Capítulo 1
Sofía
Sofía desde muy chica, aprendió que el mundo te juzga por tu apariencia, después de vivir y crecer en un pequeño poblado de apenas 150 habitantes a 10 minutos de la otra pequeña y olvidada ciudad de San José Iturbide Guanajuato.
A los 11 años, veía cómo los hombres se obsesionan con las grandes artistas de la televisión, que siempre modelan en los programas de variedades en las mañanas y modelan con atuendos provocativos, los escotes y las faldas tan cortas, que dejaban lucir sus pechos y sus piernas para atraer las miradas de la audiencia, mientras que el presentador comúnmente se pavoneaba entre la belleza de sus compañeras, con comentarios tan tontos y carentes de interés, sólo interrumpidos de vez en cuando por un pequeña publicidad dentro del programa.
Su piel clara, y su rostro con facciones elegantes y finas, las había heredado de su madre y a sus vez de su abuela que pertenecía una familia italiana que había emigrado a México escapando de los estragos de la guerra en Europa y del dictador Mussolini que tenía oprimido a su país. su abuelo que también creció en Italia y también en un pequeño poblado, se acomodó perfectamente a su nuevo estilo de vida como granjero en México, especializándose en el cuidado de vacas y la producción de leche, y fue entonces que su familia creció con seis hijas que habían nacido en sus nuevo país. Su madre la penúltima de sus hermanas, a los 19 años se caso con el prometedor y apuesto abogado, que era el padre de Sofía, a lo cual le llegaron 4 varones antes de que naciera Sofia.
A los 13 años, ella noto como los niños con los que había crecido y jugado tantas veces, ahora dificilmente le dirigían la palabra, a la vez que sus amigas poco a poco se iban apartando también y solo las oía hablar en voz baja, con comentarios de envidia y recelo hacia ella, dejando así, solo a dos de sus amigas Carolina Y Anabel, que aún pasaban por ella para dirigirse a la escuela juntas y hacer la tarea, y posteriormente para compartir consejos de maquillaje ropa y peinado, fascinandose especialmente por el estilo que tenía la diva de Paris Hilton, quien siempre llamaba la atención de los medios de entretenimiento americanos y la belleza de la cantante Pop Britney Spears. por lo que desde entonces, había aprendido el valor de una dieta sana y ejercicio moderado, además de el siempre cumplir con sus labores escolares para ganarse también la preferencia de sus padres y maestros.
A los 15 años, ya con una cintura pequeña, senos prominentes y largas fuerte s piernas, uno de los chicos de su escuela se había animado al fin a pasarle un pequeño sobre, elogiando su belleza en un pequeño párrafo, pero que cinco minutos después fue directo al bote de basura de su escuela, pues tales recados eran poco interesantes para ella, pues no hacía falta elogiar algo de lo que ella ya estaba muy consciente, a los 18 años logró entrar a un pequeña universidad y trabajando al mismo tiempo, medio turno como secretaria en una de las ferreteria mas grandes de la ciudad, como siempre, ya se había ganado la atención de sus compañeros de trabajo y la envidia de las trabajadoras, quienes se referían a ella como la presumida, comentarios que ella ya había aprendido a ignorar, pero su atención, solo se había ubicado en Esteban el joven 22 años e hijo del dueño de la ferretería y con un prometedor futuro como médico que estudiaba en la universidad de más prestigio en Querétaro, una ciudad que ella había conocido gracias a que su padre de ella, siempre la llevaba a ella y su familia los fines de semana para visitar las plazas comerciales y el cine.
A las dos semanas en que ellos habían ya compartido un par de charlas después del trabajo, Esteban la invitó a salir a tomar un café y al cine en esa ciudad que tanto adoraba ella, la primera cita que ella había tenido en su vida, sin imaginar que fue justamente el mismo día más tarde esa noche, en la que ellos darían a parar en un hotel al que llegaron ellos en el auto del padre de Esteban, con un miedo enorme a ser vista, Sofía se cubría el rostro con el cabello y unos lentes oscuros, tratando de no ver fijamente a nadie mientras Esteban se bajaba del coche solo para dar el dinero del cuarto a la encargada del lugar, subiendose rápidamente al auto para introducirlo en el estacionamiento de la habitación, a lo que rápidamente, la encargada se encargó de cerrar la gruesa cortina que escondia por completo el transporte.
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