Otra vez tu brazo
rodeándome el cuello.
Otra vez esos muros,
y mis miedos a saltarlos.
Otra vez tus mejillas,
y el tiempo en parada.
Otra vez mi mirada
persiguiendo tu huida.
Otra vez que mi espalda te escucha,
y que la alegría dura poco.
Otra vez que subí a lo más alto.
Que pude robar el fuego.
Otra vez que te fuiste,
y para no estar triste,
buscaba un cuerpo más frágil.
Otra vez que tus labios
se equivocaron de sitio,
y recurrí a los de ella.
Que besa y te sabe a cristal.
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