

Nuestro valiente diente de león sufrió este cambio en su vida, pensó que nunca más volvería a ser la misma flor, y en efecto, eso pasó, cambió de rumbo, tomó fuerza de la tierra, creó nuevas raíces y se levantó, se convirtió en la flor más bonita del jardín.

Eso sucedió contigo mi pequeña; todo acontecimiento en la vida nos transforma (para bien o para mal), sé que a veces sentimos que no podemos más, que lo que nos pasó no nos deja seguir, pero te aseguro amiga mía, que esto pasará, tomarás fuerzas, aprenderás del invierno y lo que trajo consigo y serás una nueva tú, una Caro más radiante que la que vimos en aquella primavera.

¡Te quiero montones buddy!

Y tú, querido lector, que estás a punto de conocer esta historia, créeme que sentirás cada palabra que aquí se plasma, conocerás más sobre la historia de nuestro diente de león, pero sobretodo verás que el amor tiene muchos rostros, que siempre nos hace crecer, aprender, valorar lo que somos y en quiénes nos convertimos después de haber amado tanto.

Betsy Ortega

El inicio

Puede ser que seas un lector como yo, que se salta la introducción o sólo lee un par de líneas, si es así, te invito a que leas ésta, pues en ella se encuentran varios detalles que te ayudarán a comprender mejor mi historia.

A cualquier persona que esté leyendo esto:

Quiero que sepas que todos estos escritos están basados en vivencias propias, es decir, en un hecho que de verdad sucedió, así que puedes tener la certeza de que cada una de estas líneas son genuinas y en ellas se encuentran resguardados mis sentimientos y la parte de la historia que viví. Entonces, una vez aclarado esto, procederé a contar lo que fue, la causa de la creación de estos pequeños textos y la prueba fehaciente de lo que experimenté y sentí.

Primero, la definición de una palabra con la que constantemente te encontrarás:

Tauro.

  • m. Persona extraordinaria que conocí.
  • m. Nombre. Por supuesto que tiene uno, pero evitaré mencionarlo para respetar su espacio e integridad, además, aún duele escribirlo.

Mi querido Tauro, nos conocimos de una manera típica en esta época (o por lo menos para mí ya lo es) una aplicación de citas. Acordamos salir y conocernos ¿recuerdas? La verdad es que yo no tenía expectativas en la cita dado que venía de una decepción amorosa.

Desde el primer momento en que te vi, cuando comenzamos a platicar, me dio la sensación de ya conocerte, de haberte visto antes y sentí una conexión al instante. Comenzamos a hablar más seguido, salimos aún más, hasta que después de tres meses, comenzamos una relación.

Fueron cinco meses de nuestra relación, durante los cuales, pude experimentar muchas cosas. Tauro, tú fuiste mis muchas primeras veces: mi primer beso (aunque nunca lo supiste), mi primer faje, mi primera relación sexual, la primera persona con la cual salí de viaje, con la cual dormí, la persona con la que anduve en una motocicleta, el primer hombre que les presentaba a mis papás y a mi familia, entre otras muchas cosas.

Me enseñaste a amar a alguien, a quererlo y valorarlo. Aunque relativamente no duramos mucho tiempo juntos, marcaste un parteaguas en mi vida; Carolina después de tauro, es una persona totalmente diferente.

Nuestra historia se terminó el 01 de enero del 2019, a raíz de eso, me inundó una tristeza enorme, ya que te extrañaba (aún te extraño) pero esto, dio nacimiento a estas letras, pues era una manera de sacar todo lo que sentía, lo que quería decirte, pero no me atrevía. Estos textos están fechados, pues para mí era como llevar un diario; todos y cada uno de ellos están escritos teniendo mi corazón en la mano y el llanto desbordándose de mí.

Tauro, si es que un día lees esto, sólo quiero que sepas que te amo con todo mi corazón, y que me arrepiento de nunca habértelo dicho de frente. Te doy las gracias por dejarme conocer a Caro en una nueva faceta, así como de verla reconstruirse desde cero.

Esto es para ti, gracias por todo.

02 de enero

¡Hola! ¿Cómo estás? Sinceramente no sé qué me responderías, yo sigo mal y es que ha pasado tan sólo un día, aún necesito de ti. Ayer que te vi me tranquilizaste, ese es el poder que tienes sobre mí, me la pasé muy bien contigo, no sabes cuántas ganas tenía de estar así.

Te cuento que hoy fue el primer día de escuela, el regreso de las vacaciones de invierno.Anoche no pude dormir pensando en ti y eso hizo que me quedara dormida; últimamente siento que no doy una. Cuando llegué a la escuela me dijeron que no iba a tener clases con algunos maestros, por lo que a las 10 a.m. ya no tenía nada qué hacer. Mis amigas estaban planeando un viaje a Mazamitla, sacando presupuestos y mencionando las personas que posiblemente irían, como era de esperarse de pronto te mencionaron a ti, al instante sentí un golpe en el estómago. Te mencionaron varias veces y no pude más, les conté que tú y yo ya no éramos tú y yo.

La noticia les pegó, no sabían por qué, y más porque para ellas tú y yo estábamos perfectos, no las culpo, yo lo pensaba igual. No entré en detalles, pero les conté que terminamos y que me sentía muy mal. Me abrazaron y me llevaron al cine para que me distrajera. Tauro, ¡Ni en el cine me dejas en paz!, miro todo y en cada rincón estás tú. Todo me recuerda a ti. Sonará patético, pero estando en la calle volteo a todos lados esperando encontrarte.

Sashi me preguntó por ti y sucedió lo mismo, tuve que decirle que ya no teníamos nada. No puedo librarme de ti y conforme el día transcurre mi necesidad de ti se vuelve enorme. Sé que quedamos en que intentaría calmarme para que no me bloquees y para no hacerte sentir mal, pero quiero hablarte, saber qué haces, con quién estás, cómo te fue hoy, si me extrañas tanto como yo a ti.

Ya no quiero estar así pero no sé qué hacer.

28 de enero

Ya casi es un mes desde que te fuiste. Quiero pensar que tú estás muy bien, que has seguido con tu vida y que quizá ahora estás mejor. De verdad, quisiera decirte que yo estoy igual, que he podido seguir adelante como si nada, que ya no te extraño y que ahora sólo eres un recuerdo, quisiera que fuera así, pero no.

Conocí a alguien, me ha ayudado estas últimas semanas, al parecer, vale la pena seguir conociéndolo, pero, aun así, sin que yo lo quiera, te haces presente. Dime por favor, ¿cómo le hago para seguir adelante? Tal vez si compartes eso conmigo me puedas ayudar. Luego pienso en la razón, y claro que sé cómo es que tú has podido avanzar; lo haces cuando finges, cuando no lo intentas, cuando no te nace, cuando no quieres, así es más fácil olvidarlo todo.Cosa contraria a mí, yo no fingí, lo intenté, me nació del alma, yo quise, por eso es más difícil, o se ve casi imposible el avanzar. Ahí está la diferencia, yo te di todo y tú, tristemente lo veo ahora, no me diste nada.

No quiero tirarme al drama, sinceramente, hay días en los que no pienso en ti y me encantan, y hay otros en los que estás en mi cabeza, tanto que haces que me duela. Hay otros días en los que te odio, bueno, odiar es una palabra fuerte, digamos que simplemente no eres mi persona favorita. Existen esos días en los que veo fríamente lo que me hiciste y hacen que te aborrezca y deseara no haberte conocido nunca. Creo que lo ansío mucho, deseo no haberte conocido, haberme alejado a tiempo, pero era tanta la sed de ti, y estaba tan enamorada, que me quedé, y vaya que pagué caro por eso.

Pero bien dicen, ¿no? El hubiera no existe y para bien o para mal, sucedieron así las cosas. ¿Te digo algo? Espero que de vez en cuando yo aparezca por tu mente, quisiera pensar que es así, y si no, pues ni modo. He aprendido varias cosas a raíz de todo esto, bien me lo dijiste, pero no te sientas bien por tener razón, creo que no merecía nada de lo que me hiciste.

¿Te pido un favor? Ya no experimentes, ya no ilusiones a nadie, si no estás seguro, aléjate, porque sabes… Cuando estás arriba, en tu nube, y te tira la persona que quieres, el impacto, la caída… te mata. Espero realmente que nunca te sientas así, o quizá ya pasaste por esto, no lo sé, pero neta, ya no lo repitas.

Bueno, ahora estoy en el proceso de recoger y pegar los pedazos de mí, espero que algún día, aunque no igual, quede lista y reparada. Te deseo lo mejor, a pesar de todo, siempre te voy a querer. Perdón por ponerme así, pero es algo que me quema el alma, por así decirlo. No espero que respondas a esto, de verdad que no, simplemente tenía que sacarlo para sentirme «mejor».

Pensé mucho, no sabes cuánto, el mandarte esto, y más por lo que ya habíamos hablado, pero decidí cambiar eso en mí, dejar de tragarme todo y dejarlo sólo para mí, hacerle saber a los demás lo que siento y pienso, porque me hace daño tenerlo ahí. En fin, como ya te dije, estoy en el proceso de seguir adelante; intento estar calmada y bien, pero pues hay días así, como este.

Todo cool, Tauro. Lo mejor del mundo mundial. Acaba tu escuela para que seas todo un señor con título, ¡Tú puedes! Y si no es mucho pedir, de vez en cuando, acuérdate de mí. Pase lo que pase, estoy para ti, para lo que quieras, no dudes en hablarme.

Te quiere, Caro.

31 de enero

Hace un par de días que volvimos a «hablar», porque realmente el hablar sólo son unos cuantos mensajes de WhatsApp. Terminé el dragón de papel que comparamos esa última vez en Chapultepec. Es raro, nadie sabía, bueno, por lo menos yo no sabía que esa sería la última vez que estaríamos ahí. Ya sabes que hacer ese tipo de cosas me relaja mucho y que al hacerlas no pienso en nada; tristemente, cuando estaba a punto de terminarlo, lo único que venía a mi mente eras tú, porque como te lo dije, a veces, al hacer cosas, así sean insignificantes, quiero compartirlas contigo. Y así lo hice, te mandé una foto con el producto terminado y eso propició nuestra pequeña plática. Me preguntaste cómo estaba, y te dije que, sobreviviendo, y es la verdad, aún no estoy lista para decir que bien, aunque sea una respuesta mecánica en cualquier conversación.Me gustó el hecho de sentir que teníamos algo de qué hablar, pero sabía que me estaba engañando a mí misma.

