Lloras, sonríes, recuerdas.
Te aferras a él, deseando que este último
abrazo dure para siempre.
Sus palabras, sus consejos, su sabiduría.
Te llama, habla contigo. En un suspiro,
te alienta y con amor te abraza, por última vez.
Su presencia, su entusiasmo, su amor.
Ella se acerca, lo observa, repasa su rostro
memorizando cada rasgo. No lo quiere olvidar.
Sus idas, sus venidas, su despedida.
Ante el inminente fin, susurras a su oído: no se preocupe,
estaremos bien. Hasta pronto.
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