De dietas escribí mi obra, de dientas parcas y fútiles,
de dietas de pensamientos se nublaron mis ojos, de dietas de gustos,
de dietas que atan el gusto por el gusto, de los disgustos.
De dietas detuve mi andar y me volví piedra,
y me volví tierra,
y me volví carencia y los pensamientos me dejaron ceca
y mi devastación se volvió fuego y arrasó todo,
y lo cubrió todo y mis letras se suicidaron
y mis palabras se volvieron grises
y me sedujo la nada;
y me volví oscura y me volví historia.
Y mi dieta se volvió agotada, cansada, aterrada…
Y me quite la dieta de acortar mis palabras,
y lustre mis zapatos y me vestí de rojo,
y me volví gordita, llenita de experiencia
y volví a escribir, y mis palabras lo cubrieron todo
y me volví estrella y cometa,
y mi pluma se volvió eterna…
Y mi dieta se acabo, mi sequia se volvió caudal,
y mis ríos le dieron vida a mis parajes,
y los ruiseñores volvieron a mis dedos,
y entonces por fin e vuelto a redactar.
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