De los amores, las ausencias, las esperanzas y las tristezas

De los amores, las ausencias, las esperanzas y las tristezas

Lfabic

06/07/2019


PROLOGO


A quienes

han estado…

han partido…

han dejado su huella…

A quienes permanecen y nos permiten descubrir que aún estamos vivos…

A quienes nos regalaron la posibilidad de saber que las emociones y la piel no saben del olvido…

a él…


DE LOS AMORES


AMALGAMA

Te cuelas entre las rendijas de mi alma dejándome rendida y entregada a tu voluntad, a tu deseo.

Recorro irreverente los recodos de tus fantasías, regalándote la alegría de quien descubre la certeza de los supuestos.

La noche me va arropando de silencios en los que el arrullo de tu voz se hace más penetrante, en los que el eco de tu risa me revive y nutre.

Te entrego mis murmullos al oído, contándote de mi dicha y gozo por sentirte.

Lentamente te vas adueñando de mis palabras y mis besos.

Sigilosamente robas mis secretos y desanudas mis dudas convirtiéndome en reina y esclava, al compás de tu respiración agitada y presagiante.

Te recibo despojada de temores o pudores, plena de soles y simientes que entrego a tu cosecha.

Despliego mis alas al compás de tu vuelo acompasado y firme, floreciendo en cada caricia con que riegas mi cuerpo.

Ni aquis ni allas.Ni fueras ni dentros.Ni yo ni vos.

Nosotros, en el exacto momento en que somos uno.

En el mágico instante en el que nos descubrimos en la mirada del otro.


AUSENCIA PRESENTE

Comprobó que la puerta estaba cerrada con llave y el pestillo colocado.

Fue al baño, se recogio el cabello, se puso el camisón.

Encendió el fuego y colocó la pava sobre la hornalla.

Mientras, guardó las pocas cosas que aún quedaban en el secaplatos.

Se preparó un café.

Encendió el equipo de audio.

Colocó dos CD en él.

Apagó las luces.

Se sentó en los almohadones que se apilaban a mitad de camino entre el equipo y la mesa ratona.

Cerró los ojos.

Los abrió de nuevo.

Bebió un sorbo de café.

Y lo esperó.

Y una vez más, la acompañó.


AMARTE

Muchas veces me paro delante de mí misma.

Infinidad de instantes de mis días, los he dedicado a tratar de conocer a ese ser que dicen que soy yo.

Innumerables momentos me detengo ante mí, para preguntarme por mí misma.

Pero también, muchas veces te miro.

Y no con la mirada ausente o fugaz, no con la mirada vacía o trivial.

No.Te miro con los ojos ávidos de ver lo profundo, lo invisible, lo que en realidad no puede verse. Te miro con la mirada del alma, con la mirada del afecto, con la mirada de la ternura.

Muchas veces me pregunté que sería de mí sin vos. Muchas veces me traté de imaginar sin tu presencia, no de aquí en más, sino con tu ausencia desde siempre.Me traté de imaginar sin haberte conocido, sin haber sabido de tus virtudes y tus defectos, sin haber bebido de tus alegrías y tus dolores…

Muchas veces lo intenté y no lo logré. Cuando buceo en lo profundo de mí, siempre llego a vos. Cuando me pregunto por quien soy en realidad, solo tiene sentido la respuesta, si te involucra, si te hace partícipe. Difícilmente pueda encontrarme, sino me busco a partir de lo que construimos juntos.

No sé si soy capaz de describir el amor, si no te describo. ¿O acaso el amor no es esa mezcla de odio, ternura, sorpresa y decepción que día a día nos vuelve a reunir con la íntima certeza de ser felices? Te veo llegar, te veo partir, te siento alejarte, te siento acercarte. Conozco el sonido de tus pasos y el presagio de tu mal humor.

Muchas veces me detengo frente a mí misma, para verificar si realmente sé quien soy y solo tengo la seguridad de la respuesta, si me mantengo junto a vos. Sé que soy quien soy, en la medida en que tengo conciencia de lo que somos, de lo que sentimos, de lo que construimos, del futuro que enfrentamos…

Soy feliz porque sé que hemos sufrido y gozado juntos, soy feliz porque sé que contenés mis angustias y disfrutás de mis triunfos, soy feliz porque sé que me seguís eligiendo a pesar de los tiempos y de los desencuentros…

Los años nos fueron desdibujando de lo que fuimos, para darnos una nueva imagen.

Tal vez peinemos canas, pero no velamos ideales, tal vez carguemos arrugas en el rostro, pero no enterramos convicciones…

Muchas veces me paro delante de mí misma.Infinidad de instantes de mis días, los he dedicado a tratar de conocer a ese ser que dicen que soy yo. Innumerables momentos me detengo ante mí, para preguntarme por mí misma.

Pero también, muchas veces te miro.

Y al mirarte, no hago más que verme, pues es en vos que me descubro en mi verdadera medida. Es en tu mirada, donde descubro mis errores y mi valía, es en tu reconocimiento y en tu crítica, donde tomo conciencia de mi misma.

Solo puedo reconocerme, si te siento parte de mí.

Es imposible pensarme sin pensarte, explicarme sin explicarte, sentirme sin sentirte, saberme sin saberte, amarme sin amarte.


BUENOS AIRES

Camino tus calles con una curiosidad extraña que me envuelve y confunde.Respiro del hollín de tu aire, deleitándome con la rara sensación de estar llenándome de vos.

Arrastro mis pies sobre la piel de tus veredas, arrugadas y ajadas por el tiempo y la carencia de autoestima algunas; brillante y sedosa por la preocupación de aquellos que piensan en vos cuando necesitan que pensemos en ellos, otras…

Recorro con mis ojos las formas de tu cuerpo de cemento y verde. Me confunde esa amalgama de dureza y ternura que te conforma desde tu propia esencia.

No pertenezco a la casta que te sufre y da vida desde siempre.

No jugué de chica en tus veredas, ni miré desde la ventana del bar la angosta Av. Corrientes. Nunca fui habitué de tus noches de cine en la calle Lavalle ni del “underground” que echa raíces en tus rincones ocultos.

El gris de tus días de lluvia me hace partícipe y cómplice de tu tristeza al mirar la costanera que ya no es costa, el puerto donde Quinquela ya no pinta …

El brillante de tus días de sol, me deja festejar con vos tu orgullo al mirar el río sangre de tus venas y el camino de colores que inmortalizó el poeta.

Me sumerjo en los túneles de tus subterráneos, como intentando descubrir los secretos que te dan vida, ocultos tras las paredes sucias y el murmullo de quienes te transitan.

Me acerqué a vos como siguiendo un mandato que no sé ni cuando, ni como, ni de quien recibí.

Y te amé como si te hubiese amado desde siempre, aún sin saber de vos y de tu abrazo.

Me recibiste con el temor de aquel que ha sufrido el dolor de los amores truncos, con la indiferencia y la frialdad de aquellos que no entienden del engaño en cuestiones del corazón. Con la inocencia de aquellos que una y otra vez vuelven a jugarse por el sentimiento, como si las heridas recibidas, no sangraran en cada nuevo desengaño.

Poco a poco fui ganando tu confianza. Poco a poco mi amor incondicional y persistente, se te coló entre el empedrado hasta hacerte mía, hasta hacerte creer en mí.

Los años, nos fueron moldeando la una a la otra, entregando en cada encuentro lo mejor y lo peor de nosotras mismas con la tranquilidad de quien se sabe comprendido y aceptado tal cual es…

Como siempre en estos casos, tuvimos buenos y malos momentos, nos adoramos y nos odiamos, nos peleamos y nos reconciliamos.

Sos mi lugar por elección, porque fue verte y amarte, porque al conocerte supe de tu llanto silencioso y de tu risa arropada bajo las vías perennes del tranvía.

Sos mi refugio y mi referencia, cuando necesito sentir arraigo; sos esa tristeza inexplicable que me embarga cuando camino tus calles en las noches.

¡Cuántos de quienes pisan tus espacios se dan cuenta que cada piedra del empedrado, cada baldosa de las veredas, cada palmo de tu alma tiene sabia, sufre y festeja por ellos, vive para que vivan!

Hoy quiero confesarte este amor sin fundamentos, este amor que sólo sabe de sentir porque se siente, este amor que me regala la inmensa alegría de reconocerte en cada gesto que te muestra, añosa y futurista, cálida e indiferente, optimista y patética.

Cada gesto que te muestra tal cual como sos. Exactamente a la medida de mi amor.


CAMINANDO

Transitar las veredas rotas de las calles que alguna vez pisamos con ritmo desigual. Detener la mirada en cada puerta, en cada ventana, en cada vidriera, casi sin verla en realidad…

Perderme en el recorrido irregular de las hojas que el viento de otoño arrastra por sobre nuestros hombros, distraerse de la realidad, ausentarme de mi propia imagen para levantar vuelo junto a aquel gorrión que navega entre los árboles del Jardín Botánico.

Prenderme al sonido de los caños de escape de los autos que pasan a mi lado, para ensordecer los quejidos de mi alma, sofocar el grito de mi sangre con el manto espeso del hollín de esta ciudad que me ahoga y me eleva, de esta ciudad que me ignora y me reconoce…

Explorar el uniforme del mozo de la confitería metiéndonos en cada detalle de su camisa, forzándome a adivinar que lleva en la bandeja, sorprender con los pasos a los papeles que juegan a la ronda con el viento en las esquinas.

Evadirme tratando de descubrir la forma de las nubes, ¿un osito?, ¿una montaña?, ¿un castillo?… Lo que sientas, lo que creas, lo que necesites que sea…

Llegar hasta la boca del subte, y mirar con sorpresa la escalera que baja hacia… ¿dónde?…¿Qué inimaginables sitios descubriré al descender por la ruta de los escalones?¿Será el paraíso?¿Mi infierno tal vez?… Mirar hacia abajo, hacia el hueco oscuro por donde otras almas deambulan buscando sus destinos, quizá.

Perpetuarme en el murmullo de las ramas que bailan irreverentes frente a mi mirada melancólica, que observa interrogante buscando comprender la coreografía que las armonice. Lenta, pausada, despreocupadamente. Mirar hacia el cielo, sintiéndome parte de la savia y de las cosas, de las vidas ajenas y de la propia, sintiendo que soy pieza del universo.

Regocijarme con la risa irreverente y plena de un niño que corre entre la gente, un niño que podría ser mi hijo, o el tuyo. Serenarme ante la certeza de estar viva.

Llenándome con los sonidos, las imágenes, los sabores y los aromas que la vida me ofrece para poder atesorarlos en la memoria del alma, con la secreta y oculta intención de encontrar el momento en el cual poder volver a compartirlos. Atiborrándome de sucesos cotidianos, de risas y de llantos, de bocinazos y frenadas, de charlas de café ajenas, de vivencias extrañas…

Caminar.

Sin que se note, sin que se sepa, sin que se entienda.

Caminar en tu compañía.


DE LAS FELICIDADES

Se trepo a la cola de un barrilete de sueños y colores, con el que remontó vuelo a los cielos de las risas y los abrazos.

Dio vueltas y más vueltas entre las cornisas de los sueños a contrapelo y a contracordura, desprendiéndose de los miedos que no podían apresarla.

Se engalanó el cabello de soles y de lunas, dispuesta a ser la reina de sus propias fantasias en la gran fiesta de su ansiada alegría.

Bebió de prisa de las mieles de los besos, empalagándose de plenitudes y mariposas, hasta quedar exhausta recostada en el hombro de una quimera que por allí pasaba.

Atesoró una a una las palabras que ese sueño soñado le susurraba al oído enamorado, haciendo collares con las frases que lucía orgullosa sobre el pecho.

Se volvió ave y se volvió agua…. Voló entre las nubes y corrió entre las piedras, conoció los secretos de la brisa y las plenitudes de la tierra.

Se abrazó a su mirada y lo llevó de viaje prendida a su pollera, lo innundó de amares y de entregas.

Se adueño de los sonidos y de los silencios, de las risas y los significados de las caricias, de las ausencias sin angustias y de las presencias sin certezas.

Migró por los cielos de las felicidades no esperadas, se hamacó entre los encuentros y las esperas. Y fue entonces, que su alma atiborrada de esperanzas y canciones, casi, casi, se parecía al sol.


EL PACTO

No voy a invadirte ni a intentar cortar tus alas, pero sí es posible que trate de acoplarme a tu vuelo para no perderte en algún cielo lejano.

No voy a dejarme vencer por la tentación de llenar todos tus huecos, pero sí puede que ocurra que me empeñe en conocerlos para poder comprenderte mejor.

Prometo solemnemente no filtrarme en tus sueños mas ocultos, pero no podría jurarte no caer en un descuido y querer formar parte de ellos.

Quiero saber cuales son los sonidos de tu alma, pero también sabré respetar sus silencios.

No compongas el personaje de quien quiero que seas, porque en realidad te necesito tal cual sos, sin caretas ni maquillajes, sin discursos ni gestos aprendidos y oportunos.

Enséñame el ritmo de tus pasos, para que pueda acompañarte, pero no me permitas caminar por vos… como tampoco yo me permitiré seguirte. Quiero ser tu par, no tu guía ni tu esclava.

Dejame reconocer los matices de tus estados de animo, darme cuenta del por que de tus risas y la razón de tus lagrimas.

Dame la oportunidad de mostrarte mis cielos y mis infiernos, de descubrir ante tu mirada mis miedos y mis certezas, de descorrer ante tu deseo el grueso velo de mis ansias.

Regalémonos el placer de tomarnos de las manos y reconocernos en el contacto de la piel esperada, en el cruce de las miradas que una vez mas nos demuestran que ni el tiempo ni las ausencias tienen olvido.


EL BESO

El rumor de las palabras encimadas en el aire, poblaban hasta el ultimo rincon de aquel bar.

Las paredes que cobijaban generosas el paso de los años, parecian lucir con orgullo aquellas marcas que los golpes de las sillas y el humo de los cigarrillos habian ido dejando en cada poro de su extensa piel. Seres anonimos conversaban en las mesas ubicadas en una especie de coreografía mal armada sobre el total del espacio existente.

Y ella los miraba… Pero ella no los veia…

Sus manos estaban entrelazadas alrededor de aquella taza de cafe… El calor que de la misma emanaba, le proporcionaba una sensacion de placer en las palmas, que contrastaba con su expresion casi estatica, indiferente, ida…

Comenzo a recordar aquel momento…. Y comenzo a brillar en su piel una luz distinta…

Primero, recordo como sus manos se habian enredado con las de el en un baile de caricias timidas y contenidas, tratando de descubrir en esa piel las respuestas que no lograba hallar en otros lados… Caricias que simulaban palabras, que decían sin sonidos, que expresaban sin palabras…

Y esa sensacion de plenitud y mariposas recorriendo cada hueco de su alma, cada poro de su cuerpo… Revivio cada gesto, cada palabra, cada momento en que necesito respirar profundamente, para no perder el sentido… Revivio cada cosquilleo en su estomago, cada sensacion que esas caricias le causaron…

Casi inocentemente, o tal vez sin inocencia, sus cuerpos se fueron acercando pausadamente, timidamente, cautelosamente. Cada vez el deseo era mas fuerte, mas profundo, mas visceral… El abrazo surgio intenso, fraguando ambos cuerpos en uno, ambos deseos en uno, aunando los miedos a las ganas arrolladoras, aunando las esperanzas a las resignaciones…

Las palabras parecían haber escapado de sus voces y haberse transformado en caricias y emociones.De repente, el mundo había entrado en silencio… El lenguaje de las sensaciones se habia convertido en dueño y señor de esos reinos…

No habia resquicio de su piel que no entendiera los mensajes y no respondiera las preguntas… No habia superficie de su cuerpo que no gritara su emocion… El roce de la piel con la piel, de las almas con las almas, era el unico lenguaje que podia comprenderse en ese momento.

Se separaron un instante para que los ojos pudiesen participar del festin de los sentidos.Y se miraron… Y nuevamente las palabras, se retiraron sorprendidas…

Se miraron un instante, un siglo… ¡Quien puede ponerle tiempos a la eternidad! Y sus miradas dijeron aquello que jamas pronunciarian con palabras, lo que jamas podrian traducir en sonidos… lo que jamas podrian admitir haber dicho…

Y descubrieron que tenian miedo.

Pero la piel pudo mas que sus miedos. Pero el deseo pudo mas que la cordura. Ese sentimiento que ninguno de los dos quiso ni se animo a definir, pudo mas que las palabras.

Y se besaron. Y fue encontrarse mas alla de la cuerpo, de la quimica y de la fisica.

Y fue reconocerse uno en el otro y en si mismo. Y fue dar el salto hacia la nada. Y fue olvidar por un instante el miedo. Y fue perderse en los recodos de todos los caminos.

Y fue hallar las respuestas sin preguntas.

Y fue sentir. Y fue sentir.


EN LOS TIEMPOS…

En los tiempos del individualismo supieron regalarse un momento de a dos, compartiendo sueños y esperanzas sobre el mañana.

En los tiempos del desamor lograron afianzar un vínculo de ternura y afecto que los defendió de los escépticos que auguraban el fracaso.

En los tiempos de las sonrisas magras y dietéticas, aprendieron a reír a carcajadas frente a las miradas atónitas de quienes no entendieron nada.

En los tiempos del oportunismo fueron contra la corriente, eligiendo guiados por las emociones y sensaciones, sin dejarse atrapar por la tentación de lo efímero.

En los tiempos del facilismo se tomaron el trabajo de esforzarse por lograr aquello que querían, defendiéndolo de las críticas y dificultades.

En los tiempos de la hipocresía, hicieron de la sinceridad su escudo para cubrirse de los fantasmas que intentaron separarlos.

En los tiempos de las plagas se inmunizaron con la confianza del uno en el otro, impidiendo que la enfermedad del mundo arreciara con todo aquello que habían logrado cimentar.

En los tiempos de la tristeza se plantaron insolentes frente al resto, haciendo ostentación de la felicidad que los inundaba.

En los tiempos de la corrupción se mantuvieron incólumes sin dejarse sobornarse por aquello que se mostraba sugerente e invitante.

En los tiempos de la soledad se soldaron a fuego máximo el uno al otro, tornándose alma y cuerpo, arena y mar.

En los tiempos de la incertidumbre, tuvieron la certeza de saber quienes eran al reconocerse en el amor que los unía.

En los tiempos del desamparo se cobijaron el uno al otro bajo el manto de la comprensión y la amistad, dejando sin respuestas a quienes los miraban pasar.

En los tiempos de la ignorancia crecieron al aprender lo profundo y valioso de contar con el otro, de dejar que el otro cuente con uno.

En los tiempos de los discursos fatuos y vacíos descubrieron que el silencio vale más que las palabras cuando son las miradas quienes hablan.

En los tiempos de las lágrimas supieron de las risas para capear los temporales que indudablemente los amenazaron y lastimaron.

La vida los vio transitar sus caminos con escollos y recodos, pero siempre marcaba el rumbo la brújula del alma.

Para algunos fueron elegidos, para otros dos insanos, hubo quienes los tildaron de ridículos inmaduros, ellos solo sonreían, eran dos enamorados.

En los tiempos del odio se escudaron en la confianza que les daba brindarse sin reparos ni condiciones, sabiendo que solo dando y recibiendo afecto podrían trascender los límites de su soledad

En los tiempos del sálvese quien pueda eligieron salvar al otro comprendiendo que era la única forma de salvarse a sí mismos.

En los tiempos de desamor se amaron sin tiempo.

Eterna, fugaz, breve, ilimitadamente.

En los tiempos que corrían, ellos caminaron sin tiempo.


FUIMOS

Fuimos risas y fuimos llanto; fuimos dolor y fuimos flor.

Fuimos todo lo que quisimos y hasta lo que no se nos ocurrió.

Paz y guerra; hola y adiós, alma y cuerpo, fuego y frío.

Fuimos nada y fuimos todo, antes y después. Fuimos más de lo que supimos y más de lo que hubiésemos querido ser.

Fuimos calma y tormenta, sufrimiento y placer, iguales y diferentes, complementos tal vez.

Nos separamos como fuimos, sin saber cómo, dónde ni porqué, ni siquiera nos dijimos que jamás nos volveríamos a ver.

Fuimos locos, cuerdos; sanos y enfermos; tontos, sabios; fuimos poco y fuimos tanto.

Descubrimos lo prohibido, no supimos controlarlo, huimos el uno del otro, pero no nos separamos.

Cada dolor su camino, cada alegría su tranco, cada uno por su lado, la vida siguió andando.

Fuimos antes, fuimos luego, jamás, tal vez; siempre, nunca; fuimos eternos y fugaces a su vez.

Nos pertenecimos sin darnos, nos entregamos sin saber; desde siempre y hasta siempre, nos arrepentiremos tal vez.

Nos separamos a sabiendas, nos distanciamos sin querer; siempre fuimos y no fuimos, nunca entendimos que hacer.

Tanto bien y tanto mal; tanta arena y tanto mar. Tanta certeza, tanta duda; tanta sonrisa y tanto penar. Dando tumbos por la vida, nos perdimos en un salto.

Fuimos juntos, fuimos siempre, fuimos todo, fuimos tanto.


HAY UN AMOR QUE ME RONDA

Hay un amor que me ronda…

Se me cuela entre las rendijas de mis defensas bajas y se insolenta cuando intento alejarlo.

Es un amor que se vuelve cosquillas para desarmar mi parapeto frente a su irreverencia….

Me gira alrededor hasta confundirme, hasta marearme… hasta lograr que no me resista a su encanto y caiga rendida a sus pies.

Pero este amor embravecido y persistente, se asusta cuando lo recibo… Se aleja cuando intento cobijarlo entre las ternuras de mis besos.

Entonces huye escondiendose entre los grises de la ciudad, entre los silencios de los dias que se vuelven largos y melancolicos…

Hay un amor que me ronda, pero que no se decide a convertirme en su morada. Que tiene miedo de que lo aprese y encadene sin dejar que vuele.

Hay un amor que me ronda.

Hay un amor que todavia no descubre que por amarlo lo hago libre.


LA ENTREGA

Era la noche. Los sonidos silenciados tras las ventanas pertenecian al mundo de todos, pero no al de ellos.

Esos todos que eran parte de los que quedaban fuera del embrujo y que eran distintos de ellos.

De ellos que se reconocian por sus olores, se encontraban por sus aromas, se redescubrían en cada sensación que el tacto les regalaba.

Ellos que eran los mismos, los de siempre, y sin embargo diferentes. Porque eran distintas las luces de sus ojos, las suavidades de sus dedos, las humedades de sus bocas.

Porque hasta las palabras acalladas eran diferentes, pues tenían resonancias… El sonido de los cuerpos que se festejaban sin descanso y sin treguas en aquella guerra en la que ambos sabian que al final de la batalla, juntos compartirian la victoria.

Era la noche y el mundo era el mundo y su mundo era distinto del mundo. Entrelazados los cabellos y los dedos, las piernas y los brazos se esparcian por el aire los murmullos y perfumes de sus besos.

Y transitaron sus propias fantasias, subidos al deleite de la ternura y la pasión compartida, sin testigos y sin jueces, dueños de sus propias sensaciones y de sus vergüenzas despojadas de disfraces, entregándose y negándose en cada ir y venir de sus abrazos.

Y los descubrió la madrugada, sin que ellos lo supieran… Anudados en sus sueños, abrazados a sus plenitudes y sus miserias, plenos de gemidos y complicidades.

Y dueños de sus verdades redescubiertas.


LA MENTIRA

Se entrego sin precaucion, dando rienda suelta al alma que tanto tiempo mantuvo enjaulada.

Eligio desprenderse de los miedos y mandatos anquilosados desde siempre en su rutina.

No escatimo ternuras ni comprensiones para vivir a pleno el regalo que la vida parecia ofrecerle casi a destiempo.

Despojada su piel del manto de aceite con el que hacia tiempo ya habia decidido cubrirla para protegerla de las sensaciones. Se sumergio en el sueño de mariposas y poesias con que ese amor la agasajaba.

Confio en sus silencios y en sus palabras. Creyo en sus besos y en sus miradas.

Le obsequio lo que era y lo que queria ser.

Lo adoro en cada espera inutil y en cada encuentro postergado.

Y no le importó saber si era mentira. Porque fue feliz sintiendo que era verdad.


MALA COSA

Mala cosa cuando el amor desembarca en nosotros.

Mala cosa ese nudo permanente justo alli, entre la garganta y el corazon obligandonos a la certeza constante de saber que ya no tenemos escapatoria.

Dificil cuestion esta del amor cuando nos abraza sin pedir permiso, innundando la piel de sensaciones y aromas que vamos esparciendo en cada frase que lo nombra.

Como un pirata al abordaje se cuela entre nuestros rincones, toma prisionera a nuestra razon, se apropia de nuestros tesoros y nos convierte en esclavos de sus sabores y ternuras, de sus caprichos y mandatos.

Pero de ese amor con todas sus cadenas, con su yugo mas tirano, con las lagrimas por sus desprecios, no se me ocurre renegar…

Mala cosa seria que el amor jamas me eligiese para poseerme, para dejarme descubrir los colores de las sinrazones mas profundas, de los misterios de mi alma desbordada.

Porque aunque las mariposas que me invaden al descubrirlo se vuelen sin piedad, aunque las palomas que aletean en mis sueños emigren junto a sus promesas, nada ni nadie podrá despojarme de la perpetua memoria de los sentidos, de la alegria de las felicidades descubiertas, de las embriagueces de los besos, de la melancolia y la magia de estar viva.


NO

No hables. Deja que el silencio nos envuelva con los sonidos que nuestras almas emiten.

No pienses. Deja que el puro instinto nos guíe hasta los deseos más ocultos.