Hace unos días te escribí una biblia exponiendo lo que sentía, no sabía si mandártela o no, pero en un momento de debilidad, de esos que pegan a las 12 de la noche, (curioso que la noche provoque eso) te lo mandé. Sí, te lo mandé, pero 3 minutos después, me arrepentí y lo eliminé. Supongo que pudiste leer un poquito del inicio del texto dramático que escribí, porque el mensaje que mandaste parecía una respuesta al mismo. Me extrañas. Pero lamentablemente, justo en el primer mensaje está la clave de todo. Dices que ya te habías acostumbrado a mí y que me extrañas; COSTUMBRE esa es la raíz de todo, no amor.

Me siento una piltrafa de persona, alguien que sólo está por estar. Es cansado, ¿sabes? Me agota fingir que estoy bien, que no pasa nada, es cansado estar día con día ignorando el hecho de que te conocí, y aún más cansado, el ir por la vida con una careta de felicidad. Ya sé, yo lo sé, que todo esto va a pasar, pero ¡¿cuándo?! Es eterna la espera.

Justo hoy escuché algo que me movió. Creo que podríamos llamar a esto “cartas de amor o desamor”, llamémoslas así, ¿quieres? Bueno, lo que escuché es que las malas cartas de amor siempre piden amor de vuelta, y sabes, las mías lo hacen. Espero algún día escribirte una carta de amor buena, una en la que no necesite rogar por amor, en donde sólo mi amor se envíe y quede ahí, esperando en el mejor de los casos, que lo sepas utilizar. El escribirte me ayuda a quitarme la sensación de angustia y desesperación, aunque sé que nunca leerás esto, por lo menos eso creo. Bueno, me despido, no sin antes desearte que algún día puedas experimentar el querer a alguien como yo te quiero a ti.

Hasta siempre, Caro.

3 de febrero

Ahora, ni siquiera sé cómo comenzar a escribirte. Lo que sé es que estoy hecha polvo. Creo que ese era tu objetivo, así que ¡felicidades!, lo lograste. Espero que te haga feliz saber que estoy hecha trizas, que estás obteniendo el drama que tanto te gusta y buscas.

Hace unos días que me dijiste que seguirás tu vida con alguien más, eso hizo que te aborreciera y que te odiara, ¿Por qué? Porque jamás pensé que te repondrías de mí, de lo nuestro, tan rápido, y más, cuando tu discurso para terminar nuestra relación fue que necesitabas tiempo para ti. Trato de entender lo que pasa, lo que piensas, pero no puedo. No puedo entender cómo es que terminaste conmigo por amar a tu ex, pero ahora estás enamorado de esta persona, y es irónico porque aún «me traes ganas». Y eso me entristece, que sólo me veas de esa manera, sólo para tener sexo y ya.

Creo que eso fui siempre. Fui un relleno en tu vida, un experimento para ver si te sentías mejor y no funcionó. Estoy enojada, muy enojada contigo y conmigo. ¿Cómo es que fui tan pendeja y no me di cuenta? Te di todo, todo lo que tenía, y cada una de las cosas que te di fueron auténticas y creo que lo sabes, así como sabías cómo te sentías, y ni siquiera con eso pudiste detenerte y tener lástima por mí. ¿Por qué tengo que ser yo la que pague los platos rotos de esto?

Me da rabia saber que sigues como si nada, y no, no creas que te reclamo por seguir con tu vida, yo sé y tengo presente que tienes que hacerlo, pero… ¿Tenía que ser tan pronto? Me siento estúpida por seguir llorando tu partida cuando tú ya estás con alguien más. Dime cómo le haces, ¡por favor dímelo! Quisiera ser como tú, arrancarte de mi mente, de mi corazón, de todo. Quisiera poder encontrar alguien que me ayude a olvidarte. Quisiera poder ser insensible y terminar con mi dolor. Quisiera, y no sabes cuánto, no haberte conocido nunca.

Todos los que me apoyan me dicen que llore, que lo sufra, que es sano, pero ya no quiero verme así, ya no quiero sentirme vacía, usada, sin ganas. Me dicen que recuerde y que me quedé con lo bonito de la relación, pero en este punto, lo único que veo es lo malo que dejaste en mí, el cómo tomaste todo y lo tiraste a la basura. No sabes lo mucho que me cuesta abrirme y explicar cómo me siento, y contigo lo hice. ¿Recuerdas la carta que te escribí? No sabes el trabajo que me costó hacerlo y las lágrimas que derrame cuando mi mano escribía, y ¿para qué? Para nada, para darme cuenta que sólo fui el juguete de alguien más.

Sé que en una relación se da sin esperar nada a cambio, pero confías en que lo que se te da es genuino y de verdad, contigo jamás lo sentí y eso es triste. Me dices que fui importante, pero creo que son palabras de consuelo, para que no me sienta usada. Luego pides perdón por no haber sido el novio que yo esperaba, pero dime, ¿realmente lo intentaste? No lo creo.

En este momento, te aborrezco con todo mi ser, bueno, sin duda pasaste de ser mi persona favorita a ser la persona que no quiero ver. Quisiera decir que te perdono, pero no lo siento así, espero algún día hacerlo. Soy una mezcla de sentimientos, me siento triste, desilusionada, decepcionada, enojada, devastada pero aún te quiero, y te deseo. No sé qué hacer, tengo que seguir adelante, eso es definitivo, pero no sé cómo o por dónde comenzar.

Estoy tratando de recoger los pedazos de mí y ver de qué manera puedo volver a ser yo. Como ya te mencioné antes, me siento estúpida llorando en las noches por ti, por algo que fue y no será. ¿Cuántas noches más voy a tener que hacerlo? Me obligo a salir, así no tenga ganas de salir de mi cama, ¿y por qué lo hago? Porque ahora tengo que cuidar de mí y porque sé que no merezco estar así por alguien que no vale la pena. No sabes lo triste que es darte cuenta que una persona no es como tú la piensas, como tú crees, es como toparte con una pared. Lo que sé es que me diste en la madre, como nadie nunca lo había hecho. Debo confesar que yo pensaba, creía que ya había pasado por esto, que ya había experimentado el que alguien me lastimara, pero no; me di cuenta de que estaba muy equivocada. Lo chistoso es que lo esperaba de cualquier persona menos de ti. No creí jamás que llegarías a decepcionarme tanto.

Es tonto, pero yo estaba en mi nube y de repente me encontré en el piso hecha mierda, y es que eso no es lo malo, lo malo es que tú fuiste el que me tiró. Quizá todo esto ya no tenga razón de ser, tal vez sean palabras vacías que no tendrán impacto alguno en ti. Ya no puedo con esto, el sentimiento me abruma demasiado y no sé qué hacer con él. Lo que todos recetan es tiempo, pero este, pasa tan lento.

De verdad que quiero dejar de ser la pendeja que te llora como esperando que algo cambie, porque he de aceptar que, aunque estoy muy enojada contigo, aún te quiero y no sabes cuánto, y quizá eso es lo que me tiene peor porque a pesar de todo, no dejo de ser la misma ingenua que te quiere. Escribo esto como una forma de despedida, como una manera de decirme a mí misma “¡Basta!” Espero algún día poder perdonarte. No espero que respondas a esto, de verdad que no, solo tenía que sacarlo de mi sistema.

Hasta siempre, Caro.

07 de febrero de 2019

Ayer fue un buen día. Fui con las niñas a Colomos; hacía ya 8 años que no pisaba aquel lugar. Está muy bonito, hay naturaleza por todos lados y se respira mucha paz. Me hubiera encantado haber ido contigo a ese lugar.

Estar con las niñas me hace bien; ellas hacen que se me olvide lo que pasa por mi mente. Fuimos al jardín japonés, de verdad que es hermoso. Cual quinceañeras, tuvimos una sesión de fotos y salieron muy bien. Estaba en paz con todo, pero tú sigues asomándote por mis pensamientos. Mientras caminaba, decidí que te dejaría ahí, para que deambularas a tu antojo y tuvieras el espacio suficiente para ser tú.

De regreso a casa, llegué muerta físicamente y una paz me invadió. Me agradó esa sensación, hacía tiempo, desde que te conocí, que no me sentía así. Te recordaba, sí, pero ya no eras esencial, incluso bromeé con tu recuerdo junto a mi mamá, y estuvo bien. Anoche, ni una lágrima rodó por mi mejilla, me fui a dormir tranquilamente. Me dio gusto saber que, poco a poco, el sentimiento disminuye cada día un poquito más.

8 de febrero

¿Por qué será que el tiempo pasa lento? ¿Nunca te has fijado que parece pasar lento cuando no se le encuentra sentido a nada, y pasa veloz cuando la pasas bien y crees que esa sensación jamás se irá?

Sigo sintiéndome vacía, sin ganas. Hay días buenos, malos y en término medio como hoy. Es triste para mí levantarme contigo en mi cabeza e irme a dormir con las ganas de ti. No sé qué hacer. Ya he escrito muchas veces esto, pero te juro que no encuentro la respuesta. Te imagino viviendo tu vida y estando con ella; un hueco se abre en mi estómago, y esa sensación, parecida a cuando se te entumecen los dedos con el frío del hielo, recorre todo mi cuerpo. Quiero poder pensar en ti sin que me duela o sin quererte aquí conmigo.

Todos me dicen que tú perdiste, que tú eres el pendejo, que la cagaste y que te vas a arrepentir y te vas a dar cuenta de lo que hiciste, pero mi miedo más grande es que no lo hagas, y creo que ese miedo se va a volver realidad. Espero que llegue el día en el que recuerde esto y me de risa y me pregunte por qué estaba así. Espero que llegue el momento en el que te agradezca, ya que por tu partida y lo que hiciste, conocí a alguien que realmente vale la pena y que me enseñó el verdadero significado de amar. De verdad lo espero.

Sabes que no soy una persona religiosa, pero rezo, rezo para encontrar la paz que necesito y el alivio que ansío. Rezo por ti, para que estés bien, y para que nunca te sientas como yo. En fin, hoy es un día en término medio, espero que al final del día ya esté mejor.

