Jugando con las leyendas de siempre
Me siento como hago siempre cerca de la orilla sin despegarme completamente del agua, que como un manto me cubre más arriba de los muslos, en un vaivén que va acariciando suavemente mi piel escamosa y fría, no es labor de las ninfas venir a dar explicaciones, pero es que es tan hermoso, su piel dorada, firme es cálida, y sus manos, cuando levantó el manto de algas sedosas de mi verde cabello y lo fue soltando despacio, como una cascada entre sus dedos , cuando lo separó hacia atrás sobre mis hombros con esa delicadeza, cuando me vi en sus ojos color carbón seco, fijos con un brillo húmedo y lustroso, la boca apretada, la mandíbula contraída. Preguntando en un sonido gutural y profundo:
– ¿Eres real? El temblor de sus manos al acercarse torpemente.
– sí, estoy aquí para ti – atiné a decir con una voz aguda, como un canto, las ninfas tenemos la labor de conquistar y enloquecer a los hombres, él parece no saberlo
Viene su mano áspera, gruesa, callosa y tibia a rosarme despacio, recorriendo mis miembros con paciencia y cuidado extremos, en el borde del bote, las manos apoyadas en el cordel grueso del ancla, veo las redes llenas de saltarines peces que luchan incansablemente por escapar
– suelta a mis hermanos peces por favor, le suplico en el mismo tono, mis ojos esmeralda mirándolo. Como poseso, sin dejar de mirarme, devuelve las redes al mar y suelta la pesca
-¿Eres una sirena?
– no precisamente, soy una ninfa, es específico, una oceánides, mi nombre es Calirroe, (oculta que ha sido traicionada por Diomedes y que busca su venganza eterna en cada marinero perdido hace miles de años)
– soy Martin, Martin el pescador – dice el joven acercándole la mano dura
– ¿Esto es un sueño? ¿Acaso te sueño y mis sueños son las leyendas de ninfas tantas veces oídas?
. No querido, no sueñas, vengo advertirte acerca de la tormenta que te acecha, más adelante
– ¿tormenta? No habrá tormenta hasta el 4 de abril, he revisado los pronósticos, y me muestra un raro aparato delgado, brillante, en cuya pantalla se despliegan en colores imágenes de soles, nubes, y lunas que no entiendo
-¡lo ves! es una aplicación se baja con play Store solo tarda un momento, No habrá tormenta – ella siente algo de piedad por el pobre hombre, no puede decirle que ella será quien traiga la tormenta hasta él, para ahogarlo y hacerlo su esclavo por la eternidad
– ¿Te puedo tocar?, le dice muy cerca
– sí, puedes hacerlo – él se acerca despacio, con la yema va trazando pequeños recorridos entre las escamas y bordea despacio lo hombros, una sensación muy conocida la altera, conoce esa sensación y sabe bien lo que pasara luego, cierra los ojos, él se detiene.
– ¿te molesta, te duele? -le pregunta al fin, tocando tenuemente su mejilla.
Ella sostiene su mano ahí, y arrastra los dedos hasta su pecho, el abre la boca desconcertado, emocionado, excitado, confundido, intenta separarla pero ella lo guía, el recorrido produce nuevos temblores, una agitación, un palpitar. El avanza un par de pasos, sostiene su rostro con la mano libre y se pega al resbaloso, escamoso, frío cuerpo de ella, un olor a sal y algas se le mete en los pulmones, un sabor a pescado fresco le queda en los labios al besar la mejilla. Es tan hermosa, tan devastadoramente diferente, tan extasiantemente sensual, que no le importaría morir después de poseerla, es más, no le importaría morir después de un beso.
Ella sabe cada uno de sus pensamientos, sus sensaciones, lo lee todo a través de sus ojos, puede incluso percibir sus deseos más ocultos y oscuros, cuando le acerca la boca ella lo alienta, le atrapa en un beso salado, húmedo, profundo que lo contrae y lo desespera. Cuando la separa de él, tiene atrapado unos de sus pechos, y la sostiene firme de la espesa cabellera verde sedosa y brillante.
– voy a morir ¿no es cierto? – Le dice en un hilo de voz, pegado a los labios de ella, sudoroso, agitado, inquieto
– no querido, ¿cómo piensas eso? – Y le acerca hasta toparse de nuevo con la boca abierta, que atrapa nuevamente en aquel beso profundo desconcertante e hipnotizaste, dejándolo prendido en fuego .Cuando él logra zafarse de su abrazo, sus instintos le gritan que aquello es peor que enfrentar a los tiburones, a las ballenas, pulpos gigantes los inspectores de pesca y tormentas con que hasta hoy se topase. A pesar de aquello ,se pega a su boca y la besa torpe, como hacen los marinos y los jóvenes, que carecen de gran expertiz en las artes amatorias, que alcanza apenas para complacer a las chicas del pueblo, no le parece buena idea la barba, que puede lastimar su piel tan frágil, y delicada, que no usar guantes le pasa hoy la cuenta
– nadie va a creerme cuando regrese a casa ¿puedo tomar una selfie de nosotros?- Ahora la confundida es ella, cuando él apunta con el aparato dirigido hacia ellos y una resplandeciente luz la ciega
El revisa la foto y la mira perpleja, jamás vio en nadie tal belleza, y ese color de ojos, es todo tan perfecto, ella lo mira moviendo la cabeza, de todos, éste sin duda es el menos cuerdo, la toca torpemente, como si le sobrara el tiempo ,sus avances son lentos, es demasiado fácil con él la tarea
– debo marcharme, no puedo estar demasiado tiempo fuera del agua – se disculpa
– oh si perdón si te entretengo – contesta el tomando de nuevo el cabello entre sus dedos , besándola en la mejilla de prisa, sin insistencia
-cuídate marinero, no olvides la tormenta
– Cuídate mi ninfa, repite él riendo, murmurando tormenta
El bote es hallado 5 días después a mar abierto, los labios agrietados sangrantes y resecos , ampollas por las quemaduras de sol en: hombros cuello y pecho, el rostro tirante brillante y adolorido , una cuerda a medio recoger , las redes llenas de peces muertos, en la esquina superior del bote un moño de algas verde flamea y se reseca al viento
– Calirroe, calirroe – como un lamento, deshidratado y la fiebre lo puebla
– qué cosas dice este muchacho?
– No se padre, está medio muerto, la fiebre lo hace hablar tonteras
La foto, la foto del móvil, cuando ya se le han dejado de fundir los sesos, reclama el aparato, ingresa la clave y todos en vilo esperan que aparezca la foto de la doncella, y ahí está, abrazando, besando a un lobo de mar inmenso,de algas casi completo cubierto
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