Tres adolescentes salieron fuera de sus casas y esperaron a la puerta de al lado, allí trabajaba la niñera más famosa de la comarca por haberse hecho cargo de la mansión encantada supuestamente durante más de tres años sin haber sufrido ningún percance, había estudiado con ellos en el colegio mas al ofrecerle los dueños de la casa una gran fortuna por sus servicios,dejó los estudios comenzando a trabajar para la familia cuando en circunstancias sospechosas desaparecieron sin dejar rastro, se dice que la última vez que fueron vistos fue en las proximidades del orfanato de la calle de enfrente. Los cuatro siempre paseaban por el barrio con tal de hablar sobre los cambios sufridos en la edad mas hoy no era ese el plan. Habían descubierto un juego muy original, su nombre es yeti consistente en que una persona se esconde y el resto pillan, es decir, al contrario que el clásico pilla-pilla de toda la vida, además a medida que se van atrapando a los compañeros estos se convierten en buscadores. Puede ser un juego sencillo mas jugado en plena oscuridad con la linterna del móvil como única fuente de iluminación puede ser asustadizo y aún más si van al orfanato. La chica se negó a ir puesto que desde la muerte de sus jefes, se negaba a acercarse a ese orfanato abandonado, sin embargo, después de la insistencia de los chicos se atrevió. Pensó que nada podría ir mal.

El orfanato se encontraba en un estado deplorable, por las paredes los gusanos habían creado sus propias vías de tren utilizadas para transportar cualquier clase de comida, las puertas chirriaban en el momento de su apertura, las ventanas estaban cerradas a cal y canto, se podía observar una serie de mesas repartidas a lo largo de la sala junto con una pizarra con un rotulador y en otro cuarto una serie de camas preparadas con las sábanas limpias y con buen olor si no fuera porque las moscas eran el ambientador de la habitación. Los niños decidieron no subir al piso de arriba para reducir el rango de búsqueda del juego y sortearon quién sería el encargado de asustar al resto y le tocó a la niñera. Esta fue a esconderse mientras que los tres comenzaron a contar, tras el minuto establecido en las normas iniciaron la búsqueda.

-¿Separados o juntos?

-Juntos.

-¿Te da mal rollo?

-¿A quién no?

-A mí no.

-¿Habéis oído eso?

-¿El qué?

-Yo no he oído nada.

-Era de broma.

-Siempre con las bromas, ya te vale.

-Vamos a buscarla.

Se aproximaron a la escalera cuando comenzaron a oír susurros provenientes de las escaleras. Con la sensación de extrañeza, se acercaron poco a poco a la fuente del sonido sin apenas hacer ruido y con las linternas bien abiertas cuando notaron un contacto por detrás y tiraron los móviles al suelo.

-Pillados.

-Nos has asustado de verdad.

-¿Qué eran esos susurros?

-He dejado el móvil con una grabación susurrando para que vinierais para acá.

-Eso no vale.

-Es verdad, es trampa.

-Ahora nos vamos a esconder nosotros y no nos vas a encontrar.

-Ya lo veremos.

Los chicos se escondieron dispuestos a hacer trampas con la intención de ir detrás de la chica tirando muebles, vasijas, objetos intimidándola para después culminar la venganza. Se colocaron tres en posiciones estratégicas sincronizándose para evitar la respuesta de la chica. Después de contar, la chica comenzó su acercamiento hacia las escaleras cuando escuchó la canción de la escena de la ducha de la película de Alfred Hitchcock “Psicosis” cuando por detrás cayó un jarrón, sorprendida se dio la vuelta cuando justo a su lado aparece junto al suelo una cuchara de cocina. La música se detiene y escucha los susurros que puso en su móvil.

-Parad, ya no tiene gracia.

Nadie respondió solamente el chirriar de una puerta al abrirse y la luz de su móvil se apagó oyendo el susurro de su nombre con una voz grave y queda.

-Habéis ganado, parad ya.

-Aquí nadie gana, pequeña.

-¿Quién eres? Muéstrate.

-Soy un fantasma.

-Los fantasmas no existen.

¿No? Ve andando hacia mi voz y enciende la luz.

La chica fue andando hacia donde escuchó el ruido cuando sintió algo en la pierna y trastabilló hacia adelante. Alguien por detrás comenzó a reírse.

-¿Ves, pequeña? Sí existimos.

-Simplemente me he tropezado y ya sé que esto es una especie de broma.

-Te he hecho la zancadilla, ¿no has sentido mi pierna?

-Sí y por eso sé que no eres un fantasma.