Y si, todavía te quiero.

Caro.

14 de febrero

Es inevitable no escribirte, y menos en esta fecha tan cursi. He estado mejor, si es que te lo preguntas. Me encuentro ocupada con las tareas y deberes de la escuela y eso me ayuda, sin embargo, sigues aquí, en cada instante de mis días.

¿Por qué? ¿Por qué tienes esa manía de aparecerte cuando no eres necesario? Apareces al despertar por las mañanas, en la plática entre amigas, en la lección de inglés, en la lectura sobre el origen de la educación, al tomar el camión y sumar los dígitos del folio del boleto, al llegar a mi casa y sentarme en el sillón. Aún no puedo hacerme a la idea de que ya no estás. Para ser honesta, una parte de mi aún te espera, espera que llegues y toques la bocina de tu Princess, entonces salir y verte. No es sano, pero no puedo.

Este día me duele y temía que llegara, porque el simple hecho de pensar que lo pasas con alguien más me mata. Me duele que después de este tiempo no me hayas mandado ni un mensaje, y tal vez lo haces porque piensas que estoy enojada, pero no, no lo estoy. No sabes lo bien que me haría ver un mensaje tuyo, saber que aún ocupo un pequeño espacio en tu mente, pero, yo sé que no lo harás. Estos días la tentación me ha invadido, me ha invitado a escribirte, pero sé que no debo. Me duele el cuerpo, aún tengo ganas de ti y me estoy muriendo.

Algo en mí murió, así lo siento, ya no soy la misma. Quiero que este día termine y los siguientes pasen rápido. Los días, todos monótonos e iguales, así han sido desde que no estás. Sé que vivía antes de conocerte, así que puedo seguir, pero definitivamente me gustaba la idea de mi vida contigo.

17 de febrero

A estas alturas, aunque me duela admitirlo, aún estoy enamorada de ti, tanto como cuando éramos tú y yo. Me duele admitir que sigues presente en mi día y en las cosas que hago. Te juro por Dios, por el universo, por quién tú quieras, que ya no puedo más y que ya no quiero estar así. He hablado con Dios en mi desesperación, he tenido una charla con él; en este momento ya no sé qué hacer y, además de escribir, es el único alivio que encuentro.

Los días pasan, todos iguales, sin chiste, sólo los vivo por vivirlos. Quizá suene muy dramático, pero quisiera ponerte en mi lugar para que me entendieras. Hay días buenos y días terribles. Aún sigo inundada de ti, por donde quiera que busco, ahí estás tú, está tu rastro y no sé cómo borrarlo. Estás en mi mente, en el programa de la tarde, en las canciones que escucho, en la tarea de psicología, en la hora del desayuno con mis amigas, y sobre todo estás en estas malditas ganas de ti, me duele el cuerpo, la mente, todo, porque ansío un poquito de ti.

Soñé contigo, fue un bonito sueño, pero la tristeza me inundó cuando me di cuenta de que sólo era un sueño y ya, y así de fácil, mi domingo se fue al caño. Los domingos ya no son lo mismo. Ya no sé qué hacer, qué puedo hacer para sacarte de mí. Tiempo, quiero que el tiempo pase rápido y así darme cuenta de que eres un recuerdo y ya. Borré tu contacto de mi teléfono y lo volví a registrar, pero no he sido capaz de entrar a tu chat, me da miedo, me da coraje, me da envidia, ver sólo un pedacito de lo que vives con ella.

¿Recuerdas que me decías que nadie me iba a tratar como tú? Espero que de verdad nadie lo haga, espero ya no sentirme rota otra vez, que ya nadie me vea la cara y que ya nadie me use como tú. Me enojo conmigo porque sé que es hora de soltar y seguir, pero no sé cómo; porque sé que ya no me necesitas, pero yo a ti sí; porque tú no quieres saber de mí y yo sigo esperando un mensaje tuyo diciendo que estás afuera. Ya no quiero dar lástima, ya no quiero mendigar amor. Realmente trato de ocultar cómo me siento, me pongo esta cara de felicidad y de que no pasa nada, pero me di cuenta de que no funciona. Mis amigos, las personas que de verdad me conocen me han dicho que me notan rara, diferente, que no soy yo, y tienen razón, definitivamente ya no soy la Caro de antes. Siento como si algo dentro de mí se fue o se murió. Creo que jamás volveré a ser como era. Total, hoy es un día más, un día que pronto llega a su fin, un día más cerca al olvido que tanto busco y a la paz que necesito.

Volver…

Hay algunas cosas que aprendí mientras estuve contigo, cuando decidí volver a verte; creo que las ignoré por el hecho de disfrutar un poquito más de tu compañía. Me violenté accediendo a las condiciones disfrazadas de salvavidas para los dos, ahora sé que no debí acceder a sólo tener sexo porque eso nos llevaría a vernos ocasionalmente bajo el término de «la última vez»; que esos encuentros tocaron fibras sensibles en ese momento y era inevitable llamarnos por los apodos melosos que elegimos para los dos.

Fui consiente, y me arrepiento de ello, de minimizar y ocultar todo lo que sentía por ti bajo la máscara de ser «madura», así como conformarme con las migajas de tu tiempo y atención. Volver a vernos fue como agarrarme a la punta de una estrella, y a pesar de saber que era inestable, me sujete fuerte con la tonta esperanza de hacer un cambio. ¿Podrías culparme? Cuando amas y te destrozan, cualquier oportunidad parece un faro brillante en un lugar donde la oscuridad ha alcanzado todo.

A pesar de saber que no estaba bien, de cierta manera, tú te aprovechaste de la necesidad que tenia de ser tú y yo, una vez más, me vendé los ojos y confíe en lo que hacía, aunque sabía que después me arrepentiría. Ojalá pudiera decir que algo cambió, que regresaste y todo volvió a ser como antes, pero no, me volví a ver rota, preguntándome ¿Qué hice?

04 de marzo

Hace semanas que no te escribo; no sé si eso es bueno o es malo. Hace semanas que volví a hablar contigo, y sí, yo fui quién te buscó, porque haciendo un recuento de todo lo que ha pasado, he sido yo quién te busca, pero bueno, el punto es que te envié otra de esas biblias que acostumbro a escribir, lo que hace diferente este escrito a los demás es que en él ya no te expreso el mal que me haces, en cambio, te deseo lo mejor y espero que todo te salga bien. Mandé el mensaje y me entristecí al darme cuenta de que ya no figuraba dentro de tus contactos, me dolió porque te pedí que no lo hicieras, que me borraras e hicieras como si nada hubiera pasado. Sentí cómo el mundo se me venía encima, y lo dejé al aire esperando que algún día llegara a ti.

Ya me había resignado a no saber más de ti, pero de repente apareció ese mensaje que tanto esperaba. No sabes la paz que me trajo tu mensaje, me dio la paz que hace tiempo buscaba, esa paz que te da el quitarte un peso de encima. Comenzamos a hablar acerca de lo que pasó, nos pedimos perdón y dejamos las cosas tranquilas. Pero sabes, no sé si aún estoy engañándome, no sé si me estoy vendiendo la idea de estar bien contigo y ser amigos, no sé qué estoy haciendo. Siendo sincera, aún te quiero, aún estoy enamorada de ti, aún pienso en lo que haces o con quién puedes estar, pero ya no tiene el mismo impacto en mí.

Hace días que no han rodado lágrimas por mis mejillas, tan sólo espero que no sea un engaño de mi alma. Volvimos a estar juntos, así como nos gusta, así como nos gusta sentirnos, pero no sé, no sé si pueda verte así nada más para un rato. Tus besos me dicen otra cosa, tus besos me dan esperanza, pero no sé si es un espejismo o son las mismas mentiras que ya antes he saboreado, pero vaya que saben y se sienten como verdad. Ya no quiero quererte, no como te quiero. Creo que es parte de quererte el entender que no me quieres cerca, y que por ese amor que te tengo, debo alejarme de ti. En este punto, quererte es como esperar que caiga nieve en julio, es como tratar de respirar debajo del agua, quererte, en este punto, es pedirme que me lance al vacío por gusto, y aunque es así, si vienes y me pides que lo haga, lo haría, porque lo siento, lo creo, lo vivo, es tan real que no puede ser borrado ni siquiera por ti.

Ya no quiero quererte, pero si no lo hago, no sería yo.

13 de marzo

Hay días en los que no puedo, en los que me es muy difícil ignorar lo que siento por ti. Ignoro porque así la culpa tarda en llegar, ignoro porque es la única manera en la que puedo tenerte, ignoro porque ahora, tristemente, es mi presente.

18 de marzo

Primero, gracias por el día de hoy, me la pasé increíble y todo estuvo súper rico, ya te he dicho esto miles de veces, pero eso no le resta importancia ni significado. Te escribo este mensaje para decirte lo siguiente:

Esta semana he estado pensando en lo que estamos haciendo, sea lo que sea esto, el cómo pasamos tiempo juntos y compartimos. Tú sabes, porque ya te lo he dicho, que contigo me la paso genial, cuando estoy contigo me siento muy bien, tranquila, puedo ser yo y eso me hace sentir plena, el tiempo se me va volando, siempre ha sido así. Como ya te mencioné he estado evaluando la situación, todo por lo que hemos vivido hasta llegar al punto en el que estamos. Mi conclusión es que me siento confundida, sinceramente no sé qué quiero o espero (si es que puedo esperar algo) de todo esto. Siento que me estoy dando en la madre yo sola, que me estoy haciendo pendeja porque aún siento muchas cosas por ti, que obvio no las demuestro o trato de ocultarlas porque no tiene caso.

Quiero alguien que quiera estar conmigo 100% y no sólo a ratos; quiero alguien que se arriesgue conmigo; quiero a alguien al cual yo le sea suficiente, que la suma de mí, tanto las cosas buenas como las malas, le sean suficientes como para considerar quedarse y quiero a alguien que me quiera bien, tanto como yo quiero. Ya sé que contigo no es, ya me dejaste en claro que tú y yo ya no se puede, pero es eso, necesito alejarme de ti, por lo menos en ese aspecto, en lo sexual y en el hecho de tener contacto físico contigo, porque, aunque me cueste aceptarlo, solamente estoy alimentando una esperanza que sé que ya jamás se cumplirá.

