«En pretorito perfecto de pensamientos encadenados a pieles desarmadas y venturosas, en plegadizas persianas de aterciopelado destello, surge pasionalmente desde mis entrañas este sentir desenfrenado por ti.»
14 de abril del presente año.
Muy estimada amiga, en frenético desenfreno, con deseos de nuestro próximo encuentro te escribo. He esperado mucho tiempo este rencuentro, que desde hace meses he postergado y por el cual me muero interiormente de verte, con entusiasmadas caricias he perfumado esta carta que llegara a tus manos en cuanto la termine de redactar. Aunque después de leerla dudare mucho en que quieras verme.
Durante siete años, ocho meses, dos días y veinte cuatro horas con doce segundos he intentado expresarte el más engorroso, diletante, complicado sentir que mi mente y mi alma rebuscada y poética te ha querido decir, y que se reduce a un sin fin de algoritmos matemáticos, formulas químicas que no logran explicarme, la química atracción por ti.
* * *
-Entonces, hago un paréntesis en mi carta y comienzo a releerla, entonces me doy cuenta del error, creo que Ema no podrá entender tanta cosa rebuscada y no porque limite el gran conocimiento que ella tiene al respecto, sino porque me resulta muy apantallante, poco apetecible leer semejante bodrio de declaración. (Toma la hoja entre sus manos, aun con la tinta fresca y la tira en un bote de basura que tiene junto a su escritorio, toma otra hoja y comienza de nueva cuenta.)
14 de abril del presente año.
A mi gran y hermosa damisela Ema Toms, lamento haber aplazado tantas veces nuestro encuentro, pero estoy deseando verte después de tantos años de no saber nada de ti, me muero de ganas por abrazarte y expresarte lo mucho que he deseado estar contigo y amarte apasionadamente.
***
No, creo que ahora resulta muy aventurado de mi parte declararle que la amo, después de todo eso no suena a amor, suena más bien a que quiero acostarme con ella y punto…Pero que se puede esperar si llevo siete años con ocho meses, dos días y veinte cuatro horas con veinte segundos tratando de explicarle que la amo y que deseo que se case conmigo. (De nueva cuenta, toma la hoja, la hace bola y la tira de nueva cuenta en el bote de basura que se encuentra junto al escritorio, toma otra hoja y comienza de nueva cuenta.
Querida Ema Toms.
Quisiera verte, después de haber aplazado tantas veces nuestras citas, para decirte algo de suma importancia y vital para nosotros dos.
No, creo que ahora tampoco, suena como si estuviera exigiéndole verla, como si estuviera enojado con ella, no así no va ir, ya que pensara que estoy enfadado porque la última vez que nos vimos se llevó mi bolígrafo, tal vez crea que le quiero cobrar el penique que le di para hablarle a su ex mientras yo la miraba como perro leal, en la feria hace dos años. No.… no, no creo que sea la mejor forma de decirle que la amo. (Tomando de nueva cuenta la hoja, la hace bola y la tira en el cesto de basura, que se encontraba junto al escritorio, tomando de nueva cuenta otra hoja en blanco)
«Emma TE AMO, es inevitable para mi continuar guardando este sentimiento que durante todo este tiempo he reservado por temor a perderte.»
No, no creo que sea la mejor forma de decirle que la amo, suena a que estoy desesperado y no tengo otra cosa que estar pensando ella, va a creer que estoy obsesionado con ella y me va a decir que no.…(De nueva cuenta toma la hoja escrita con tinta china, la hace bola y la tira en el bote de basura que esta junto al escritorio)
A la mañana siguiente Guillermo se presenta en el bar donde se ha quedado de ver con Emma, la saluda, le invita un trago y le da una hoja en blanco a lo que ella con gran admiración le pregunta:
– ¡Y esto que significa! ¿Porque me das una hoja en blanco?
Él la mira y después de un silencio bastante incómodo. Le dice lo siguiente:
-Durante más de siete años, ocho meses, tres días y cuarenta minutos «Te amé» hasta anoche, que deje de hacerlo, durante todo este tiempo temí decirte que te amaba, entonces vi como tu amigo, como te enamoraste de varios hombre, estuve ahí contigo cuanto te dejaron, estuve ahí cuando te engañaron y cuando regresaste con ellos, estuve ahí cuando te fuiste a estudiar la maestría a Francia, te despedí en el aeropuerto, todos estos años te había amado, hasta que anoche tratando decirte ¿Cuánto te amaba? me di cuenta, que ya no tenía nada que decirte, nada… Y esto es lo que significas para mí, esta hoja en blanco, que ya no tengo nada que decir.
Guillermo tomo su trago, pago la cuenta y se va, dejando a Emma en aquel bar para nunca más volverla a ver.
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