Luna Roja, que vienes a aparecer en momentos de extraño placer y de palpable dolor, que buscas por doquier a tus seguidores y los mandas, a diestra y siniestra, a inventar por allí profecías de guerras, de desamores y de amores, de idioteces baratas y de amistades peligrosas, me gustaría pedirte un pequeño favor.
¿Podrías ordenar a tus seguidores en todo el planeta, que vuelvan a creer en los sueños, porque ya se hace insoportable escuchar el «no puedo más» el «tengo miedo», el «los tontos y los enfermos creen en los sueños» y también el ya clásico «los sueños nunca se hacen realidad».
¿Podrías también, influenciar a los hombres y mujeres a ver en la naturaleza las cosas simples de la vida, en vez de verlas por un teléfono móvil? ¿A dejar de poner mensajes de religión como si fueran lo más normal y comenzar a practicar lo que ponen en los muros de Facebook? ¿A pensar en el Rebel Heart como diría Madonna y luchar por los sentimientos, en vez de quejarse todo el día por no ser amados? ¿En hacer lo que les gusta y disfrutarlo, en vez de joderle la vida al otro por hacer eso que anhelan y que no pueden por ser unos amargados y trancados sin remedio?
Si me cumples ese único favor, tendríamos una vida más plena, y con ello, muchos sueños plenos, nacidos al alero de la felicidad, y no de la tristeza, esa que corrompe el alma y la desmorona en pedazos, pues aquí, como ya dije, no aceptamos las tristezas ni las desilusiones que matan los sueños de toda la Humanidad.
Y cuando te vayas, esperaré hasta tu regreso, para darte las gracias por cumplirme ese pequeño y humilde favor, y si no, volver a pedírtelo las veces que sea necesario.
Gracias por escucharme, Luna Roja.
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