Amé una vez a un hombre contra la espada y la pared. Amé una vez a un hombre y lo dejé ser libre. Abrí la jaula de sus alas para que aprendiera a despojarse de las garras del amor, liberar la energía sexual y la lujuria al compás del universo. Despojamos juntos los sentimientos más profundos de lo que se llama amor y aprendimos con el tiempo que no existe el rencor. Tiramos la espada al suelo, acuchillamos la pared.
Confuso que es el amor.
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