Me he percatado de que mi amado hermano se ha acordado de dejarme una birome junto a las masas finas de la París de La Plata, dormir en este lugar se me ha complicado, los tres primeros días me inyectaron no sé con qué calmantes que me desarmaron, especialmente las piernas. Me exigían tomase cuatro o cinco pastillas diarias, eran Valcote y Risperidona, el primer día las tomé, luego comencé a ocultarles debajo de la lengua para, más tarde, escupirles. Una loca boca sucia llamada Susana no deja de hablar, parece un loro, de casta no creo que tenga más que el nombre, es muy curiosa, dice tener un hijo drogadicto, se ha cortado levemente su muñeca izquierda y muestra sus heridas como «orgullo de una batalla». El primer día que la ví, en realidad no le ví, me había sentado frente a ella a requerimiento de una bella morocha que trabaja de enfermera diurna del lugar. Me dice, «ese lugar es de no sé quién», «no se preocupe, yo tomo mi comida y me voy a mi pieza», no, no, me responde Susana, no hay problema. La enfermera interviene y mirándole, me dice, vos quedate ahí, que no sé quién puede sentarse en otro sitio. Al otro día me siento en un banco de madera aguardando la comida, se acerca y me extiende su mano presentándose y preguntándome por qué durante tres días había comido en mi cuarto. Tendría que haberle dicho que con gente actuando como lo hizo, difícilmente álguien querría compartir su mesa. Pero no me interesaba discutir, los problemas que estoy viviendo son muy feos, no me interesan otras cuestiones. Fuma mucho y no deja de hablar, se atora hablando, ha querido entender si soy gay o no lo soy, la he dejado en el desconcierto, no me importa aclarar nada, a esta altura ni yo sé lo que soy, tan complicada está mi cabeza. Dice que su hijo mide un metro ochenta y pesa cuarenta y cinco kilos, que sus padres fueron panaderos, que su hermano está separado, y vuelve a separarse a diario, que soñó con él y con sus sobrinos…, y sigue fumando, es la reencarnación de «la Fanny». Le acompañaba a la tal Susana una gorda morocha, llorona, «pachorrienta», de ojos saltones, glotona, quien cuenta la historia de un celoso que la cagó a tiros para luego matarse, algo que debí hacer aquella noche de mierda. Le digo que un hombre mayor y de pantalón negro, de espaldas a ella en una parada de colectivo, será su próximo amor. Es el muerto o su «nueva vida», quien vendrá a buscarle y llevarle consigo reclamando lo perdido. Otra bella criatura, ya «viejona», endurecida por las pastillas, rígida, conforma esta mesa, es impecable y rubia, parca en el hablar, distante, sufrida… La charlatana se desarmaba traduciendo el «tratado» que había dado en llamar «bambyro», un híbrido de Bamby y vampiro a quien su nieto había dibujado sobre la puerta de la heladera mientras los dos seguían volando en platillos de cartón corrugado. Y el charlatán, ni las plumas…, fue sometido y torturado por aquella francesa ignorante, pobre pájaro, vivió poco, poco y mal, un hermoso «plumífero» color azabache condenado a habitar una pequeña cárcel de alambre que incluso le impedía girar sobre sus patas, qué mierda habrá tenido esa petisa en la cabeza, mierda… Los dos han muerto, me conduelo por el ave…Siento terror al recordar la bestialidad perpetrada sobre ese pobre ser indefenso, no debería estar aquí, no lo merezco, la distancia ha logrado agigantar aquel desatino. Cuando Rivadavia hablaba de embajadores les pintaba como a necios creyendo que ganarían mucho sabiendo lo que él sabía. Soy el necio más grande e ignorante del mundo. Las noches son interminables y mi hermano se revienta la cabeza buscando una salida, cuánto daño he provocado, pobres todos ellos, soy un hijo de re mil puta incapaz de compasión, cómo podía pretender que continuase a mi lado.
Las putitas de la Media…, secundaria, rebautizada por los K, quieren mandar, les dijeron que pueden, para qué, opiné que no era correcto que una mujer se vistiese de forma provocativa, ya había levantado en peso a una trolita que gritaba y se reía mientras yo, me veía obligado a tomar exámenes previos, todo es un desconche, las muy trolas se complotaron, les di pie para que lo hicieran, quien les pisa el poncho, les vendieron, les regalaron el sueño, la quimera del empoderamiento femenino, igual las siguen haciendo mierda, lástima el mal trago, pero ya no puedo…, no fui hecho para estar con nadie…, para reinar, y de modo absoluto, el gen castellano clama libertad, libertad para establecer su propio régimen totalitario, eso soy, se lo debo a mis mayores…
Una parejita de dos locos cogía en el baño de abajo, cometí el error de abrir la puerta, ella era demasiado fea, él no tanto, pero los dos, muy «del tomate». Esta mujer que me acompañaba en la charla se calentó, y yo lo que menos quiero es garchar y menos aún garcharme a una mina, y encima una mina gorda y cincuentona, la puta madre, venimos de mal en peor. la pisada no deja huella, se hace huella al andar, aunque andar, ando poco, diría, «ya nada», me lo impide ese yo interno que solamente me está hablando de remordimiento y vergüenza. Carmen, la señora educada de la institución, su problema…, el único hijo…, gay, lo terrible que resulta a las madres parir un homosexual, esta mujer se halla al borde de la locura. Ha sido, tal vez veinte o treinta años atrás, una criatura fina y agraciada. Hoy guarda las maneras distinguidas y cierto toque de belleza perdida, pero sus músculos faciales se han puesto rígidos como el granito, se mueve como un autómata y marcha al ritmo de la cuerda de un robot de lata. Tanto mal causamos en nuestras madres. Bruno pareciese llamarse este muchacho de unos veintisiete años, próximo arquitecto, hijo de otro arquitecto, hermano de otro putito, genio y figura de otra madre castradora y dominante. Varios «enropados» en torno de una guitarra desafinada, más motivados que una babosa, más «lentos» que la tortuga Manuelita, gracias Susana por estas palabras labradas de saber… Cinco arcos bajo las tejas del Cabildo…, y la que dice no charlar con las plantitas del cantero de abajo porque son de plástico…, la Madonna, cómo habla esta tipa, «la Fanny» era conversadora, esta le gana. El profe de Educación Física es parecido a Murray Kosinsky, se ha pintado unos mechones rubios en su renegrido cabello, es muy delgadito, tiene más de treinta, treinta y uno para ser exactos, está para darle, qué colita tan hermosa que muestra al agacharse, con qué ganas que entraría allí, primero con la lengua…, después…
El gordo puto, hoy puto, más luego puta, el que ví ignorante y ausente,joven, condenado, reencarnación de todos nosotros, repetición de un daño que no termina, de una naturaleza empeñada en el error, de madres dadoras del mal, de padres estúpidamente presentes, presentes para reprender, para infundir temor, crueles y prepotentes, sin entender, sin saber, sin presentir la debacle, sin ver el tobogán tendido delante de sus ojos, por ellos mismos tendido, por donde arrojar sus vástagos a la soledad y el desprecio. Taigeto o Tarpeya donde no habrían de morir, sí padecer la burla y el ostracismo. De nuevo las dudas, nuevamente los problemas, el hacer lo que ya había quedado depositado en un armario. Lo han vuelto a abrir y el mal ha vuelto a huir, envolviéndome. Estoy realmente corrompido y los demonios me circundan, intento enfrentarles, las cicatrices son muchas, si ganan la partida, la parca habrá de asistirme, pero tampoco lo hizo en aquel momento, por qué habría de hacerlo ahora, soy débil, quisieron protegernos y nos destruyeron. Ariel continúa enfermo del estómago, no puede tragar los alimentos, yo, sin pensarlo, arrastrado, resentido, marchito y herido, no consigo alejarme del borde del acantilado, si esos pibes ganan la partida París seguirá estando distante y el descanso complicado, por qué atorarme de pastillas, dije no, lo sigo repitiendo. El último texto se borró, un duende le hizo desaparecer…No hay fuerzas, sí ganas de dormir por siempre, todo lo lindo se fue, hubo momentos de alegría, pensé, lo pensé, creí ver más allá, ese futuro no existía. Sigo chocando contra las paredes de un cubo, me destrozo, me sigo lastimando, no soy sadomasoquista, las cosas se dan, pero al revés, y la ansiedad, la incertidumbre, me devoran, los fracasos se suman y un problema nuevo surge a diario, no sé si hoy lograré pegar un ojo, fui tonto, si sigo rodeado de esta lacra desconozco cómo haré para soportarlo. París sigue estando demasiado lejos, la ciudad luz o la falta completa de sol…, ya no quiero, ya no puedo…Nuevamente…, hay inquietud, es difícil afrontar el día, todo se circunscribe a lo mismo, es un laberinto del que no logro salir, quiero y no me lo permiten, no me lo permito, siempre condicionado, y el factor monetario, el primer condicionante, lo ayer vivido me frustra, ni siquiera puedo ser dueño de estampar en el papel lo pensado, lo percibido, dramas propios y ajenos, pinceladas de desdicha, anhelos de liberación. Sodoma y Gomorra se han transformado en inhóspita morada, los muros de Babilonia eran demasiado altos, una vez dentro es difícil salir, aquel demonio venerado en elevadas pirámides reina y gobierna, sus cautivos somos obligados a transitar caminos de odio, el resentimiento nos tortura y la mañana se convierte en ocaso. Una tristeza constante apresa jornada tras jornada, no hay un por qué…, lo hay…, supieron labrarle, conspiraron, no supe verlo, se me impidió mirar, me solicitaron voltear la cabeza ante el horror, ignorando que habrían de sumergirme en un estado de constante ansiedad, de mentiras, de discurrir aguardando una recompensa, pero el paso que habremos de dar dudosamente conduzca al Paraíso, incluso puede llegar a ocurrir que ni siquiera seamos capaces de sentirle, finalmente, no habremos de darnos cuenta de haber traspasado el umbral. Ya estoy, y otra vez en el avispero, la mañana va dando paso a una tarde igual a tantas, debo pasar por el banco, no tengo ganas, tengo ganas de silencio, de no estar con nadie, al menos con nadie que ayude a establecer más contratiempos, responsabilidades que ya no soy capaz de aceptar. Hace un par de días que la contractura muscular que afecta mi espalda, no calma, los nervios, al igual que tantas otras veces hacen carne en mí…
Son las doce y media, continúo en el colegio, cuatro o cinco alumnas me siguen, y el gordo trolo, aunque es de madera, o mejor dicho de cemento, es una mole gigantesca que se entretiene mirando con extraño contemplar, con velado interés sexual, soñando con una pija, aplacando sus reprimidos deseos en platos y más platos de comida, «la paponia», pobre gordo, ya va a crecer y alguno se lo ha de coger, pero que no siga creciendo porque las puertas le van a quedar chicas, además, para entrar en terrible orto, qué pija habrá que portar. El gordo se percibe pasivo, por ahí se da vuelta la tortilla y llega a ser terrible activo, aunque no veo las condiciones pre-establecidas para que tal suceso se plasme, revuelve las fibras y los lápices de su cartuchera, no se nota dotado, por ahí nos da una sorpresa… Una sorpresa resultó ser lo ocurrido en un momento de descuido, un pibito fronterizo colonizaba el primer banco junto a la ventana, yo estaba delante suyo, escribiendo, la tarea no la hacía, pero con cara de bicho trataba de ver lo que escribía, no sé en qué momento el papel desapareció, estoy seguro de haberle guardado en el bolsillo delantero del bolso, que tiene un cierre por delante, ha de haber sido en el instante en que fui a buscar tizas a la dirección. Me marchaba, y otro pibito que no era alumno mío, le entregó el papel por mí escrito a la profesora de lengua, al toque me dí cuenta de que era la hoja sobre la que había estado escribiendo media hora antes y me apresuré a tomarla. Tuvo que ser ese zorrito, jamás se me hubiese ocurrido revisar las pertenencias de uno de mis docentes, estos pibes son «cualquiera». Me quiero ir, ya no lo soporto, la semana pasada hube de enfrentar a dos lacras del tercer año de la media. Un adicto reventado que intenta acercarse a mi ser con el sólo propósito de bajarme la caña, tiene en la cabeza hallar rédito económico brindando sus favores sexuales, o metiéndome en un juicio. Un día quiso contarme respecto de su paso por un instituto de menores, su estado «fumado» ya me genera rechazo, pretendí no escucharle, me retiré. Luego apareció durante el recreo junto a un negrito sucio y burlón, decían tener frío, se les prohibe ingresar al salón durante los recreos, pero allí los tenía, y se divertían gritando a los chicos de la primaria vecina por las ventanas que miran a la institución. El único momento que tengo para descansar hube de ocuparle en renegar con estas dos basuras, tratando de que dejasen de gritar groserías a los más chicos. Borro el pizarrón y me dirijo hacia la puerta a pedir a un grupo de mujeres que por favor ingresaran de una vez y se dejasen de hacer quilombo en los pasillos. El negrito aprovecha a escribir la palabra puto en el pizarrón, con una flecha que señalaba la silla y el escritorio donde debía sentarme. Esta porquería no dejaba de reírse e interrumpía la clase preguntándome si tenía hijos o dándome a entender que sabía dónde vivía. Otra vez en el recreo, nuevamente ingresando al salón durante los único minutos con los que cuento para permanecer solo y en silencio. Al verme, el adicto dice, «este viejo de mierda», reviento y los levanto en peso, el negrito me desafía, luego el «drogón» va a quejarse de mis brabuconadas a la dirección, le acompaña otra trolita, dolida de que yo haya dicho que las mujeres deben de vestirse con discreción.El negro de mierda pone música fuerte, le digo que apague el celular, me responde que me tape los oídos. Otras putas complotan en mi contra, es inadmisible que un docente les dijese que una mujer debía vestirse con recato y decoro paro no provocar a los hombres en la calle, o ser objeto de abusos y violaciones. Una negra fea «gritonea» «yo me visto como quiero». Lo que yo quiero es no verles más el pelo, ya no les resisto, ya no lo soporto, quién carajo está preparado para estar con gente así, resentidos, envidiosos, quilomberos, sucios, ordinarios, promiscuos, y la lista sería de nunca acabar. «Acabar» vendría bien, al menos ayuda a descargar tensiones, y el tanque…, y por ahí…, otro lo pasa bien tomando de mamadera ajena, e incluso, uno, haciendo «lo mesmo»…
Anoche estuve en el bachillerato de adultos, al que ni el viejo nombre le han dejado, son pocos, al ingresar a primer año, oh sorpresa, dos nuevos «clientes» se habían establecido en distantes sitiales, sobre los muros del fondo. Una gorda con rasgos de boxeador y nariz aplastada, y un negro flaco destilando adicción. La gorda, al ver una recreación de mi autoría de Moloch, a quien hube de dibujar con cuernos y parecido a un diablo, prorrumpe en «risotadas» y nos cuenta que uno de sus vecinos se había tatuado a san La Muerte, «seguramente es un nuevo fiel del tal Moloch», se sigue cagando de risa de forma estentórea, y reflexiona, en voz alta, «no», dice, «este no venera ese dios, se ocupa de robar bombachas de la soga», continúa riéndose… El drogadicto le hace «la pata», dice no ver, no entender mi letra. Una señora mayor se calienta y lo levanta en peso, luego la veo atemorizada, seguramente tiene que viajar en el colectivo junto a esta lacra, o debe verle en la parada o en el barrio…. Debí reprimir mis emociones, de buena gana le hubiese pegado un tiro, la sociedad o al menos aquellos compañeros ocupados en aprender se hubiesen visto libres de esta carroña.
Entre toda esta escoria de la que de un modo inexplicable me he visto rodeado, también cuento con un neo-nazi, le ha molestado que dijese que Hitler era gay y se acostaba con los generales, en las trincheras de la Primera Guerra, para que no le enviasen al frente, creí que era un buen pibe, era un demente, medicado a los quince o dieciséis años…, solía hablar con él, pensé que le interesaba escucharme, también me defraudó, a veces tratábamos temas fuera de lugar, me decía que vivía en Buenos Aires y que en la esquina de su casa solía ver un grupo de travestis ejercer la prostitución, cometí el error de hablarle, me comentaba de plaza Once y su «pecado», como un tarado le dije, «enfrente a la plaza hay un cine porno, muchos de los que la frecuentan van allí a tener sexo». Él me había sacado el tema y yo le seguí la corriente, para qué, incluso me grabó con el celular, no pensé estar hablando con un niño, ví en el chico un hombrecito, resultó ser un putito o mejor dicho un maricón conventillero, por más de que le gusten las mujeres…, quería, buscaba venganza por mis opiniones respecto del genocida que llevó a la Alemania al colapso. La que nos escrachó en facebook, por haber denigrado a la escuela y al director, quien se muestra «pata» de los alumnos, fue amenazada por otros alumnos de otros cursos, dejó de concurrir, todo es una mierda, todo es un conventillo, a mí han de considerarme la última porquería, no soy del palo, o nunca pretendí serlo, eso me lo machacaron muchas veces en la cabeza mis progenitores, me decían que era un chico bien, diferente al resto de toda esta gente, tanto me inculcaron estos «apotegmas»que terminé por creerles, pero se olvidaron de decirme que no era millonario, incluso hubiendo pertenecido a la nobleza, pero sin dinero, todo habría continuado siendo muy, pero muy difícil, ya no puedo más, y si renuncio les estaré dando la razón, entrar en un sumario sería cortar la jubilación, son problemas y más líos, no quisieron renovarme la licencia psiquiátrica, acá estoy, qué puto dios puede llegar a existir, si tanto puede, como dicen, por qué me envió, nuevamente, junto a estos desterrados hijos de Eva, otra que de Eva, hijos de re mil puta…
De mamá qué puedo decir, luego del aborto «piró», nunca se pudo recuperar, el responsable de todo ese desastre fue papá. Qué iba a hacer, ante todos estos horrores me aferré a este pibe, inventé algo que no existía, él nunca debió acercarse a mi persona. Hoy reventé, Ariel me armó un nuevo escándalo en el auto, ese es mi hermano, no claudica, ya no puedo más, no más repetir no poder…, como a María Antonieta se le acabaran las lágrimas ante tanto infierno…, el «no poder más» mío se ha transformado en una forma de vida… Ahora la presión le vuela por las nubes, todo va de mal en peor, lloro, me desespero, creo que estoy enfermo, el corazón me late demasiado fuerte, me duele la cabeza, como como loco, me descompongo, ya no puedo continuar, voy a azotar mis manos, «no puedo», «no puedo», «no puedo», forma de seguir…, forma de reptar hasta no sé dónde… Lo que sí continúa es mi dolor de cabeza, es el hígado, Ariel, para poner paños fríos sobre el horror al que me sometió en el viaje, fue a la panadería y trajo torta de crema, dulce de leche, cerezas, duraznos y chocolate, me hizo peor, terminé almorzando torta, intoxicándome de «dulce». Fuimos a capital y antes de ver las torres de los mormones en la autopista, regresamos, tan mal me había puesto que mi hermano optó por el regreso, ya no sé qué más hacer, todo se derrumba, qué fue lo que hicieron estos dos padres del Hades con nosotros dos, nunca imaginaron la catástrofe que creaban…
Llovió, tuve que ir al colegio, borraron mis publicaciones de Mercado Libre, nunca había podido asociar el celular con la PC, en el celu tenía una cuenta, con más de cuatrocientos artículos, y aún restaba poder retirar unos seiscientos mangos por ventas, retenidos en Mercado Pago, ellos te entregan la plata «a los premios», ahora también se quedaron con esta guita, allí era donde más vendía, la otra cuenta, en la PC, con unos cuarenta artículos, vendía poco, esa sobrevivió, y como por arte de magia apareció en el celular también, pero la otra desapareció y con ella el poco dinero que había. Qué hijos de re mil puta que son, ahora intento rehacer la cuenta, publicando nuevamente lo borrado, y a los tres artículos, el celu, deja de tener teclado con letras, apareciendo sólo números y frenando el publicado de artículo ninguno, luego he de probar en la compu, pero no tengo ganas de subir fotos a la máquina, con el celular es todo más fácil, hoy estuve con esas pibas de la …, qué villeras de mierda que son, sólo putear y hablar de machos, una decía haberle tomado la leche a un caballo, y las compañeras se re cagaban de risa, eran pocas, había llovido, y cuando llueve, generalmente, no van. Otra me decía, «los caballos, dan leche», y se seguía matando de risa, yo me hacía el reverendo pelotudo, y le respondí que sólo las yeguas generaban aquel lácteo líquido, para sus potrillos… La gorda atorranta interviene, y con su voz de señora mayor, aunque sólo cuente con quince años, comenta «mi abuela va a buscar leche a no sé dónde y pelea por ella con otras mujeres, a una de estas tipas, le dijo, querés leche, y le arrojó un balde lleno encima», ha de ser cuando los tamberos regalan la leche pues el precio cae, y para elevarle, prefieren regalarla. Mamita, qué «gentecita», son de última. Yo, mientras tanto, dibujaba las Siete Maravillas en el pizarrón, al pedo, a nadie le interesaba. Luego pasé al tercer año, el viejo noveno, serían cinco o seis, otra trola peleaba con un gordito rubio, se querían garchar, no lo hacían porque estaba presente, nulos de nulidad absoluta, interesados, sólo en el sexo…, llegó la hora de marchar,… traté de no pisar barro al salir de aquel templo de sabiduría, ya me había ensuciado demasiado…, llegué a casa, comí y cagué…
Viento en popa…, los jarrones de leche…, dijese la mendocina cuya abuela acostumbrare aventarles…, siete, ocho, nueve o diez, para no generar mayores inconvenientes, para no enfrentarles, aunque si por ellos fuese se calificarían con diez, diez de décima categoría, sin comprensión lectora, minados de faltas ortográficas, con letras cuasi ilegibles, cuasi analfabetos, sucios, desprolijos…, yo era muy desprolijo, recuerdo no haber contado con carpeta en Biología, pero aprobado con nueve y diez, verídicos, no inventados, fruto de una extorsión y «apriete»que es rutina en estas vidas conurbanas manchadas de barro…
El error, error con mayúsculas, soy yo…, había oído del caso de un profesor de química o biología que confundió el interés académico de uno de sus alumnos, el cual terminó concurriendo a casa del docente para profundizar sus investigaciones y conocimientos, pero aquél profesor optó por abordarle, confundiendo los intereses del pibe. No es lo que yo pretendí con este chico, estoy seguro de ello, era uno de los únicos que me prestaba atención.Mi soledad, mi depresión, creyó hallar álguien con quien hablar, al fin y al cabo era un muchacho de dieciséis o diecisiete años, como siempre, me equivoqué y está bien que así haya pasado, todo me confirma que no debí ser docente, un destino embrujado me arrastró hacia un sitio que jamás debí pisar, aunque no estaba preparado para otra cosa, para nada, en realidad, mi físico no me hubiese ayudado a realizar tareas que conllevasen desgaste. Ahora estoy mareado, una empanada picante me destrozó, la depresión y la mala comida sumaron sus venenos, hoy me arrastro…En casa volví a comer, antes de salir del colegio había logrado evacuar las porquerías tragadas la noche anterior, pero como de costumbre volví a intoxicarme de comida y más comida, arroz con salsa, dos alfajores Havanna y un kaki no completamente maduro, el dolor de estómago en retirada hizo su aparición nuevamente. Cuando levantaba las cacas de Yeyo casi no logro hacerlo, una puntada estomacal se presentó comprometiendo tarea tan vital si se vive rodeado de canes. Bañé a la Murciélaga, me hace compañía sobre la cama, William nos espía, opta por acostarse, viejo y cansado, en su olorosa cama, le cambiamos las sábanas cada tres o cuatro días, pero a él no se le puede bañar con tanta frecuencia, es muy viejo y el invierno acecha. Tomé Palatrobil y té de cedrón, o de boldo, con mate cocido, para enfriarlo le agregué un buen chorro de jugo de frutos rojos. Al rato fui a cagar, lo hice con un olor dulce, ha de haber sido el kaki…Mamá está sola en la cocina, se toma la presión con su aparatito digital, habla sola, se tira un terrible pedo, cree que nadie le escucha, tiene la puerta que da al jardín entreabierta, la perrita le abandona y corre a los pies de mi cama, la tarde se hace noche y mañana hay que volver al colegio. París continúa percibiéndose horriblemente distante…
He lavado los platos, el agua estaba caliente, tanto como para pelar un chancho. «Estos perros mogólicos…, salieron todos mogólicos, los tienen estúpidos, les hablan ´todo chocholo´, y así los sacaron, unos perros mogólicos que no sirven ni para mirar quién viene», son los rezongos de mamá respecto de los canes, luego les habla y les dice que deben cuidar la casa o les pregunta si estaba rica la empanada que les ofreció, ella misma se responde, como si Yeyo, William o la Murciélago le diesen su opinión respecto de la golosina que se les dio a degustar, «sí mamá, estaba muy rica, dame más, de ahora en adelante quiero comer sólo empanadas de carne». Comienza a hacer frío. Ayer estuve con esos chicos del tercer año, las putas del fondo siguen a las carcajadas, me hago el que no escucho, piden ir al baño, las dejo salir, se dan cuenta que no quiero confrontar con ellas, otro sorete al que llamaron Dylan, se sale de la vaina por escapar de la clase, faltan diez minutos para que toque el timbre del segundo recreo y ya lo tengo junto a la puerto, como los caballos en la gatera, esperando disparar, es un maleducado de mierda, un prepotente busca pleito, he optado por no darle pelota, mejor hubiese sido que le llamasen dealer, otro trabajo dificulto quiera realizar en un par de años más, tiene cara de querer saberlas todas, de conocer la calle como la palma de su mano, sus ojos son claros y es blanco, una cruza de vaya a saber qué cosa con qué otra, delgado, de estatura media…, su sola presencia genera rechazo.
La semana pasada habían comenzado a dibujar un Cabildo sobre un papel afiche color amarillo, estaba quedando horrible, pensaban exponerle el día de la patria, una de las pibas me preguntaba si iba quedando bien, qué le iba a decir…, no me quedó otra que meterle mano, pero el mamarracho era grande y mucho no se podía hacer, encima habían pretendido dibujar las cinco aberturas a cada lado del portal de acceso, si Bianchi veía el Cabildo de mis alumnas se pegaba un tiro, tampoco le habían hecho torre, era cualquier cosa, qué se yo lo que habían tratado de plasmar sobre el papel, recortamos papeles y cartón y finalmente le agregamos la torre, rellenamos las aberturas de negro, marrón, naranja, todo mezclado, arriba comenzamos a volcar témperas de distintos colores, los tejados los habían manchado de fibrón colorado, les pedí que agregasen témpera roja…, se acercaba el mediodía y un edificio similar a un Cabildo coloreado parecía despertar del papel, le pegamos sobre un gran telgopor, uno de los lados quedó fuera del soporte. Tuve que apurarme a levantarle del suelo porque un boludito corría manchando con témpera a sus compañeras, lo re cagué a pedo, pero me reconvino, «sos un maleducado, encima me contestás», guacho «hijuna» gran puta, debí de agregar…, para que no siguiese rompiendo las pelotas le había enviado a lavar los pinceles, volvió con un pincel de pintar paredes, que no sé en qué carajo le aprovechan, pero que ví oportuno para retocar la torre del edificio, también le molestó que «ensuciase» dicho pincel, él lo terminaba de lavar…, me dieron ganas de estrangular aquel enano indígena «tiñuso», la madre ha de quererle rubio y se entretiene realizándole una especie de desmechado sobre un incierto corte a la vasca, con media cabeza platinada y las raíces color de la noche. Mi resfrío seguía jodiéndome y el Cabildo, o algo similar a un Cabildo de Buenos Aires «rumbeaba» con destino a la pequeña dirección, a descansar el sueño de los justos sobre un viejo piano vertical cuyos candeleros de bronce dorado habían sido saqueados la semana anterior, el piano ya no entona, sus candeleros hace muchos años que dejaron de iluminar partituras de prefacios art nouveau…, mi Cabildo aguardaba secar sus pinceladas, la mañana se iba haciendo tarde y la lluvia inflaba las nubes de un nuevo 25 de Mayo cargado de tensiones y ansiedad…
Resfriado, alérgico, rodeado de pañuelitos de papel, el té Vick y el Mucosolvón han ayudado a que moviese el vientre, me tuve que limpiar el culo con un trapo de rejilla. Francia es el tema de hoy, intenté dibujar el Parlamento de París en el pizarrón, una recreación personal, tal vez parecida a los dibujos del París transitado por Dodó y el Inspector de la Pantera Rosa, de igual forma se entretienen copiando mi infantil creación, a la que le he añadido pararrayos, invento posterior a los tiempos de Enrique IV. Mis alumnos hacen silencio, conversan, otras niñas ríen, la mañana es húmeda y nublada, la lluvia se aproxima…El absolutismo monárquico vino a poner orden en una Francia devastada. Richelieu gobernó con mano de hierro, se olvidó de las misas y los Diez Mandamientos, incluso suministró chonguitos para que un débil Luis XIII se entretuviese en la cama o donde fuere… Ayer estuve en la capital, muy resfriado hube optado por permanecer el día en cama, pero alrededor de la una de la tarde el timbre parecía reventar, era mi hermano, había arrastrado a una madre vieja y enferma hasta el centro. Con los pelos parados, con los pocos pelos que le quedan gracias a rascarse la cabeza constantemente y a diario, hasta ir generando en su centro un hueco despoblado de cabellos, parecía un alienado…Al rato vino con la noticia de que le habían roto el vidrio de una de las ventanillas del auto, le robaron el portafolios de cuero y una campera que fuere de mi padre. Así volvimos, entre vidrios y cartones, antes de salir se me rompió un viejo aguamanil, sentí vergüenza, rabia, anhelos de esconderme o desaparecer. Hubiese regresado solo, sin gritos, sin reproches, rodeado de oprobio y mayor pesar. Comí y me acosté, mamá se mostraba nerviosa y procuraba cocinar, los perros pedían comida, la Murciélaga se acostó a mis pies y dormí resfriado y triste. Nada continuaba saliendo bien…
Las cuentas de mercado libre han vuelto, debí de enviarles un mensaje amenazante, si no me permitían retirar el dinero habido merced aquellas ventas, habría de recurrir a «defensa al consumidor», aquello bastó, y al otro día volví a ser dueño de mis dos cuentas en el sitial. La entrega de un relicario me ata aguardando, quiero volver al pueblo, el lunes hay que laburar, las cotidianas miserias no amainan, mi hermano arrecia sobre mi madre, la grita, la culpa de no dejar de vomitar la comida, el causante de todo este desastre sólo ha sido él, ella se ocupó de sobreprotegerle de una forma anormal, luego, él, perfeccionó los horrores labrados con amor mal entendido y anormales cuidados y prevenciones, todo desembocó donde debía desembocar, en una cloaca… Es duro seguir, la escucho reventarse tosiendo, acá, todos fueron bordando sus desdichas, de a poquito, sin saberlo, o intuyéndolo, me sonrío, estoy cansado… Otro invierno, el frío, la humedad, las gripes constantes, una tras otra, las alergias respiratorias, el tener que dar la cara, el no querer tratar con nadie, debo levantar la ropa de la soga, ella continúa limpiándose los mocos, tampoco toma vapor debajo de la ducha, le han enseñado a huir del agua durante los resfríos, y sigue los dictados maternos al pie de la letra, tampoco toma nada, ni una puta aspirina, todo la descompone, todo lo devuelve, todo le levanta la presión, esto es un cago de la risa, algo que sólo acá se logra ver… Tal vez, interiormente, sepa darse muerte con gotero, saber sabiendo despertar congoja , pesar, preocupación, yo casi no le hablo, esta es su forma de hacerse notar, pero siempre mostró el mismo comportamiento, antes le hablaba, y actuaba del mismo modo, es su forma de salirse con la suya, morir soplándose los mocos atada a un tensiómetro digital…, la ropa me llama, helándose colgada de la soga del patio de atrás… Más mocos, ahora llora, esto es un asco…, cómo mierda, aún, no he tenido el coraje de acabar…, qué voy a querer tratar con nadie, nunca pude, hoy, mucho menos… «Ya me voy a ir para siempre», y el tensiómetro no deja de activarse, «ya me voy a ir para siempre», hace diez o quince años que se lo escucho repetir casi a diario, es un lamento, una congoja, hoy, mezclada con tos y con flema, cierra la puerta del patio y el perro se cae, apenas alcanza a dejarle salir, sabe que debe dejar esa puerta eternamente abierta, William se mea y se caga adentro, si no encuentra la puerta abierta, vomita o hace lo que sea, pero dentro, ella fue quien le acostumbró a dormir en la casa, es así, hoy lo ama, mañana lo putea, pasado vuelve a enamorarse de él, le habla, le grita, lo acaricia muy poco, cuando joven el perro, se agachaba delante de su trompa, el can dormía en un sillón que había hecho mierda, le hablaba y le pedía un beso, en dos ocasiones casi le bajó la cara, no había forma de decirle que no procediese así, el muy puto me había hecho lo mismo, afortunadamente no alcanzó a morderme, me golpeó muy fuerte la naríz, y derramé abundante sangre, eso me alarmó y le dije que terminase con esas tonterías, le conté lo que me había pasado, pero se olvidaba o lo descartaba de su memoria, y me tapaba la boca diciéndome que el can jamás habría de morderle, que ella lo había alimentado de su mano siendo un bebé, comiéndole a besos su panza rosada, ahora los dos son unos viejos chotos, ella toma su té con leche y tose, el perro duerme en su colchoncito y despide un olor asqueroso de su boca, tiene las muelas podridas, ya le cuesta levantarse, pero aguanta, ella continúa limpiándose los mocos, seguro sigue haciéndolo en la cama, aumentando la secreción asquerosa por un llorar que viene prolongándose cincuenta años… El tensiómetro se vuelve a activar, por las dudas, tiene tres, dos digitales y uno manual… Y yo sigo muy contracturado, he terminado por mimetizarme con su ser…
Esa espiral no se cierra, el velódromo, siempre el mismo, del cine al sauna, del sauna al bulo, una bella criatura, otras repugnantes…, y un coreano trolo jugando a la sanación, la sanación por el espíritu, ha dejado de ser trolo, se ha curado, todo hubo sido culpa de satanás, hoy…, soy satanás…
Me duelen los huevos, son nervios, ahora en el chat,
«me gustaria estar con muchos machos al mismo tiempo y que compartan mi colita entre ellos » ,
«Hola! Algún Activo maduro? Yo Pasiva Madura, me gusta vestirme de Dama…
chatea_49396
algun macho vergon caliente para chat hot?, yo putito de closet, pito chico nalgón
Pasivo, CDMX, yaa
Soy pasivo de la CDMX busco hombre NO VERGON que me lleve al hotel ya solo CDMX. Soy pasivo de la CDMX, busco hombre NO VERGON que me lleve al hotel ya solo CDMX. Soy pasivo de la CDMX, busco hombre NO VERGON que me lleve al hotel ya solo CDMX. Soy pasivo de la CDMX, busco hombre NO VERGON que me lleve al hotel, ya solo CDMX «, y así, centuplicado, nada que hacer, salgo, no quiero compartir cámara con nadie.
Se escucha el ruido del viento, no deja de llover…
«Luciana-32 recuerda las mayusculas estan prohibidas en #argentina ultimo aviso», me voy a dormir…
Nervios, nervios que traen más nervios, hasta…,por qué…,
William paga los platos rotos, con catorce años, enfermo, continúa con sus mañas, el dueño no se da cuenta de que se comportan ambos del mismo modo, soy un estúpido, el animal no hace otra cosa que repetir las pautas de conductas aprehendidas de un amo extraviado, de unos amos enfermos, neuróticos, sabe que robando papeles de la mesa de luz, como soborno ante tal extorsión, necesariamente habría de recibir comida y más comida, así le enseñaron, para que no rompiese lo que llevaba a sus fauces, se le daba comida a cambio, supe enojarme, mi hermano, ante mis enojos, peor me lo hacía, a propósito le daba más comida, para que saliese afuera, para que no ladrase, para que devolviese una prenda, para que no se comiese los pañuelos de papel, los rollos de papel de cocina, los de papel higiénico, para todo, comida, y así destrozaba todo lo que encontraba con tal de que le diesen de comer. Está en las últimas, y sigue robando papeles, me enojé feo y le alcancé a pegar en una de sus patitas viejas y enfermas, con el escobillón, gritó y se tiró en su cama, me estremecí de dolor, afortunadamente no fue nada y al rato se levantó en busca de más comida, le acaricié largo rato sus patas, su cabeza, se sentía a gusto, ya no le acariciaba como antes, su enfermedad, su quietud, su falta de ladridos, de juegos, me fueron apartando de su lado, aunque conviva con nosotros,hoy me sintió cerca,muy cerca, como cuando estaba bien, le escucho respirar profundo, yo escribo en la habitación de al lado, me dice, estoy vivo, todavía no he muerto, gracias perro por soportarme, finalmente vos solo permaneciste a nuestro lado, por comida, pero bue…, a nuestro lado finalmente, otros ni la comida fueron capaces de agradecer…Siempre sufrió de la cadera, teniendo uno dos años, y en uno de sus robos, supe darle un bife sobre la cola, donde nace su larga cola de beagle, gritó de dolor, se acercó a mi cama dejándose aplicar sobre su blanco pelaje un copo de pomada desinflamante, que poco a poco iba penetrando al través del pelo y la piel, así lo froté largo rato, logrando recomponerse, era joven y se bancó el olor a alcanfor, no me mordió, desde ese momento supe que no se le podía pegar, ni siquiera suavemente, y menos en aquel sitio, otro día mi hermano quiso darle un chirlo en una de sus nalgas y él, se apuró a correrse, para que no le alcanzara el chirlo, el que fue a dar en aquel sitio complicado, fue leve, pero el can gritó, le grité, ahora yo, a Ariel, acerca del problema del animal, él también le amaba y se condolió, nunca más se le castigó. Así siguió, rey de la casa, ya van catorce años de reinado y el final se aproxima, hay días en que me zumban los oídos, o me duele la cabeza, ha de ser presión y no me controlo. Por trolo, todo fue escrito en caracteres de odio, espero que ellos marchen antes que nosotros, son cinco, uno se fue, William está próximo a partir, pero restan otros cuatro…
Mamá sigue sin escuchar, los agudos gritos de mi hermano taladran mi cabeza, ahora nos vamos a La Plata, estoy cansado, volvemos, continúa enloquecciéndole con sus problemas estomacales, ella se estremece y le dice que nada ha hecho para causarle tales problemas, él se complace al enloquecerle, y san se acabó, todo es una mierda, ahora estoy con presión, no dejo de comer, hay que ponerse en la piel, en la piel de quién mierda, la cabeza no deja de joderme con dolores y mareos, me vuelvo a constipar, voy a la verdulería de al lado a buscar jugo de arándanos, tal vez ayude, no quiero recurrir al laxante.
Finalmente pude mover el vientre, pero verla así, desesperada por prepararle la comida a mi hermano, aguardándole ansiosa, apresurándose a colgar la ropa de la soga con viento y con frío, volviendo instantáneamente a la cocina, envuelta en una bufanda roja, y mirando el reloj, «ya son la una de la tarde, ya llega», la miro con ganas de matarle, se apercibe del mudar de mi semblante y se retira al dormitorio, yo sé, que si allí seguía, el otro, al verle, no dudaría en rajarle a puteadas, y ella lo sabe, pero no quiere dejar de ser actríz protagónica de aquel cuadro deplorable que viene representándose sin interrupción desde hace quince años, no es una cachada, me vuelven a zumbar los oídos, y un leve mareo azota mi sentir…, no dejo de leer o escuchar pelotudeces asociadas al horóscopo, que el ascendente en sagitario, que el descendente en géminis, la luna, cáncer, el amor, la internet, plagada de cosas por el estilo,las pastillas del abuelo, pobre, el abuelo Salvador dudo haya tomado pastillas, y en este pueblo de mierda, y a comienzos de los setenta, qué pueden haberle recetado, las pastillas del abuelo, un grupo de rock que imita a ese vomito llamado el indio Solari, en estos días he visto las notas levantadas al negro Oro, qué viejo caliente, encamándose con un pibe, antes las iba de muy machote, ahora, de re putazo, pero erraron al colocarla, esos tipos del rock,naturalmente han de despreciar a los gay, y tanto el pibe como el viejo no parecen darse cuenta de nada, o no quieren, los muy idiotas se fotografían con los capos de la banda, las pastillas del abuelo, qué asco han de sentir aquellos rockeros al verse precisados de aparecer junto al negro Oro y su noviecito para lograr promocionarse. Hay un piquete en Retiro, me vino a la memoria la puta madre de aquél, que viajaba frecuentemente a Santiago del Estero, gratis, todo garpado por el Estado, que es lo mismo que decir «por todos nosotros», un día se les ocurrió no ir, dicho sea de paso, su pareja estaba jubilada por invalidez, un tipo que jamás había laburado, un vago al que mostraban por enfermo de asma, y al que «todos» nos ocupamos de alimentar, eso fueron los K, cómo no van a querer verlos de nuevo en el poder…,, como decía, la «señora», con perdón de la palabra, se «rayó» y no quiso viajar, ese día no, total otro día tendrían los boletos gratis de nuevo, el hijo le dijo, «mamá, llamá a la empresa avisando que no van», su respuesta fue volear una mano al viento indicando que nada le importaba, que todo se fuese al cuerno, ni siquiera le importó asegurar aquellas dos plazas a otras dos personas, tal vez, sí precisadas de viajar a aquella provincia, el colectivo partió con dos asientos vacíos, garpados por «todos nosotros»…El país es de ellos, están a punto de volver, toda América quiere ser Venezuela, y Argentina más que ninguna otra de las naciones latinas, qué asco me da, pensar que este fue un país de notables, le convirtieron en un basural…El país de los piquetes, y hasta que no sea completamente de ellos, seguirá habiendo piquetes por cualquier cosa, nadie les dice nada, nadie les reprime, parece ser que en el fondo, todos, izquierdas y derechas, quieren una nueva nación caribeña, otro Chávez, un nuevo Fidel, pero dueño de las pampas húmedas y onduladas más fértiles de la Tierra. Me he vuelto a constipar y la cabeza no deja de dolerme, bañé a la Murciélaga y mañana debo ver a esos pibes del orto, no quiero tomar laxante…
La limpieza del jardín me ha extenuado, un largo resfriado cruzado con alergia me viene teniendo mal. Otra mañana de mierda, frente a la PC, la conchuda de Mary me reconviene, ya no las soporto más, le recuerdo que está bastante viejita y continúa acá, me responde, se nota que los chicos no te gustan y no es necesario que lo digas, cordobesa de mierda, me tiene sin cuidado lo que opine.Son basura, el estafador del marido me pasó un presupuesto descabellado por unos arreglos simples que pretendí llevar adelante en un dormitorio, seguramente ella le alertó estafarme. Mamá me enloquece, al pedo la reto, últimamente pierde las medias que dejo para lavar, o es el puto perro que todo agarra, que todo pasa por su sucia trompa. Esa tarde le visitó su ahijada, como está un poco sorda no se percataba de que aquella turra quería hablarle solamente de la hija de la sobrina, sin darse cuenta, mamá la pisaba, y le refería la historia de William, su panza rosada, sus patitas de can bebé, que le besaba…, me cagaba de risa, la otra pretendía aturdirle con la historia de una recién nacida, y mamá le salió al atajo con el perro…Las sobrinas no tienen una casa, tienen dos, tres, no deja de presumir de esas feas criaturas, cruza de sirio y polaco, de pelos ensortijados, teñidos de rubio, que de negros tornan tordillos…, y la danza continúa, ahora se convierte en danza de los millones, todas millonarias, los dólares llueven…, por qué la gente es así, no termino de comprender…La zorra de Liliana pretende enviarme al correo a enviar títulos, o qué se yo, que los lleve ella, en otro momento le hubiese respondido que sí, hoy, ya no. Mañana hay asueto, al menos un día menos. Faltan quince minutos para las once de la mañana, y me voy a las doce, trataremos de pasar por el Consejo Escolar a dejar licencias, la loca del hijo muerto ha de cargarles, luego ha de decir que le dicto mal días, artículos…, para cubrir sus errores, ya no le dicto, le dejo el papel con los datos a volcar. Basura me rodea, por basura han de quedar registrados en estas páginas de la basura conteniendo, seguramente, también basura. La amargura no cesa…
William ha muerto, adiós viejo beagle, me hiciste el aguante, perdón por todo, te mandaron cremar, hubiese querido enterrarte, fuiste el rey de la casa, catorce años no fueron muchos, un tumor en el vaso marcó tu término, te durmieron, aguardas dos días en una bolsa para cadáveres, lejos te han de convertir en cenizas, como a un romano, aunque de orejas largas, te pondrán en la bóveda, en una cajita, chau conejo, gordo, glotón, mimoso, gato, trompa y qué se yo cuantas pavadas más, que supe o supieron decirte en esta casa de chiflados, tus tiernos ojos pidiendo amor el día en que Pupo vino a tambalear tu absoluto reinar jamás habré de olvidarles, ese día permitiste que te besara la tropa, ya eras grandote, con seis o siete años, pero entendiste que podías ser desplazado, cosa que no iba a pasar, aunque en tu perruno sentir, el miedo a ser destronado dominó tu adusto comportamiento, chau mi William, perdón…
Tienen la maldita costumbre de ponerle llave al baño, he terminado por implementar un mingitorio portátil, una botellita de coca cola vacía se vuelve a llenar recreo tras recreo, pero de orín, le vuelco por la ventana, en casa le lavo, me seco con una toalla. Me han obligado, dicen que cierran los baños para que no se metan los chicos, como si las docentes fuesen tan limpitas, cada vez que iba al baño lo hacía munido de un trapo, para secar meos, apartar apósitos y vaya a saber qué otro tipo de porquerías. El cansancio llevóme a implementar mi artilugio…Ellos siguen gritando, corriendo, «jugando de mano», escupiéndose, puteándose, «paveando» con sus celulares, escuchando sus horribles ruidos de moda. La secretaría ha expirado, el último refugio de algo de paz ha llegado a su fin, me veo perplejo ante el nuevo ya muy viejo panorama de chicos de clase baja gritando sin parar, odiando el ser retenidos en una escuela, viéndose obligados a escuchar cosas que no quieren escuchar, saber de próceres que se niegan a reconocer, leer, cuando odian hacerlo, escribir, cuando apenas logran identificar las vocales, deseosos de football, de cumbia, de carnaval, de sexo, de vicios…Yeyo ha mordido a mi hermano, me ha mordido…, es tan bello…, es tan malo…, la belleza y la maldad…, y Alejandro Magno en su ataúd de cristal, el padre de la patria embalsamado a pedido de Merceditas, la lámpara siempre encendida…, como la de las vírgenes prudentes, al igual que en el mausoleo Dorrego Ortíz Basualdo…
Una chica con cara de loca pero con rasgos finos no deja de vociferar groserías, le reconvengo, «das el aspecto de una chica fina» «no digas esas cosas», no le interesa, continúa discurriendo acerca de la profundidad de la vagina de sus compañeras, «de hondo»…, repite y me da asco, tiene veinte años, concurre al Bachillerato de Adultos…, que siga por el camino que se ha propuesto transitar. la vieja sucia calla, abre la boca para putear a la pareja que acaba de llamarle a su celular. El drogadicto escucha «rap», son nueve, un número mágico, pero no son mágicos, más bien trágicos…La noche ha cerrado sus ojos detrás de los grandes ventanales. Un clima de comedia tuve el privilegio de respirar hoy por la tarde, Christian, un joven hipoacúsico pinta un pequeño ambiente de mi casa, mi madre se desespera ante la mugre que el pibe ocasiona, mi hermano grita contundente procurando que el sordo le escuche, el muchacho aúlla, prorrumpe en ruidos extraños, y Ariel continúa gritando. Christian dice ¡uh!, ¡gua!, ¡tu!, ¡duuu!, qué se yo, lo único que le comprendo es «pefeto», «pofesional», y se golpea el pecho. Es petiso, gordito, forzudo, con cara de caballo rubión, bayo o algo así, que estira como un chimpancé al gritar sus supuestas palabras. Los gritos chillones de mi hermano, los uh, gua, ta, del pibe y la locura de mamá rascándose la cabeza y rezongando ante el polvillo y los cascarones de viejas pinceladas en el suelo constituían un tragicómico cuadro en aquel atardecer primaveral. Me he quedado solo, precisaba de un momento de paz, «salgan a tomar un poco de aire», les digo a mis «culonas» del turno noche, que me dejen de joder, que se vayan a hablar sus porquerías al corto recreo nocturno… Apoyarse en los anhelos cual si fuesen realidad…
Tiene más agachadas que el tero…,
al igual del pedigüeño, del adicto que dice ser portador para que los pasajeros le tiren una moneda…,
como en el tango…,
caminás de Belgrano a Liniers, palpitás que te sobran los pies…
Alumnos inútiles y violentos continúan la desgracia, la horrible y cotidiana tarea plagada de miserias y descontentos. Un gorila color petróleo molesta, se burla de mi persona, jode la paciencia, sólo la seguridad de que ha de acabar sus días sumergido en la adicción conforta mi sentir, le acompaña un cerdo fronterizo, bueno para nada, bueno para mirar el Chavo y para chupar los fines de semana. Restan quince minutos y me igualo con estos seres del infierno, todos juntos en un mismo barco a punto de naufragar. El sujeto color del petróleo no deja de blasfemar, nadie le pone freno, el sistema le ampara, se le llama al orden, se cita a su familia, no hay respuesta, sordos a los requerimientos escolares, progenitores ausentes sostienen, apuntalan sin verlo el triste derrotero de un hijo delincuente, herencias kirchneristas, posiblemente de más lejana raigambre, y la primavera se acerca, «la sangre altera» cantaba un cachivache de nombre El Símbolo…
Y Olivia hizo pum, la idiotez conjugada con la ignorancia llevaba a que esta mujer no dejase de repetir extasiada que su nieta había dicho «pum», era «llenadora», posiblemente su bronca disfrazada le condujese a prorrumpir en tan estúpidos alaridos de alegría, ¡Olivia hizo pum! Cuidaba a una octogenaria, disconforme con la tarea que le había tocado en suerte no dejaba de torturar a la anciana con sus estallidos de repentina felicidad. Olivia hizo pum, y Celia no resistía un minuto más…, y qué bonita, y qué bonita, y qué bonita…, la pobre vieja no dejaba de repetirlo, tantas veces su carcelera se lo había nombrado que ya le era imposible olvidarlo, la tortura se prolongaba lentamente, día a día, saturaba a la abuela obligándole a ver en un celular cientos y cientos de fotografías de su nieta, de sus hijos, de una discapacitada metamorfoseada merced el amor materno en reina de belleza, ¡Y qué bonita!, la muy turra no dejaba de repetirlo. Por las dudas, y temiendo perder el laburo, como quien no quiere la cosa, deslizaba de improviso una frase lapidaria. Señora, se dio cuenta que ya hacen seis años que la estoy cuidando… Querría traducirlo, y no se anima, querría decirle, echame, hacen seis años que te cuido, pagame la indemnización y me voy al carajo. Pero Olivia continuó haciendo pum y la belleza se hizo carne en el cuerpo macerado y deforme de una joven discapacitada, ¡y qué bonita!…
Todo tiene su recompensa o castigo, intentó hacerle «pum» a un amigote de uno de sus tantos hijos. Días y días se la pasó friendo empanadas con qué embuchar a setenta monos, cumplía años la mayor de sus criaturas. La alegría que sentía, que le generaban las monerías de su nueva nieta era tal que ya no le bastaba con asfixiar a mi madre con sus cuentos. En la fiesta que concelebrara junto a su niño, osó contarle a uno de los distinguidos invitados, que Olivia había hecho «pum». El borracho no tuvo mejor idea que responderle, «vení, abrí la boca, poné la cabeza entre mis patas, y vas a sentir cómo te hago pum», se lo merecía. El Señor es justo y misericordioso…, al menos es lo que dicen…
Y una puta de dieciocho años con pibes de catorce, una hidra, provocando sexualmente, provocando con sus contestaciones fuera de lugar, incitando a los pequeños de cuarto grado, ventana mediante, a que sigan sus pasos insubordinados y mediocres…
Un quilombo, entrar y salir, maldecir, murmurar, escenas provocativas de amor lésbico, y un acto «pedorro» rompiendo la clase…
Ganas de nada, árboles desnudos y viento de Agosto…
Cientos de comuniones fotográficas con olor a humedad, borrosas, imitando la foto kirlian, vueltas a fotografiar por un coleccionista indiscreto, artísticamente colocadas, rodeadas de piedras, de abanicos, de perlas de Majorica, alternadas por el resplandor de un Detente lefevbrista, y un deambular ausente entre puestos desbordantes de cachivaches, deteniéndome ante el rescate de un tocado victoriano de cera, de telas mustias bajo la sombra de la gran necrópolis porteña…
Y la mañana se estira. Acabo de plasmar en la pizarra un resumen que ejemplifica la llamada Revolución del Sur, y las muertes de Crámer y Castelli, tal vez Rosas fuese cruel, pero cómo poner orden y estabilidad, el hombre es hijo del rigor, me conduelo ante el estado de abandono y desidia en el que nos ha dejado a la deriva el Estado nacional.
Otra mañana…
Los triunfos de Oribe, la traición de Lavalle, ¿pero podemos llamar traición a la patria a la búsqueda desesperada de apoyo con el que instaurar orden y obediencia?, todo ha cambiado, todo sigue igual, el desorden continúa prevaleciendo en esta nación amada de Dios, del Diablo o de no sé quién…, hemos de ser predestinados a llevar una existencia marcada por desidias, pérfidos y mal nacidos…
Me dormí, un horrible olor, similar al del plástico quemado me despertó, no quería levantarme, me tapé con las cobijas, el olor continuaba siendo insoportable, a las puteadas salí de la cama, igual me estaba meando encima, ni bien ingreso en la cocina la humareda era densa, una gran nube gris le colonizaba por completo, la sopa se había consumido en el fuego, apagué la hornalla y abrí puertas y ventanas, mamá roncaba, había dejado la cocina prendida con la olla sobre el fuego, el choclo y las papas se habían carbonizado, qué lo re parió, ¡para sacar el olor!, era imposible de erradicar, comencé por desenchufar la heladera, correrla, y baldear la cocina con desodorante para pisos, aproveché, aunque sin ganas, a descongelar aquel electrodoméstico, que en pocos días hubiese reventado por los aires merced el hielo acumulado en su interior durante meses, hacía frío, y el polo Sur artificial dentro suyo no acababa de derretirse, le prendí, delante, el ventilador, las puertas y ventanas continuaban abiertas, la heladera estaba sucia, pero no tan sucia, en media hora le dejé inmaculada, el hielo demoró una noche en desintegrarse, tal vez menos, pues me dormí y a las siete de la mañana quité el ventilador de pie, que impedía a mi madre tostar su pan lactal, atravesado como se hallaba delante de la mesada, la tostadora y el microondas, y retiré la última bandeja cargada de aguas de deshielo para volcarles en el jardín, mamá estaba contenta por ver su heladera tan limpia, ni mosqueaba…, de lo ocurrido el día anterior parecía haberse olvidado…, fui a mear y volví a la cama, pero al rato me levanté, el olor no dejaba de joderme, volví a abrir todo y concurrí a buscar el pan mientras la vieja protestaba por las puertas y ventanas abiertas, me vine con una torta de crema, frutillas, mousse de chocolate, merengue y dulce de leche, me cayó para el orto, del culo largaba fuego, siempre me pasa lo mismo, se la regalé a Elsita, espero que ella no la haya comido, que la coman sus hijos, la pobre también sufre del hígado, y el otro día, de paseo por Santiago del Estero, una de sus primas había llevado matambre casero a las termas, «dice que la reventó», tal vez el largo viaje le fermentó, o no, pero ella siempre anda tomando tés digestivos, limón, o lo que sea para aplacar sus desarreglos, nos parecemos. Por dos días durmió cuidando a mamá mientras estábamos en La Plata, donde Ariel se sometió a que le metiesen ese balón por el esófago, tenía tanta comida atascada que el médico ingresó cincuenta y dos veces con sonda y no se qué, para sacar los residuos antes de entrar con el endoscopio, la puta madre, tuve que quedarme en un hotel donde me estafaron, muy bonito, pero no para pagar tanto. Le dieron el alta pero quedó muy resentido, espero se vaya recuperando de a poco, aunque los nervios le siguen jodiendo. No deja de hacer frío, ha continuado lloviendo, las cenizas de William llegan la semana próxima, la Murciélaga sigue durmiendo a mis pies…, Yeyo duerme con Ariel, lo cuida, luego de que intentasen entrar a robar, es mejo que el can le acompañe…, aunque le temo, nos ha mordido, no sabemos de dónde proviene, se nota que tiene ancestros pitbull…
Vuelta a la mismo, «figurita repetida», me traje otro perro a casa, en realidad volví a comprar un beagle, ya grande, «sietemesino», su primera dueña le hubo llamado Duke, o Duque, no creo que por Doris Duke, Ariel le habla y le dice «vos sos el nieto del can de la Duke», el perro mira, por dentro nos debe de re putear, se enloquece, corre y rompe lo que encuentra. De lo que estoy convencido es de que cómo a un duque seguro que no le trató, se lo devolvió a los dueños del criadero que volvieron a venderle, un negro de colita en el pelo, quien me decía haberle devuelto el dinero que pagase por el perro a su primera dueña, un vago mentiroso que vivía de la cría de estos bichos y que tuvo la suerte de hallar un boludo que le comprase el can con siete meses, el can que le habían devuelto por comerse las zapatillas de aquella «duquesa» poco comprensiva con el «duque» perruno que poco supo aguantar. Duque le teme a la palmeta de las moscas, se ve que lo re cagaban a palos con dicho artilugio, es muy sinvergüenza, adora romper todo tipo de calzado, el olor a pata es más fuerte que él, donde siente, denota, percibe zapatos, chancletas, chinelas o zapatillas, allí se abalanza con el fin de destrozar, adora jugar un «partido a la botella», es suficiente arrojar una botella de plástico contra el suelo para verle saltar sobre aquella arrastrándole, la lleva y la trae pidiendo que se la arrojen de nuevo hasta agotarse e ir a beber abundante agua de un balde debajo de una canilla de bronce, luego duerme y sigue rompiendo, cortinas, libros, lo que vea interesante de ser mordisqueado, el hueso de cuero le cansa, trata de enterrarle, pero aún no sabe o no quiere excavar profundo, más bien le cubre de hojas secas y un poquito de tierra, luego de uno o dos días le busca, lo mismo hace con los trozos de pan, que cuando toman olor a podrido se apresura a introducirles en la cocina y llevarles a su sillón, donde les devora, mamá enfurece ofreciéndole alimentos frescos con los que quitarle aquellos panes malolientes, primero no le amaba, lloraba y gritaba pues ya no quería más perros, hoy le besa y le abraza. La Murciélaga y Yeyo se han mostrado muy celosos, con la perrita comparte algunos momentos, pero ella no le tolera, le tira unos mordiscos y dispara donde el cachorro no le encuentre, a mi pieza, a la salita de la televisión, a la pieza de mi hermano, desesperada mira pidiendo le abran la puerta de estos sitiales para refugiarse de las demandas del pequeño. Con Yeyo se putean reja mediante, la «rana vampiro» es tan loco que me lo puede matar, Yeyo es villero, de la calle, un macho alfa, mi rana vampiro le digo y me mira con ternura…, pero es loco…Un puto casado, con dos nenitas, no dejaba de gemir mientras se la clavaba sin asco, otra porquería, como todas las porquerías que he conocido, como la porquería bizca, ese pibe del orto que ya no soporto, repitiendo primero por tercera vez, lacra, porquería, así le he gritado, ya no puedo, la presión ha de haberme volado, lleno de mierda no deja de hacer daño, de gritar, de putear, de arrastrar sillas o mesas, no le tolero, no quiero volver…, tampoco hay cambios, y la frustración sumada a estos diarios padeceres amasan una amalgama explosiva, «me da cincuenta pesos», «no», «metete los billetes en el culo», «cara de fantasma», estos dulces comentarios sacan lo peor de mí, al fin y al cabo sería mejor cagarme de hambre que seguir viendo a estos negritos de mierda elevados a los altares por los modelos educativos omnipresentes. Duque continúa durmiendo a mis pies, se queja, se estira, respira profundo, me trae alegría, lo jodo, lo acaricio, le hablo, le digo tonterías, le hago sonidos extraños, tal vez se sienta feliz…Otra serpiente gorda e ignorante me dice «cómo era que le decía a las chicas que buscan hombres grandes por plata», «qué cosa», le digo, «sí, usted contaba acerca de una reina que buscaba muchachos», «ah, Catalina de Rusia, y eso que tiene que ver con lo que me decís», el gordo sorete pretendía envolverme en un lío, qué gente de mierda, se calentó porque lo cagué a pedo ya que no me dejaba tranquilo pidiendo y volviendo a pedir hasta el cansancio que le dejase salir al baño, a la cocina o a cualquier parte, hasta que terminé por recomendarle no venir más a la escuela, esto no le gustó, y ahí nomás descargó su artillería pesada procurando tejer un enredo donde me viese transformado en un misógino depravado denigrando jovencitas, están formados en el chisme y la decadencia, provienen de clases bajas donde la degeneración, el resentimiento, la envidia, son moneda corriente, quieren salirse con la suya y que nadie les diga nada, se han acostumbrado a vivir del Estado, a ser escuchados, se sienten importantes y saben que sus votos valen mucho dinero. Este país ha muerto…
Volví a reactivar la membresía de Man Hunt, al pedo, dar vueltas, cambiar números de whats-App, perder el tiempo… Anoche estuve en el cine A, qué mugre, en el baño había mierda y la descarga no funcionaba, un paraguayo se hacía el boludo mojándose el culo con abundante saliva y pidiéndome que le apoyase, quería que le garchase a pelo, me fui al carajo, luego fumaba en la sala gay, no dejaba de tocarse una rodilla, le dolía, tenía cuarenta años, pero aparentaba más de cincuenta, era un borracho…, un travesti con cara de malo no dejaba de entrar y salir de las distintas salas, le convidé una pepsi, no me interesaba, fue un error, creyó que yo quería tener algo con él, luego le ví chuparle la pija de modo desenfrenado a un adicto de gorrita, quien rato antes me la chupase a mí, era feo y cargoso, para sacármelo de encima le ofrecí una cerveza, pero al rato lo tenía de nuevo a mi lado, me dijo si podía hacerle un favor, si le daba unos mangos para recargar la sube, no le dí nada, al rato insistió, le dejé hablando solo, en otra de las salas volvió a buscarme y, nuevamente me pidió plata para la sube, le saqué cagando, estos sitios pueden convertirse en riesgosos, llenos de adictos, de borrachos, de gentes de la calle, de travas…, lo único lindo que ví fue un negro grandote, con ojos achinados, de gorra sin visera, pero daba poca bola, le chupé la verga, me la chupó, quería que me lo cogiese, pero ya no tenía ganas, había estado haciéndolo durante la tarde, y en la cama, allí, de parado, la cosa iba a ser complicada, y con forro, peor…Me excita recordar la noche, el silencio, el olor a vicio, lo desconocido, cansado de ver gente fea, me marché al sauna, serían las cuatro de la madrugada, la calle estaba desierta, el peligro asechando…De nuevo el oso feo, pero me rascó la cabeza y me acarició largo rato, me encanta que acaricien mi cuerpo, que me rasquen, acabé, ya lo había hecho en el culo de Carlos, por la tarde, volví a hacerlo sobre mi vientre, el oso también eyaculó, corrí a bañarme, luego le ví tomando vapor, un hermoso pibe centroamericano, tal vez colombiano, o de alguna de estas republiquetas de morondanga, ofreció sus favores, hube de rechazarle, pues le dije haber acabado recientemente, se marchó, una pena, debí de haberme exigido y hacerlo de nuevo, era muy bonito, un desperdicio haberle dejado partir, quien partió fui yo, con rumbo a mi domicilio porteño de la calle Santiago, antes compré una docena de facturas en la panadería junto al sauna de la calle Viamonte, llegué, comí, dormí…, pasaba el mediodía y decidí caminar hasta plaza Constitución, las calles estaban vacías, mugre había bastante, como siempre, cartoneros rompiendo basura, mierda de canes en las veredas siempre rotas, la estampita que se repite de continuo, año tras año, junto a las marrones aguas del Plata…
Saqué a Duque con la correa, fuimos hasta la tumba de Pupo, en el lote del ferrocarril, a dos cuadras de casa, unos villeritos nos puteaban, eran alumnitos míos, temí por mi perro, si se venían al humo, no habría de dudar en enfrentarles, eran varios, pero mi pobre cachorro hubiese sido herido, o tal vez muerto por aquella chusma, se marcharon, volvimos con Duque a casa, la primera vez que salimos juntos y ya tuvo que saber que a su amo le desprecian, que debemos movernos con cuidado, que es preferible que él sea ya grande y sepa morder, atacar defendiendo su vida, este país se está tornando peligroso, lleno de vagos adictos y alcohólicos, de gentes viviendo del gobierno, dispuestos a todo, una guerra se aproxima…
Un puto gordo, morocho, teñido de rubio, me compró un tapón de cristal, de una vieja licorera, por un monto ridículo, algo similar al costo de tres litros de coca, le pido que me califique y me responde que se lo entregué en una bolsa sucia, de galletitas, que estaba cachado, lo que es la gente gay, son peores que el resto de los mortales, con razón la OMS los encasillaba como enfermos mentales, no se equivocaba, le obligaron a reveer este concepto, pero creo que los médicos y científicos continúan, en silencio, manteniendo la misma postura, la homosexualidad es una enfermedad mental. Este enfermo mental me hizo calentar, qué cuernos me importan los ciento cincuenta mangos del puto tapón, le pedí que me lo devolviese, seguro inicia un reclamo, me califica negativo y quiere quedarse con el artículo, esta mierda es Mercado Libre, tengo ganas de mear, hace frío y Duque duerme a mis pies, creo que me voy a comer un Mantecol marmolado, ya son las once de la noche, dormí siesta, ahora no me puedo dormir…Y sigo sin poder dormirme, esta vieja fanfarrona me ha pedido un disparate por los anteojos, como siempre, hablé demás, la muy idiota no deja de repetir, la guachera, la guachera, dando a entender que se han llenado de plata criando terneros, andá a la concha de tu madre, y con esta vieja de mierda tuve que ponerme a conversar, son los nervios, encima yo recordaba a aquella tarada que no dejaba de hablar de la nieta, claro, los conocía, cómo no los iba a conocer si su hijo era drogadicto y el hijo de esta mogólica, también, las dos eran madres de faloperos, por ello mudó de semblante cuando le dije que no quería ir a dar clases a la noche porque estaba cansado de soportar adictos, puta madre, con todos los líos que tengo, encima hablo, y puedo generarme mayores problemas. Pero su hijo murió de muerte súbita, mentirosa de mierda, de sobredosis, resulta que ahora, a la sobredosis de cocaína le llaman muerte súbita, eso te pasó por agrandada, a una le cortaron una pata y el otro se te murió súbitamente. Súbitamente quiero rajar de todo esto, de este pueblo, de estos pibes, de esta gente, del mundo…, será que nada salió bien, y continúa emperrándose en salir para el orto, orto de huerto, va…, para el culo…, seguro así le llamaron porque está allí atrás, en las casas acostumbraban tener la huerta atrás, en el fondo. En el fondo he caído sin conseguir asirme de ninguna soga que me lleve para arriba, siempre caer, año tras año, día tras día, sueño tras otro, y Duque se ha dormido a mis pies, vuelvo a abrir Man Hunt, vuelvo a intentar dormir, los lentes me marean, tengo que mear, y me arde la punta del pito, la próstata está bien, eso dijeron los estudios, son más nervios, ya pasó…, pero sigo con ganas de mear, tendré que levantarme, tampoco lo quiero hacer…
Ha vuelto la gatita, por dos días no vino a comer, me preocupó que hubiese dejado de venir, unos hijos de puta de la vuelta, dos o tres años atrás, habían torturado a Bebé, el gato de la chica de la verdulería, agonizó un mes, terminó muriendo. La petisa se fue al carajo, le acosaban, parece ser que no sólo tenía que ocuparse de despachar verdura, era chinchuda, pero amaba los animalitos. Esta gatita le abandonaron los de enfrente, no pudieron seguir pagando el alquiler y huyeron, ella está castrada, al menos no ha de seguir reproduciendo, le acompaña un bebé color gris, no se deja tocar, aunque Ariel le provocaba ofreciéndole comida pero no dejándole comer haste dejarse acariciar, yo, aún, no lo he tenido en brazos, Duque y Murciélaga les impiden bajar, aunque ha habido ocasiones en que se han mostrado junto a los canes, con mi hermano presente, y nada les han hecho, Duque es cachorro y quiere jugar, la perrita es quilombera, pero tampoco pretende dañarles. Anoche volví a atorarme de masas finas, encima no podía mover el vientre, cuando lo hice, no me dio tiempo a nada, había cerrado la reja con candado y no quise ensuciarle el baño a mamá, agarré lo que más cerca tenía, no hubiese hecho tiempo de abrir el candado y dirigirme a mi bañito de afuera, cagué en un bowl de plástico rojo, luego tiré todo por la pileta del lavadero, lo que no alcanzaba a drenar lo colé con mis manos y destiné al tarrito de la basura, el resto se fue por el desagüe, el agua que dejé correr fue abundante, me limpié el culo con una balerina azul, el día anterior la había usado para recoger el aceite que Duque derramara en el suelo, esa noche no dejó de vomitar aceite, y al otro día, cagó de modo espectacular, el aceite le lavó el intestino. Bueno, aquella rejilla había quedado lubricada y sirvió buenamente al correcto aseado de mi cola, lavé todo con detergente y me acosté con los dos perros, el muy perro del cachorro rezongó, quería la cama para él solo, finalmente bajó y subió un par de veces hasta que terminó durmiendo a un costado de la cama, la perrita roncaba a mis pies, mientras le mostraba sus afilados dientes al bebote. Esa tarde estuve con un tipo de la app en un telo de la zona, del otro lado del cementerio, no me gustó, me mostré algo callado, no quería hablar, el tipo tampoco, era bastante amanerado, mal vestido, de pantalón marrón y camisa roja, con zapatillas blancas, un mamarracho, medio gordito, se bañó, pero no olía bien, qué se yo, lo hice como lo hiciese un perro, de puro caliente, sin ganas, sin importarme nada…He escuchado que en los hospitales cuelan la mierda de los pacientes para ver si encuentran piedras, al menos colé la propia, no ajena…, ah…, piedras…, pude orinar una…, hacen ya muchos años…
Yeyo me ha mordido un pie, le he pisado sin querer mientras descolgaba la ropa de la soga, Ariel le ha echado a la calle, afortunadamente quince minutos después estaba nuevamente en su garage, pero quieren soltarle por la noche y no permitirle pisar el jardín, su jardín…, por qué es tan malo, ya nos ha mordido varias veces…, no sé qué hacer, espero nada malo le ocurra, yo me he resistido a soltarle, venía sucio y mordido, a veces rengo, pero viene de la calle, y la calle «le tira»…
El paraguayo me invita a comer, no es un tipo lindo, cuando abre la boca todo se estropea, parece que uno tuviese delante a Vanesa Show, tiene la misma voz, es muy gentil, servicial…, características heredadas de la raza guaraní, no es blanco, tampoco negro, alguna cruza extraña ha de haber detrás de aquel pijudo, yo tengo buen pedazo, pero el de este tipo es impresionante…, le gusta el juego, mantiene todo tipo de número en la cabeza, que la caída, que la mordida, el perro, el papa y qué se yo cuanto número de «la quinela»…, me sorprendió que recordase mi celu de memoria, «es fácil», me respondió, lo fraccionaba y lo asociaba con números y hechos o personajes de la criolla quiniela, le prometí acompañarle al casino, se conoce todos aquellos subterfugios de memoria, le fascinó la idea, él dice ganar frecuentemente, pero como todo jugador miente y se miente, no veo que haya progresado, vive humildemente de su «humilde laburo», presume de tener cosas que sólo ha visto en las revistas, no ser presumido es una virtud poco común entre gente del palo, hace buenos masajes, pero hay que ponerle un corcho en la boca, habla y te la baja…Me dice Alcides, no sé de dónde sacó ese nombre, se ha de haber confundido, lo dejé proseguir en su error, creo que hoy se dio cuenta de que no me llamo así, «sí, por Violeta», le dije un día, qué locura, en casa jamás consumieron cumbia, yo tampoco he mostrado interés en aquel género, y Alcides me fue indiferente, a veces escuchaba a la Tetamanti, me divertía, era una mezcla extraña de prepotencia, voluptuosidad, lujuria, una voz chota pero llamativa, un gran payaso con tetas orladas de flecos, parecidos a los de las cortinitas de los colectivos, «cumbia de moda», uno de sus temas más «lindos», al igual que «la güera Salomé», la abuela, decía mamá al oírle, qué le iba a explicar lo que era güera, claro, esa palabra jamás se usó en tierras argentinas…Pobre, enfermó, engordó muchísimo, tuvo problemas familiares, muy desgraciada…, hace un tiempo ví a Karina por la tele, la hija, de anteojos y tetas de plástico, tiene algo de la madre, me gusta, al igual que con Lía, me cagué de risa viéndole «cantar», por lo menos traen algo de diversión a la gente…El «gato volador» le he puesto al paraguayo, qué manera de decir «bolazos», pobre idiota, otro puto agrandado y re muerto de hambre…, por momentos me cansa…, y me estoy cansando demasiado…El de voz dulce, según sus decires, voz dulce…, voz de puto…, de acá a la Luna…
No he ido al colegio, me he colocado la antitetánica, Yeyo olía mi pie, miraba compungido, parecía disculparse de haberme mordido, yo casi llorando,le decía que no tenía que morder, que temía por él, pues nuevamente le estaban permitiendo salir a la calle, de donde volvía herido, incluso en dos ocasiones le atropelló un auto, él me miraba con dolor, ahora le sueltan, ya no le permiten usar el jardín, él, al ratito, se apura en volver, pero de igual forma, la calle es peligrosa, yo me resistí a dejarle salir, luego de habernos mordido por cuarta o quinta vez, nada puedo hacer, tampoco nadie ha de quererle, es grande, es malo, muerde, rompe la ropa que está colgando de la soga, escarba colchones, es dañino, pero le quiero…
Duque sigue creciendo, una ola de frío se abate sobre el pueblo, estamos en Septiembre, pero el calor se retrasa, no les he bañado, ni a él, ni a la Murciélaga, duermen conmigo, tanto olor no tienen, pero para tenerles limpios es preciso bañarles cada tres o cuatro días, le digo «poto, poto, poto» y me tira mordisquitos, «Pototo», cómo pueden llamarte así, a un primo de mi padre le habían puesto este sobrenombre, la re mierda, qué espanto, seguro los padres le veían «precioso», por eso lo de «Pototo»…, de bonito no tenía nada,una cosa colorada y obesa…, y bue…, al menos mi perro sí es «pototo», los beagles son todos tan bellos, son de plástico, Ariel le dice a la mujer del carnicero de al lado, que abraza al can cuando le vé salir, «es una cruza de perro con conejo»»al cruzar un perro con un conejo, sale esto», y la tipa se come a Duque a besos. Juega hasta extenuarse con un escobillón al que le he quitado el palo de madera.se lo tiro y corre a buscarlo, se lo quito, aunque no quiera dármelo, y se lo vuelvo a tirar, yo también termino cansado. Voy a mi bañito de afuera y me acompaña, no puedo cerrar la puerta pues la rasguña, tengo que cagar con él a mi lado, me mira, «papá también va al baño, como vos», suelto la descarga y se apresura a tomar agua del inodoro, luego me seco el culo con una toallita, también el pito, la toalla guarda, necesariamente mi olor, me la arrebata y sale corriendo con ella, se la quito «no, con esa toallita papá se seca cola y pilín», vuelve a mirarme, «este tipo ha de estar loco, yo cago y meo, y nunca preciso secarme el pito o limpiarme el culo», marchamos los dos a la cocina, un choclo sobró de la sopa de ayer, para que se entretenga un rato, se lo ofrezco, sus ojos se abren como el dos de oro, se lo tiro sobre el piso de ladrillos del patio , saltan algunos granos, corre tras su presa, permanece en silencio y ocupado en desmenuzar el marlo…
Sigue el quilombo financiero, mediante el home banking he podido comprar dos mil quinientos dólares, el otro plazo fijo vence en unos días, espero poder salvar algo, el peso se desploma, Murciélaga le ladra al viento, me he tirado a dormir la siesta, una semana sin alumnos, pero hay que volver…, no quiero…
Retiré el nuevo par de anteojos, Luisa Durante me mira con sus grandes ojos celestes, «te quedan hermosos», somos rubios, le respondo en son de charada, todo nos queda bien, «que no nos escuchen» responde la vendedora…, sigo con frío, la paraguaya planchó ropa, le pregunté si había comprado el nicho, «sí, hermoso», me respondió, los otros días había viajado a su tierra con el fin de adquirir una nueva tumba para un hijo muerto.El petiso de la fábrica de baterías vuelve a escribirme, el abogado del telo, también, y con el «paragua» quedé en ir al cacino el viernes, los tres quieren joda, no sé si estoy en condiciones, pero aún, todo joya por allí abajo, así que a hacerle pecho…
Duque escarba mi cama, pretende romper la sábana celeste que cubre el colchón, lo mismo que yo, escucha tambores lejanos, bombos, o qué se yo, se detiene y encapucha sus hermosas orejas de cazador inglés, deja de jadear, hace silencio, «son los piqueteros, vienen por nosotros, como en la Revolución Francesa», parece comprenderme, el pito de la locomotora no deja de bramar, la estación está a dos cuadras, seguro bajaron del tren, ni este pueblo perdido en las pampas argentinas se salva de la presencia de aquella lacra, «querida Lamballe, ha de haber exclamado la reina al ver su cabeza en la punta de una pica»…, Duque toma un pañuelo con la punta de sus dientes, un pañuelo blanco, «sos monárquico, no hay dudas», los tambores continúan sonando distantes, con porte decidido sale a los jardines a hacerles frente, «mi guardia suizo capaz de dar la vida por su rey»…
Hoy no deja de excavar, quiere traspasar la sábana celeste, es muy terco, tiene a quien salir, «tetonio, nutrio», como le decíamos al extinto Fan Fan, qué de delirios hubo de soportar aquel hermoso basset, cuántos de ellos han muerto, han formado parte de mí, de raza o de la calle, siempre rondando nuestras penas. Procuro calmarle, pero no obedece, quiere perforar el colchón, es un peluche con dientes…, le peino la trompa, la arruga, me mira, chilla o hace extraños sonidos que no llegan a ser ladridos…
El paraguayo no deja de relatar sus triunfos en la «quinela», querrá convencerse de que el juego le salvará del abismo…, en vano…, le dije que me iba a dormir y me fui al sauna, un venezolano…, un salteño…, pero blanco, muy bello, pibe, con ese acabé, y en su geta, le gustó…, de hermoso cuerpo, jugaba a la pelota, nunca podré entender esa asociación mal parida entre fútbol y homosexualidad…
Ninguno de ellos me gusta, sólo el pibe, pero es un pibe…, otra vez la contractura en la espalda, la mordedura del perro sigue doliendo, vuelta a ver al doctor A, mañana sacaré turno temprano, es un tipo inmenso, con un derrame en uno de sus ojos, no creo que sea un gran médico, pero para salir del apuro…, el pasto había crecido descontroladamente, no logré erradicarle completamente, hay rincones que quedaron cubiertos de maleza, era mucho lo que había que cortar, el cachorro aprovechó los sitios descubiertos para correr como loco, también volví a constiparme, sí…, son los nervios…, todo sigue igual…Al tal Carlos, al que esporádicamente venía viendo, le he echado flit, nunca le perdoné haber usado el número telefónico de mi hermano para procurar bajarle la caña, me lo había pedido cuando el lío, por si me pasaba algo, para estar en conexión con un familiar mío, todas mentiras, «hijo putadas»tramadas para, sólo, obtener el teléfono de Ariel. Se creía que no me había dado cuenta, se quedó frío, no obstante inventó otra mentira, que dicho número ya lo tenía, que se lo había dado mi hermano el día de mi desgracia, que me lo pidió para confirmar si ese era realmente el número de mi hermano, que patatín…, que patatán…, qué va a encontrar al otro el día de aquella tragedia, si lo único que pudo hacer fue ocuparse de mí, además tanta casualidad es difícil de acontecer, puede que sí, pero es raro, y Ariel me jura no haberle visto nunca, le mostré sus fotos y dice que no sabe quién es, no creo que mienta, qué sentido tendría…, además, quien calla, otorga, y el petiso se llamó a silencio…Pretendía enamorarme con una cita en un sauna, la mierda, qué romántico había resultado, se ve que el manipular de tantas baterías terminó derramando ácido en su «croqueta», decía quererme mucho y para sellar tanto amor, nada mejor que participar de una «partuza»en Homo Sapiens o cualquier otro «cogedero» de Buenos Aires, «andá a hacerte romper el culo por uno de los cabeza de la fábrica». No obstante haberle sacado carpiendo, volvió a llamar, mediante video llamada, mostrándome el culo, quería que pelase para él, poder acabar tranquilo, «pará que estoy en la calle», y corté, no volví a saber nada más de tan romántico sujeto…Ahora sí, me dí una vuelta por otros dos saunas y acabé la noche en el Multicine, eran las cuatro de la madrugada y estaba muerto de hambre, todo estaba cerrado, llegué al departamento, prendí la estufa y me dormí al instante, por la mañana vinieron a retirar artículos que pude vender por Mercado Libre, los canes siguen siendo mis mejores amigos…
Esas tutorías del orto a las que no concurre ningún alumno, solamente hay que ir a cumplir horario y escuchar las pelotudeces que suelen salir de la boca de algún trasnochado, esta tarde le tocó el turno a la elefanta, no dejaba de narrar su apasionante viaje de egresados a Bariloche, con su madre, cómo rechazaba todo tipo de excursión para quedarse durmiendo en el hotel, cómo pasaba las tardes tomando Tía María con su mamá mientras devoraban telenovelas colgadas del televisor de la habitación que en aquel hotelucho habíales tocado en suerte…, o verdad…Me llamé a silencio, los otros se dieron cuenta, quisieron salir a fumar, no fumo, pero con tal de rajar de al lado de aquella cerda insoportable, buenamente me hubiese prendido un pucho. Ya en la puerta estallé, «cuánto hace que esta gorda no coge», «por qué no se va hasta la estación, por ahí encuentra un borracho que se la ponga», la amena charla culminó prontamente, todos queríamos marchar y dejar de cumplir horario que era lo mismo que dejar de perder el tiempo…
Lo mismo y de lo mismo, el pobre paraguayo me acompañó al casino flotante, el oro trae oro, supe decirle, tal vez fue una guarangada…, lucía mi gran anillo, pero el hechizo no surtió efecto, los dos perdimos, yo en la ruleta, él en una maquinita con personajes de Leonardo, sólo era capaz de distinguir la Gioconda, «aquellos son la dama del arminio y el músico», «bueno, entonces el músico es el que más paga», su rostro debía repetirse cuatro veces en hilera, nunca pasó, diamantes, perlas, zafiros, esmeraldas y rubíes, estallaban en destellos de color al establecerse combinaciones diversas que otorgaban créditos para seguir jugando, pero el juego es sólo eso, y está hecho para cazar bobos…, eran las tres de la mañana y los dos nos fuimos literalmente en pelotas, al paragua le ví abatido, pobrecillo, pensaba ganar, seguramente, esa noche, quemó sus ahorros en virtuales pinturas de da Vinci…Vivía en un estudio de abogacía, un quilombo de papeles, y un colchón en un rincón, cogimos, casi me duermo, me apresuré a vestirme, temí que algún empleado o propietario del estudio apareciese por la mañana, él me acompañó a tomar un colectivo que me dejó a dos cuadras del departamento, andaba gente fea en la calle, tenía razón, era peligroso regresar pateando solo las ocho cuadras que nos separaban…, Esa noche, antes de salir para el casino, un pibe en bicicleta y con casco, me saludó, pensé que era el muchacho del tercero, pero era Christian, no sé para qué me envió un mensaje por Messenger recordándome que era él quien me saludare, sólo logró contristarme , qué mierda iba a ganar en la ruleta, en la única ruleta que hubiese ganado esa noche, hubiese sido en la rusa…, ganado un pedazo de plomo en la sien…No dejo de escuchar el tema de los almuerzos, de Luis María Serra, Ariel le descubrió en you tube y me lo envió por whats-app, Mirtha aparece en la tapa del disco, de capelina, como una de las señoras de Claro Bettinelli, los lamentos finos y armónicos me recuerdan mis apresurados regresos del Departamento de Aplicación para verle almorzar con los famosos, Lily Sullos hablando del conde Drácula, y telas de araña de utilería colgando de una araña de cristal…, la noche se hizo día, el día se desgració, estaba triste, una mujer caminaba en sentido inverso, todo, esa mañana, iba en sentido contrario, era brasilera, de color, bella, humildemente vestida, quería ir a la Boca…, yo iba a Constitución, a tomar el tren, como siempre, le dije que me siguiese, si bien no tenía intenciones de respirar las brumas del Riachuelo, sabría indicarle cómo llegar. La chica vivía en una iglesia, no tenía trabajo, sabía de pedagogía…, otra desventurada…, le invité a comer pizza, un tipo mayor había querido abusar de su persona, lo de siempre,albergue a