El Mar, amable y amoroso (editado)

El Mar, amable y amoroso (editado)

El Mar, concebido en portentosas estrellas de polvo y gas, impulsa su esencia indetenible sobre monturas cabalgantes de hielo fugaz en vigoroso firmamento, viajero indomable y sereno serpentea el espacio, en direcciones inciertas, poblando los mundos, nace al ulterior de tenue rocío y vapor pasajero. Se abalanza encima de tierras surcando cielos desconocidos, deposita semillas en fosas profundas y luego reclama orillas pinceladas de frágil arena, libera desenfrenado poder construyendo torrentes de vida por doquier, convirtiéndose en las venas, circulación, entrañas palpitantes de suelos y montañas más allá del dominio imperial de océanos pujantes.

El Mar viste con ropas de lagos y ríos sin detener jamás la ofrenda, sopla lluvias torrenciales y dulces lloviznas en valles, sabanas, desiertos y selvas. Coexiste en perfecta armonía con demás elementos circundantes. Aire, Fuego y Tierra gobiernan junto a innumerables aguas. Descansa bajo melodías de luna y luceros de la inmensa bóveda celeste.

Después de cada noche de ensueños o vigilias, el Mar anhela el amanecer con su tibio replegar de cortinas de horizonte y danza luminosa de vida, mientras observa con envidia las cúspides blanquecinas y gélidas de altas montañas, primeras en iluminarse en brazos del radiante sol, presuntuosas y ajenas a la distancia perpetua.

El Mar entristecido aguarda lugar en ritual eterno, armonioso despertar en mañanas marciales, apreciando en silencio el continuar jinetesco y sereno del manto protector sobre enormes cuestas inclinadas, otras más bajas bañadas de verdes intensos, pinos, riscos florales multicolor y algunas cumbres grises, ásperas y rugosas impregnadas en surcos atiborrados de musgos, y brillantes hongos silvestres.

Extasiado del orden nupcial de aquella marcha incólume de portentosos rayos vespertinos, El Mar espera ansioso su turno perenne e inequívoco después de coronadas las alturas, siguiendo el desfile en pasarela natural vibrante de planicies, praderas y parajes, mientras asoma interminables playas doradas e imponentes formaciones pedregosas que rasgan la alfombra montañosa y mojan uñas arenosas con pies descalzos cerca del reventar de inquietas olas.

Al fin inicia la inspiradora presentación, recibiendo reconfortante carga dinámica de energía infinita, El Mar en cálidos brazos del tardío crepúsculo, tonos azules oscuros y profundos, deja ver el hermoso vestido agua marina al avanzar de la línea palpitante del nuevo día, despertando abundante fauna marina, al tiempo que depredadores de la noche se cobijan esquivos al implacable resplandor enceguecedor.

En tardes de oleaje sereno y despejado cielo, línea armoniosa dirige melodías en crestas al compás de danzas de viento y sombras bajo nubes incipientes que deslizan vestidos de seda cómplices del inconmensurable horizonte. Vigilante de tierra profunda en la lejanía, El Mar estrecha brazos de playa palpando con dedos arenosos la falda de montañas que desfilan al sucumbir del amanecer, transitar de días y nacientes ocasos del anochecer.

Una vez más, celebración funeraria endulza cánticos de sombra tenebrosa, el fiel ocaso de lúgubres noches tiende frías sábanas arropando océanos desiertos que despiden la tarde, luna y estrellas, atestiguan la suerte del horizonte muerto, la tarde escapo* despavorida cayendo en sueño incesante. El Mar infunde terror sepultando sus colores, despertar de oscuridad anuncia matanza, han abierto los ojos demonios, monstruos y asesinos, despiadados cazadores que bañan sus fauces de sangre, extinguiendo la vida de criaturas marinas indefensas, mientras otras huyen al encuentro y salvación del amanecer.

El Mar alimenta, transporta y protege al descuidado, quien a cambio le desprecia destruyendo la hermosura del gobernante de horizontes. Observa siempre sigiloso al imberbe y sufre intenso dolor, la indiferencia de la especie humana vanidosa, soberbia y escasa de inteligencia, capaz de vulnerar, destrozar y fulminar el laborioso equilibrio natural por omisión, indiferencia, desconocimiento o maldad que pronto recibe de vuelta el fruto putrefacto de tan cruel e incesante accionar.

Cansado de tanta indolencia y frialdad despiadada, El Mar promueve justicia, equilibrio en camino amparado por Tierra, Fuego y Aire, nunca ajeno a la insolente devastación. Relámpago, rayo, centella y trueno decoran la inmensa alfombra oceánica en días, tardes y noches tormentosas, largas cabelleras de luz y fuego, estremecen el inquietante cielo, estruendo ensordecedor rompe el silencio ahogando los sentidos en tempestades que cortan el aliento.

El Mar construye columnas junto a vertiginosos remolinos y apuñala el viento con oleaje punzante que intimidan la valentía. Amo y señor del destino, acorrala la vida aplastando y empujando hasta el fondo de sus gargantas para arrancar el valor, asfixiar la calma y mostrar el alma inmortal más allá del respirar.

El momento se avecina impetuoso, enfurecido estremece sus aguas socorrido de la sangre incandescente y ardiente del Fuego derramado por la Tierra, el Aire suma fuerzas y enormes olas se levantan, intimidante vendaval en pared sobre el horizonte cabalga hacia interminables playas, estruendo desgarrador desmembra la quietud irrumpiendo con aplastante tenacidad en asentamientos, pueblos y ciudades, gran parte de la civilización sucumbe en desgarradora danza funeraria, dejando apenas unos pocos testigos sumergidos en caos, desolación y muerte.

El Mar inspira al observador apasionado, seduce el corazón vibrante del enamorado, invita e impulsa la lujuria de cuerpos desnudos, generoso siembra oportunidad y cosecha prosperidad, procura exponer la humildad al destruir imperios vanidosos desmembrado hasta sus cimientos, obsequia bendición y cobijo a veleros, botes y embarcaciones que navegan sobre su piel transparente, sustenta para saciar el hambre y regala energía dinámica capaz de mover el mundo, es verdugo del irrespetuoso, protector del inocente y salvador de perseguido por la maldad. Madre, padre y hermano de nuestro hermoso, único y maravilloso planeta tierra, invaluable joya azul del firmamento estelar.

Al pasar del tiempo y superada la hecatombe sepulcral, al fin la comunidad naciente reside en milenaria armonía con el tierno esplendor del amable y amoroso Mar.

Audiovisual Producido y Publicado en mi Canal de YouTube

Link: EL MAR

Importante: El escrito original que redacté concursa en el III Premio de poesía in-VERSO ediciones de poesía y Fundación Escritura(s), no obstante me tomé el atrevimiento de publicar una nueva versión en virtud de que ha sido mejorado (agregando nuevo contenido – cuatro (4) párrafos). Si te gustó mi obra ingresa al link https://clubdeescritura.com/?p=2701666 vota con las estrellas, deja un comentario y comparte, así me estarás apoyando en seguir trabajando, de antemano gracias…



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