No preguntes. Deja que sean nuestras manos las que descubran las fantasías inconfesables.

No esperes. Deja que el impulso nos empuje hacia las ansias que aguardan.

No dudes. Deja que la certeza de sabernos juntos te dé confianza.

No temas. Deja que sean los besos resbalando por nuestros cuerpos quienes nos cuiden.

No te resistas. Deja que sean las sensaciones puras y por tanto tiempo adormecidas quienes enciendan la pasión.

No me despiertes. Deja que sueñe que este pedacito de cielo me pertenece.

No me digas. Deja que por una vez al menos, pueda creer que la felicidad es eterna.

No me cuides. Deja que la magia sea cierta.

Y por sobre todas las cosas… Aunque sea por esta única vez, no niegues que me amas.


PRIMER ENCUENTRO/ 1

El taxi emprendió la marcha alejándose y ella supo que ya no podía desandar el camino que hasta allí la había llevado.

Camino sin prisa, mirando fijamente el cartel de esa publicidad de cigarrillos que le indicaba que en la esquina estaba el kiosco donde podría sucumbir una vez mas a su vicio.

En su cabeza giraban mil ideas, fantasías y dudas. En su cuerpo todo el miedo jugaba carreras con sus ganas de huir hacia cualquier sitio. No quería mirar el reloj, pues sabia que eran pocos los minutos que la separaban de ese encuentro acordado. Ese encuentro que la enfrentaría inevitablemente con sus certezas y sus pánicos.

No miraba hacia ningún lado, demasiado pendiente de sus propios pensamientos estaba, como para darse cuenta de sus pasos casi involuntarios.

Pero en la penumbra de la calle apenas iluminada, la silueta se enmarco entre los grises cemento de los frentes de las casas y los azules noche de las veredas.

Y lo vio… y supo.

Y se acerco… y lo intuyo.

Y lo beso… y ya no dudo.

La piel, una vez mas, tenia las respuestas. La vida, una vez mas, olvidaba las preguntas.


OBVIEDADES

Es obvio.

¿Como entender sino, esa inexplicable necesidad de saberte, esa increíble certeza que solo las sensaciones nos dan?

Miro a mi alrededor… aún los árboles conservan el follaje con que los vistió el verano que ya termina…aún el calor que parece pegotearnos los unos a los otros en cada paso que damos, arrasa con cuanto intento hagamos por no sentirlo…El aire viciado de ruidos y rumores, envuelve las casas bajas del barrio por el que transcurro mientras te pienso.

¿Cómo aceptar sino este torbellino de incertidumbres que me descolocan, que me empujan y me arrastran al vacio sin redes ni paracaidas y ante el cual no me rebelo?

Me refugio en mi piel para volver a sentir lo sentido, para recordar desde la pura sensación cada instante compartido, cada mirada enlazada, cada gesto atesorado en la memoria. Esos instantes que saben a la eternidad, aun siendo efímeros; esas miradas que dicen todo lo que se calla, esos gestos que se interrumpen ante el temor de desocultar las verdades escondidas.

¿Cómo justificar sino esta imperiosa necesidad de alejarme y acercarme sin motivo, o con todos los motivos, para desandar y andar este camino que sé me lleva indefectiblemente hacia vos y me aleja de mí?. Esta irracional certeza de saber que nunca debí elegirte y aún así, seguir eligiéndote. Sé que voy irremediablemente hacia el dolor. Sé que mis pasos me conducen inevitablemente hacia aquello que me regalará lágrimas y tristezas… pero también sonrisas y la incomparable sensación de saber que estoy viva…que ya no sólo el rumor de las hojas arrastradas por el viento en mi vereda, ni el timbre del teléfono sonando en mi mesa de luz, ni un mensaje llegado a último momento, serán quienes me recuerden que respiro.

¿Cómo explicar sino el sentir nuevamente la sangre agolpándose en mi pecho al recordar tu forma de mirar, tu forma de decir, tu forma de existir? ¿Cómo dar cuenta entonces del aletear de mariposas en mi estómago al sólo anuncio de tu llegada, al sólo saber de tu cercanía?

Sigo intentando mirar en mi derredor, sigo intentando desprenderme de tu presencia y de tu ausencia, de tu estar y no estar… Mis pasos, los que aún puedo controlar, me van guiando hacia aquel punto al que debo llegar, hacia aquel sitio donde mi vida sigue siendo la de siempre, la de las rutinas acordadas y previstas, la de los saludos y conductas esperados, la vida de las seguridades y conformismos aceptados.

Si así no fuese, ¿cómo comprender esos otros pasos que me guían hacia lo desconocido, los que posiblemente me irán acercando lentamente hacia la adrenalina de lo incierto, hacia lo que nunca podrá ser previsto, hacia mi eterna inseguridad y temor. Hacia lo que seguramente jamás me hará feliz como soñé serlo…pero que ya no puedo evitar.

Es obvio. Te amo


PRIMER ENCUENTRO /2

Parece tan sencillo. Y sin embargo pocas cosas pueden asemejarse tanto al panico como el primer encuentro.

Una se mira por ultima vez al espejo, intenta acomodar esos mechones de cabello que siempre se rebelan en el momento mas inoportuno, toma la cartera y sale como quien va directo a su propio juicio final.

Durante el viaje que marca la linea divisoria entre nuestra historia y nuestro futuro, pensamos en el salto sin red, en el terror, en lo desconocido… en nuestras ilusiones y nuestros fracasos. Repasamos una y mil veces las frases que diremos, las poses que adoptaremos, los gestos que no improvisaremos, las miradas que regalaremos…

Volvemos a acomodar el cabello, nos miramos una y mil veces en el espejo, prendemos un cigarrillo tras otro y volvemos a mirar el reloj. Fantaseamos con sus gestos, con sus miradas, con sus frases y con como lo reconoceremos. Ensayamos diferentes escenarios para las mismas situaciones, cambiamos mil veces de maneras y elegimos miles de disfraces para cada ocasión.

A medida que los pasos van acortando las distancias, sentimos que las rodillas ya no son firmes, que dentro nuestro se agitan los miedos y las esperanzas formando un remolino de sensaciones que suben a la garganta y no nos dejan emitir sonidos.

Pero el destino mueve una ficha que no esperabamos, y el juego cambia las reglas. No la mesa del bar como estaba previsto. El encuentro a destiempo se da antes de llegar al lugar convenido.

Entonces ya no sirven ni los gestos previstos, ni las palabras preparadas, ni las miradas ensayadas… Todos nuestros miedos se elevan al unisono cuando entendemos que no nos queda mas remedio que salir al ruedo.

Y entonces el milagro. Y entonces lo auténtico.

El roce entre mejillas, el beso tembloroso y la certeza absoluta de que esa piel es lo valedero.


SUS DEDOS

Como quien ara la tierra fértil, dejando huellas indoloras y perennes en cada trazo que dibuja… Como quien siembra la semilla en el surco que se brinda amplio para dar su fruto…

Así eran sus dedos en la piel que ella entregaba sin condicionamientos, desmadejada en el abrazo que la fundía en el fuego mismo de la pasión que los envolvía. Esos dedos que sabían dibujar caricias francas y desnudas de temores, que sabían transitar cada poro de su cuerpo, cada resquicio de su alma…

Aquellos dedos que arrancaban notas de su garganta como el excelso concertista de su instrumento; que se convertían en pájaros que emigraban hacia sus secretos más profundos, hacia sus cimas más altas…

Esos dedos que como racimos formaban sus manos y se volvían refugio de su soledad, que entregaban el néctar del roce de la piel contra la piel…

Aquellos dedos que supieron dejar marcas en el alma… marcas que aun hoy en las noches invadidas de ausencias, le dan alas a los recuerdos y le regalan significado a la palabra vida.


RUTINAS

Como un rumor lejano e incomprensible, los sonidos se fueron colando entre los postigones de la ventana, sacándola de lo profundo de su sueño. Con una mezcla de rabia y resignación, miró los números que en un rojo rutilante se mostraban desafiantes en el reloj digital de la mesa de luz.Aún era temprano.

No quería despertarse.Giró sobre sí misma, buscando una nueva posición para su cuerpo, tratando de volver a sentir la suavidad de las sábanas cobijando su espalda y lo mullido de su almohada soportando el peso de su cabeza y sus pensamientos…

Cerró los ojos con fuerza, con ganas, con rebeldía, frente a la luz que el día luminoso y veraniego arrojaba entre las rendijas de su persiana. Trató de recordar el sueño que había sido interrumpido, en su tonta intención de retomar el descanso que aún no era completo.

Cuando comprobó que ya no había retorno, que las imágenes de su mente y su inconsciente ya no regresarían por esfuerzo de su voluntad, intentó inventar una nueva historia que, al volver a quedarse dormida, buscara su rumbo en la fantasías que despierta no lograba crear. Todo fue inútil. La vida la lanzaba nuevamente al ruedo de los días y debía, sin capa ni traje de luces, salir a la plaza aceptando el desafío que cada momento le entregaba.

Se despidió de la cama sin convicción ni alegría, no lograba resignarse a la pérdida de ese único momento de intimidad sin testigos, sabiendo que en cada movimiento que realizaba alejándose del colchón, significaba alejarse también de aquel espacio en el que como en ningún otro sitio, podía ser libre de sentir y pensar sin jueces ni sentencias.

Bajó hasta la cocina, y encendió el fuego para prepararse un café, mientras daba la primera pitada del día a aquel vicio que sabía que le hacía mal, pero que no decidía alejar de su vida. Fue en ese momento, que sus pasos comenzaron a dejarse escuchar en el pasillo. Era un sonido inconfundible el que los piecitos pequeños y regordetes creaban en su roce con las cerámicas. Era imposible no escucharlos, en su recorrido por la larga galería que unía los dormitorios con la cocina.

Pronto fueron despertando los demás, y el ritual del desayuno fue una realidad una vez más. Las galletitas que danzaban entre los dedos, el dulce y el tarro decorado que las trataba de contener, las tazas que subían y bajaban desde sus bocas a la mesa, la manteca sufriendo estoicamente la agresión de los cuchillos sobre su suaves y delicadas formas…

Todo igual que siempre, y sin embargo, siempre distinto. Entre risas y peleas, comenzaron a dispersarse por las habitaciones, el patio y el baño, cada quien tratando de ignorar que el tiempo corre y que no importa cuanto demoren, siempre hay resto.

El día continuó arrojándola una contra la playa calma y tranquila de las alegrías, otra contra el marea brava y enfurecida de las complicaciones. Todo igual que siempre, pero increíblemente distinto cada vez.

Trató de recordar cuando era niña, cuando seguramente era su mamá quien sentía lo que hoy ella sentía, cuando vivir significaba jugar y cuando el dolor era producto de una penitencia. ¿Cuándo fue, que no recordaba, cuándo fue que sucedió, cuándo fue que fue hace tanto, cuándo fue que se perdió?

Ya no es aquella niña que hacía renegar a su mamá como ellos hoy lo hacen. Y pese a sus esfuerzos, aún no logra aceptar que sus hijos son como aquella niña que alguna vez fue, con sus mismos errores y con sus mismas virtudes, con sus mismos temores y su mismo coraje. Y que tal vez, igual que ella hoy, su mamá se preguntaba: ¿Cuándo entenderán que yo también me canso, que la aleación de mi alma y de mi cuerpo no es de acero inoxidable, sino de carne, hueso y sentimiento? .

Y posiblemente, alguna vez lo entiendan como también ella lo entendió, sólo que ellos ya no serán niños y seguramente ella ya será abuela…


REGRESO

De repente.Cuando menos lo esperaba.

Imprevistamente.Sorpresivamente.

Sonó el teléfono.

Sonó el teléfono, igual a miles de veces antes, igual a miles de veces después.

Con el mismo timbre que me sobresalta, haciéndome sentir como mil veces antes, como mil veces después, esa mezcla de curiosidad y ansiedad

¿Quién será?¿Qué me dirá?…

¿Cómo describir la alegría?¿Como explicar la emoción?

Solo bastó escuchar tu voz, solo bastó tu primera frase entrecortada para que atropelladamente, sin coherencia y sin respeto, todos los recuerdos se lanzaran en tropel para agolparse en mi garganta, en mis palabras, en mi piel, en mis manos, en mí…

Me llamaste sorpresivamente. Me llamaste inoportunamente. Me llamaste desesperadamente.

Me llamaste egoístamente.

Me llevaste sin compasión de regreso al ayer, a los caminos no recorridos, a las charlas inconclusas, al dolor de la pérdida, al sabor de los besos archivados en el estante de los amores contrariados…

De repente. Cuando menos lo esperaba.

Imprevistamente.

Sorpresivamente.

Para confirmarme que no te habías ido.

Sonó el teléfono.

Regresaste.


SOLO NOSOTROS

Hoy fui a buscarte.

Había pasado mucho tiempo ya desde nuestro último encuentro…

Creí que ya era hora de volver a vernos, que ya había pasado el tiempo suficiente como para poder enfrentar tu mirada y tener esa conversación que nos quedó pendiente.

