CARTA A UN AMOR PERDIDO

Te escribo letras, letras que se desgarran en dolor, sigues viviendo en mi corazón siento mi sangre latir murmullando tu nombre, escribiendo en los lazos de carmín que circulan por mis venas la falta de esa luz que emanaba de tus dulces besos que impregnabas de a poco en mi alma, ¿cómo he de poder soltarte? Si cada noche que miro hacia la luna, su resplandor me brama cruelmente el reproche de no tenerte para darle sentido a cada suspiro que roba atrozmente pedazos de mi vida.

Prometí cruzar un centenar de galaxias para encontrarte, pero tu partida apenas me ha dejado fuerza para implorar bajo las estrellas que me den de vuelta aquel amor que consagramos, sigo en tu búsqueda, bajo las olas, bajo el Sol, bajo aquel espléndido lugar en que mi vida dio un cruce sensato para unirse a tu belleza, sobre aquella floresta recordando ese día caminando juntos, contemplando el rubor de tus mejillas.

Sencillamente no te hallo, así volcara el infinito, así hiciera el universo trizas, sigues perdido entre mis recuerdos, sigues guardado entre mis lágrimas, reincidiendo en el suplicio de tiempo que me aleja de tu calor.

¡Oh amor perdido! Termina esta tortura, llévate tu esencia, conserva tus manías, devuélveme la libertad, devuélveme mi aurora ¡oh amor mío! Ven aquí, rompe el tejido excéntrico que dejó tu ser en mi memoria, descuelga de mi cuello los besos de adorno que me obsequiaste aquel invierno junto a la chimenea, borra el fulgor de tus ojos, desaparece el matiz de tu voz que me persigue en cada canción.

¡Oh amor mío! Ahora que te vas, sólo concédeme mi último afán de mi desequilibrada mente, llega cada noche, como aquellas noches, a depositar bajo mi almohada el sabor de cada dulce palabra que me escribías, esconde bajo mi cama el suave roce de tus labios en mi cabello, y por último, guarda en mi corazón pequeñas chispas de ese amor que existió, que ¡oh amor mío! Ahora que te vas, no sé cómo sobrevivir.