Recuerdo una voz alentándome a ir hacia ella gritando «Estela… Estelita vení».
En ese momento comencé a darme cuenta de mi entorno, había un viejo pasillo y me encontraba en el dilema de bajar el escalón que me conducía al patio de la vieja casa de mis abuelos, me acompañaba un ser peludo, negro y mas pequeño que yo su nombre era Chiquito, el perro que me seguía a donde fuera, fue cuando de pronto vi mis pequeños pies y dije son los que hacen que me mueva y brinque el escalón con mucha seguridad siguiendo la voz que me llamaba, al final veo a mi padre y comprendí que me llamaba por mi nombre.
Ya acogida en su regazo me percato de que también tengo manos aunque mucho mas pequeñas que las de mi padre pero por supuesto eso no me impidió intentar abrazarlo como el a mi.
Desde ese momento comencé a darme cuenta de todo lo que me faltaba por descubrir, había definitivamente cruzado la linea del ser un bebé aparentemente inconsciente a tener conciencia de mi existencia.
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