Soltería absoluta en la adolescencia
Chico universitario con ya casi 19 años y aún en estado civil de soltero, nulo historial de relaciones amorosas con una chica y con noble mantenimiento de su virginidad. En tiempos de tanto libertinaje, infidelidad y amor basado en dinero o apariencias realmente es peculiar y condicionado el acto de amar para comprometerse a formar un auténtico vínculo sentimental, solamente fluyen y coexisten relaciones tóxicas, hipócritas y poco duraderas en donde reina el involucrarse superficialmente mas no el arraigarse al otro(a) con toda la responsabilidad que lo amerita.
Justamente estas razones ponen en evidencia a la soltería como una realidad de determinadas personas que simplemente no se acoplan a los estándares y condiciones que giran en torno a las relaciones amorosas en tiempos contemporáneos, quizá sus personalidades en la adolescencia impliquen mayor madurez, seriedad e incluso ideas conservadoras que los demás con iguales edades, estos y más rasgos desgraciadamente los limita y ni siquiera entienden las tácticas de conquista vigentes, enamoramiento, etc que la mayoría de jóvenes menores de 20 años usan y aceptan. Esto no quiere decir que aquellos que se quedan solteros estén mal, pero a nivel sentimental, el hecho de no encajar ni encontrar su otra mitad les genera malestares emocionales, no hay manera de solventarlo usando remplazos, es una circunstancia innata que el ser humano padece.
Los tiempos han cambiado radicalmente sin embrago ciertas personas nacidas en generaciones recientes no se han adecuado ni adaptado a las nuevas tendencias entonces se sienten marginados y creen que ellos mismos han cometido errores, al fin de solucionarlos pierden su personalidad característica y la que los diferencia de los demás, sin embargo no se dan cuenta de que la sociedad en general es la que verdaderamente se encuentra en pasos incorrectos, por esta razón las relaciones amorosas y afectivas han perdido valor y coherencia, muchos se excusan con la idea falaz de la supuesta revolución social que debe darse para bien del progreso y evolución humana en virtud del futuro, igualdad y libertad, esta última en este contexto es confundida con el libertinaje. Nadie toma en cuenta que ciertas tradiciones, procesos, conceptos, etc que en este caso están vinculados a las relaciones de pareja, estén dotadas de un carácter imperecedero, universal y eterno, así como el amor en su forma más pura, por ende, no están sujetos a mayores cambios, son dogmas casi irrefutables, justamente ese rasgo garantiza encanto y atracción entre los seres humanos.
La inteligencia a simple vista parece ser el rasgo menos atractivo en un ser humano, sin embargo no es así, lo que ocurre se llama tergiversación del valor personal, lamentándolo mucho, casi en todos los casos es más preponderante el físico, dinero y demás aspectos que son momentáneos, pues cuando estos se desvanecen o se pierden, la vacua atracción que unió a esas dos personas también decae, justamente esa es la principal causa de divorcio, muchas parejas se enamoran del personaje que han recreado de su cónyuge mas no de los defectos y virtudes inmateriales e impregnados en el alma, entonces en la convivencia diaria caen en cuenta que la supuesta belleza, riqueza y labia que verdaderamente los enamoró ya no genera un peso significante en su relación, las actitudes, acciones y personalidades reales comienzan a aparecer y eso ocasiona choques, discordancias, discusiones y demás problemas. Por ejemplo, que saca una mujer de un hombre rico y guapo, si este es un individuo machista, sexista, borracho y violento. Así mismo, que gana un hombre con una mujer dotada de gran cuerpo, belleza física y finas facciones faciales si ella es infiel, traicionera, mantenida y embustera.
En el ejercicio del matrimonio diario, los rasgos físicos y el dinero que a muchos erróneamente unieron pierden gran valor ya que más importancia y peso obtienen todos los detalles, acciones y actitudes vividas en la cotidianeidad, estas a su vez encuentran su origen en los defectos y virtudes que poseen las personas, si estas fallan o no coinciden se generan los típicos problemas de pareja que en ciertos casos llegan a separarlas, he ahí la cantidad de divorcios. El verdadero enamoramiento es producto de la convivencia e interacción que dos personas experimentan en la vida cotidiana, el éxito de una relación radica en la aceptación y buen recibimiento de los defectos, virtudes, costumbres, ideologías, etc que dos personas se deben tener mutuamente, esto equivale a la perfecta «química» de la que tanto se habla, sin embargo hay que considerar que el amor no es como las matemáticas, una ciencia exacta e infalible sino que varía y depende de cada caso y pareja, en unas es mejor que los seres humanos a unirse sean iguales en rasgos de conducta, gustos y actitudes, en cambio hay otros dúos que consiguen el equilibrio en su relación con ideologías contrarias y poca concordancia en sus costumbres y maneras de proceder.
Los factores que hacen variar dichas circunstancias son diversos y eso provoca que una relación sea riesgosa y con probabilidad de desestabilizarse, a pesar de este mal precedente, si es posible alcanzar la «química» reiterando en que el enamoramiento debe ser un proceso lento, progresivo y profundo, pues la idea es sentir lo inexplicable hacia una persona en calidad de ser humano, no al personaje que en nuestra mente creamos a partir de ese ser humano porque sino solamente nos estamos ilusionando e incluso endiosando a un hombre o mujer que por rasgos innatos también son imperfectos y según la religión pecadores. Por estas razones es que en el acto de amar debe primar los rasgos comportamentales, psicológicos y espirituales ya que son justamente estos los que garantizan la verdadera unión entre dos personas, en la interacción diaria los rasgos físicos y materiales pierden importancia y si nos basamos solamente en ellos es muy probable que la relación se desgaste y no prevalezca en largos periodos de tiempo, es más inestable y conflictiva.
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