Cambio de Reglas – Cap 4

Kira sostenía con fuerza el tubo rojo mientras aquel lobo se aproximaba decido a tomar a su presa, la bestia rasguño el pasto una solo vez antes de dirigirse a Kira con entusiasmo, como si aquella lanza que atravesaba su cuerpo no fuera nada. Increíblemente aterrador… pensó Kira antes de aventarse hacia la bestia, no sabía que iba hacer aunque tenía claro que huir no la salvaría. Repentinamente su mente se ve golpeada de recuerdo de ella practicando con cuchillos y espadas, ella se rió ante aquel hecho y aunque fue leve, deseo tener un cuchillo. De pronto aquel tubo comenzó a calentarse, hasta convertirse en una copia exacta de el cuchillo de sus recuerdos y aunque se sorprendió de aquel hecho no se permitió distraerse de su enemigo, entonces miró fijamente hacia su objetivo y vio como este saltaba hacia ella. Ella se adelanto un poco y se abalanzó contra la bestia, con el propósito de clavarle en el abdomen aquel cuchillo mientras con la otra mano se agarraba de su pelaje. La bestia aulló de dolor y comenzó a moverse, pero aunque era difícil estaba decidida a no ser comida del lobo. Su rostro estaba tan pegado a su pelaje, mientras que sus pies eran inevitablemente arrastrados con los movimientos del lobo, entre el rose del rostro con la piel de la bestia una delgada línea de sangre surgió de su cachete, por lo que no perdió tiempo para comenzar a buscar lo que lo había provocado. Gracias al movimiento frenético del lobo, el pelaje se movía de un lugar a otro lo que le permitió ver, se trataba de una clase de piedra o diamante de color amarillo incrustado en la piel del lobo. Kira tenía la corazonada de que aquel diamante era importante, además no iba soportar mucho tiempo y si no funcionaba de una u otra manera era cuestión de tiempo.

Se agarró más fuerte de su pelaje y soltó el cuchillo para agarrar aquella joya. Kira definitivamente acertó con su corazonada, la bestia se movió tanta fuerza y violencia provocando que Kira cayera al suelo con la mano izquierda llena del pelaje del lobo y la otra untada de sangre además de la joya amarilla. Kira estaba cansada, no quería seguir más, pero el hecho de que Alice dependía de ella la obligó a levantarse apoyándose en un árbol, tenía más de un corte en el cuerpo que dolían al roce con el aire. Con las patas temblando cada vez más, la bestia avanzaba a paso lento hasta que se tumbó en el suelo vencido por el peso de su cuerpo, entonces dio su último respiro. Kira espero por unos minutos ya que no se quería llevar otra sorpresa y solo entonces se dirigió al lado derecho de la bestia para recuperar su cuchillo, lo cogió con fuerza y lo sacó. Era un cuchillo con doble filo de estilo militar muy parecido al que le había quitado al chico llamado Dimitri, ella lo observaba con atención mientras lo limpiaba con el suelo, por alguna razón este le parecía tan familiar. Cuando termino de limpiarlo observó unas letras grabadas en el mango ‘’ZC – KC’’, en ese momento escucho como una rama se partió y automáticamente ella tomó posición de defensa, entonces vio a Erick apoyado a un árbol. Kira tomó una bocanada de aire, sintiendo que el peligro había pasado, al menos por el momento. Justo en ese momento, aquel cuchillo que había salvado su vida volvía a la ser el tubo rojo, ella decidió no tomarle importancia y lo guardo.

Kira noto como se le dificulta caminar, para cuando se disponía a ayudarlo llegó Benjamín con otros muchachos que llevaban unas antorchas, todos estaban agitados y sudorosas, incluso algunos tenían heridas. A juzgar por sus rostros algo había pasado, de pronto una idea paso por la mente de Kira, ¿los demás también habían sido atacados por esos lobos? todo su cuerpo se erizo al pensar que alguien fue herido o incluso muerto. Entonces se pronunciaron las palabras que temía…

– ¡Líder!¡Líder!¡Líder!– dijo un chico con insistencia.

– Esta bien, ¿Que pasa?

–Es Gaspar…– dijo otro. Erick volvió la mirada a Benjamín buscando respuestas.

–Ha sido herido, es grave. – dijo incapaz de mirar a su líder.

Todo el rostro de Erick se oscureció y ella pudo notar como le temblaron las manos, pero lo contrarresto cerrando la mano con fuerza, volvió su rostro hacia adelante mientras se apresuraba a ir al edificio de madera. Se notaba que todo su cuerpo dolía después de aquella caída, sin embargo, estaba más preocupado por aquella persona llamada Gaspar. Kira sentía angustia por aquel chico, después de todo ella trajo a los lobos, quería ser de ayuda en algo pero no había nada que se le ocurriera, además debía reunirse con Alice cuanto antes.

He llegado, ¿ahora que tengo que hacer?

Bueno, debes darme la mitad del líquido rojo y después de un rato la otra.