cambio de sexo, terminó morando en una parroquia, pero yo nada podía hacer por ella, me decía que Jesucristo me había puesto en su camino, y yo cavilaba…, quién carajo se pondrá en el mío…, miró con bronca porque me alejé, qué otra cosa podía hacer, buscaba una pareja que le socorriese, lo hubiese pensado mejor y se hubiese quedado con el viejo, me dijo que le había ido a buscar a aquella iglesia, que se había acostumbrado a su presencia y le era difícil vivir sin ella…Mi hermano busca guardar algunas pavadas que compró en otro tiempo, le molesta que venda lo que quedó, pero sí se apresuró a empujarme a donar todo aquello que yo había comprado, siempre fue envidioso, nunca quiso que nadie tuviese más que él, hoy se apresura a convertir los ahorros de mi madre en dólares, depositándoles en su cuenta personal, se cree que no me doy cuenta, ella le deja hacer, debe de creer que en algún momento establecerá contacto con ese hijo que no conoce, y a él destinará aquellos dineros, me río de tantas miserias e idioteces, estuvo a punto de morir, no muchos días atrás, hubiese sido una catástrofe, el departamento sigue a su nombre, confié y también me defraudó, no sé con quién se está contactando, es zorro, no dice la verdad, no creo que le importe una mierda mi suerte, si le pasa algo, que me joda, que todo, o casi todo pase a manos de ese hijo ausente, como una forma de pedirle perdón por lo que fue…, así están las cosas…, incertidumbre…, traición…, vuelvo a sonreírme, el centro de mi vida no existe, todo se ha descentrado, no hay norte…Incluso he notado que le molesta que escriba, ya quitó todos mis manuscritos de un viejo portafolios para volcarles en una bolsa, sin mencionármelo, y si el cachorro se apropia de la bolsa, no creo que le impida hacerlo, le molesta mi presencia, cada día más, hay tensión cuando se presenta, está muy mal, y como siempre lo ha hecho, buscar descargar su pesar en nosotros, lamentablemente estoy condenado a estar con ellos, incluso, estando solo en Buenos Aires, se precipita en el auto con mi madre y la mujer que le cuida, para marcar territorio, para recordarme que ese sitio es suyo, para discutir, gritar, todo es triste y miserable, todo esto viene repitiéndose desde tanto tiempo atrás…, no quiere ser malo, pero un dejo de locura se percibe en su mirar, y esa locura le lleva a actuar con maldad, así, poseso, su mente se nubla, mi destrucción le habría de complacer, luego lo sentiría, pero terminaría por reconocer que era correcto haber acabado con mí, tendría el sendero libre y me vería muerto y en paz, se consideraría asociado a un proceso sanador, la enfermedad fue desterrada, el enfermo ya no sufre, no molesta, no está…La lluvia se aproxima, y con ella el misterio, es mágica, cargada de tinieblas, de invitaciones enviadas de Morfeo, los perros temen sus truenos, sigo cansado…El beagle tiene la misma maldita costumbre que su antecesor, comer su propia materia fecal, es coprófago, qué bronca, le había bañado con shampoo Johnson para niños…, ahora, como si nada, duerme a mis pies, Murciélaga también fue bañada, ella descansa junto a mi almohada, al menos no hace esas puercadas, sigo escuchando el tema de la Legrand…, mi madre baja una persiana, Duque se levanta de mi cama, se apresura a encontrarle, «en una de esas come algo y me convida»(son las palabras del can) jejeje…, lame la colcha, da una vuelta y se tira de costado, sus manos continúan siendo rosadas, con ocho meses aún es un bebé, «da da ba da , da da daba da da, da daba daba da…»
A la abuela de la mendocina le han vuelto a regalar «jarrones» de leche, el Piru rompe las pelotas, qué será de su vida cuando sea grande, en una de esas le va mucho mejor que a mí, de eso no tengo dudas, el muy sinvergüenza me dice «tengo una guacha re linda para presentarle»…, sigo describiendo la pampa húmeda y sus riquezas en un pueblo arruinado, es paradigmático, pero con el tiempo, todo…, va a empeorar…Tocan el timbre, son los Testigos de Jehová, es B R con una anciana, Ariel les levanta al cachorro en brazos para que le acaricien, repite «el Señor es mi castor, nada me faltará», el beagle no deja de masticar muebles…,B abre sus inmensos ojos azules y sonríe alienada,… me duele la cabeza, comí una pera gigante para ver si me ayuda a evacuar, tomaré un vaso de hepatalgina, es martes y debo ver al tercero de adultos, por la noche, y a esos drogadictos del infierno, no quiero, no quiero, «da ba daba da, da bada da, da da daba da, da daba da, da daba daba da», seguiría escuchando el tema de Luis María Serra hasta dormir para siempre. Siempre la misma pregunta, y ahora, una de ellas estira sus manos como aguardando recibir un paquete, ha dejado de ser gracioso, cada vez que piso el gimnasio estas dos feas mujeres repiten la misma pregunta,»trajiste las masitas», me parece que en cualquier momento hago la de Yiya Murano…, en una charla tonta, cometí el error de decir que me gustaban las masitas finas, luego comenzaron con este juego que viene estirándose dos meses, «seguí colocando las manos como si fueses a recibir un regalo, que nunca habrás de obtener nada, estoy ahorrando», fue mi respuesta de hoy a una de ellas, no entiendo a la gente, a mí me daría vergüenza actuar así, «en jin»…, «cuál contás»…, más cabeza…, imposible…., da da da da, da da da da, daba da…, para conjurar tanta ignominia…Simultáneamente, decía Jorge Corona, la mierda, qué recuerdos, jejeje…Es un curso de delincuentes, qué feo miran, qué tensión se respira, no veía el momento de disparar de allí, es ese tercero de porquería, los gemelos adictos no habían ido, pero estaban los otros, eso es la noche, eso es adultos, algunos se salvan, pero son pocos, el resto, escoria…da daba daba da…He vendido los pañuelos de seda, da da daba da…, ese tarado vuelve a escribir, el de la fabrica de baterías…, tendría que ir al gimnasio, pero no tengo muchas ganas…, pero tengo que ir igual, como en la canción de las Trillizas de Oro, en vano, pues sigo tirado…
El otro ha vuelto de Córdoba, mi madre no estaba tranquila, lo sabe, de aquí no se puede mover. Ese estúpido del obrerito se había metido con un tipo que terminó por hacerle la vida imposible, denunciándole delante de su familia, me dice que armó quilombo a la puerta de la casa de su hermana, que le amenazaba con contarle su doble vida a la mujer y a los hijos, estaba abatido, yo se lo había advertido, la gente gay es así, creo que ya no soporta seguir ocultando la verdad, pero no tiene dónde ir, yo estoy seguro de que la mina sabe todo y se hace la boluda, lo veo cansado, encima labura como un perro para mantener lujos que un obrero no puede costear, la «jermu» lo exige, para qué pagar un colegio privado para los hijos, se lo dije, pero persiste en que es «justo y necesario»»¿realmente será justo y necesario?», no sé si hay deber y obligación de dar gracias a nadie, gracias por qué…, jeje. Duque sigue levantando cacas y trayéndoles a su sillón, se las he quitado, he limpiado todo, incluso le he bañado, hoy comieron huesos, Yeyo se muestra muy celoso…, todo sigue igual…, y la verdad me importa un pepino lo que pueda ocurrirle al obrero desafortunado, me cuenta sus penas, hago como que le presto atencion, pero me tienen sin cuidado sus padeceres, tal vez merece lo que le está pasando, en su momento, cuando yo estaba hecho mierda, desapareció, si bien estuvo en un principio, como me lo suele recordar a menudo y sin pudor, luego se marchó y por dos años nada volví a saber de él. No sé qué le habrá dicho a ese tipo que ahora le hace la vida imposible, tal vez le prometió estar a su lado, es difícil dar con la verdad de la milanesa, tampoco confío en él, todo ok, pero tomando las cosas «con pinzas», el tipo me mintió, y es difícil, diría, imposible, que yo olvide un agravio, ni siquiera le he agendado en whats-app, si aparecen los mensajes, y tengo ganas, respondo, incluso lo he hecho por cortesía, estúpidamente, pues ni él ni nadie ha sabido ser cortés conmigo…
Hoy ha sido una tarde de mierda, ayer fue un día de mierda…, la que se quería poner un piercing en la lengua…, ¿sabés para qué se lo ponen?, «yo te diría que no te lo pongas», «en una de esas te confunden y te llaman», no debí decirle algo así, pero estoy harto, si sólo pierden el tiempo, nada escuchan, nada les interesa, colocarse ese instrumento en la lengua, sí…»Mientras tanto, en la elegante mansión Díaz», mientras tanto, en ese salón de porquería, otra alumna me contaba cómo había visto a una mujer chupar un tampón, de sólo escribir estas aberraciones, me estoy riendo, «pero qué viste, una porno», y suelto la carcajada, las pibas comienzan a descostillarse de risa, la gordita se pone colorada, pero…, le gusta el agua sucia…Por la tarde, el adicto, cuasi menor emancipado no dejaba de enfrentarme, casi exploto por los aires, por favor, qué asco esta gentuza, se pusieron a jugar al truco, primero les reconvine e intenté que hiciesen algo, para la segunda hora estaba tan agotado mentalmente, que los dejé perseverar en su ignorancia, para qué seguir quemando pólvora en chimangos…Escribo esto en el segundo del ex bachillerato de adultos, no vino uno solo a clase, es todo una risa, de los tres días que ahora tienen obligatoriamente que concurrir no aparecen ni siquiera uno.
Es irónico comprobar que todo se resumió en esa relación de mierda, vuelvo a ver gente que desaparece, que luego de entablado un diálogo durante varios días terminan por aparecer una vez, «comer» y marchar, qué risueño y cargado de tragedia resulta todo esto, aquello fue lo mismo, solamente que se prolongó por trece años, manchado de mentiras y tornando la cabeza, mirando la mitad de un rostro, evitando verle completo. Aquí comer se trasmutaría en coger, un flaco que jugaba a la pelota, de razonamientos tan cuadrados como nunca lo fue el balón que se entretuvo pateando año tras año…, nada…, me arrepiento de haber respondido a sus mensajes y a sus llamados, qué juego perverso, le noté idiota, obtuso, nunca fallo al enjuiciar a álguien, lo era…, como un tarado le enviaba fotografías de mis pizarrones, jeje, realmente no logro enderezarme, estoy condenado a no aprender nada, la cosa parecía estar bien, pero era solamente una encamada más, como tantas otras, muerta, ausente de sentido, acabar y seguir. Pero todo se resume en eso, es inaudito aguardar algo distinto, el error sigo siéndolo yo…, estoy cansado…Duque se comió un hueso de puchero y duerme patas arriba a mis pies, lo único coherente que recuerdo de este sujeto es haberme comentado que los perros resultaban ser grandes amigos, ya lo sabía, hubiese sido más conveniente que se ahorrase sus comentarios y su furtiva presencia, voy a orinar y luego me acuesto…, me arde la oreja derecha, álguien ha de estar hablando bien de mí…, jeje.
No son las ocho de la «matina» y ya he despertado, ayer volví a encontrar en el sauna al morochito «futbolero»»desconfío pueda estar enfermo», tiene los ojos coloraos, me invitó a ir al que dice ser su departamento, un sitio bonito en completo abandono, de una ex pareja anciana, que lo levantó siendo pibe, hoy el pibe tiene unos añitos menos que yo, casi cincuenta. El abuelo parece estar esperando el final en una quinta de Pilar. El muy vivo del muchacho me cuenta de su interés por desocupar el apartamento para alquilarle, hay algunas cosas bonitas, una faience, unos apliques art nouveau…, gustos de gay’s…, parece no interesarle nada, o interesarle vender todo. Me dice que en la planta baja tienen otro departamento más, se ve que el abuelo era dueño de algunas lindas propiedades. Las hermanas del negrito, unas gordas roñosas, han llenado ambos inmuebles de perros, el olor a mierda y orín es asqueroso, nadie limpia, o se lo hace por arriba. Se aprovechan de la vejez del dueño para disponer de todo del peor modo. Fuimos a comer pizza a dos cuadras de allí, resultó ser fea y cara, no nos volvimos a ver. En modo ninguno me agradaba este sujeto escapado de un cañaveral tucumano, sus ojos continuaban manchados de rojo, algo malo había, no hablaban de salud…En quince días, dos tucumanos amantes de la pelota de cuero…, de las otras, las de allá abajo, de los que llaman «mejores amigos»…, también, incríble…, pero real, parafraseando a Jack Palance…Seguiré «ojalando», ojalá mis juicios sean errados…Voy poco a la escuela, tomo frecuentes licencias, el abatimiento terminó ganando la pulseada, esos pibes maleducados, ya no…, una soledad bien entendida empieza a cobrar forma, no quiero esperar nada, así es mucho mejor…
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