Necesito transformar el amor que te tengo a uno de amigos y nada más. Es por esto que, aunque sé que me va a costar mucho trabajo, ya no quiero estar contigo más, por lo menos no sexualmente, y no es porque no quiera o no me guste, al contrario, es porque sé que es lo más sensato y sano tanto para mí como para ti. Créeme que lo he estado pensando mucho esta semana y más desde que me dijiste que ya estás buscando a alguien más, por eso, para ya no estorbarte y poder avanzar, decido alejarme para que tú cierres este capítulo al igual que yo intento hacerlo.

Te quiero mucho Tauro, tanto que las palabras no pueden describirlo. Gracias por todo y discúlpame por no haber tenido el valor de decírtelo de frente. Obvio no es un adiós rotundo, sólo quiero tiempo para curarme de ti y que tú te desenfades de mí.

29 de marzo

Sé que te había mandado un mensaje terminando nuestra… pues no sé, eso que hacemos, pero dos días después me arrepentí. Te mandé un mensaje diciéndote que te necesitaba y que quería verte; tú me dijiste que como quisiera, que confiabas en mi juicio. Es curioso que tú confíes más en mí que ni yo misma. Siendo sincera, no sé qué estamos haciendo, mejor dicho, no sé qué estoy haciendo.

Todo esto es como si estuviera en un barranco y necesitara ir al otro lado, tengo dos caminos a elegir: un camino es bajar e ir por un sendero, y el otro es ir por arriba en una cuerda fina, sin protección, sabiendo que en cualquier momento se puede romper y puedo caer al vacío y morir. ¿Cuál crees que elegí? Elegí la segunda opción, así siento, siento que me estoy yendo por la opción más peligrosa, que quizá no obtenga nada de esto y que muy probablemente pueda morir, otra vez, por ti.

Espero que alguien de este mundo me pueda entender; cuando quieres como yo te quiero, así sean 15 minutos al día, esos segundos me hacen la vida, me hacen sentir muy bien. Pero al mismo tiempo hay una parte de mí que me dice que no, que no tengo por qué conformarme con tan poco, que yo merezco a alguien que me quiera bien, pero tú no me dejas. Eres irresistible para mí, no sé cómo alejarme, ya estás inmerso en mi vida, en mis días. Espero no arrepentirme de esto.

09 de abril

No sé qué hacer, o, es decir, lo sé, pero me da miedo admitirlo; ante este temor, no escribiré aquello que sé que tengo que hacer, en cambio sólo daré pistas, pues creo que al escribirlo tendré que realizarlo y aún no quiero.

Ya sabes que últimamente me ha dado por hacer preguntas hipotéticas, y no sólo a ti, sino a mí misma; ¿Qué pasaría si yo me decidiera a «hacer eso»? si tuviera los pantalones para efectuarlo, para quererme y ponerme de primero. Sé que no soy nadie en este momento para ti, y que cualquier consideración que tengas hacia mí es como un milagro, pues ya nada nos une, lo único es el ayer, ese encuentro efímero que tuvimos. Quizá pido demasiado, ya debería de haber aprendido, que esperar algo de ti es como esperar que caiga nieve en agosto. Siento cómo cada día que pasa, la distancia entre tú y yo es más grande, y lo más triste de esto es que tú eres el que se aleja, pero yo te persigo a dónde vayas.

La razón y el corazón no se llevan, y siempre caigo en las redes del corazón; no sé cómo puede sentir cosas por ti, seguir dando de sí, cuando ya está tan lastimado. Creo que no sabes el poder que tienes en mí, el cómo un mensaje tuyo, uno solo, puede iluminar mi día, o no, creo que sí lo sabes y lo utilizas en mi contra, pues sabes que eres mi punto débil y te sirves de él. Estoy cansada de llorar por ti y de esta necesidad absurda de tenerte. Ya me cansé de gritarle al cielo, de hablar con Dios acerca de ti, de mí, del futuro. Y creo que la respuesta es «eso» que tengo que hacer, aunque aún estoy decidiendo la manera en la cual llevarlo a cabo.

04 de mayo

Yo lo único que quería era amarlo. Ahora que lo pienso, no sé si de verdad lo hice bien, pues jamás en mi vida había amado a alguien. Sólo quería estar a su lado; compartir las cosas tontas de la vida, aquellas que te marcan, las decisiones difíciles o aquellos momentos de simpleza y paz. Sólo quería estar ahí para contemplarlo, porque eso era lo que más me gustaba hacer. Quería hacerlo feliz, y puedo decir que me esforcé en hacerlo, realmente lo hice, pero al final, mi definición de felicidad no era la misma a la suya.

Quería, realmente quería muchas cosas, pero no pudieron ser. Díganle que lo quise, lo quiero y siempre lo querré. Díganle que, aunque fue mentira, sentí que me quería. Díganle que me quebró, que me dejó hecha polvo y que, aun así, lo que siento por él sigue intacto. Díganle que espero algún día, escuchar su voz, diciendo las cosas que quiero escuchar, aunque sé que es un imposible.

12 de mayo

¿Por qué no te puedo dejar atrás? Todos los días me preguntó lo mismo, y nunca encuentro una respuesta. Me levanto con la esperanza de ya no recordarte y no llevarte conmigo a donde quiera que voy. Eres la inspiración de mis textos, y creo que lo sabes; de cada una de las letras, sales tú. Una vez me preguntaron por qué te escribo y no pude contestar, creo que nunca lo había pensado. Te escribo porque eres parte de mí. Te escribo porque mi pluma y yo sabemos lo que siento. Te escribo porque te necesito, y ante tu ausencia, estas palabras me dan alivio. Te escribo porque es la única manera que tengo ahora para amarte.

14 de mayo

Y es que así eres tú: complicado, misterioso, problemático y tan fácil de querer. Hace un tiempo que ya no estás aquí, que tu ser ya no sana mi soledad, y, aun así, sigues siendo necesario. Me pregunto cuándo llegará el día en el que te piense y te encuentre en un rinconcito, mismo que será tuyo, pero sólo estarás ahí y no te adueñaras de otros espacios; el día en el que tú te conviertas en mi «alguna vez» en lugar de ser mi «hubiera» favorito.

Sé que sigues con tu vida, y no sé si me extrañas como yo a ti, pero siendo sincera, espero con toda mi alma que me extrañes, que de vez en cuando pueda colarme en tus pensamientos, y amor mío, si lo hago, quiero que sepas que, en cada una de esas apariciones casuales, hay escondido un beso, uno de esos que tanto nos gustan, esos con que dieron inicio a nuestra historia.

15 de mayo

Ya voy a dormir y la necesidad de ti se hizo presente. Simplemente, quiero desearte bonita noche, donde quiera que estés; te mando un beso y una caricia en la espalda. Te quiero mucho y te extraño aún más.

19 de mayo

Te extraño. Sé que no debo hacerlo, ya que estoy haciendo lo que no querías que hiciera, no te dejo seguir ni cortar con esto, pero espero que entiendas que es muy difícil para mí. Si me alejo y no te busco es porque me lo pediste, pero no es lo que quiero; yo estoy yendo en contra de mí, de lo que quiero y lo que siento.

Sé que soy egoísta, pero de verdad, el pensar en lo que fue, lo que había y lo que podría ser, me hace sentir mucha ansiedad y tener más ganas de estar contigo. Lo más frustrante de todo esto es que no puedo dejar de pensar en ti, de llevarte conmigo a todos lados, todo el tiempo; querer compartir contigo las cosas que me pasan, así sean tontas, porque sé que contigo puedo compartirlas y porque quizá tú eres el único al que le interesaría conocerlas.

No sé cómo dejar de sentir esto por ti, y aún me castigo, y me frustro, y se me va el tiempo pensando qué hice mal, qué no te di, qué pude modificar para que esto funcionara, por qué si nos queremos, si la pasamos bien juntos, si nos llevamos bien, pacíficamente, si podemos hablar… ¿Por qué no nos damos la oportunidad? ¿Por qué no me das la oportunidad? ¿Por qué es tan difícil para ti dejar que te quiera? Quizá es porque no soy suficiente, a esa conclusión he llegado, no soy suficiente y es triste porque te juro que doy todo lo que tengo, pero no basta. Te quiero, te extraño, te necesito y lamentablemente, no hay nada que pueda hacer

21 de mayo

Me siento tan cansada, jamás había sentido tanto cansancio en mi vida, y esto sólo se refleja en lo que soy. Algo es definitivo, ya no soy la misma, creo que, a partir del síndrome de Tauro, se desencadenó una serie de cambios, un efecto dominó dentro de lo que soy. Últimamente mi paciencia es nula y eso no me enorgullece; exploto a la menor provocación y algo me dice que es recién ahora que saco aquello que te tuve que haber expresado y que esta versión explosiva de mí, tú más que nadie, la tendría que haber padecido.

Aprovecho este escrito, este pequeño trozo de mí para pedir perdón: Amigos, hermanos, familia, compañeros de vida, perdón. Les pido perdón por ser los receptores de mis actos, de aquellos que no son tan bonitos, mismos que hacen que mi actitud les sea extraña. Prometo mejorar. Quiero mejorar. Espero que puedan entender que estoy rota, que me estoy conociendo e intento construirme. Y a ti, mi siempre perfecto imperfecto Tauro, ¡Gracias!, Gracias por permitirme construir una nueva versión de mí.

23 de mayo

He hablado de ti, y no es que nunca lo haga, o que seas un secreto, he hablado de ti, pero de esa parte que duele, que está abierta y expuesta. No me gusta hablar de esa parte porque es exponer de más lo que siento, ser vulnerable y no me gusta. Debo aceptar que hablar de tu ausencia y las decisiones que se tomaron me hizo sentir aliviada. Creo que lo triste de esto es extrañarte, me duele perderte. Me duele el pensarte, en dejarte entrar en los momentos y lugares en los que no perteneces. Aún me haces falta, pero no sé si es porque te quiero o porque te has convertido en un capricho.

24 de mayo

He pensado mucho en ti, bueno, siempre lo hago, pero he sentido que en estos días ha aumentado a mil las ganas de verte, aunque sea en mis pensamientos. Quizá suene raro, pero el lugar en el que más pienso en ti es en el camión, en el camino a mi casa. Ese es un lugar extraño para recordarte, pero creo que, en ese lugar, aunque está lleno de gente, me hace sentirme a solas, y por ese motivo, te pienso.

¿Qué se ha desencadenado desde que no estás? ¿Qué cambió en mí desde que ya no eres mío?

  • – Ya no soy complaciente.
  • – Digo las cosas que siento y pienso.
  • – Me enojo con facilidad. Mi nivel de tolerancia es mínimo.
  • – Los domingos, simplemente dejaron de ser domingos.
  • – Ya no quiero pizza.
  • – La Av. 8 de julio es la más triste de la ciudad.
  • – La palabra «Oaxaca» me da escalofríos.
  • – Veo las series y películas en su idioma original.
  • – El sonido del claxon de una motocicleta me da ganas de llorar.
  • – Nuestro palacio era rojo.
  • – Ya no me gusta el aguacate.
  • – Chapultepec dejó de ser llamativo para mí.
  • – Definitivamente, odio la salsa.

Pero de todo esto, sólo una cosa no ha cambiado, aún, después de todo… Te quiero.

25 de mayo

Sólo han pasado dos semanas desde que decidiste poner distancia entre los dos. Quizá fue una locura el seguir viéndonos desde que terminamos y creo que no me ayudó en nada a superarte, en cambio, lo que siento por ti se fortaleció. Sólo han pasado dos semanas, pero siento que han pasado meses. No sabes cuánto te extraño y te necesito, es demasiado y no puedo manejarlo. Despierto y pienso en ti, todo el día me acompañas y por las noches sueño contigo. No sabes lo que daría por leer un mensaje tuyo. Lo daría todo con tal de verte a mi lado una sola vez.

26 de mayo

¿Por qué quererte duele tanto? ¿Por qué no puedo hacerlo y ya? Ayer por la noche lloré por ti, como en otras ocasiones, como siempre. Me da coraje que aún me duelas. Hice una lista de los pros y contras de quererte, y la que sobresale es la negativa.

Te quiero conmigo, sólo conmigo. Quiero estar ahí para ti, en lo que sea, desde elegir qué pantalón te queda bien, acompañarte a pagar la renta de tu casa, ayudarte a decir si irte a trabajar al extranjero o no, que puedas comer, llevarte pizza a tu casa, ver películas aunque nunca las termine de ver contigo, tener de nuevo un accidente contigo, verte practicar piano, caminar contigo de la mano cuidando que botas no se emocioné de más, ayudarte a lavar los trastes. Quiero escribirte para que sepas que estoy aprendiendo a tocar el ukelele, que por fin estoy viendo las películas de Harry Potter, que volví a sacar 10 y escucharte decir que soy ñoña, oírte decirme güera, china o pechugona, que me digas que me veo guapa, quiero ponerme de nuevo el vestido azul con flores que te gusta, quiero acariciarte la espalda y escuchar tus sonidos de gato, verte dormir y oír tus ronquidos. Ya sé que lo he dicho muchas veces, pero te extraño y te necesito.

Espero que me puedas oír en algún pensamiento.

01 de junio

Ya comenzó a llover. ¿Recuerdas cómo evitabas la lluvia cuando salíamos? ¿O recuerdas las ocasiones en las que nos mojamos yendo en la moto de camino a tu casa? Aún no puedo creer que no estás, que decidiste irte. Quisiera que estuvieras aquí para contarte tantas cosas. Pero no estás, no estarás y creo que nunca estuviste.

Te pienso feliz y sin necesitarme, y me pongo gris. No sé si algún día me cure de ti, pero quiero hacerlo. Pienso acerca de lo que fuimos y de cómo sucedió todo. Pienso en aquella tarde de enero en la que me dejaste. Me diste tu discurso en el cual mencionabas que lo hacías para no herirme, ¿y qué crees?No funcionó. Recuerdo que dijiste: “Si de algo sirve, sólo quiero que sepas que nunca te engañé, ni anduve de loco”. Se grabaron muy bien esas palabras y también la imagen de ti mirando al colchón, escondiendo tu mirada de la mía porque sabías que era mentira. Me engañaste y es la única verdad. Si no fue así, ¿Por qué le seguías escribiendo? ¿Por qué le avisaste que irías a casa de tus padres de visita? ¿Por qué acordaste una cita con ella? ¿Por qué la viste? Yo sabía que aún hablabas con ella, pero jamás pensé en cómo lo hacías.

¿Ahora lo ves? Me engañaste y yo no lo pude ver; tanto te quería, que sólo me enfocaba en quererte y tratarte bien, en no hacer aquello que me habías dicho que no querías en una relación, estaba tan enfocada en darte mi corazón que jamás me percaté de que tú sintieras igual, porque yo no buscaba nada a cambio, no lo pedía, pero creía que me lo dabas, que sentías lo que yo, pero no fue así. No lo merecía, sé que no lo merecía, pero eso obtuve a cambio.

02 de junio

Es domingo y estás aquí, pero estás diferente. Te extraño, pero no sé siente igual. Me gusta sentirte así, acariciar tu recuerdo, pero sin sumergirme en él. Me siento bien, en paz conmigo y contigo. Ya casi es un mes que no sé nada de ti, pero ya no me causa ansiedad saber qué haces. Espero que este sentimiento no sólo dure hoy, espero que se quede aquí y viva.

03 de junio

Justo ayer escribí que no te extrañaba, que estaba en paz conmigo, y de repente llegan los días como hoy donde la verdad llega y me empapa como un balde de agua fría. ¿Qué más quieres de mí? No puedo creer que, a pesar de ya no estar aquí, sigues conmigo, llevándote contigo mis pensamientos y mi amor. ¿Me extrañas? ¿Me piensas? ¿También llegó a ti la necesidad de tenerme y sentirme? Ojalá pudiera saber esto, ojalá llegarás por la tarde a tocar mi puerta para decirme que me quieres y que todo esto fue un error. Te juro que, si llegas, sin pensarlo, me voy contigo.

07 de junio

Lo único que sé es que quiero estar contigo esta noche. Quiero acariciarte la espalda, así como te gusta, que hagas tus ruiditos de gato, que empieces a roncar y a brincar, me asusta cuando lo haces, pero me encantaba sentirlo porque eras tú. Quiero que me despiertes mil veces porque te levantas al baño y después, sentir tus labios en los míos como avisándome que estás ahí. Quiero abrir mis ojos y que seas tú lo primero que vea.

08 de junio. Parte 1

No me gusta romperme. Como si se tratara de un milagro, logro permanecer entera toda la semana, quizá el mundo me exige tanto que es una necesidad. Sin pensarlo ya es sábado y el fin de semana está presente, y me asusta, me da miedo porque sé que el recuerdo de ti se hará presente. No, no quiero que pienses que no te recuerdo entre semana, porque lo hago, pero como te digo, el mundo exige más de mí, que no puedo darme el lujo de desarmarme. Quisiera saber si a ti te pasa lo mismo; quisiera saber si tú también al salir a la calle volteas a todos lados con la esperanza de encontrarme, así como yo lo hago contigo.

¿De verdad Guadalajara es tan grande que las posibilidades de encontrarme contigo son nulas? Quiero verte y que me platiques cómo estas, qué comiste, cómo vas con tu terapia, con tu alergia… ¿Ya volviste a reconsiderar irte al gabacho a trabajar?, y ¿Botas? ¿qué tal va la escalada?, ¿si te dejaste la barba?, ¿qué has estudiado?, ¿si estás practicando más el piano?, ¿ya viste Dead to me?creo que te gustaría esa serie. Lo que más quisiera es escuchar la notificación de mensajes, levantar el teléfono y ver que eres tú, escribiendo un simple «hola» que para mí se traduciría en volver a la vida.

08 de junio. Parte 2

Quiero gritar que te extraño y que te quiero con la esperanza de que me oigas. Necesito hacerte saber todo lo que siento por ti, pero no sé dónde depositarlo. No puedo mandarte ni un mensaje, ni llamarte y me duele. Quiero pensar que lo haces por tu bien y el mío, pero me duele porque te lo pedí; te pedí que no me dejaras a un lado, que no hicieras como si esto no hubiera pasado y lo hiciste.

¿Por qué me castigas así?

09 de junio

Es increíble cómo al cerrar los ojos puedo verte; y te dibujo, y te recorro. Cada extremo de ti está claro, porque mientras fuiste mío te estudié con tanta precisión que me sé cada lunar y cada arruguita en tu cuerpo. Puedo ver tu cabello, ese tan rebelde, que a mí me encanta despeinado y libre; puedo ver tus ojos, pequeñitos y tan hermosos que necesitan estar resguardados por vitrinas, algunos pensarán que sólo son lentes, pero para mí es el escaparate a aquello que me derrite. Veo tu nariz, que me encanta, aunque a ti no tanto, y veo tus labios, aquellos por los cuales caí en la trampa desde ese primer beso, tan lindos y carnosos, rosados y suaves; los siento, siento cómo mis labios hormiguean porque quieren sentirlos. Puedo verte y dibujarte, y sentirte mío por un instante, pero todo es efímero amor, así como tu estadía conmigo, y la tristeza me vuelve a invadir cuando por error, abro los ojos.

10 de junio

Si supieras cuánto me duele el no tenerte cerca, ¿regresarías? Ojalá pudiera decírtelo, ojalá pudiera gritártelo en la cara, para decirte que no es justo, que sólo vivo por vivir y que tu lugar es aquí, conmigo. VUELVE. Una palabra tan pequeña que detrás esconde un universo que quiere que te quedes aquí.

12 de junio

Ojalá la vida se pudiera vivir a base de deseos, de ser así, todos tendríamos lo que más queremos; algunos tendrían riqueza, otros cuantos, poder, algunos podrían volar, tele transportarse, serían genios y adivinos, y yo, yo podría estar contigo, en tu cuarto o mejor aún sentaditos en tu sillón, haciendo nada, pero al mismo tiempo, disfrutándonos tanto.

La vida, lamentablemente, no es así de fácil, tienes que vivir con lo que se va dando y aceptando aquello que no puedes cambiar, que se escapa de tus manos. Pero sabes amor, aunque no tenga todo lo que quiero, con el simple hecho de haberte conocido me basta, porque es una prueba de que estuve cerca de aquello que más deseo y anhelo. Piénsame, espero que me pienses y si es así, sólo quiero que sepas que te quiero, te deseo y que aún sigo esperando un mensaje tuyo.

17 de junio

¿Qué estás haciendo? De verdad quiero saberlo, quiero compartir contigo lo que hago, cómo me siento y que me abraces, porque tus abrazos me hacían sentir tranquila y segura, porque sentía tu olor y las palpitaciones de tu corazón. Tengo muchas ganas de ti. En estos días grises donde veo la lluvia caer, sólo puedo pensar en ti, en lo que haces y no dejo de pensar en que quizá todo sería mejor si estuvieras aquí.

18 de junio

Querida Caro:

¡Hola! Quiero que estés bien y te escribo para que sepas que vas a estar mejor. Sé que estas últimas semanas, estos últimos meses has estado triste y apagada. Sé que perdiste a alguien que amabas y que ha sido muy difícil para ti. Caro, el que te duela, el que llores no tiene nada de malo, eres un ser humano y el sentir y dejar que fluya no te hace débil en ningún sentido, al contrario, te hace una persona fuerte y segura de lo que siente.

Sé que piensas que esto no tiene fin, que no dejarás de quererlo y de pensar en él.Él ha formado parte de tu vida y a consecuencia suya, has aprendido muchas cosas que te van a servir. Siempre será parte de ti, siempre lo recordarás y lo querrás, pero no como lo haces ahora, sonará trillado, pero dale tiempo al tiempo. No te pido que seas como antes porque ya no eres esa versión de ti, sólo te pido que vuelvas a brillar. Quiero verte feliz, en cada momento de tu vida; quiero verte en paz contigo, con él, con el mundo.

Pequeña, no fue tu culpa, debes entender que él tomó la decisión de irse; se fue porque él no podía, no porque tú no pudieras. Él no supo valorar lo que tenía a su lado, así que tranquila, toma las enseñanzas y ya no te castigues pensando en que fallaste. Siempre estaré para ti, en las buenas, en las malas y en las peores. Juntas saldremos de esto.

Te amo.

Caro.

21 de junio

Ya sé que he dicho esto en incontables ocasiones, que de tanto escribirlo, cada vez, me duele más el alma, el ego, la dignidad, pero no puedo… TE EXTRAÑO. Sé que no es sano, que doy lástima y que me vuelvo débil, es por eso que no lo muestro y lo sufro en silencio. Y te odio, te odio por hacerme sentir así, te odio porque estoy segura que tú no te sientes igual que yo, y te odio aún más, porque, aunque te sintieras como yo, no me has buscado ni una sola vez.

22 de junio

Y a veces me invade la tristeza cuando por error se me cae la venda de los ojos. En la claridad puedo ver por qué te has ido, por qué me querías lejos y no contigo. Puedo entender por qué no trascendió lo nuestro, porque en tu mente tenías a alguien más y en tu corazón a otra diferente a la primera. Sólo fui un relleno y no tuviste piedad de mí. Me enojo conmigo por haber sido incapaz de ver lo que hacías, por no haberme dado cuenta de que ni siquiera lo intentabas, porque yo sólo estaba concentrada en hacerte sentir bien, en quererte con la esperanza de tenerte más tiempo contigo, pero ya vez, ni siquiera la suma de mí, mi amor, mis pensamientos, mi alma te bastaron. Fui una tonta, lo sé, pues tuve que haber sabido que eso no era amor, y que exigir algunas cosas no estaba mal, que al callarme sólo me hacía daño a mí. Si pudiera cambiar algo, hubiera sido eso, el ser más inteligente y no haber entregado todo de mí.

23 de junio

¡Hola! Soy yo… de nuevo. No puedo dejar de pensar en ti. He tratado de dejarte atrás, pero por alguna extraña razón, sigues estando conmigo. Me despierto y ahí estás tú, de camino a la escuela, en la clase de las 9:00 am, mientras espero el camión, escuchando música, mientras escribo (porque eres la inspiración para hacerlo), cuando paso por el palacio rojo, viendo un comercial, en cualquier actividad (por insignificante que sea) ahí estás tú.

No he podido avanzar y en los últimos días me has hecho falta, más de lo normal. Espero que estés bien, de verdad que sí, pero siendo sincera, me da coraje pensarte bien, sin extrañarme ni un poquito. Tal vez ya te cansé porque siempre te digo lo mismo, pero te quiero, te extraño, tengo ganas de ti, y quisiera estar contigo. He pensado y pensado, pero no logro entender por qué no pudo ser, por qué no fui suficiente, por qué si existían tantas cosas positivas no quisiste, no pudiste quedarte.

Lamento arruinar tu paz con mi terquedad, pero quisiera que pudieras ponerte en mi lugar, que pudieras estar dentro de mí para que me entendieras, para que entendieras lo difícil que es renunciar a la persona que te hacía sentir bien, segura, completa, aunque fuera una mentira; renunciar al lugar en donde te sentías bien. Te quiero, y me siento tonta al hacerlo, porque ya no sirve de nada. Hago un esfuerzo, más allá de lo que puedo, pero en ocasiones, como esta, no puedo evitar que la tristeza me inunde. Quisiera que estuvieras aquí, que todo fuera diferente, para seguir queriéndote. Ojalá muy pronto deje de sentir esto por ti, yo más que nadie, lo quiero y lo necesito.

Caro.

(Mensaje que quiero pero que no puedo mandar).

25 de junio

Toda comunicación entre tú y yo se extinguió. Lo triste de hoy en día es que parecería que, al eliminarte de mis contactos, se borró cualquier rastro de ti. ¿Qué pasaría si viviéramos en los tiempos de antes? En la época en que, al enviar una carta, se enviaba el alma, que al sentir el papel, entre las letras, pudieras sentir mi dolor. Los tiempos en que no existían los cobardes, no se escondían tras la pantalla, sino que tomaban su temor de la mano e iban a expresar lo que sentían. Los tiempos en los que mi amor llegaría más allá, no te dejaría ir, en cambio, te sostendría y no habría dudas, ni tuyas ni mías, y esto sin más podría vivir. Es triste, pero estamos aquí, ahora; tu allá, iluminando cielos y sacando sonrisas, y yo aquí, sobreviviendo y extinguiendo el fuego que aún vive por ti.

29 de junio

Tengo que dejar de buscarte en todos lados. ¿Me doy lástima, sabes? Cuando al salir a la calle constantemente observo a mi alrededor pidiendo al cielo el milagro de volver a verte. Sólo quiero volver a ver esos ojos, ese cabello rebelde y esa sonrisa que me derrite. Pero luego el miedo y la tristeza me invaden al pensar que pueda verte otra vez, pero de la mano de alguien más. ¿Besa igual que yo? ¿Encaja en tu brazo igual que yo?

30 de junio

Sólo llama, manda un mensaje, déjame saber que estás bien y que piensas en mí, aunque sea de vez en cuando.

04 de julio. Parte 1

¿Qué pasa si ya pasaron 2 meses y aun así sigues presente como el primer día? ¿Por qué, aunque ya paso todo este tiempo, pareciera que no ha pasado ni un día? Aún no logro deshacerme de ti. Es frustrante porque sé que tengo que olvidarte, pero sigo empapada de ti.Sigo esperando ese mensaje tuyo, escuchar tu motocicleta llegando a mi casa, ver correr a Botas cuando llego a tu jaus, empezar películas y no terminarlas.

No escribo esto buscando lastima, compasión o culpa, lo hago porque es la única forma en la que puedo expresar lo que siento. Han sido 2 meses, pero parecieran años. Voy a lugares, salgo con gente nueva, y sin quererlo, o no sé cómo es que lo haces, apareces en mi mente, y recuerdo cuando tú y yo salíamos. No sé tú, pero yo lo extraño demasiado. El ir al cine ya no es lo mismo. UMA UMA perdió algo y mis nieves asiáticas ya no son tan fabulosas. Espero algún día ya no pensarte, ni olerte, ni sentirte cerca; despertar y ya no tenerte en mi mente, así como al salir a la calle, y buscarte por todos lados. No sé por qué me castigas así, por qué no quieres hablarme ni saber de mí. ¿Yo hice algo mal? O ¿es tan malo estar en contacto conmigo?

Lamento romper con lo acordado, pero realmente me creía más fuerte, y ya ves, no es así. Esto me está matando. No soy como antes y me extraño. Algo en mí se apagó y no sé cómo recuperarlo. Después de ti, aún hay vida, pero para mí sería genial compartirla contigo. Supongo que tú estás bien, que tu vida es mejor y más alegre ahora, pero ¿no me extrañas ni un poquito?

He pasados días estresantes, cosas lindas, me han hecho enojar, he sacado buenas calificaciones, y lo más triste es que quiero contártelas, pero no puedo. Te extraño mucho, no sabes cuánto y es aún más difícil estar sin ti. Al dormir estas tú, al escuchar música, cuando tomo café, estando en el camión, cuando sin querer paso por el “palacio rojo”, cuando camino por Chapultepec y cuando alguien menciona Oaxaca y me mira como pidiendo perdón por hacerlo.

Busco y pienso la manera de olvidarte, pero no sé cómo. Quisiera que me entendieras, que pudieras ponerte en mi lugar un momento, y veas, y sientas lo difícil que es ver que la persona que quieres, la que te complementa, con la que te sientes segura, cómoda y plena, se aleja, ya no quiere estar contigo y no poder hacer nada. Yo soy la que me tengo que tragar todo lo que siento por ti, y me siento tonta al darme cuenta que aún te quiero, y que todo mi amor se va a la basura porque a la persona a quién va dirigido, ya no le importa, no le interesa y no lo quiere.

Aún hay días en los que te odio, no puedo evitarlo, porque pienso y pienso las cosas, y no logro entender por qué soy yo la que está pagando los platos rotos de todo esto. ¿De verdad no valgo ni tantito la pena? No lo sé, quizá para ti no, pero por qué si teníamos tantas cosas positivas, ¿no lo quieres intentar? Lamento mucho perturbar tu paz, pero ya no podía tragarme esto, es muy difícil andar por ahí como si no pasara nada, cuando pasa todo.

Espero que algún día me levantes el castigo y poder saber de ti. Vive mucho y se feliz.

Caro.

(Mensaje enviado a su correo).

04 de julio. Parte 2.