Tratando de no hacerme falsas ilusiones, me vestí como al descuido sin prestarle mucha atención a mi arreglo personal. Después de todo, sabía que no tenía sentido que me esmerase tratando de parecerme a mi mejor imagen. De cualquier manera, iba a ser igual.

Tomé el colectivo que me conduciría a tu encuentro, obligándome a no pensar en qué diría ni en qué haría al llegar. Estaba firmemente dispuesta a dejar que las cosas sucediesen sin estrategias planificadas, con toda la espontaneidad de la que fuese capaz.

El día estaba resplandeciente. El sol de la media mañana inundaba cada resquicio de las veredas, y la brisa suave de la primavera que ya terminaba entonaba canciones que no conozco al colarse por entre las hojas de los árboles florecidos.

Al notar que estaba cerca, una sensación mezcla de nervios y angustia comenzó a apoderarse de mi pecho. Bajé del colectivo y antes de cruzar encendí un cigarrillo.

Caminé hacia el portón blanco e imponente y lo atravesé sin vacilaciones.

Ya estaba allí, no podía volverme atrás. El sendero angosto e irregular me iba llevando lenta e inexorablemente hacia el lugar previsto. El sol que cada vez se volvía más fogoso, formaba haces luminosos por entre las hojas de los árboles que se ofrecían prestos a regalar algo de sombra y descanso para los que por allí caminaban. El silencio del mediodía sólo se quebraba por el canto de los pájaros al comunicarse y el murmullo de la gente, que era casi imperceptible para mí.

Aminoré mis pasos tratando de disimular mi ansiedad y por un momento, me detuve a escuchar el trino de los gorriones y jilgueros que ponían la nota sonora en el silencio del lugar.

Hasta que te encontré. Y en ese momento ya no pude reprimir mi emoción. Una lágrima no contenida se escapó de mi alma y rodó por mi mejilla al enfrentar tu mirada.

Durante largo rato, no supe que decir. Me limité a mirarte como si de esa manera, realmente pudiese recuperarte después de tanta ausencia.

Al principio, fue como si mi mente se hubiese vuelto una hoja blanca sin trazos ni marcas en las cuales poder recrear mis recuerdos.

Poco a poco, fui enhebrando las palabras y comencé a hacerte las preguntas que nunca tuvieron respuesta. Poco a poco, los momentos que compartimos, se fueron presentando ante mí como en una pantalla de cine antigua y ajada, con las imágenes descoloridas y deformadas por el tiempo impiadoso.

En ningún momento pude dejar de mirarte a los ojos, esos ojos que me podían, esos ojos que me hechizaban, que siempre dijeron más que las palabras, que siempre trataban de ocultar lo que tu alma quería gritar.

Fue un largo monólogo donde las sonrisas y los reproches se empujaban unos a otros para mostrarse, mientras mis manos temblorosas sostenían un cigarrillo tras otro en su afán de ocultar mis nervios.

Luego, inevitablemente, llegó el momento de la despedida sin promesas de reencuentros y sin ilusiones futuras. Sólo tu mirada muda y tu silencio que me apuñalaba.

Comencé a alejarme lentamente. Cada paso que daba nos separaba irremediablemente, pero ya no había retorno, no podía ni debía retroceder.

Había sido inútil, no había servido.

Seguía sin encontrarme ni encontrarte, seguía llena de ausencia de vos, seguía cargando mi equipaje de preguntas sin haber hallado las respuestas que alivianaran mi peso. Sólo había encontrado nuevamente tu mirada silenciosa y triste, esperando mi consuelo.

Los pájaros, ajenos al devenir de mis pensamientos, continuaban gorjeando al son del sol y de la brisa veraniega de diciembre; los árboles, impertérritos y bondadosos, seguían ofreciendo el frescor de su sombra a quienes, como yo, no tenían consuelo.

Caminé muy, pero muy lentamente. Era como si en realidad no quisiese alejarme, cuando en realidad, necesitaba huir de aquel lugar.

O de mí misma. O de vos.No lo sé.

Sólo sé que hoy, después de mucho tiempo, volvimos a encontrarnos sin testigos, sin intermediarios. Volvimos a estar solos, a pesar de quienes deambulaban a nuestro alrededor. Solos nosotros y en silencio.

Solos nosotros y tu lápida de por medio.


DE LAS TRISTEZAS


ANGUSTIA

Deslizándome. Despacio o aceleradamente… Según.

Desdibujando mi forma y tomando la de quien sabe qué.

Casi pegoteándome al resbalar contra todo aquello que me hace de freno o desacelera mi paso.

Una masa informe y grotesca que muta segundo tras segundo en dependencia absoluta de su entorno.

Me deslizo pendiente abajo, sin tregua ni sostén.Como por decisión.

Arrastro a mi paso la historia de quien fui, escondida en cada poro de mi entregada existencia, pero resistiéndome a negar mi propia esencia.

En el plano inclinado de mi caída, cada vez es menos lo que me separa del final del viaje.

Me acerco inerme y ofrecida a la incertidumbre que me aguarda.

Caigo, me deslizo, no me sostengo.

Llego al final.

Fui


CANSANCIO

El río. El calor que forma la nube, el frio que la enfrenta y la lluvia que riega el río.

El ciclo que una y otra vez comienza en alguna de sus etapas y termina en otra.

El ciclo que siempre empieza y termina, sin saber muy bien donde y cuando inició ni cuando ni donde hizo escala.

Pero… ¿qué si el calor no estuviese? ¿qué si el río no diera de su sangre? ¿Qué que si el frío no llegara?

El vacío y las grietas de las emociones secas se perpetuarían en el alma deshabitada de lágrimas y humedades.

Así yo. Sin nube, sin lluvia, con el río reseco de entregar.


CONFUSION

Ya no te espero. O sí .No lo sé.

Solo sé que ya no espero que seas lo que soñé que serías,solo sé que de alguna manera me resigné a recibirte cuando decides llegar y no cuando necesito que vengas.

Y por eso ya no te espero. O sí. No lo sé muy bien.

Tal vez es solo que estoy aprendiendo a esperarte de una manera diferente, pero esperarte al fin.

Y me enojo hasta retirarme el saludo por las mañanas. Y me rebalso de dolores y llantos ante cada nueva decepción. Y me enfurezco como jamás creí poder enfurecerme conmigo misma.

Porque la culpa no fue tuya por haber mentido. Fue mía por haberte creído.


CUANDO LA MUERTE

Primero un dolor profundo, visceral.

Un dolor que ciega, que no permite ver ni saber más allá de ese mismo dolor.

La sensación indescriptible que nos agobia y desmorona, que torna presencia aquellos recuerdos que ni siquiera sabíamos que aún conservábamos. La certeza aún no descubierta de saber que ya nunca más será como era.

Primero un dolor intenso y punzante jugando a los dardos con nuestras almas blanco fácil de la angustia.

La emoción descarnada y despiadada que quiebra todas nuestras defensas frente el embate de lo irremediable, dejando en carne viva todas y cada una de la fibras de nuestra sensibilidad.

Primero un río de lágrimas incontenibles y arrolladoras, que arrastran a su paso los trozos de alma que creemos que aún nos quedan, un torrente de lágrimas que desdibujan las imágenes que atesora nuestra memoria sin respeto ni piedad frente a nuestra imposibilidad de defendernos…

Primero desesperación, angustia, odio…

Luego comienzan a pasar los días, las horas marcan nuevos rumbos, los minutos nos van envolviendo con nuevos desafíos, la vida nos obliga a hacerle frente…

Y el dolor primero, se convierte en una sensación de vacío en el cuerpo y en el alma, que por momentos no sabemos a qué se debe, por qué la sentimos. Y al detenernos a mirar hacia dentro, volvemos al origen, a la angustia, a rebelarnos contra la ausencia que no es tal.

Pero el tiempo no se detiene, nos sigue empujando a rodar por los días y las noches, a seguir mirando hacia adelante aunque nuestros pasos quieran retroceder.

El tiempo va trastocando el dolor primero en una mezcla de resignación y aceptación, va convirtiendo los recuerdos en fuente de vida donde bebemos para seguir adelante y no perder la partida frente a la desesperación.

Aprendemos a convivir con la ausencia, robándole al descuido momentos en los cuales recrear lo que nos hizo felices, volvemos casi, casi, a sentir que la muerte no significó el final de nada de lo que gozamos, de lo que amamos…

Primero, un dolor profundo y visceral.

Después, el aprender a sentir al dolor como parte de nosotros mismos.

De ahí en más, vivir con la sensación arraigada en nuestra piel, de que la ausencia solo será ausencia, si nos privamos de sentir que la presencia es posible.

Porque si descubrimos que los aromas persisten, que la piel tiene recuerdo de la piel, que las manos guardan memoria de las caricias, que los labios conservan los besos, lograremos comprender que nadie está lejos mientras el recuerdo lo una a nuestro pensamiento.

Porque nadie habrá muerto, mientras alguien recuerde que su paso dejó huella.

Porque nadie será completamente ausente, mientras las almas sientan su presencia.

Solo que se necesita tiempo.

Tiempo para detenernos.Tiempo para que la tormenta del dolor amaine. Tiempo para que el alma herida, sane, aunque la cicatriz no desaparezca.

Solo se necesita tiempo.

Tiempo para aprender a mirar con una nueva mirada el mundo. Tiempo para regalarnos la oportunidad de volver a ser felices. Tiempo…


DESPEDIDA

Arrastro cansada el paso percibiendo en la partida el inicio de la nada.

El silencio inundado de ruidos, envuelve las imágenes que me acompañan.

Como Picasso en su Guernica, la vida pinta trozos de sueños, ilusiones, risas y desdichas entrecortadas y superpuestas en el lienzo de las lágrimas que no derramo.

Dudas y certezas hermanadas en esa tristeza infinita que me regala la lluvia resbalando en los vidrios.

Juego a las escondidas con la risa, escondiéndome en la noche donde ni los sueños ni promesas piden gancho en mi soledad.

Y arrastrando los pies cansados que abandonada me llevan al vacío, la mueca de mi sonrisa se despide de quien fui.


ELECCIÓN

¿Cómo explico el desamparo, el silencio inundado de sonidos, la necesidad de abrazos sin reproches, el dolor de no tener respuestas?

¿Cómo explico la decepción que carcome, el cansancio de la confianza, el desprecio a mi propia ingenuidad, la tortura de mi propia cárcel?

¿Cómo te explico que navego a dos aguas, sin poder decidirme, que me caigo sin remedio en el fondo de mi propio abismo?

¿Como grito mis silencios, cómo me libero de mis miedos, cómo corro a tu encuentro sin renegar de quienes quiero?

¿Cómo enfrento a mi angustia sin partirme al medio, sin desintegrarme y dejar de ser lo que siento?


FINAL

Descaminando recuerdos y acideces, retorno a los puntos de partida.

Con la mueca del amargo en los labios, resumo lágrimas que no libero.

Descuelgo ilusiones de mis sueños y embalo esperanzas abortadas.

Hago el duelo por las risas agotadas y me hundo en el baño de aceite que me impermeabiliza contra la humedad de las alegrías mentirosas y los sueños engañosos.

Agito mi mano diciendo adiós y cierro la puerta.

Todo, menos mi propia esencia, quedó atrás.


LAS SOLEDADES / 1

La soledad tiene tantas formas como soledades tengamos.

Tiene la foma de la compania, cuando sentimos que los sonidos se hacen ecos lejanos y los abrazos dejan fuera el alma.

Tienen la forma de la ausencia, con las redondeces de silencios acomodandose entre los huequitos de nuestros recuerdos.

La soledad es de adentro y de afuera. La de adentro es la que adormece las mariposas de la sangre, la que acuna los sueños que nunca se cumplen…

La de afuera, es la que se engalana de rechazos y sonrisas huecas, la que a la hora del apretón de manos, se desdibuja en un simple roce entre los dedos…

La soledad es una y son muchas…. Es la de las tardes en silencio esperando que la eternidad sea efimera…

Es la de los cafés en la madrugada desde el rincón del bar, tratando de cruzar alguna mirada con quien compartir aunque más no sea un segundo de nuestra existencia…

Es la de las palabras que remontan vuelo hacia un cielo donde ninguna bandada las espera…

Es la de las esperas infinitas que se acurrucan entre ilusiones y utopias esperando quien venga a recogerlas…

La soledad es a veces esa amiga que no nos abandona, que se prende del alma en un descuido y que desde entonces, se convierte en compañía.


LAS SOLEDADES / 2

Hay veces en que nos volvemos sombra de las cosas, eco de las palabras, relato de los hechos.

Hay veces que dejamos de ser nosotros mismos para ser espejo de los días.

No somos ni las cosas, ni las palabras, ni los hechos, ni los días.Solo somos su imagen, su reflejo.

Hay veces en que nos sentimos absolutamente solos en medio de la multitud,en que no encontramos puerto para nuestra alma en naufragio, en que el sol no brilla a pesar de lo esplendoroso del día… en que las risas suenan huecas en el vacío de nuestras alegrías…

Hay veces que no vivimos ni morimos.