Rápidamente la niñera más famosa cogió al fantasma de la cabeza y tiró quitando el velo blanco. Los tres chicos uno encima del otro reían a pesar del pronto fracaso de su plan.

-No volváis a hacer eso.

– Ha sido lo más gracioso que hemos hecho en mucho tiempo.

-La próxima vez venimos a contar adivinanzas oscuras.

-Mañana mismo.

-Por mí vale.

-Ya hablamos, ahora vámonos de aquí.

Se dirigen a la puerta mas antes se oye el chirrido de la escalera sin ver a nadie bajarlas, seguramente se debería a la antigüedad del orfanato, abren la puerta entrando una ráfaga de aire refrescante acompañada de una risa malévola aunque esta provenía del interior lo cual hizo que el grupo corriera los cien metros al ritmo de Usain Bolt.

-¿Qué era eso?

-No lo sé.

-Esa risa no era normal.

-No empecéis, sé que habéis sido vosotros.

-Te prometo que nosotros no hemos sido.

-Esa risa no es de ninguno de nosotros, tú lo sabes.

-Entonces,¿qué era?

-No lo sé, mañana aún con más motivo venimos y lo averiguamos.

-Me huele mal esto pero vale,¿ misma hora que hoy?

-Sí.

Al día siguiente, los niños se dedicaron a contar por el barrio cómo habían asustado a una famosa disfrazados de fantasma y el misterio de esa risa malvada del orfanato. Sus padres les pidieron por favor que no acudieran al lugar otra vez mas los jóvenes ignoraron los consejos de sus progenitores.

La chica estaba muy inquieta desde anoche, no tenía ganas de visitar el orfanato de nuevo, suficiente es con escuchar la risa una vez para dejarla sin dormir con pesadillas mas sus amigos no les importaba, se creían los detectives del pueblo y no quería que sufrieran ningún daño porque sabría que se sentiría culpable si no estaba en el caso de que ocurriera. Debería estar acostumbrada a los lugares sombríos y oscuros porque desde la muerte de sus amos hace dos años, ella se dedicaba día y noche a la mansión aunque el orfanato tenía una especie de aura que le producía un nudo en la garganta y esa risa aún más. Rezó para que sus amigos no cumplieran su palabra mas no escucharon sus plegarias.

Antes de entrar, un señor mayor los paró:

-¿Adónde van, jóvenes?

-Al orfanato, señor.

-Es ilegal y muy peligroso para vosotros.

-¿Para nosotros?

-Exacto, no sabéis qué horrores alberga el orfanato.

-¿Cómo lo sabe usted?

-Estuve trabajando muchos años allí.

-Demuéstrelo.

-Os guiaré y de paso os cuento un par de cosas.

-Como podéis observar, los gusanos lo invaden, las puertas y escaleras chirrían y el estado es desastroso mas todavía conserva ciertos aspectos del pasado. Hace diez años, yo daba clases a aquellos niños del orfanato los cuales no podían ser inscritos en las escuelas y había uno que destacaba por su brillantez, me parece que era superdotado pero nunca se efectuaron los test, lo único era que tenía una personalidad un poco oscura, se dedicaba a asustar al resto de los niños haciéndoles creer que el orfanato estaba encantado. Una vez, fingió su propia muerte después de pintar en la pizarra con tomate: “1+1=MUERTE”. Después de llamarnos a los trabajadores del lugar de madrugada, llegamos al sitio y se levantó simulando su resurrección como un fantasma, y desde ese momento decidió convertirse en un fantasma para recordar esa noche al resto y asustarlos así que se pintaba la cara de blanco, se dejaba el pelo muy corto y caminaba sin hacer ruido. Hasta que un día intentó asustar a uno de los niños y el chaval murió de un infarto, fue expulsado inmediatamente del orfanato trasladado a otra comunidad y se dice que desde ahí todas las noches se oye la risa del niño antes de dar el susto atribuyéndole el significado de la muerte.

-¿Y cómo era esa risa?

-Malévola y queda.

-La escuchamos ayer.

-Entonces, os sugiero que corráis y no miréis atrás.

Los chicos comenzaron a correr cuando volvieron a oír esa risa mas el trabajador no estaba con ellos. Volvió a chirriar la puerta mientras que la risa se convertía en un grito desgarrador. Pararon antes de irse y dirigieron las linternas a la sala, el trabajador estaba tendido en el suelo muerto con una herida y de repente reptando por el suelo se observa una cabeza sin ojos,pelo negro, cuello alto, orejas cortadas y nariz puntiaguda diciendo: “Hambre, hambre”. Cerraron la puerta antes de que la cabeza mordiera a alguno.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS