La conversación se quedó congelada. Por un momento el gélido frio del exterior pareció haberse colado en el laboratorio de máxima seguridad biológica destinada al estudio de virus patógenos, que construido bajo una capa de hielo de casi un kilómetro de espesor junto a la península Trinidad, se escondía de los curiosos satélites extranjeros.

-“Entiendo que usted ya cuenta con que nos van a acusar de haber vulnerado la Convención sobre armas químicas”-le dijo el enviado del Presidente.

El general mayor al mando del proyecto “Darwin” le contestó con cautela :-“Siempre existe la posibilidad de ser acusados, pero en este caso y ciñéndonos al texto escrito, la convención no cubre las armas biológicas, de modo que nuestra investigación y ensayo está fuera de cualquier reproche jurídico.”

-”En cualquier caso, será el gabinete jurídico del estado quien, llegado el momento, se ocupará de repeler cualquier imputación que puedan lanzarnos desde el extranjero. Lo que me ha pedido el Presidente que le transmita es que necesita la información más precisa y detallada sobre el “modus operandi “del virus, para comprobar que con ello podremos alcanzar nuestro objetivo.”, añadió.

El científico jefe le contestó: – “Señor, estamos calibrando las distintas opciones y consecuencias de este experimento, que es pionero y desconocido, y donde los daños humanos van a ser considerables. No podemos obviar que estamos hablando de suprimir a mil millones de personas, una sexta parte de la población mundial actual, en cinco años.”

El enviado del Presidente le explicó: – “El Presidente está convencido de que no existe ningún obstáculo para conseguirlo. Nuestro cuerpo científico es el más avanzado del planeta. Aunque prefiere ir despacio. Quiere que la inoculación del virus mutante en el animal hospedante logre una adaptación total y que el proceso parezca una zoonosis surgida de forma natural. Dejando, lógicamente, programado en el virus la incidencia porcentual en los distintos continentes, para que, en las sucesivas olas de ataque realicen su labor de limpieza de seres humanos inservibles.”

El científico apenas movió un musculo facial al contestar :-“Es previsible que, tratándose de una enfermedad nueva y letal, los países menos avanzados y más pobres serán los que más sufrirán la mortalidad del virus, sin embargo, podría haber variables que, por desconocidas, no estemos teniendo en cuenta….”

El enviado del Presidente le cortó: -”No deseo repetirme, pero, insisto que es deseo del Presidente que se realice un trabajo perfecto. Recapitulemos. Lo esencial es que debe ser indemostrable que la pandemia ha sido creada en un laboratorio, y, menos aún, por nosotros. Superado esto, lo siguiente a lograr es que los colectivos que el virus debe ir diezmando deben seguir un orden escrupulosamente establecido. Es fundamental manipular la psicología del ataque. Es imprescindible socavar la resistencia y la voluntad de los demás gobiernos mundiales y, con ellos, noquear a millones de personas. El Presidente exige que usted le asegure que el virus obedecerá las instrucciones que se le van a insertar. El Presidente quiere que se le asegure que no va a existir error alguno.”

El científico se defendió: -” Tal como nos estableció el Comité de Implantación, hemos manipulado el virus para que afecte, en primer lugar, a los más longevos. Ciertamente será más fácil aceptar por la población que mueran quienes ya han vivido lo suficiente, los que ya han agotado sus cuerpos y sus vidas, y que, en definitiva, solo suponen una carga para los que vienen detrás. Habrá daños colaterales, sin duda, pues el virus también acabará con aquellos cuerpos que, aun siendo más jóvenes, estén en malas condiciones físicas por lesiones preexistentes, Pero las ratios dan una incidencia ínfima de la población mundial. En definitiva, los estudios establecen que, en la primera oleada, el virus eliminará a la población por encima de los setenta años de edad; y, en las sucesivas oleadas el virus irá rebajando esa edad hasta llegar a los cincuenta años y también irá saneando la población de otros seres humanos tarados e imperfectos. Estimamos que después de la última oleada se habrán eliminado unos mil millones de personas del planeta.”

El enviado del Presidente insistió: -” Está bien. Creo que todo ha quedado claro. Corríjame si me equivoco. El Presidente entiende que usted, personalmente, garantiza que en el “Proyecto Darwin” la manipulación de la carga genética del virus establecerá con precisión quirúrgica a los sujetos que serán afectados por el ataque biológico. Y que habrá determinados individuos que no serán objeto de contagio, pues el estado no puede prescindir de la mano de obra joven ni tampoco de mujeres fértiles. Sin embargo, está fuera de toda duda que, nuestro Coronavirus descargará el planeta de sujetos que, no solo ya no son productivos, sino que en realidad suponen una pesada carga para la sociedad y un grave lastre para su avance. Y …- el enviado del Presidente hizo una estudiada pausa para tomar aire y para dar el toque de dramatismo adecuado a la conversación – además, y como último escalón de la purga, el virus va a atacar sin piedad a ese “gen SLC24A5” que diferencia a los caucásicos de los africanos, para que los efectos de la peste se ceben en ellos. De esa forma conseguiremos que, a los ojos del mundo, la madre naturaleza aparezca como la ejecutora de la depuración que necesita para poder sobrevivir.”

El general mayor asintió con un lento movimiento de cabeza.

Percibiendo el malestar del científico e intentando suavizar el momento, el enviado del Presidente añadió :-“Si puedo serle sincero, me gustaría reconocerle que hubiera preferido que no se produjera esta situación. En la última reunión del Consejo de Estado se decidió seguir con nuestra política neutra de adquisición pacífica de grandes latifundios en África. Sin embargo y lamentablemente, la comunidad internacional ha decidido que eso no podía seguir siendo así. Y nos ha atado de pies y manos. Pero lo cierto es que nuestras necesidades de espacio alcanzarán su punto máximo de densidad en el año 2030 y nuestra supervivencia depende de encontrarlo y ocuparlo. Es imposible no tomar medidas drásticas ya. Nuestro pueblo no podría soportar otra hambruna. El régimen sucumbiría. Sería imposible contenerlos con las nuevas tecnologías de comunicación e interacción telemáticas. Estamos obligados a no tener consideración ni debilidad alguna. África debe ser nuestra. No hay opción. El tiempo se agota.”

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS