Aún me pierdo en el laberinto en la que encontré el camino y la salida, siento que pierdo la libertad de agitar mis alas y poder despegar.
No escucho el sonido silbante del viento, aquel que acelera el palpitar de mi cálido corazón, pero siento el crujir de la tierra y al caminar perdida pienso, te estoy pensando que echarte de menos no vale la pena, en estos intensos momentos la claridad penetra en mi mente, regocija mi alma y el torrente sanguíneo que da vida a los latidos de mi corazón.
En mi perdura encerrado el miedo que utilizaste hasta romper mis huesos en mil pedazos, en contra y a favor de lo nuestro y que mi razón sea tu sin razón, porque la bipolaridad de tus sentimientos eran suicidas y exagerados.
Las excusas eran el escondite perfecto, justificaciones una y otra vez, para regresar a tu corazón e incomprendido laberinto de pasiones el de tu ser.
Abrí mis alas y no despegue.
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