Debo comenzar por decir, que estoy inmersa en la ruleta de los deseos y las contradicciones. Años atrás me levanté de un knock-out, que, para ser franca, me hizo sentir como la más fuerte y poderosa de todas. Ahora, resulta que estoy en el retorno de los embrollos y las frases sin sentido, con un poco de pesar por la desesperanza que siento y la amargura que corta los labios, ya rotos y cansados. Esto se describe como el nuevo asalto, esculpido por el capricho de la vida, y las decisiones que se movían a través de mí, impetuosas y a veces un poco vacilantes. Cuando llegó, nunca le vi como ahora, me parecía corriente y algo desproporcionado, con desfachatez y pocas ganas de magia en la manera de andar y en el proceder.
Nunca le vi, como aquella mañana, tendida a su costado, ebria de bienestar y formas increíbles de ver la vida; sin dejar de mencionar, que el compás de nuestros cuerpos, esos que se dan por el deseo y el afán de calor humano, impetuoso; ha sido el mejor de todos hasta ahora… Ahí estaba yo, otra vez, haciendo reverencia a la tentación de ser amada, envuelta entre las sábanas de la codicia, de poseer un cuerpo y más que eso, un alma profunda y desinteresada. Pobre de mí, con el arrebato en el alma, y el actuar desmesurado de los sentimientos, pequeña incauta, tomando sigilo con torpeza.
OPINIONES Y COMENTARIOS