Que ni estamos ni nos vamos.

Que ni siquiera nos reconocemos.

Que no sabemos que sentimos, y peor aun,que queremos sentir.

Pero siempre hay una puerta para salir de ese encierro de ficciones.

Y el picaporte es el darnos cuenta que no estamos siendo, sino que solamente estamos pareciendo serlo.


LOS MIEDOS Y LAS GANAS

No era su silencio.

No, no era eso.

Tampoco era su ausencia, muchisimo menos.

Y quien sabe, era posible que ni siquiera fuese su indiferencia.

Lo que la mataba, lo que la sofocaba, lo que la convertía en un animal enfurecido, era la certeza, la angustia, la convicción de saber que ese amor ya no seria.

Que los miedos le habían ganado a las ganas.


LOS SUEÑOS

Revolvió todos los cajones…

Miraba y volvía a mirar bajo la cama, pero no, tampoco estaban allí.

Una y otra vez repaso mentalmente sus últimos movimientos como intentando precisar en que momento podía haber sucedido.

Pero nada, no lograba recuperar ese instante en su memoria.

Dio vuelta la cartera sobre la mesa y reviso uno a uno todos los papeles, las notitas, los bolsillos…

Se sentó en el sillón y recorrió palmo a palmo cada rincón de la casa con su pensamiento.

Mas fue inútil. No hubo caso.

No pudo recordar donde fue que había dejado olvidados sus sueños.


RUTINA

La soledad arropa silencios y desencuentros, que se van colando por las rendijas de la alegría, desmoronando esperanzas.

Sueños deslucidos van tejiendo telarañas en las risas que se opacan y silencian.

¿Dónde la ternura y las ilusiones?

La marea triste sube y baja dando embates a las ganas de atravezar los muros. Arrulla desesperanza el tic tac del reloj que indiferente prosigue su cuenta temporal.

Se enlentecen en el cuerpo el peso de las emociones y se coagulan los recuerdos en las pupilas estáticas.

¿Dónde el color y los aromas? ¿Dónde los susurros y estremecimientos?

Acobardados tras los grises, se agolpan los abrazos vacíos y vencidos, soñando el sueño eterno y aletargado de las ausencias.

Pasos inciertos y sin rumbo.

¿Qué cambia cuando nada cambia?

Cambia el brillo y la luz. Cambian los colores y las fragancias.

Cuando nada cambia, todo está cambiado.


TODAVIA

Ya calmó la angustia. Pero no desapareció.

Solamente que ya no lloro.

Solamente que puedo pensarte sin morir cada vez que te pienso.

Solamente que puedo hablarte sin quebrarme en pequeños fragmentos cada vez que te hablo.

Solamente que puedo recordarte sin perderme en un recodo del dolor cada vez que te recuerdo.

Solamente que puedo extrañarte sin sentir que no existo sin tu presencia cada vez que te extraño.

Solamente que puedo permanecer en los lugares que juntos ocupamos sin encontrarme vacía cada vez que permanezco.

Ya calmó la angustia.

Pero no creas, no me llegó la resignación.


VIÉNDOTE PARTIR

Apenas hinchado el pecho, pareciera elegir el aire que respira.

Ya no bebe la vida al suspirar, ni brillan sus ojos al ver.

Cada bocanada de aire que expira, arrastra segundos de vida que se fugan.

Encerrado en el abismo del silencio y de los miedos propios y ajenos, camina inmóvil el camino del adiós.

Se aleja sin palabras, dejando los recuerdos y las ganas de seguir siendo.

Su rebeldía se disfraza de resignación mientras sus manos acarician el propio cuerpo que lo traiciona.

Se me está yendo.

Se está muriendo.


DE LAS AUSENCIAS


NUNCA MAS

¿Dónde estuvimos tanto tiempo? ¿Qué pasó en nuestras vidas? ¿Quiénes fuimos de allí en más? ¿Dónde dejamos nuestras dudas, a quién le fuimos a contar?

¿Cuántos pasos caminamos? ¿Hacia dónde quisimos llegar? ¿En quienes nos convertimos? ¿Quiénes somos en realidad?¿Cuántos besos hemos dado, cuántos más nos han de dar?

¿Qué historias vivimos luego? ¿A quién besamos al despertar? ¿Qué fantasías fuimos inventando y no nos pudimos contar?

¿Qué cosas nos fueron dañando? ¿Qué libros nos gustaron? ¿Qué películas vimos?

¿Qué nuevos lugares conocimos? ¿Adónde nunca volvimos? ¿A quienes perdimos?

¿Quién se enojó con nosotros? ¿Qué regalos recibimos? ¿Cambiamos de trabajo?

¿Nos compramos algo lindo?

Seguimos caminando por la vida, cada cual por su camino, nunca retomamos la senda de los pasos compartidos.

Cada cual con sus amores, cada cual con sus dolores, cada quien bebió la vida, a sorbitos o borbotones.

Nunca volvimos a sabernos, nunca más a mirarnos.


CUANDO EL TIEMPO …

Vamos mutando pieles a medida que el mundo se empeña en hacerse descubrir.

Sin darnos cuenta casi, nos vamos convirtiendo en otros, perdemos nuestros códigos con aquellos que alguna vez amamos… por momentos hasta parece que nos convertimos en enemigos de aquellos en los cuales siempre confiamos.

La vida se calza su corona de Reina y Señora y nos arrastra con sus caprichos y devaneos hasta convertirnos en esclavos de nuestras propias acciones y actitudes.

Y no siempre sabemos encontrar el camino de regreso a nuestros afectos originales, a esos rincones donde guardamos los recuerdos que nos marcan, que nos dejaron cicatriz.

Difícil es el camino cuando decidimos decir Basta.


AMIA

Fue un segundo.

El tiempo se detuvo si fugaz y eternamente. Las sonrisas se congelaron en una mueca grotesca que desfiguró los rostros. Las palabras se volvieron gritos y lamentos sin respuesta.

Los diálogos se convirtieron en ruegos suplicantes volando hacia el cielo. Una nube oscura y opresora, envolvió la claridad de la mañana, ennegreció las risas, acalló la vida.

Los muros que se erguían atesorando la historia, fueron rocas que aplastaron sueños de futuro.

Fue un segundo.

Los ecos de sus voces conversando, se tornaron en gritos de dolor y angustia.

Las manos que acariciaban se convirtieron en aves sin alas.

Las miradas que hablaban, fueron silencios sin palabras.

Una cortina de polvo, ocultó la morada, cubrió las almas, sepultó las risas. Las paredes que se elevaban protegiendo el pasado, fueron sepulcro de la esperanza de mañana.

Fue un segundo.

La argamasa de muerte, cemento y esperanzas fue un cachetazo intempestivo, fue una violación a la inocencia, fue una puñalada a la alegría. El grito de los inocentes, fue el sonido ensordecedor que aún hoy nos agobia. La desesperación ante lo inexplicable, no devoró la memoria.

Corridas, gritos, llantos, clemencia, piedad.

Aquellos a quienes abrazamos, besamos, acariciamos y amamos se convirtieron en nombres de una lista que no quisieron conformar. Las almas que resguardaban sueños, esperanzas y sonrisas se trenzaron brutalmente en una trama de hilos de sangre y desamparo.

Fue un segundo.

Un segundo en el cual la vida fue muerte.

Un segundo en el cual el sonido fue silencio.

Un segundo en el cual la inocencia fue prostituida.

Un segundo en el cual la risa fue llanto.

Un segundo en el cual la razón fue locura.

Un segundo en el cual la alegría fue trunca.

Un segundo en el cual la justicia fue negada.

Un segundo.

Un segundo que ya lleva años.


ASI TU SILENCIO

Como un cachetazo cuando se espera la caricia. Con el estupor por lo inesperado y el dolor por lo injusto.

Así, tu silencio.

Como el vacío que se hinca en el alma cuando sentimos la ausencia. Con la angustia por lo perdido y la desesperación por lo incierto.

Así, tu silencio.

Como la tristeza que nos invade cuando el adiós presentido se hace certeza.

Así, tu silencio.


BUSCANDO RESPUESTAS

¿Existe acaso explicación a lo inexplicable? ¿Es posible, descifrar lo indescifrable?

¿Qué sonidos encierra el silencio, que trazo oculta una página en blanco?

¿Qué significa tu ausencia, cuando no recuerdo que hayas estado?

¿Qué palabras se utilizan cuando no quiero decir nada?

¿Qué camino se transita cuando no sé a donde ir?

¿Qué respuestas se dan cuando no hay preguntas?

¿Qué preguntas se hacen cuando no existen las respuestas?

¿Dónde busco a quien ya no existe?

¿Cómo se llora cuando la angustia se oculta?

¿Qué misterios disimula la certeza? ¿Cuándo fue lo que nunca pasó?

¿Qué recuerdos ya no tengo, donde está el tiempo que no es hoy?

¿A dónde parten nuestras almas?

¿Quién responde lo que jamás se preguntó?

¿A quién le grito mi angustia, a quién le cuento mi dolor?

¿Por qué los caminos no se desandan? ¿Por qué los días no vuelven atrás?

¿Por qué tu ausencia es tan larga si tu presencia fue fugaz?

¿Por qué los sentidos no sienten?

¿Por qué mi calor no te enciende?

¿Por qué mi desesperación no te vuelve, mi risa no te retiene?

¿A quién se le ruega el regreso?

¿Cómo se abraza lo intangible?

¿En dónde se inmoviliza el tiempo, para recobrarte un momento?

¿Quién recoge el último aliento?

¿Quién se adueña del último beso?

¿Dónde se guardan los huecos de las almas sin consuelo?

¿Quién seca las lágrimas? ¿Quién contiene los desvelos?

¿Quién ruega por nosotros, los que no estamos muertos?

¿Quién posee las respuestas?

¿Quién conoce el desaliento?

¿Quien rehace en la memoria, los destrozos del tiempo?

¿Quién salda nuestras culpas?

¿Quién recoge nuestros lamentos?

¿Dónde puedo, por piedad!, decirte que te quiero?

¿Quién anota nuestras deudas?

¿Quién perdona nuestras faltas?

¿Por qué se nos impide decir adiós cuando hace falta?

¿Acaso existen las distancias?

¿Realmente está lejos lo que uno tiene dentro?

¿Cómo acepto tu muerte cuando aún estoy latiendo?

¿Cuál es el futuro, si lloramos nuestro pasado?

¿Como recobrar lo perdido si ignoramos lo que poseímos?

¿Dónde se recupera la risa que jamás reímos?

¿Cómo respirar el perfume que nunca sentimos?

¿Quién cobija los sueños de los que no se han ido?

¿Cómo se abrigan los miedos que no conocimos?

¿A dónde se busca el calor de los abrazos vacíos?

¿Cómo se pegan los trozos de los recuerdos raídos?

¿De dónde nos llega el consuelo que nunca obtuvimos?

¿Quién nos responde las dudas que siempre tuvimos?

¿Quién nos explica el por qué de los amores perdidos?

¿Cómo se dice te extraño a quien no conocimos?

¿A qué hora pasa el alivio para quienes sufrimos?

¿Cómo te pido que vuelvas, si jamás te has ido?

¿Quién me dirá el nombre de quien me ha querido?

¿Dónde se guarda el secreto que nos llenará el vacío?

¿Cuándo la muerte devuelve a nuestros seres queridos?

¿Acaso existe el tiempo para quienes la dicha han conocido?

¿Perdona la vida a quienes la han vivido?

¿Llegarán a mi vida tus respuestas, ahora que te has ido?


DE LOS ADIOSES

Quiero despedirme.

Quiero decirte ese adiós que me quedó en el cuerpo y en el alma.

Quiero poder alejarme de vos con un recuerdo, con una imagen para retener en mi memoria.

Quiero recordarte en un momento definido, con palabras que te dibujen en mi memoria, con un gesto que te identifique, con la certeza de saber que no quedaron ni preguntas ni silencios.

Quiero despedirte formalmente, alejarme de vos con una frase, darte un beso que nos funda, decirte que volveremos a encontrarnos.

Quiero saber que te estoy dejando, que me estás dejando, que nos estamos despidiendo.

Necesito ese instante en el cual nuestras miradas, nuestras almas, nuestras manos, nuestros recuerdos, nuestros cuerpos, sepan que se están separando.

Quiero decirte adiós con palabras que escuches, quiero que sientas el dolor que no domino, quiero derramar en tu presencia las lágrimas que hoy reprimo.

Quiero despedirme mirándote a los ojos, viendo tus ojos adivinarme, saber que sabés de mi dolor por tu partida y sabiendo del tuyo por dejarme.

Quiero escuchar el sonido de mis palabras diciéndote que voy a extrañarte y escuchar el silencio de las tuyas, sin tener que contestarme.

Quiero tenerte aquí adelante, verte, mirarte, tocarte.

Quiero una despedida en la que pueda abrazarte para siempre.

¿Donde te encuentro para hacerlo?

¿En qué cuerpo, en que sueño, en que mirada, en que silencio, en que habitación, en que parque, en que recuerdo?

Solo conservo de vos, lo que quedó en mí. Ni cartas, ni fotos, ni regalos, ni pañuelos, ni libros, ni siquiera tu perfume. Solo tu presencia eterna, tus secretos, tu ausencia.

Necesito encontrar un lugar donde reencontrarte, donde poder recrear mis recuerdos, donde poder sentir que estás, aunque sea por un instante, de regreso.

No tuvimos espacios comunes, no tuvimos lugares compartidos, necesito tener algo más que un recuerdo frágil y borroso que los años desdibujan.

Nunca nos dijimos adiós, nunca tuvimos ni el valor ni las ganas de decirlo, siempre apostamos a que aún a pesar de nuestras palabras, existiría un nuevo encuentro.

Pero hoy, cuando la vida me enfrenta a la apuesta perdida, necesito despedirte para poder seguir viviendo.

Quiero decirte adiós, más allá del dolor que cause.

Quiero decirte adiós, sabiendo que nunca vas a alejarte.

Quiero decirte adiós, para que sepas que nunca voy a dejarte.

Quiero recuperarte aunque al menos un instante, para decirte y que me digas, que fue realmente lo importante.

Quiero esa última charla compartida, ese último café sin sobresaltos, esa última lágrima rodando en nuestras mejillas, ese último abrazo traspasando nuestra piel.

Quiero verte mientras te hablo.

Quiero hablarte sabiendo que me escuchás.

Quiero oír tu voz diciendo que te vas.

Quiero darte un abrazo sintiendo tu cuerpo en mis brazos.

Quiero consolar tu dolor en tu presencia.

Quiero contener tus miedos diciéndote los míos.

Quiero escuchar tu voz desde tu boca.

Quiero sentir tu mano en la mía.

Quiero que me sientas mientras lloro.

Quiero que este adiós sea compartido por tu cuerpo y el mío.

Por tus palabras y las mías.

Por tu llanto y el mío.

Por tus miedos y los míos.

Quiero decirte adiós y que lo sepas.

Quiero que me digas adiós y oirlo.

No puedo despedirte en ausencia, no puedo resignarme a no escuchar tu respuesta, quiero la oportunidad que no tuve, de poder decirte de tu constante presencia.

Debe existir la manera, tiene que haber un modo.

Quiero que aunque sea por un instante, fugaz, efímero y eterno, vuelvas a estar vivo, respirando, escuchando, sintiendo, recibiendo, dando, llorando, sonriendo, agrediendo, consolando…

Necesito tenerte vivo, para poder aceptar que estás muerto.


DESMEMORIA

Es gracioso.

No te recuerdo.

Ni tu rostro, ni tu voz. Dudo si recuerdo tu nombre y el color de tus ojos.

Ni el perfume que usabas, ni tu número de teléfono. Ni el sonido de tu risa. Ni tus secretos, ni tus lamentos. Ni tus miedos, ni tu esperanza.

No te recuerdo. Ni la forma de tus labios, ni el rumor de tus pisadas. No recuerdo tus contornos, no recuerdo tus palabras. No recuerdo tu cuerpo, ni lo que él me inspiraba.

No recuerdo cuando fue, no recuerdo si existió. Pero todo en mí es tu recuerdo, sin rostro, sin perfume, sin voz.

Busco y revuelvo en mi memoria. ¿Cómo eras, que dijiste, cuándo fue?

Llegaste como te fuiste, sin palabras, sin explicación y sin preguntarte, al menos un instante, donde yo escondía mi dolor. Me diste todo, sin darme nada, fuimos un abrazo que jamás terminó.

Tu recuerdo no es memoria, no es un dato y un ya está. Es presencia, es ausencia, es dolor y bienestar, es forma sin contorno, es mirada sin mirar. Es lo bueno y lo malo, lo que fue y que será.

Es lo mágico e inexplicable que me revela que mientras yo esté, tú estarás..


EL ABRAZO AUSENTE

Necesita contarlo. Necesita gritar a los cuatro vientos su vacío. Pero… ¿A quién contarlo? ¿Quién será capaz de entender el silencio?

¿Acaso alguien puede expresar lo que significa perder lo que nunca se tuvo?

¿Acaso alguien puede añorar el abrazo que nunca sintió?

Necesita llorar porque sí, porque no está, porque no sabe si alguna vez estuvo, porque no lo tiene ni tampoco sabe si lo tuvo.

No recuerda su rostro, no tiene restos de su olor sobre la piel, no posee ni sus palabras ni sus lágrimas, nada de lo que fue suyo le pertenece.

¿Cómo contar lo que siente, si lo que siente es que no siente nada? Es como estar entumecida de frío, cuando en realidad, no recuerda haberse sentido cobijada.

¿Como decir que quiere desandar sus pasos hasta encontrarlo, cuando en verdad, no sabe ni donde está parada?

Pero ella sabe que en algún recodo, en algún tiempo, en alguna forma o en algún silencio volverán aencontrarse, a redescubrir que hubo algo previo, y a regalarse un momento para volver a sentirse vivos.


ESPERAS

Esperarte no es sencillo…

Porque mi espera sabe que no tiene tiempos… Es de esas esperas eternas e infinitas, que van desdibujandose entre las horas y los silencios.

Esperarte es mi zozobra. Porque mi espera sabe de tu llegada imprevista. Es de esas esperas que se hamacan entre tus ausencias y presencias fortuitas, acomodandose a tus tiempos y deseos.

Esperarte es mi compania. Porque mi espera sabe de mi orfandad de voces y sonidos. Es de esas esperas que se instalan en el alma para que la soledad de los afectos tenga con quien rumiar sus penas.

Esperarte es mi deseo. Porque mi espera es quien me sostiene en las noches sin encuentros. Porque es de esas esperas que dan fuerza y coraje para aguardarte sin buscarte, para extrañarte sin llorarte.

Esperarte es mi consuelo. Porque mi espera sabe de mi piel sin besos. Es de esas esperas repleta de recuerdos para darle batalla al desencuentro, a los olvidos, a los no me acuerdo.

Esperarte es mi constante. Porque mi espera es permanente y obstinada. Es de esas esperas obsecadas que no entienden de adioses ni desengaños, que no acepta finales ni despedidas.

Esperarte es mi rutina. Porque mi espera es de cada uno de mis dias .Es de esas esperas que se levantan junto a mi por la mañana, caminan junto a mi en las tardes y se acuestan en mi cama al llegar la madrugada.

Esperarte es no es sencillo…

Porque mi espera sabe de su sinsentido. Es de esas esperas que no saben de rendirse frente a tu inconstancia, que se paran firmes y hasta casi desafiantes frente a las evidencias de tu no regreso.

Esperarte no es facil. Esperarte no es mi cielo.

Pero sin temor ni miedo.

Yo te espero.

Porque sin lugar a dudas,

No esperarte, yo no puedo.


FINAL

Y de pronto… el vacio.

Pero no seria ese silencio que estaba haciendose dueño de sus palabras, ni tampoco el miedo que parecia querer instalarse en su alma lo que la hiciese volver sobre sus pasos para retomar ese camino que ya no queria seguir transitando.

Se dejo caer casi desplomandose sobre el sillon y cerro fuertemente los ojos, como intentando descubrir la sensacion de la nada bajo los pies.

A sus oidos solo llegaba el rumor lejano del transito nocturno. Estaba sola. Por primera vez en su vida y por propia eleccion, estaba sola.

Se levanto y coloco un CD en el equipo de audio… rapidamente la voz de Aute comenzo a poblar cada resquicio y rincon de ese ambiente mientras se volvia a sentar, pero esta vez sobre los almohadones que estaban desparramados por el suelo.

Abrazando sus propias rodillas que parecian incrustarse en su pecho, se dejo llevar por sus sueños y pesadillas mientras la musica seguia adueñandose del aire.

¿Cuántos años juntos se habian desvanecido en el instante en que lo vio salir con su valija, maldiciendo el haberla conocido y amado? ¿Cuántos proyectos en comun habian muerto cuando descubrio que ya no lo amaba? ¿Cuántas risas habian acallado su eco cuando se descubrio sin lagrimas por el?

Y de pronto… el vacio.

Ya no había opciones. Había que vivir.


LA OPORTUNIDAD

Perdimos la oportunidad.

No supimos reconocerla, golpeó nuestra puerta y no salimos a recibirla.

Se nos presentó repentina como la tormenta de verano, avasalladora como el alud, desbordante como la marea, demandante como un bebé hambriento.

Se parecía tanto a nuestros sueños, que no creímos que pudiera ser real.

Dejamos pasar por nuestra vida, la posibilidad de vivir el sueño soñado, de sentir el sentimiento fantaseado, la emoción imaginada, la eterna pasión que siempre esperamos.

Preferimos la calma segura de lo que conocíamos, la certeza que nos facilitaba lo sabido, la melancolía de lo que nunca vivimos.

Perdimos la oportunidad de vivir un sueño eterno. De estar juntos más allá del espacio y del tiempo, de decir Te quiero en cada gesto, de descubrir lo más oscuro y pecaminoso que había en nuestras almas, de regocijarnos con lo más sublime y puro de cada uno de nosotros.

Perdimos la oportunidad de eternizarnos el uno en el otro, ser lo que siempre quisimos y nunca logramos, de ser la historia de los cuentos de hadas.

Perdimos la oportunidad.

Y ahora nos jodimos. Ya fue. Nos la perdimos.


POEMA CELESTIAL

A horcajadas de una estrella

contemplaba la noche luminosa

reflejaba la luna en su rostro

la calma de los sin tiempo.

Saludaba a los cometas

que raudos pasaban por su lado

algun que otro meteorito

chispacitos de regalo le dejaba.

Acariciaba sus recuerdos

arrullandolos entre los dedos

se perdia y encontraba nuevamente

entre los ayeres sin tormentos.

Dando saltos entre soles y planetas

desplegaba sus alas al destino

tejiendo esperanzas con las nubes

cosiendo ilusiones con misterios.

Y llego la madrugada

y con ella el nuevo dia

despertando al alma de su sueño

arrojandola sin piedad al desencuentro.


SIN ADIOS

El tiempo va pasando aunque quiera impedirlo.

Tu imagen se va desdibujando en mi memoria, queda solo aquello que sé de vos, pero sin forma, como piezas que no encajan las unas con las otras.

Se van perdiendo en las sinuosidades de los días las palabras y las frases que alguna vez quizá dijimos…se fragmentan los recuerdos entre los estallidos de la voluntad que pareciera querer retenerte por la fuerza.

¿De quien fue la decisión? … ¿Acaso alguno realmente la tomo?

Creo que casi sin saberlo, dejamos que el silencio fuese la manera de decir.

Finalmente, elegimos callar aquello que durante tanto tiempo evitamos decir.

Y tanto fue el silencio, que ni siquiera dijimos Adiós.


TE VAS

Te veo alejarte…

Poco a poco los días te van arrancando de mis horas, de mis tiempos, de mis cotidianeidades.

Casi imperceptiblemente el rumor de tus pasos se va desdibujando de mis sonidos, te van llevando por caminos que no conozco, que nunca caminare junto a vos.

Y hay algo parecido a la tristeza, a la sensación de desamparo que por momentos se cuela entre las rendijas de mi alma y casi sin respeto por mi dolor, intenta hacerme su compañera.

Te veo alejarte y con tu partida te llevas los recuerdos, los sueños incumplidos, los proyectos que ya no me pertenecen, los futuros que ya no vivirán.

¿Cuándo fue que te fuiste? ¿Cómo fue que no pude evitarlo?

No sé si te di todo, pero si sé que me entregue por completo. Pero no siempre basta. No siempre somos esas piezas que completan el rompecabezas que es el otro.

Te alejas. Te desanudas de mis besos y abrazos Te sacudes de la piel mi aroma y mi sabor.

Y aquí me quedo, viéndote alejarte. Dejando que robes mis ilusiones y mis esperanzas de ganarle al fracaso, mis ganas absolutas de gritar que soy feliz.

Pero no te retengo, no hago nada por evitar que tu figura siga convirtiéndose en un contorno desdibujado en la bruma de la distancia.

No te retengo.

Simplemente te amo.


DE LAS ESPERANZAS


CAMBIO DE PIEL

Como quien decide regalar aquel viejo abrigo que lo acompaño por años, que lo defendió de los fríos que azotaban en el invierno.

Como quien elige desprenderse de aquel adorno que durante tanto tiempo ocupó el mismo lugar en la repisa, acumulando el polvo y el desgaste sobre sí.

Como quien descubre que el reflejo del espejo ya no le permite reconocerse o que ese color en el cabello ya no es el que mejor le sienta, ni tampoco el que abunda en su guardarropa.

Como quien despierta de un largo y profundo sueño, del cual recuerda poco y nada.

Con las ilusiones somnolientas, con las utopías golpeadas, con las certezas magulladas y los sueños heridos, así nos lanzamos a la vida después de cada fracaso.

