A tí, Blanca.

-¿Cómo estás?

– Que, ¿cómo estoy?; Cómo se ha de estar cuando algo se acaba, triste y en soledad, más si cuentas de compañía este vaso de cristal, el cual la mezcla entre el hielo y el ron me hacen vagar, cual jardinero sin su tijera que le impide trabajar, cual viajero sin maleta que le hace regresar; he perdido el sentido si siento que tu querer en mí no dormita, ¿que nos separa? Que encontraste en otro muchacho que mi ser no te dará, está bien, dejaré marchar aquellas carcajadas, en fin, eres libre para elegir, pues ya lo hiciste sin preveer antes nada, ahora sabes cómo me siento, pero no puedes hacer nada, deja actuar al alcohol que me comprende pues marchita las penas de mi alma, aunque sea un instante… Merece la pena el que mi mente no te recordara, así, que me despido, te enviaré esta publicación sabiendo que será la última escritura que de mí a tí salga, y ahí sabrás porqué no respondí este mensaje tuyo a la madrugada, adiós o hasta luego, tú decides Blanca.