8. Canto al perro viejo
Entregado a sí mismo
Por la ausencia de las fuerzas
…que antes a mi cuerpo te movieran raudo
Descansas
Ya no luces el de siempre
Y tus orejas caídas
Evocan un pasado ausente
La alegría en forma de cola parada
A otro lado para siempre ha migrado
La vista cansada se nubla de tropiezos
Sordo ahora eres
Y a las sombras de tu mente, sin remedio: crees
… y les ladras
Pero de esa tonada, por estos tiempos, nadie habla
Hoy y para para siempre
La tristeza es tu estado
Y en un alma adolorida
…la tuya o la mía
Se resguarda el elixir generoso del pasado
A esta altura del partido
Sólo tres extremidades baten discreto tu pelaje
Que se dona sin censura al fragante aire
La cuarta pata es irremediablemente coja
Y a la bola que mi mano arroja
Ya no te lanzas como en fiero combate
Te cansaste de hacerme creer que con ella te hacia correr
Con la única disculpa de esculpir en mi rostro una sonrisa
! Qué engañado fui!
Porque tú sabias, en cambio, que simplemente era un juego
Amigo de jornadas largas
De lamidos generosos
De huesos pelados
¿Cuántas historias a mi vida tus carnes de perro le han contado?
¿Y en cuántas de esas gestas el héroe fui?
Porque a pesar de las vicisitudes: tú, mi amigo, fielmente permaneciste aquí
Y ahora, al final del camino
Tus movimientos quietos la partida anuncian
Mientras yo, aún sin irte,
Comienzo a sufrir el silencio
De que ya no estés conmigo
Y que todo en esta casa luzca triste
Dos cosas, sin embargo, a lo largo de estos años me enseñaste
Que la amistad existe
Y que quien no se arriesga a sentirla
Graduado de esta vida insensible parte
!Gracias mi perro, gracias amigo, gracias para siempre!
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