Un día, de algún mes, de su respectivo año;
21 grados centígrados, que se sentían como 40,
Aunque el día estaba nublado en su totalidad,
Había un agradable viento que me sofocaba el alma,
Y una frescura en el clima que derretía mi rostro…
Me daba igual, solo eran mis cobardes nervios,
Que se preparaban para por fin conocerte.
Sali de casa,
Con mi mejor perfume, mi mejor cara y mis mejores trapos.
Y me dirigí hacia el punto de reunión que acordamos por mensaje,
Recuerdo que ese día llegue 20 minutos antes,
Recuerdo incluso que tu llegaste 20 minutos después,
Suceso que pase inadvertido al verte por primera vez, ¡wow¡
Recuerdo todo a la perfección, y vaya que ha pasado el tiempo…
Vestías un suéter gris que ocultaba con discreción tus detalles,
Pero había algo que me permitía ver más allá de tus prendas,
Y no hablo del morbo, un cuerpo bonito a mí no me llena,
Yo hablo de que pude apreciar milimétricamente cada parte de ti,
Cada bello que te recubre, cada lunar de tu cuerpo,
Cada cicatriz de tu infancia, cada célula…
En ese momento, me di cuenta que ya no había marcha atrás.
Un beso en la mejilla y un cálido abrazo,
Así fue como comenzó, aquello que fuimos…
Ambos temblábamos por dentro,
Pero nos hablábamos con toda la confianza del mundo,
Como si nos conociéramos de toda la vida,
Una conexión que nunca había sentido antes,
Magia que desprendíamos al estar juntos,
Verdadera química, verdadero amor…
Solo necesite de pequeños instantes contigo,
Para quererte conmigo toda una eternidad,
Y entre risas, juegos y el primer beso al asecho…
Me enamore de ti…
De la forma en que me mirabas,
De la forma en que me hablabas,
De todos tus defectos, tu perfección,
Me enamore, hasta de la forma tan cruel con la que te fuiste…
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