Abrí la puerta, puse el primer pie fuera; no pasó mucho tiempo cuando hundí él barco a mar abierto, confundí mi tormento con la tormenta que provocó él firmamento, ocasionando que el tripulante se volviera desertor.
Caí ante una isla desierta donde el pesar de mis argumentos terminaron por llenar la libreta renglón por renglón; mi historia empezó a escribirse por sí sola, letra por letra sin ninguna compasión.
De noche percibía él cielo y los prejuicios nublaron mi vista hasta el punto de no ver aquel cometa, sucumbí ante él intentó, mi vida no era perfecta mas si embargo era mía.
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