Se sentó en el sofá,
despreocupado por el tiempo,
con la calma típica del que no tiene ocupación,
con la tranquilidad del que todo lo ha perdido
y sólo le queda tiempo que perder.
Dedicó algún instante
a vagar por su mente,
a perderse en los recuerdos del pasado,
a revivir viejos tormentos.
Así,
estuvo varios minutos,
como ausente,
hasta que fue capaz de coger ese libro.
Sabía,
que aunque no hablase de él,
algo suyo en él habría.
Sobre todo sabía,
que en él despertaría
un torbellino de emociones.
Viejos sentimientos.
Una melodía llegó a sus oídos.
Sonaba,
la primera nota de las cuatro estaciones
cuando puso su mano sobre el libro,
y él ya era todo otoño.
No por su propia elección,
que se encontraba helado
y por simpatía hubiese sido invierno,
si no por el recuerdo de lo que amaba.
Con el primer verso,
se le erizó el bello al fantasear con la voz de ella,
que en otro tiempo,
a solas le recitaba.
Devoraba poema tras poema,
buscando consuelo.
Buscando el verso,
que aliviase el dolor de su alma atormentada.
Pude ver en su cara,
consumida por la tristeza,
como se dibuja la silueta de la nostalgia,
en tanto que se tomaba un breve receso
para secar sus lágrimas y tragar saliva.
Sin perder tiempo,
clavó sus ojos en el papel.
Buscando,
y ya casi había llegado al final,
una página en blanco,
ese poema sin acabar.
Aquél que verdaderamente hablase de él,
aquél del que pudiese ser partícipe en primera persona.
Escrito por ellos dos
y solo para ellos.
Pude ver el deseo en sus ojos
en el transcurso de los últimos versos,
que le eran tan familiares
y tan desconocidos a la vez.
Pude ver,
como lentamente,
se desvanecía la esperanza
de encontrar el último poema en blanco,
un pequeño escondite al final donde hacer su reseña.
“Aún, a día de hoy,
pienso que fue un error de imprenta”
Así firma él en el presete,
con sangre su poema,
mientras vaga por el mundo
ensimismado en sus delirios,
haciéndose siempre la misma pregunta,
¿Por qué no dejaste una hoja en blanco?
(Error de Imprenta D-MNT)
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