Esa mirada diferente, esa mirada despierta, esa mirada que va más allá de lo que tus ojos ven…Esa mirada que obvia lo que no trasciende porque no aporta, y sin embargo se demora escudriñando los pequeños detalles que pasan desapercibidos para la mirada vaga y apática que se sume en la vorágine de la rutina, del aquí y ahora, de lo común, del camino marcado…Y esos pequeños detalles son la chispa que les hace ver a tus ojos que bajo la seca corteza de lo común se encuentra la jugosa savia de lo extraordinario. Esa mirada es la que quiero ver en ti, nunca dejes que se apague. Esa mirada que refleja la pequeña pero intensa chispa ilusionante, que te impulsa hacia delante casi sin que te des cuenta. Esa chispa que brilla en muchos seres, lugares y situaciones, y te sientes afortunando de poder ir cogiendo un poco del fulgor de cada una de ellas, y así a su vez hacer que la tuya propia brille más intensamente gracias a todas estas aportaciones, que parecen pequeñas pero en realidad son muy grandes. Como pequeñas estrellas que por sí solas no destacan mucho en un cielo oscuro, pero juntas crean un magnífico cielo estrellado, brillante e intenso. Millones de estrellas brillando juntas en medio de una aparente y relativa oscuridad.
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