El sol se oculta detrás de las nubes palideciendo el día, el cantar de las aves enmudece al ser consumido por el silencio y aunque se escuchase nadie lo sabría ya que todos los oídos han ensordecido.
Nieblas y penumbras es lo que se asoma a los ojos de los creyentes de un mañana esperanzador. Las puertas se cierran y los caminos se cruzan en un laberinto indescifrable.
¿Será que algún día se verá el oasis en mitad del desierto o sólo seremos consumidos por su aridez e infertilidad esperando que la oscuridad llegue tras la noche para darnos aquel terrible abrazo antes de susurrarnos al oído y darnos el friolento beso de la muerte?
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