UNA CANTANTE EN LA RECEPCIÓN
En la recepción del edificio se encontraba Denis Derman, un hombre esbelto de mediana estatura que apenas aparentaba su edad de veintidós años incluso aún con su corta barba de unos tres días sin ser afeitada; parecía recién salido de la secundaria y con su figura atlética daba mucho que decir respecto a su grandioso estilo de vida. Su cabello rizado y corto de color castaño oscuro apenas peinado exponía con firmeza su apariencia un tanto juvenil, mientras que su mirada penetrante y segura lo hacía ver como una persona madura, con atenuante debilidad y una gran fortaleza mental con virtudes de superación y excelencia.
El lugar era frecuentado por estudiantes de música que se juntaban para ensamblar sus canciones en los salones que eran alquilados en el edificio donde trabajaba Denis, su tarea era recibir a los clientes exclamando como siempre “bienvenidos a Music Room, estoy a sus órdenes”.
Denis llevaba un poco más de ocho meses allí, su horario de trabajo era de dos de la tarde a diez de la noche de lunes a viernes, en la mañana hacia su rutina de ejercicio y estudiaba pedagogía. Él necesitaba dinero extra para cubrir nuevos costos universitarios, afortunadamente gracias a la amena relación que tenia con su jefe, consiguió un espacio para trabajar los sábados.
En el primer sábado que el joven piso la recepción, apareció la figura hermosa de una mujer tras la puerta de entrada, Denis la notó de inmediato incluso tras las ventanillas ovaladas que decoraban la doble puerta del edificio. Su cabello ondulado y castaño se desprendía como una silenciosa cascada un poco por debajo de su dorso, sus ojos como dos estrellas brillaban brindando un espectáculo de belleza inigualable, cada parpadeo se sentía como un estadio aplaudiendo de asombro por tan hermosa presentación ofrecida por su iris color ámbar. Sus mejillas daban la sensación de ser tan suaves como ningún otro material existente en la tierra; eran un tanto pálidas, blancas como una paloma recostada en medio de un jardín de flores rosas que se arropaba entre los diminutos hoyuelos que se formaban por su tierna sonrisa. Sus labios cálidos tan delicados como sus manos y con un claro rojizo como los pétalos de una rosa, decoraban a aquella mujer encantadora junto a su ropa juvenil con el trazo particular de la figura de una princesa.
La joven de dieciocho años de edad que aparentaba tener tan solo quince, era una estudiante magistral de segundo grado en música que solía reunirse con su banda en Music Room los días sábados en la tarde hasta la noche. Su voz era la sensación de la universidad por su gran talento y dominación de la misma, no había género musical que le diera la talla, aún así, ella mantenía una posición humilde; consentida por su personalidad tímida y alegre que la ayudaba a manejar un bajo perfil hacia su talento lo que la hacía una mujer de admirar y respetar.
En el momento que ella ingreso al edificio, el lugar se lleno por completo con la calidez y sencillez melódica que regaba su dulce voz, cada palabra que entonaba era como ver nacer a una nueva estrella y se esparcía por cada pasillo.
El primer rostro que ella vio en el instante en que entro a la recepción fue el de Denis.
—Bienvenida a Music Room, estoy a tus órdenes.
Ella respondió asintiendo con una sonrisa y extrañada por el nuevo encargado de la recepción pero sin disgusto alguno, puesto que el rostro de él le parecía agradable y atractivo.
—¡Hola! —saludo ella, tras la bienvenida del joven.
—¿En qué le puedo ayudar? —pregunto Denis.
—Con mi banda apartamos un salón de ensamble a esta hora —respondió.
—¿Su nombre por favor? —Le pidió.
Él con expectativa espero como los labios de aquella hermosa chica recitaban el nombre que le había sido colocado de pequeña. El joven no podía mantener la mirada en sus ojos color ámbar por temor quizá o por timidez, tal vez simplemente por respeto y falta de confianza.
—Lilian Berck —se presento. A él le resulto peculiar y tierno el nombre de aquella chica
«Se llama Lili» pensó en sus adentros.
Posteriormente le fueron entregadas las llaves a Lilian esto mientras su banda ingresaba al edificio. Pero él no podía dejarla ir sin preguntarle sobre la canción que cantaba mientras entraba, así que llenándose de valor lo hizo.
—Inocencia —respondió mientras con suma delicadeza y ternura elevaba sus hombros y exponía sus palmas con sus dedos semi-flexionados apuntando hacia arriba— de Mak Zerolf —finalizo mirando al suelo frotándose la nariz con su índice derecho.
—Nunca la he oído, pero debe ser una gran canción.
—El cantautor no es muy famoso, aunque para mí lo es, —contó con suma firmeza— su sangre corre por mis venas —añadió mientras se iba—… ¡Y si!, —exclamo mientras subía las escaleras apenas girando la cabeza hacia Denis—, es una gran canción —confirmo ella con identidad. Él sonrió.
Más tarde salió Lilian mientras Denis se preparaba para irse a casa. Había comenzado a llover fuertemente. Él se abrochaba su cálida chaqueta ovejera, mientras que ella alistaba su paraguas color púrpura oscuro.
Denis noto que ella no se encontraba bien abrigada, mientras Lilian se percato de que él no traía un paraguas. La lluvia era tan fuerte que apenas se podía ver la calle entre la neblina y el frío, Los dos salieron casi al mismo tiempo del edificio, Denis fue quien cerró la puerta, se encontraban ubicados bajo un corto techo que protegía de la lluvia a la decorada entrada del sitio, estaban a medio metro de distancia.
Así comenzó su historia, ambos de pie pensando en si esperar a que cesara un poco la fuerte lluvia o salir enseguida. Ella luchando contra el frío tomando con fuerza el mango de madera negro de su paraguas y él pensando en cómo no mojarse mientras apretaba sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta ovejera.
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