Fue una mala jugada del destino. ¿Por qué, si no eras para mí, tuve que enamorarme de ti? ¿Por qué estás en mí, hasta en el más pequeño poro de mi piel? Sólo le pido a Dios volverte a ver para asegurarme de que existes y darle esperanza a mi vivir.

En verdad te amo. Te amo como nunca he amado a alguien. Amo tu sarcasmo. Amo tus ojitos y los escaparates que lo acompañan. Amo tu sonrisa, esa que me seduce y me dice que todo estará bien. Te amo y te amaré hasta que por obra de un poder ancestral me olvide de ti y de lo que causaste en mí.

05 de julio

Créame cuando le digo que yo no quiero a cualquiera, así que tenga la certeza de que cuando lo hago, yo le entrego el alma y un pedacito de mí. Pero no se confunda, no crea que por quererlo asegura mi amor por siempre, pues cuando me doy cuenta de que no es correspondido, tengo el poder de arrancarlo, y allí ya no crece nada, todo se vuelve infértil. No crea que es una amenaza, pero entonces, mejor piense dos veces si de verdad quiere irse.

06 de julio

Y me volví ciega y un poco pendeja, le hice caso a ese impulso y mandé ese mensaje. No recibí contestación y creo que es la respuesta que necesitaba. Me siento patética, aún más vacía, pues ahora es un hecho que a la persona a la cual yo amo, ya no le importo más. No voy a mentir ahora, no voy a minimizar lo que siento.

07 de julio

Buds, no me siento bien y admitirlo no mejora las cosas. Lo que va de este año no ha sido como yo lo imaginaba. Sabes, creo que ese fue mi error, ponerme a imaginar acerca de lo que sería mi vida, crearme expectativas y ver que la realidad es totalmente diferente.

Me siento muy cansada, demasiado, jamás había experimentado este sentimiento y siento que me apaga cada vez más. Es duro traer la careta de felicidad y andar como si nada pasará, pero te juro que a veces no puedo, soy débil y me dejo envolver por lo que siento. No quiero mostrar, andar por la vida triste y apagada, porque no quiero que los demás se preocupen o andar causando lástima por dónde quiera que voy. Me da coraje estar así, darle el poder a alguien o a algo para afectarme tanto, y te juro que trato de darme ánimos, pero por más que yo quiero, esto parece ser más grande que yo.

No me gusta estar triste todo el tiempo, no me gusta querer estar en mi cama todo el día, todo el tiempo, pero a veces me cuesta encontrar las ganas para levantarme; no me gusta tener que encerrarme en el baño a llorar, ni tampoco comer y llorar al mismo tiempo. No quiero creer que sea baja autoestima, porque dentro de todo, busco ayudarme.

Te juro que ansío irnos de viaje porque se traduce para mí escaparme un momento de todo y de él. Yo más que nadie quiero que pase el tiempo y sanar, pero éste pasa tan lento que parecen horas lo que son meses. Ya no quiero estar así, y ya no podía estarme tragando esto, también por eso lo busqué y le escribí, porque me quema el guardarme todo.

(Mensaje enviado a mi buddy.)

10 de julio

Si de verdad supieras, si de verdad entendieras el infierno que es estar sin ti, no dudarías ni un segundo, y te vería aquí, conmigo, viendo las horas pasar y disfrutando del espectáculo que somos cuando estamos juntos.

12 de julio

Y ya me había convencido. Creí que ya no obtendría respuesta y me gustaba la idea, pero justo cuando menos lo pensé, ahí estaba. Contestaste y me congelé, no sabía qué hacer y busqué refugio. Ahí estaban, 5 líneas de respuesta a un texto kilométrico mío; ya sabía que sería así porque así eres tú.

Pensé, «bueno, no fue tan grave», creía ser merecedora de una respuesta devastadora, pero no lo fue. Quise ignorarla, pero no pude, no soy tan fuerte. Ahora estoy colgada de esas 5 líneas que para ti no significan nada, pero para mí se traducen en esperanza.

Tan patética soy que me las aprendí de memoria y ahora resuenan en mi cabeza como cuando se te pega una canción y necesitas cantarla, tararearla o escucharla. Me quieres, lo dice ahí, pero no lo suficiente como para volver. ¿De verdad quieres que sane? o ¿sólo lo dices para no hacerme sentir mal? «Nada de lo que te diga podrá hacerte sentir mejor…», si me dices que volverás, que fue un error y que estás dispuesto a intentarlo, sí, eso me haría sentir mejor.

15 de julio

Ven, te invito a sentarte a mi lado. Te miro y sé que estás cansado; por tu ropa y tu piel, puedo notar que en el camino te has equivocado, pero no importa, no me incomoda, de hecho, lo admiro porque me muestra lo valiente que has sido y lo fuerte que eres. Yo te ofrezco mi sombra, no es la más grande, y puede que encuentres a alguien que te dé algo mejor, pero te garantizo que en ninguna te sentirás tan bienvenido como aquí.

Puede que en el exterior haya árboles enormes, que, con sólo mirarlos, te quedas sin aliento; mira bien a este pequeño árbol, un tanto flaco y al cual le hacen falta algunas ramas, y a pesar de no ser el más bonito y frondoso, tiene las raíces bien plantadas en el suelo. Este insignificante árbol ha soportado huracanes, tornados, diluvios e infinidad de situaciones que lo han marcado, lo han doblegado, pero nunca se ha dejado caer y puedes confiar en él. Si aun así no te convences, no hay problema, puedes seguir tu camino, pero no quiero que olvides el sendero que te trajo hasta aquí, pues siempre podrás volver y sentarte a su sombra y quedarte a ver cómo el sol camina mientras la luna busca alcanzarlo.

16 de julio

Quererte es como observar las estrellas, saber de su existencia y ver como brillan en el cielo cada noche sin falta, pero a pesar de estirar mis brazos, no poder siquiera acariciarlas.

17 de julio

Y estoy buscando, de verdad lo hago. Busco debajo de la cama, en mi clóset, en la cajita donde están las cosas que me recuerdan a ti, lo busco en la calle, en los consejos y palabras de la buddy; busco en los brazos de mi madre, en la canción que quiero dedicarte, busco en el recuerdo y en las líneas que inspiras; busco en el cielo y las estrellas, busco en tu olor y te busco en Dios, en las charlas que tengo con él en mi desesperación.

Créeme que busco como loca, pero no sé si quiero encontrar el coraje y el valor para poder olvidarte, y de una vez por todas, dejarte ir porque sé que, si lo hago, ese día, en ese instante, como un viento que llega y limpia el valle, dejarás de formar parte de mis días y ahora serás un triste recuerdo escondido en algún rincón del olvido.

18 de julio

Me levanto y me veo al espejo; sé que es el mismo reflejo, pero algo, definitivamente, se ve diferente. Le tengo miedo a esta nueva persona y estoy en el proceso de entenderla. Debo de aceptar que me siento confundida, hay miles de pensamientos en mi cabeza, cosas que se mezclan, por ejemplo, tú Tauro, la escuela, mi familia, mi futuro.

Esta confusión me lleva a aislarme de todo; rara vez salgo de mi habitación tratando de asimilarlo, y pronto, los reclamos de las personas que están conmigo se hacen presentes. ¿Cómo les explico lo que pasa, cuando ni siquiera yo misma entiendo?

No quiero culparte de todo Tauro, porque no eres culpable al 100% de cómo me siento; la verdad es que había estado guardando muchas cosas en un cajón, y a partir de ti, el cajón ya no se pudo cerrar. Tomé una decisión, es difícil, pero lo haré, voy a aceptar a mi nueva yo. Gracias por la nueva versión de Caro. Me levanto y me veo en el espejo, me pongo linda para mí y me abrazo para nunca dejarme ir.

19 de julio

Te conocí un día cualquiera, en un lugar cualquiera y con la gente más extraña del mundo. No puedo decir que llevaba mi ropa más bonita, o que tú lucías un gran peinado, simplemente éramos nosotros y nada más.

Al verte, no pensé que tendrías tantas cicatrices y una herida abierta que aún no sanaba del todo, y creo que buscabas en mí el remedio para la misma, pero Tauro, ¿cómo podía ser yo la cura de algo que no había provocado?

Una vez que pasamos tiempo juntos, convivimos y fui conociéndote más, me pude dar cuenta de que tu corazón era un rompecabezas. Me dio miedo porque no sabía cómo resultaría, las piezas estaban tan revueltas, que no sabía por dónde comenzar. Tomé una pieza, luego otra, y desde mi perspectiva, embonaban muy bien; me sentía tan lista, tan capaz…

Estaba dispuesta a pasar mis días armando ese rompecabezas, pero me di cuenta de que no era mi trabajo. No era mi trabajo protegerte tanto para que no te sintieras incómodo, que me olvidé de hablar. No era mi trabajo limpiar el desorden de alguien más, cuando era obvio que no querías un lugar ordenado, y no era mi trabajo hacerlo funcionar cuando tú ni siquiera lo querías intentar.

21 de julio

Ya te he dicho que desde que no estás no me gustan los domingos. No sé porque este día me recuerda tanto a ti, puede ser porque era el día en el cual podía estar contigo desde que amanecía hasta que la noche llegaba.

En estos textos, incontables veces he dicho que te extraño y podría escribirlo mil veces más y aun así no perdería intensidad. Quiero estar contigo, pero el quererlo no importa. Puede que me haya convertido en una cobarde por no tomar lo que siento, hacerlo mío y pelear por ti, por lo nuestro; pero ¿cómo puedo hacerlo si tú no quieres?

En ocasiones es tanta mi ansiedad y las ganas de ti que podría salir corriendo de mi casa hasta el lugar en el que sé que estás, tomarte y gritarte a la cara que, a pesar de lo que hiciste, te quiero, te amo y no me importaría pelear a tu lado la batalla.

Te extraño hoy, y ayer, y de nuevo mañana, y aún no pierdo la esperanza de que algún día de estos, por descuido o casualidad, me extrañes y me busques de nuevo.

Y se veía la claridad…

Después de aquí, tome la decisión de levantarme, de ya no rodar por mi desgracia, porque ¿qué caso tiene? La vida sigue y no espera a nadie.

Comencé a salir con mis amigas, a bailar, a conocer nuevas personas. Me escapé. Me fui al viaje que tanto ansiaba y necesitaba; fue épico y sanador.