Y no siempre nos regalamos la oportunidad de cambiar la piel y vivir nuevos sueños, renovar ilusiones y creer una vez mas en utopías…

Pero como aquel viejo abrigo que se despide después de tantos fríos compartidos y cede su lugar a otro que también sabrá cobijarnos, la nueva piel nos permitirá sentir nuevas sensaciones… y como aquel adorno que cambiamos por otro que se acomode más al nuevo tapizado de los sillones, también nuestros nuevos sueños se ajustarán a nuestras nuevas vivencias…

Aunque la nostalgia de tanto en cuando asome a nuestros ojos y se entretenga jugando con nuestras lágrimas.


DARNOS PERMISO

Darnos permiso.

Permiso para sentir sin vergüenza ni falsos pudores.

Darnos permiso para disfrutar del banquete que nos ofrecen nuestros sentidos primeros, originales, instintivos. Permiso para gozar de nuestros sueños y fantasías sin resquemores ni falsas moralidades.

Apostarle fuerte a la vida, darnos permiso para ser nosotros mismos sin tapujos ni disfraces, mostrándonos ante los demás como ante un espejo, con nuestras risas, nuestras lágrimas, nuestros miedos, nuestras contradicciones.

Darnos permiso para atragantarnos de sol y de lunas, tomar la savia madre de nuestra propia historia y volverla más vida.

Permiso para decir cuando sentimos que queremos hacerlo, permiso para llorar cuando sentimos que el alma precisa hablar sin tomar la precaución de estar solos si no queremos estarlo.

Darnos permiso para decir Te quiero sin esperar la respuesta, teniendo la certeza de que solo por sentirlo, merece ser dicho.

Regresar al conocimiento esencial de quienes somos, pues solo la conciencia de nuestro propio ser nos permitirá ser amados por lo que somos profunda e íntimamente.Darnos permiso para caminar en silencio si no tenemos palabras que nos expliquen, de mirar al cielo sin buscar nada para identificarnos.

Darnos permiso para ser, tan simple y tan complejo como éso: Darnos permiso para ser.


DECISIONES

Cuando un niño comienza a caminar, sus primeros pasos son tambaleantes, inseguros, temerosos…

Ese andar vacilante le regala porrazos y encuentros frecuentes contra el piso. Pero aun así no se entrega, vuelve a erguirse y comienza de nuevo.

Y también descubre el mundo desde un lugar distinto, porque las cosas adquieren otra dimensión cuando dejan de mirarse desde el piso y se ven desde la altura.

Así nos sentimos algunas veces… Como aprendiendo a caminar, zozobrando sobre nuestros pies que parecieran no sostenernos, vacilando entre dar un paso o mantenernos solo en equilibrio…aterrados frente a la idea de volver a caernos y golpearnos contra nuestras propias frustraciones.

Pero sacando fuerzas de quien sabe donde volvemos a incorporarnos, nuevamente le ponemos el pecho a la incertidumbre y tratamos de descubrir el secreto para mantenernos firmes.

Cada vez que la vida nos propone elegir, es como volver al momento de los primeros pasos… y es nuestra decisión aprender a caminar aun a riesgo de un porrazo o quedarnos en el gateo ya conocido que nos contiene, pero que no nos permite mirar la vida desde donde debe mirarse… desde nuestra real altura.


BUENOS DESEOS

Llegan las fiestas…

Y como todos los años, una vez más muchos hacemos el consabido balance anual

Y algunos años el balance es difícil… Mucha tristeza, bronca, rabia contenida, desesperanza y necesidad de no bajar los brazos y seguir peleándola…

Mirar de reojo hacia atrás y sentir que ese año duró siglos, pero que fue demasiado corto para todo lo que nos sucedió… Pero no, duró exactamente lo mismo que dura cada año, año tras año…

Y una vez mas, apostamos a la vida y deseos para ese ramillete de 12 meses que nos aguardan, soñando con que algún dia se cumplan…

Deseo que la culpa que siento por tener aquello que muchos no tienen, la sientan aquellos que tienen la culpa de que no lo tengan

Deseo que por cada chico que sienta hambre o miedo, o desamparo, o tristeza, o marginación haya un responsable que sepa lo que es el peso de la deshonra, de la repulsa pública, del escarnio…

Deseo que la memoria no nos falle y nuestra cordura no nos traicione

Deseo que de una vez por todas defendamos lo que decidamos ser y no lo que los demás decidan que seamos…

Deseo que el cartón sea la materia prima de las esculturas de material reciclado y no el medio de subsistencia de tantos desamparados…

Deseo ver crecer a mis hijos sin miedo, libres e íntegros… y a los hijos de todos y cada uno de aquellos que tenemos ese deseo como motor cada mañana…

Deseo, por sobre todas las cosas, que mis deseos dejen de ser deseos para ser parte de mis realidades cotidianas…


EL ALMA

Dentro nuestro habita lo que en realidad somos.

El cuerpo como un envase que cobija lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que deseamos… un envase que arropa el alma.

Por eso cuando el alma esta triste, el cuerpo esta cansado… y a nuestro pecho se muda una sensacion extraña, que nos recuerda todo el tiempo que hay algo que no anda bien…

Cuando nuestra alma esta contenta, nuestros ojos tienen otra mirada, tienen otra luz… y se acomoda en nuestras manos las ganas de moverlas y en nuestros labios las ganas de contar que somos felices…

Nuestra alma es algo fragil y se mete en el cuerpo para que la proteja. Pero cuerpo no es una armadura que la protege del mundo… el alma esta siempre a flor de piel, porque la piel de nuestro cuerpo es la que deja que el alma sienta.

Pero por eso, hay que estar tan atento a lo que nuestra piel siente…

Porque cuando la piel siente que la piel de los demas es fria, es nuestra alma la que siente la frialdad, esa sensacion de soledad y de tristeza… Porque cuando la piel siente que la piel de los demas es calida, es nuestra alma la que siente el abrazo afectuoso del alma de los demas…

Hay veces que nuestra alma llora con lagrimas de melancolia y dolor. Y nuestro cuerpo se deja envolver por la tristeza del alma y nos sentimos vencidos, atrapados en el gris… Nos sentimos solos y no encontramos la puerta para darle permiso al alma para que salga a jugar.

Pero hay otra veces que nuestra alma arma un gran collar de sonrisas y carcajadas… y nuestro cuerpo pareciera que se convierte en un gran pajaro que despliega sus alas y remonta vuelo por cuanta fantasia y utopia se nos ocurra…

Cuando un cuerpo abraza a otro cuerpo, y sentimos mariposas aleteando en nuestro interior, es porque son las almas las que se estan abrazando y bailan una danza que solo ellas saben, contandose sus secretos y sus esperanzas…

Cuando los ojos se cruzan en las miradas, las almas conversan… porque por la piel, el alma siente; y con los ojos, el alma habla…Los ojos nos dicen cuando el alma siente miedo, o cuando el alma esta enojada… Nos hablan de las alegrias y de las tristezas, de los secretos y las revelaciones…

Por eso, cuando dos personas se miran y se tocan, se conocen… porque sus almas se estrechan y se abrazan… o se repliegan y se esconden…

Porque depende de lo que la piel sienta y los ojos digan…

Por suerte, tenemos el cuerpo lleno por el alma.


EL DISFRAZ

Uno aprende a usar las palabras correctas en los momentos indicados.

A medida que crecemos, aprendemos a ser lo que los demás esperan que seamos, vamos descubriendo los trucos para hacer desaparecer todo aquello que pueda revelarnos tal cual somos ante un mundo que nunca entiende.

Nos vamos olvidando del elefante dentro de la boa, para ver solamente el sombrero.

Pero a veces, sin esperarlo, repentinamente, como una tormenta de viento en la costa del mar, algo nos empuja a despojarnos del disfraz con el que nos vestimos día a día, noche a noche, sonrisa a sonrisa.

Y entonces todo se vuelve confuso, como si nos dividiésemos en dos. Porque el tiempo hizo que hasta nosotros mismos nos creyéramos el personaje que inventamos para poder sobrevivir frente a los condicionamientos que nos amordazan las sensaciones, las esperanzas, las ganas y las ansias.

Si logramos vencer nuestros miedos mas arraigados, si nos animamos a defender esos ideales que se fueron aletargando en nuestro afán por ser lo que no somos, podríamos reconquistar nuestros propios sueños, nuestros verdaderos impulsos e instintos.

Quizá, solo es cuestión de animarse a sacarnos el disfraz. Quizá, solo es cuestión de animarnos a ser libres.


LEGADO

Muchas veces y sobre todo cuando no reparan en mi presencia, me detengo a mirarlos y a tratar de grabar dentro de mi memoria, cada uno de sus gestos y sus palabras; cada uno de sus rasgos y sus movimientos…

Son partes de mi cuerpo que tienen vida propia; son dedos de mis manos que tocan sin esperar mi mandato; son sonidos de mi voz que se dispersan por el aire aún cuando mis labios estén cerrados.

Son la certeza de saber que mientras haya aliento en sus pechos, yo estaré viva, porque son mi vida…

Una de las cosas más difíciles de explicar es esa sensación de alegría, miedo, orgullo y nervios que se sienten en el estómago cuando a una le dicen: está embarazada.

Muchas veces me pregunté qué clase de madre era.

Si era una madre que se preocupaba por sus hijos más de lo aconsejable; si en cambio era una madre obsesiva y miedosa que en realidad sólo se ocupaba de lo que a ella le parecía importante…

Sé que cometí muchísimos errores y algunas veces les pedí perdón por aquellos errores cometidos, otras no.

No sé si fui una buena o una mala madre. Sólo sé que intenté ser lo mejor que pude. Y creo que algunas veces lo logré.

Le tengo miedo al “juicio de la historia”.Muchas veces me sentí culpable por no hacer por ustedes cosas que creía importantes. Y ustedes tendrán en este sentido la última palabra, pues serán la muestra viva de los resultados de mis actos

Sean honestos y sinceros.

Sean solidarios y sensibles.

Respeten a sus prójimos,

Peleen siempre por aquello que crean justo.

Nunca tengan vergüenza en mostrarse tal como son.

Valoren el trabajo y el esfuerzo personal como la condición para el logro de sus metas.

Protéjanse, cuídense y quiéranse los unos a los otros, sin importar el que dirán ni siquiera si el otro quiere ser protegido ni querido.

Sean los guardianes de los recuerdos de infancia, no dejen que el tiempo gane la batalla del olvido.

Caminen juntos por la vida. Pero no se confundan, juntos no significa atados.


DESPERTAR

Habia escuchado esa historia desde que tenia memoria.

La dulce princesa y el hermoso principe. El bueno que siempre le ganaba a los malos. El humilde pastor que hacia pagar todas y cada una de sus injusticias al gran señor.

Vivio gran parte de su vida creyendo en esa historia. Confio en que esa era la verdad.

Hasta que un dia, se miro en el espejo y pensó que era un buen día para salir a caminar la vida.

Se vistió con su vestido de domingo y con una sonrisa en los labios abrió la puerta de su burburja, pero en el apuro olvido llevar sus anteojos de la inocencia.

Y así fue que comenzo a conocer nuevas miradas.Y sintio en la piel los frios de otras palabras. Y los dolores de los silencios y ausencias.

Se topo con los colicos de las mentiras y los temblores de los engaños.

Pero siguio eligiendo no volver a buscar los anteojos, porque había descubierto lo que era viva, aunque por momentos se sintiera como la muerte


LO PERDIDO

¿Existirá un “más allá”?

¿Existirá otro lugar y otro tiempo, del cual no tenemos memoria ni razón?

¿Habrá un espacio en otros términos, en el cual permanecer y transcurrir mientras qué…?

¿Tendrán nuestras almas otra historia que la que nosotros conocemos?

¿Habrán tenido nuestros besos otros dueños, que nosotros no sabemos?

No sé si he vivido antes, ni si viviré después, pero sí sé que te conocía previamente y que nuevamente te volveré a ver.

Nos vimos ¿por primera vez?, una noche de septiembre.Vos, yo y muchos más.Pero ellos no existían, estaban, nada más.

¿Nunca? antes nos miramos, ¿nunca? antes nos hablamos, ¿nunca? nada hubo antes que pudiese conectarnos.

Pero no necesitamos decirnos, el tiempo quedó atrás, fuimos uno, fuimos ambos, fue sentir y nada más.

Fue tocarnos y reconocernos, fue mirarnos y encontrarnos, fue saber aún sin saberlo, que no estabamos de paso…

Luego vinieron las palabras, los besos, los encuentros… Solo confirmaron en el cuerpo, lo que ya estaba dentro…

¿Cuándo fue que nos conocimos? ¿Cuándo fue que nos miramos?

¿Cuándo fue, que fue tan fuerte, que no pudimos olvidarlo?

