Asi estaba ella, tendida en la hamaca, en las interminables noches de sus dias que eran los unicos momentos en los que tenia un poco de paz y sosiego.

  Desde que Servando la poseyo por la fuerza no vivia, o mejor, no se trasnochaba para otra cosa que para su venganza. Revivia, como en una pornografica vulgar, todos los momentos de lascivia y lujuria que tuvo que vivir a manos de aquel viejo satrapa, sin encontrar lenitivo para su dolor fisico y moral; «una tanto cuidarse que vaina para que venga un hijo de puta a joderla a una sin mas ni mas»; en este soliloquio se le iba la noche, en su cuarto, buscando resquicios en la madera del closet desportillado, observando las volutas de humo que salian de la espiral, los descascarados zapatos de charol, las grietas de las paredes a las que comparaba con la nueva forma de su sexo pareciendoles iguales de profundas y amorfas, por esas mismas grietas entraba una solucion diluida de aire y paja quemada;  repentinamente empezo a temblar su cuerpo empezo a sudar su cuerpo grito ella canto el gallo, y amanecio.

BARQUISIMETO, VENEZUELA, 18 DE ABRIL DE 1987. (N.L.Y.G)
 

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