No tuve miedo del adiós de quien ame, porque me enseño que nada es para siempre.
No guarde rencor por heridas causadas, porque mi corazón aprendió a cicatrizar muy rápido.
No sentí su ausencia porque al pasar los días mi tristeza la mitigo el tiempo.No tuve temor a los recuerdos, por que las vivencias no fueron ni serán eternas.
No sentí deseos de mirar atrás, porque el camino que me guiaba estaba hacia adelante, y sentí que si miraba hacia atrás tal vez podría perderme o desviarme de ese camino que me llevaría a la felicidad.
No sentí pena por ese amor muerto, porque en la tumba del olvido, solo reposa lo que ya no es importante, y lo que pierde importancia también pierde fuerza y lo que ya no tiene fuerza simple y sencillamente ya no existe.
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