Lo olvidaron nuestras manos, lo olvidaron nuestras bocas, lo olvidaron nuestras voces, lo olvidaron nuestros cuerpos…

Pero el alma sin memoria, los sentidos siempre atentos, recordaron al instante aquel encuentro previo…

¿Cómo explicar, que las palabras no decían nada nuevo, que cada caricia compartida, evocaba un recuerdo?

Fue reconocernos, aún sin saber quienes éramos; fue como si la vida, nos enfrentara de nuevo…

¿Habrá sido mi imaginación? ¿Habrá sido un espejismo? ¿Quién explica que en el correr del tiempo jamás llegó el olvido?

Muchas horas, días y años han transcurrido desde que dejamos de vernos… ni llamadas, ni cartas, ni encuentros… Sin embargo, nunca dejamos de sabernos.

¿Cuál fue el vínculo invisible, que nos anudó sin atarnos?¿Existio? ¿O solo fue este absurdo deseo de eternizarte en mí quien lo invento?

¿Por qué no te alejaste de mi vida con los años?

¿Por qué no te olvidaste de mi con el paso del tiempo?

¿Qué secretas recovecos tiene el alma en su camino, que se aparta y luego vuelve, recobrando lo perdido?

Si ya previamente lo vivimos y de nuevo nos reconocimos solo espero, pacientemente, que volvamos a sentirlo.

Si es cierto lo que siento y las almas regresan en busca de lo perdido, sé que volveré a hallarte en algún cuerpo, en algún desvío.

Tal vez sea otro tiempo, tal vez con otro desafío, tal vez no estemos tristes, tal vez me reconozcas y me elijas, tal vez ya no haga frío…

No sé en que circunstancias, no sé como estarás vestido, no sé quienes seremos, ni cuál será el motivo… Sólo sé que nuevamente, más allá de los testigos, nuestras almas, nuestros cuerpos, recuperarán lo perdido.


NOTORIUS… (O RECORDANDOTE)

Pasaba por aquí

Y pensé: De alguna manera”

“Para vivir”,

No me sirven las

Mentiras piadosas…y

Dentro, muy dentro, “Siento que te estoy perdiendo.

En estos días, me pregunto

“¿Qué hago ahora contigo?”

Cierta historia de amor,

Se convirtió casi, casi

En un ataque de tos.

Pero… “Y si amanece por fin?

Y si “A la orilla de la chimenea

Te doy una canción y grito

A vivir”?…

Anda… “Dondequiera que estés,

Ponme un trago más,

En estos Buenos tiempos”, y valga la ironia

Amor, te digo esta(s) palabra(s)”….

Y nada más… “Y nada más….

Se agradece la colaboración para la inspiración de este poema, a las canciones interpretadas por Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.


PUEDE QUE OCURRA

Y quiza uno aprenda a convivir con esa melancolia que se cobija bajo el ala de nuestro corazon cuando nos descubrimos solos.

Es posible que el paso del tiempo nos permita descubrir en ella a una amiga que nos acompaña durante esos tiempos en que la vida pareciese desentenderse de nuestras ansias e ilusiones, cuando sentimos que la piel se nos aja, que nos adormecemos al arrullo de nuestros propios desencantos, que cada suspiro se asemeja a un quejido por el cual escapan nuestros sueños incumplidos.

Tal vez los dias nos enseñen a disfrutar de los silencios de caricias y de las ausencias de ternuras, tal vez aprendamos a prescindir del abrazo de los sentidos y de los aromas de las entregas profundas.

Puede ser que ocurra que me sorprenda un dia reconociendome distinta, diferente, acorazada frente a los grises de los espacios vacios, casi ignorando las sombras de los huecos que se van formando en los recodos de las almas errantes.

Pero hasta que eso suceda, hasta que dejemos de esperar el milagro de la risa compartida, de la mirada complice, del beso con sabor a eternidad aunque sea efimero, del hombro sobre el cual recostar nuestro cansancio, transitamos el dolor. Y nos vamos entregando casi sin darnos cuenta a la tristeza incolora de los dias que pasan sin dejar huella, a la insensible rutina de los minutos que se escapan del reloj sin dejarnos atraparlos.

Pero mientras esperamos que suceda, nos obstinamos, nos empecinamos y tercamente seguimos esperando que algun dia, en algun instante, en el momento menos esperado, la ventana de las fantasias se abra y como un soplo, como una rafaga de viento, los colores nos envuelvan, las fragancias nos abrumen, y el calido ropaje del amor nuevamente nos vista de fiesta.


QUIEN SOS

No es sencillo permanecer cerca de ti y no preguntarse quien sos en realidad.

El tiempo va pasando y pareciese que a su paso todo se vuelve menos claro, más confuso, extrañamente ajeno a mí.

¿Será que quizá tus miedos debieron ser los míos? ¿Será que debí ser yo quien se preguntase en que iba a convertirse la magia?

¿Es posible que haya sido yo y no vos quien cometió el error de idealizar?

“No creas todo lo que dicen de mí” dijiste aquella vez…

Solo sé de vos, lo que vos me vas mostrando que sos, respondí…

Y hoy, a la distancia, me pregunto quien sos en realidad… cuales de tus silencios y tus sonidos son las verdades y cuales son las mentiras…

No lo sé… Cada vez siento que cada minuto que pasa, te hace mas extraño y desconocido para mí…

Pero, incomprensiblemente, no me rindo… sigo tercamente aferrada a mi intuición, a esa confianza en vos que no tiene asidero ni sentido… o quien sabe… tal vez, me aferro a mi ilusión para no tener que admitir que siempre fue un juego en el que jugué sin siquiera saber que se jugaba…


ES POSIBLE

Es posible que este loca.

Pueda ser que esta irrefrenable necesidad de seguir creyendo en utopías no sea entendida como cordura…

Tal vez esta grandiosa posibilidad que aun tengo de construir sueños y caminos para lograrlos sea alguna de las formas de la irracionalidad…

Posiblemente esta estúpida costumbre de creer y confiar sea un parámetro de insania…

Quizá el mantenerme en la postura irreverente de defender a capa y espada mis principios, mis valores, mis creencias, mis confianzas sea, al fin y al cabo, la prueba irrefutable de mi desvarío…

Es posible que este loca…

Pero me niego a aceptar el chaleco de fuerza con que cada día intenta hacerme recobrar la lucidez, porque si así fuese, perdería la maravillosa sensación de sentirme libre, de seguir apostando a la felicidad…

Es posible… pero prefiero la locura del sentir, a las razones del conformismo y la resignación.


TE BUSCO

Desesperadamente.

Tranquilamente.

Descontrolablemente.

Controladamente.

Irracionalmente.

Calculadoramente.

Dolorosamente.

Alegremente.

Crédulamente.

Desconfiadamente.

Ingenuamente.

Descreídamente.

Torpemente.

Inteligentemente.

Tristemente.

Felizmente.

Infructuosamente.

Satisfactoriamente.

Constantemente.

Ocasionalmente.

Penosamente.

Risueñamente.

Incansablemente.

Exhaustamente.

Desbocadamente.

Planificadamente.

Enloquecidamente.

Cuerdamente.

Encarnizadamente.

Casualmente.

Mentalmente.

Corporalmente.

Rápidamente.

Pausadamente.

Profundamente.

Superficialmente.

Eternamente.

Fugazmente.

Sutilmente.

Evidentemente.

Ocultamente.

Engañosamente.

Sinceramente.

Momentáneamente.

Eternamente.

Tengo el tiempo suficiente para dedicarme a buscarte

En cada risa.

En cada rostro.

En cada pausa.

En cada paso.

En cada esquina.

En cada bar.

En cada frase.

En cada silencio.

En cada quejido.

En cada sonrisa.

En cada recuerdo.

En cada objeto.

En cada mirada.

En cada sonido.

En cada tristeza.

En cada festejo.

En cada emoción.

En cada tormento.

En cada rincón.

En el Universo.

Te busco, te busco, te busco y no te encuentro

Pero no desespero

Tengo la vida entera para buscarte, buscarte y seguir buscándote y buscándote hasta que te encuentre…


VENTANAS

Abrir ventanas al mundo…

Mundo… Ventanas…Por momentos, casi parecen utopias ambas palabras…

Mundo…Lugar en el que se supone que vivo… Lugar en el que no transcurro…

Lugar en el que comparto, sueño, respiro, me empapo de soles y hollines, me cambio las pieles, trasmuto mis propias vivencias por las ajenas…Espacio infinito que de alguna manera me cerca y pone limites dentro de mi misma…

Y las ventanas…Cuadrados recortados en esas paredes que conforman todos los mundos… los propios y los de los demas… Muchas veces asegura das tras pesados postigones atestados de candados fuertemente cerrados… tristemente oxidados…

Ventanas que rara vez se abren, que rara vez permiten que el sol entre… que el aire fresco de la madrugada renueve los pensamientos viciados de silencios…

Yo sueño con puertas…

Con puertas sin cerraduras, sin mirillas por las cuales espiar que sucede afuera, sin blindajes que impidan que se filtren las vivencias, las sensaciones, las pieles de quienes pasean por esas veredas gastadas de pasos sin rumbo…

Yo sueño con abrir mis propias puertas y tambien las ajenas… Descubrir los secretos de las almas que se ocultan tras las ventanas, tras los postigones de las vidas con miedo…

Yo sueño con esa libertad que no me obligue a cerrar mis puertas con llave y cadenita… que me permita dejar abiertas mis ventanas para mirar el mundo…

Porque por las ventanas se puede mirar…

Pero por las puertas… Se puede salir…


CUANDO ESCRIBO…

Recobré una vieja costumbre.

Redescubrí el placer de bucear en las palabras, buscando el significado profundo que cada sonido encierra, permitiéndome el indescriptible regocijo de expresar emociones.

Volví a sentir la sensación de plenitud que me produce el darme cuenta que el alma puede hablar no solo con los sentidos, sino también con palabras.

He vuelto a la vieja costumbre de escribir para mostrarme.

He vuelto a la vieja costumbre de modelar mi angustia y mi alegría en palabras.

Me enfrento a la hoja blanca, pura, virgen, desafiante, y las frases surgen a borbotones, sin sentido, incoherentes…pero plenas de vivencias, desbordantes de emociones, expresivas, totales…

Regresé al mundo de los secretos ocultos entre las frases que pronunciamos al pasar, gozando al encontrar nuevos significados para las viejas palabras…

Pude reencontrarme nuevamente con mis pensamientos archivados en la rutina de los días que pasan sin piedad por sobre nuestros afectos pasados…

Recuperé mi antigua costumbre de pensar profundo, de bucear dentro de mí misma, de sentir sintiendo nada más, sin razones ni explicaciones.

Volví al estado primitivo de las sensaciones originales, previas, fluyendo sin obstáculos, colándose entre las grietas de mi razón, surgiendo sin tamices ni consideración, mostrándome en carne viva, cruda, veraz…

Logré volver a conectarme con mí misma, a reconocerme cuando hablo y cuando escribo, a sentir que nuevamente soy yo, sin afeites ni escenografías, sin maquillaje ni disfraces…

Retorné a la fiesta de expresarme sin dobleces, al festejo del fluir de las emociones frente a una hoja de papel, a la alegría de identificarme con el sentido primero de las palabras al plasmarse…

Recuperé las verdades no dichas, los secretos arrumbados en los recodos de la memoria, las emociones avejentadas pero no marchitas…

Nuevamente siento la plenitud del decir y del contar, del sentir que puedo mostrarme sin tapujos ni estilos.

Tal vez necesité del cachetazo de tu muerte, para recuperarme a mí misma, tal vez precisé del dolor de no sentir tu presencia para surgir de mis propias cenizas.

Quizá fue imprescindible sentir tu muerte cerca, para descubrir que estaba viva… Posiblemente fue necesario sentir que caía por la pendiente, para elevarme hacia la cima… Seguramente fue tu ausencia de aquí en más quien empujó mi alma a presentarse frente a la vida, destellando desenfada para decir: permanezco.

No sé que fue, pero sucedió.

Nuevamente siente mi alma que tiene lenguaje, nuevamente siente mi voz que tiene sonido, nuevamente siente mi piel que posee idioma…

Recobré una vieja costumbre.

Redescubrí el placer de bucear en las palabras, buscando el significado profundo que cada sonido posee.

Regresé a contarme y contarles, a descarnarme en cada frase, a enfrentar las consecuencias del decir lo que siento, a ser quien era, a mostrarme tal cual soy…

Nuevamente me desvanezco en sonidos que me describen, que me reflejan, que me muestran…

Recordé de pronto el camino de las frases amalgamadas con lágrimas y risas, recordé de pronto la imagen en mi espejo interno…

Volví a perderme en los recodos que forman las sensaciones cuando quieren tomar la forma de las palabras, cuando quieren tornarse sonidos, sin perder su espíritu…

Me reencontré con las palabras, me reencontré con la dicha de decir en silencio pero con sonidos que gritan lo que siento, me reencontré con la olvidada posibilidad de ser plenamente libre por expresarme.

Hoy te cuento, hoy te recupero, hoy te nombro, hoy te llamo…

Hoy vuelvo a estar viva. Hoy escribo.

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