Al regresar a Guadalajara me sentía bien, plena, tanto que ya no necesitaba hablarle o escribirle, es por eso que deje de hacerlo.

Me sentía una persona nueva, realmente no me reconocía (y sigo sin reconocerme) porque de repente empecé a hacer cosas que jamás se habían pasado por mi mente o que simplemente me rehusaba a hacerlas.

Empecé a salir más y más, y conforme eso sucedía, algunas personas llegaron a hacerme olvidar un poquito lo que pasaba. Otras personas aparecieron, fue algo efímero, sin importancia, pero lindo mientras duró.

Besé otros labios, me abrazaron otros brazos y pude conectar con ellos de otra manera, pero, aun así, algo no se sentía tan bien.

Conocí a Virgo, me deslumbró. Él tenía una personalidad única, hermosa y era diferente a lo que yo llamaba “mi tipo”. Me hizo sentir lo que hace tiempo no sentía y pude descubrir muchas cosas con él. Lo intenté, él lo intentó, lo intentamos. Y no, no funcionó.

Conozco a alguien y no funciona, o me aburro, o se aburren, o simplemente me alejo porque algo me dice que no estoy lista. Perdí mi oportunidad con Virgo y tengo que aceptarlo.

Nos usamos y es la verdad. Quisimos refugiarnos el uno en el otro, pero descubrimos que esa no era la salida. No podíamos engañarnos, y aunque nuestro encuentro fue corto e intenso, fue lindo y es algo que atesoraré por siempre.

Lo envidio porque él consiguió lo que yo no, pudo estar con quien quería, con la persona de la que jamás tuvo que haberse separado. Me encantó conocerlo porque me ayudó a conocerme en muchos aspectos; le deseo lo mejor.

19 de septiembre

Hace dos meses que no escribo para ti, ni sobre ti, ni con la intención de ti, pero ya ves, aquí estoy de nuevo, y al ritmo de Ojos noche de Elsa y Elmar, te dedico la canción y estas líneas, como ayer, aunque espero que no para siempre.

Han pasado muchas cosas en estos dos meses. He conocido nuevas personas, he platicado con varias de ellas, las he visto; he besado nuevos labios y me he entregado como sólo tú sabes que puedo hacerlo.

Realmente pensé que ya me había curado del síndrome de Tauro; los síntomas comenzaron a bajar, tanto, que pensé que desaparecieron. Todo me decía que el sol estaba por salir, así que corrí para elegir el mejor lugar y poder observar el amanecer; sentí en mis mejillas los rayos del sol, eran cálidos y podía sentir mi alma plena. ¿No te pasa que cuando te sientes bien, algo en ti te pone en alerta como esperando lo peor?

Pues creo que eso pasó. Mi día pintaba bien, el mejor de la primavera, pero ya ves, sólo se avecinaba un nuevo frente frío.

Y aquí estoy Tauro, pensándote de nuevo, extrañándote, añorando los momentos que vivimos y que sé que no volverán. ¿No me extrañas? Es la pregunta con la cual me atormento día y noche.

Estoy luchando conmigo misma para no hablarte, para no molestarte; no sabes lo difícil que es. No ganaría nada si lo hago, porque ya sé la respuesta, no vendrás; pero, aunque la respuesta sea negativa, con el simple hecho de saber que tú escribiste esas líneas, aliviarías mi alma.

Realmente ya no sé qué hacer, no sé qué sentir, porque si soy sincera contigo, no sé si extraño la idea de ti o extraño a Caro enamorada, muy enamorada. ¿Eres consciente de eso? ¿De verdad sabías y sentías lo enamorada que estaba por ti?

Si tú me hubieras pedido ir a la luna, yo lo hubiera hecho, porque lo único que quería era que fueras feliz, que estuvieras cómodo, lamentablemente, lo que yo te ofrecía, aunque fuera la suma de mi todo, no te fue suficiente.

Estas líneas no sirven, ya no dan más, están escritas en la arena esperando que la marea las borré. Solo quería que supieras que aún te pienso, aún me preguntó qué haces, si ya comiste, si es que estás paseando con botas; todavía te quiero y mucho, y te extraño tanto que doy lástima, y que mi piel te extraña, te trae ganas, aunque sabe que tú no la deseas igual.

Ojalá pudiera hacer que todo fuera como antes, o por lo menos ya no sentir nada, pero no se puede.

22 de septiembre

I wanna fuck you

29 de septiembre

Te extraño. Así, con todas sus letras. Y me cansé. Me cansé de morderme la lengua y de hacer nudos lo que siento. Te quiero y no hay reparo en ello.

Y volvió…

A raíz de eso, Tauro comenzó a rondar por mis pensamientos. Puedo jurar que luché por ignorarlos porque sabía que no me llevaría a ningún lado y porque perdería todo lo que había avanzado.

Y pasaron uno, dos, cinco días y la misma idea seguía en mi cabeza: contáctalo. ¿Qué tan patética puedo ser que la única forma que tengo para comunicarme con él es el correo electrónico?

Escribí el mensaje, pero lo guardé en borradores. No iba a enviarlo, sólo quería calmar las ganas de saber de él. Pero como siempre, como todas las veces que termino buscándolo, le hice caso a un impulso de idiotez y envié ese mensaje:

<<Pasan los minutos y sigo pensando la manera correcta para comenzar a escribirte y no se me ocurre nada, así que hola.

La idea de saber de ti, de volver a «hablarte» ha estado rondando por mí cabeza estos últimos días; realmente, he estado luchando contra ese impulso, esa necesidad e incluso le he echado la culpa a las hormonas.

Estos últimos meses había estado muy bien. Desde el último mensaje que te envié, decidí avanzar, dejar de atormentarme con tu recuerdo así que me escapé. Ese viaje fue sanador, el dolor se calmó y ahora podía vivir en paz contigo.

Te juro que parecía estar todo bien. No tienes por qué saberlo, pero he probado otros labios y me han abrazado otras pieles, pero no he sentido lo que contigo. Y no, no estoy buscando a alguien como tú, pero si el sentimiento, alguien que me inspire y que me mueva todo, a tal grado de morirme de miedo, pero seguir queriendo más. Los mejores besos de mi vida me los has dado tú.

Escribo esto para sacar lo que siento, porque así soy yo, porque no se expresarme de otra manera; puede que este mensaje no salga de la sección de «borradores», puede que se quede ahí por siempre, y si lo llegas a leer es porque el sentimiento me venció, fui débil y necesito verte.

Sabes, me quedé con ganas de muchas cosas; me quede con ganas de besarte una última vez, de abrazarte 5 minutos más, de ir a comer pizza, de escaparnos por la noche, de ir a bailar a algún lugar, de tomarme contigo otro mezcal, de acariciarte la espalda y me quedé con las ganas de ti, porque te traigo unas ganas como nunca, porque quiero que me des, aunque suene vulgar.

Pero así es la vida y hay sucesos que a veces no podemos entender. Puede que esto te de igual, que yo te dé más lástima, que pienses que no tengo dignidad, y puede ser verdad, pero cuando ya no tienes nada que perder, el intentar una última vez no resulta descabellado.

Te pienso, te deseo, mucho. Carofish.>>

No esperaba una respuesta tan rápida y así fue. Ya sabía lo que ese correo diría, y, aun así, sin importar nada lo envié.

Me justifico diciendo que la vida es demasiada corta y hay que vivirla, y yo ya me había mordido mucho la lengua e ignorado lo que sentía, ya era suficiente, y fuera cual fuera la respuesta, sabría aceptarla.

Ya es de alguien más, siempre lo ha sido. Quiere hacer las cosas bien y lo respeto; espero de corazón que tenga éxito. A mí sólo me queda hacer de tripas corazón y seguir mi camino, aunque eso signifique seguir enterrando lo que siento hasta llegar al centro de la tierra y ya no haya vuelta atrás.

01 de octubre

Y creo que lo más triste y lo más difícil ahora es asumir y aceptar que perdí. Ya no hay oportunidad para mí, ni ahora y creo que nunca.

De verdad lo quiero con todo mi ser y solo me queda mandarle ese amor esperando que se convierta en luz en su vida. No voy a decir que me alegra que esté con alguien más, porque yo quisiera estar ahí, pero si le deseo lo mejor en esto y en su vida.

Espero, y creo en que yo también voy a encontrar alguien a quien amar, donde el sentimiento sea mutuo (después de todo es lo más importante).

Caro, puede parecer que no hay más, pero tú sabes que no es así, ya has comprobado que el tiempo cura y que las heridas cicatrizan, pero, aunque se curan, queda una marca que te hará recordar lo vivido y lo aprendido, a eso te debes de aferrar, a lo que te hizo sentir y crecer.

Adelante mi Caro, tú puedes, yo creo en ti y eso es más que suficiente.

02 de octubre

Perdí. Perdí. Perdí. A nadie le gusta perder, pero a veces toca estar abajo.

Si yo quisiera, podría seguir insistiendo; podría seguir intentándole, seguir buscándolo y hablándole de cuanto lo extraño, de cuanto lo deseo, hasta que llegara el punto en el que él accediera y salirme con la mía. Pero no lo haré. Respeto el hecho de que él ya no es mío. ¡Puta madre! Ya no es mío. Pero nunca lo fue. Voy a respetar el que esté con alguien más porque no quiero hacer lo que me hicieron a mí.

Además, que ganaría yo, ¿un acostón y ya? ¿arruinar la relación que tiene ahora? ¿confundirlo más, sabiendo lo que le ha costado sanarse y ser quién es? No lo haría y no lo haré, porque tanto lo quiero que doy mi felicidad a costa de la suya, y porque creo que querer es eso, dejar que esa persona sea feliz y ya.

Como dice mi gran amor Jaime Sabines “para quererte no necesito tenerte” y hay mucha verdad en eso. Quiero que él sea feliz y ya. Lo que me reconforta es saber que de vez en cuando pueda pasearme por su cabeza, en la forma y versión que más le guste, y que tenga la certeza de que no importa lo que pase, el tiempo que se lleve, yo estoy aquí para lo que sea.

Y aquí estoy, en mi cama pensando en lo que fue, lo que no y lo que hubiera sido. Me convenzo de que no importa, que hay que seguir. No me voy a derrumbar, bastante me ha costado ponerme de pie como para tirarme tan fácil. Voy a ser feliz, me lo debo, me lo exijo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS