Sentía que lleva horas perdiendo tiempo pensando en soluciones a problemas que no tenia,entonces en ese momento justo ahí, se pinto la tarde de arcoíris y mis labios de sonrisas, la lluvia no mojaba, el sol no calentaba, porque aquello que pensaba que eran dificultades en mi mente solo estaban.
Tenía unos ojos para ver caer la tarde, y mejor aun estaban más que listos para ver la nueva mañana vestida de azul invitando a vivir otra oportunidad otro nuevo día, los oídos más que preparados para escuchar el momento de sonar la alarma, anunciando el despertar del sol.
Tenía unas manos sanas llenas de salud, para realizar las actividades de un trabajo que me hacia feliz, unos pies que corrían abordar el autobús para no llegar tarde a mis labores habituales.
Tenía un abrazo para los seres que amaba, y lo mejor aun este era correspondido, entonces de ir y venir sin razón alguna buscando soluciones a problemas inexistentes, me di cuenta que el disfrute estaba en cosas tan simples como el caer del roció de tardes soleadas, un café en la mañana.
En ese momento en que la lluvia no moja el sol no calienta, solo ahí entendí que el único problema que tenemos algunos, es inconformidad de lo que somos de lo que sentimos de lo que hacemos, la libertad de ser nosotros mismos esta en valorar las cosas que tenemos, en cada una de ellas está la el secreto de la felicidad.
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