¿Cuándo sabré en qué momento es oportuno?

No te preocupes yo te avisare – sin previo aviso, se comenzaron a escuchar unos gritos ahogados y pisadas de un lado a otro en la habitación contigua – ese chico… es muy joven para sufrir tal dolor.

¿Como sabes la edad de ese pequeño? ¿Cómo es posible que lo hayas podido ver si estas en este estado?

La verdad es que las dos lo conocemos, de hecho conocemos a muchos de los que están aquí. Pero ese no es el caso, apúrate e introduce la primera dosis. – Kira le inyectó la primera dosis. No hubo la necesidad de utilizar una aguja ya que el tubo estaba adaptado para introducir el líquido.

Es mi culpa que esté sufriendo tal dolor y yo solo recibí unas pequeñas heridas… – entonces los gritos pararon pero no dejaban de caminar de un lado a otro.

En realidad es nuestra culpa, sin embargo si sigue así no sobrevivirá el resto de la noche.

¿Tan grave es?

Recibir un rasguño de esos Lobos es casi letal.

¿Casi letal? ¿Osea que hay cura?

Si pero no es fácil, además te delatarías.

Pero si es nuestra culpa, ¿no es mejor tratar de enmendar el error?

¿Y si, salvarle la vida, tuviera por consecuencia la pérdida de muchas más en un futuro no muy lejano?

¿Cómo podemos salvar la vida de muchos si no podemos con una sola teniendo la oportunidad?

Tu de verdad que no cambias aunque tengas tus recuerdos perdidos… Me gusta. Ya es tiempo de que me des la segunda dosis.

Aun no me dices como puedo ayudar a aquel chico. – Alice le contó a detalle lo que tenía que hacer para obtener el antídoto, mientras le introducida la última dosis. Además de que Kira iba a tener que cuidar de ella tres días, ya que incluso su mente iba a estar dormida y no le podría pedir ayuda si algo pasaba.

Recuerda que no me puedes dejar sola y esconde las cosas que trajiste. No será bueno si se enteran que tuviste con alguien ajeno a este lugar. – Esas fueron sus últimas palabras antes de su mente se durmiera.

Kira estaba ansiosa por buscar el antídoto, pensaba una y otra vez las posibilidades que tenía. Ella tenía prisa, los gritos se repetían en su cabeza agobiando su mente y con esplendor el remordimiento hacia su trabajo. Para ella, era difícil aceptar la posible muerte de alguien por su culpa, no podía aceptar que fuera mala suerte y que no tenía nada que ver con ella, definitivamente no estaba en su naturaleza ignorar aquella situación. Pero el hecho de que no pudiera dejar a Alice sola para tomar su responsabilidad, la volvieron loca durante toda la noche sin poder pegar un ojo.

El amanecer llegó y Kira seguía en su cama, desde donde estuvo vigilando a Alice mientras en su mente se hacían huecos buscando ideas, entonces el golpe en la madera de la puerta la sacó de sus pensamientos. Se traba de Dimitri, quien traía comida y una bolsa de agua que parecía ser suero sobre una bandeja. Se miraron un rato a los ojos por unos breves momentos, después él se dirigió a la pequeña mesa que se encontraba al lado de la cama de Kira y dejó un plato de sopa, otro de arroz y un vaso de agua. Entonces se dirigió a donde estaba Alice y de la mesa de noche que estaba al lado de la cama, se puso unos guantes de látex que estaban en una bolsa, desempaco un tubo largo y transparente, una jeringa entonces lo unió. Por alguna razón, Kira sentía que tenía el deber de proteger a Alice de todo, sin embargo, en aquel momento no sentía la necesidad, por lo que dejó que hiciera lo que iba hacer.

– Le voy a poner una intravenosa para alimentarla, ya que no sabemos en qué momento despierte, de otra forma se va a deshidratar y podría morir – Kira no dijo nada y el continuo, agarrando su mano he inyectado la aguja – ¿Me podrías alcanzar el perchero que se encuentra en ese pequeño armario? – ella no puso objeción y lo hizo, pero al recibir aquel aparato se se llevó un susto, en la otra mano Kira cargaba la cuchillo que le había quitado la última vez, sin embargo él controló su impulso de retroceder y con cuidado recibió el perchero. Al terminar ella se interpuso su camino para darle el cuchillo, esta vez lo tenia no tenia la punta de este amenazándolo.

– Esto te pertenece y lo siento si te dolió mucho, pero no debiste interferir.

– Él ya recibió su merecido, así que por favor ya no guardes rencor con el, ademas de que todos tienen claro por lo que no volverá a ocurrir

– Efectivamente no volverá a suceder, de lo contrario la próxima vez me asegurare de no fallar.

– Solo te vas a meter en problemas si buscas cobrar venganza.

– No me importa meterme en problemas, pero podemos hacer un trato si te interesa que me quede quieta.

–¿Que clase de trato?

– Es muy fácil, si lo haces bien – dijo Kira con una sonrisa traviesa – Solo necesito que cuides a Alice por un tiempo mientras yo salgo ha hacer algo.

–¿Que? ¿Al bosque? No puedes ir, ya suficientes rumores hay de que tu provocaste que los lobos vinieran como para que vuelvas a él y las cosas empeoren.

–Necesito ir, pero no la quiero dejarla sola. Si me ayudas tratare de no meterme en problemas.

–¿Tratar?

–Eso o nada.

–Esta bien, pero debes tratar de escuchar lo que te diga de ahora en adelante y no puedes faltar a las comidas.

–Lo de venir a comer no te lo puedo asegurar, me quita mucho tiempo y no se cuanto me demore en lo que tengo que hacer.

–Entonces no hay trato.

–Esta bien, pero debes comenzar ahora.

–Debo hacer unas cosas antes, dame una hora y vuelvo.

–Entonces es un trato. Por cierto, si algo le llegara a pasar a Alice, despídete de aquello que te hace hombre.

–Lo dejaste muy claro, gracias.

Después de una hora, Dimitri llegó para cuidar de Alice y Kira no lo pensó dos veces para ir a buscar aquella medicina. Al llegar la hora de la comida, Dimitri quedó sorprendido ya que no solo había cumplido con venir sino que también tenia mas de un corte en sus brazos. Kira le pidió que no hiciera tanto alarme y que no se le ocurriera llamar a Doc solo por unos cortes, el accedió a su pedido solo si dejaba que le curara los brazos. Al terminar se fue a reanudar lo que hacía en el bosque, entonces comenzó a oscurecer no obstante Kira no llegaba, la hora de comer ya había pasado hace más de dos horas y Dimitri en más de una ocasión tuvo el impulso de salir a buscar a Kira, sin embargo, no podía dejar sola a la otra chica.

Erick no paraba de dar ideas a Doc para salvar la vida del chico, quien batallaba no solo para sobrevivir sino también para que no se preocupan por el, siempre recibiendo a sus amigos con una gran sonrisa, a pesar de aquella cara pálida y el sudor que recorría por todo su cuerpo. Había logrado sobrevivir la primera noche gracias a los esfuerzos de Doc, pero era más probable que no pasara de esa noche. Las ansias lo carcomía, no podía aceptar la pérdida de más vidas y menos la de aquel chico, desde el primer día que lo vio surgió el sentimiento de protección hacia este, sentía que le había fallado a alguien pero no lograba recordar a quién y esto lo agobiaba con más fuerza. Durante todo el día estaba en el pequeño cuarto de libros buscando una posible cura, sin éxito. De pronto Benjamín irrumpió en la habitación, se notaba que había corrido, trato de hablar pero la necesidad de tomar aire lo obligó a calmarse.

–Tienes que ver esto… está en cuarto de armas – sin esperar una respuesta lo agarró del brazo hasta que llegaron – esto fue lo que encontré en bosque.

Al entrar en la habitación Eric se encuentra con más de cinco cuerpos de los ciempiés rojos, de por sí ya era sorprendente ver el cuerpo yaciente de uno como para encontrarse con cinco aquí, después de todo no se trataba de cualquier ciempiés. Su lago era un poco más de cincuenta centímetros mientras que su ancho por lo menos de quince, su cuerpo completo estaba hecho de un metal maleable y resistente a excepción de la parte de abajo el cual no solo escondía una considerable cantidad de patas o más bien cuchillas haciéndolo parecer un ciempiés, sino también un líquido verdoso. Por cierto, la razón por la que usan el adjetivo ‘’rojo’’ es porque estos nacen directamente debajo de una rosa roja que se encuentra escasamente en el bosque.

–¿Que ha pasado aquí?

–No lo se y no son los únicos, de hecho hay un montón por todo el bosque además de quemaduras de ácido desperdigadas por cualquier lugar. Definitivamente alguien ha tratado de conseguir algo de estas cosas horrendas.

– Además de que debe ser alguien hábil, no cualquiera le deja un agujero en la cabeza de estas cosas – el silencio se apoderó del lugar, sin embargo fueron unos escasos momentos gracias al fuerte golpeteo en la puerta.

–¡¡LÍDER!! ¡¡LÍDER!! ¡¡LÍDER!!

–¿Que rayos pasa? ¿Porque golpeas de esta manera?

– Lo siento es que se trata de Gaspar…

–¿LE PASO ALGO?

–¡Un milagro! Gaspar está completamente recuperado, es más no hay ni una sola cicatriz de sus heridas, ¡¡venga rápido!!

Sin pensarlo dos veces Erick fue a comprobar el estado de Gaspar, olvidando por completo el asunto de los ciempiés. Daba grande zancadas con un piernas largas ignorando el dolor de su cuerpo para llegar lo más rápido posible, entonces se introdujo en el edificio y subió las escaleras de a dos escalones, pronto iba a llegar a la habitación de Gaspar pero justo en el momento en que agarraba la manija el grito de una chica de la otra habitación, llama por completo su atención.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS