No deseo que mi ruido
pueda dañar las nubes
de un cielo tan extenso.
De un alma tan exenta.
No creo que sus pájaros
puedan batir las alas
en este clima desértico.
En este baile sin música.
Ojalá que algún día acerques
tu nariz a estos olores,
y después de ello decidas,
si preferirías las flores.
Quizás encuentres alguna
que quede bien en la casa,
pero que al igual que yo,
solo vaya a estar de paso.
Mis flores ya están marchitas.
Hace tiempo que cayeron.
Y desde ese día, los vientos,
hacía tiempo que callaron.
Un pétalo seco
sigue siendo pétalo pero,
cansado por el tiempo,
ya no pudo esperar más.
OPINIONES Y COMENTARIOS