OJOS DE FUEGO POR JOAQUIN MALARINO RUIZ

OJOS DE FUEGO POR JOAQUIN MALARINO RUIZ

Su cuerpo estaba recubierto en partes por una piel grasosa, áspera y de color gris. Las otras por un pelaje gris que en ciertos sectores estaba prendido fuego. Olía a muerto, pero lo peor eran sus ojos que tan solo con la mirada te quemaban…

Ana era una chica simpática con trece años de edad, pelo rubio y ojos negros como la noche. Vivía en una vieja casona en el medio del campo a cuarenta kilómetros por camino de tierra de la ciudad de Goya, Corrientes. Ella, normalmente temprano por la mañana iba al colegio a caballo. A la vuelta, después de estudiar, visitaba a su abuelo. De allí se iban a contar las ovejas, luego a arrear las vacas o lo ayudaba con otras tareas del campo. Al llegar a la casa de Ana comían tortas fritas que preparaba su hermano Juan mientras que Enrique, el abuelo, les contaba historias de terror hasta el regreso de sus padres. Una vez les contó una historia que él odiaba pero como le insistieron tanto, la contó.

La leyenda del demonio rojo decía que era un lobo gigante con ojos de fuego peor que el infierno, pero no siempre fue así. El demonio antes era un perro de bomberos llamado Felipe que murió por culpa de un bombero que lo odiaba. Éste lo tiró a un edificio en llamas. Dos años después de lo ocurrido el espíritu de la antigua mascota de los bomberos acumuló tanto odio que se transformó en un ser gigante con los ojos endemoniados. El lobo durante años provocó numerosos incendios en busca de su venganza hasta que un día apareció el hombre que lo había matado. Luego del incendio encontraron más de doce cadáveres y entre ellos estaba el bombero sin la mitad de su cuerpo.

Los chicos no entendieron porqué Enrique odiaba esa historia pero no le pudieron preguntar porque ya habían llegado sus padres de Goya. Juan no tenía tanto interés pero Ana se mataba de la intriga y le pregunto a Juan porque no le interesaba y Juan le respondió que era solo una historia. Igualmente Ana se preguntaba porqué la odiaba si era solo una historia.

Ana al día siguiente fue a la casa de su abuelo y se quedó a pasar la noche pero Enrique le dijo que no abra la puerta que estaba al final del pasillo. Ana siempre tuvo dudas de porqué no podía abrir esa puerta, y al final tuvo mucha suerte porque Enrique se fue a Goya a comprar un nuevo calefón “que por desgracia se había roto”. Ana estuvo dos horas sola y se cansó de esperar. Entonces fue a su cuarto pero en el camino se topó con la puerta que estaba al final del pasillo y escuchó un ruido extraño. No se aguantó y la abrió. Lo único que se podía ver era oscuridad y unas escaleras. Fue a buscar una linterna y bajó. Ella todavía pensaba porqué odiaba esa historia y ya se había imaginado como era el lobo pero lo que vio cuando bajo no lo había imaginado. Su cuerpo estaba recubierto en partes por una piel grasosa, áspera y de color gris. Las otras por un pelaje gris que en ciertos sectores estaba prendido fuego. Olía a muerto, pero lo peor eran sus ojos que tan solo con la mirada te quemaban. Tenía encerrado al lobo. Que se paró y la miró con tanta rabia que ella tuvo suerte de escapar. Pero por desgracia el demonio se liberó y escapó… Luego de lo sucedido se incendió todo el campo y nadie sobrevivió.

FIN

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