Amistad como la tuya ninguna, que se desnuda y resbala su lengua cuando habla, no hay excepciones ni temores, ni prejuicios, solo abrazos y ánimos que me das cuando más los necesito.

Cosas que cualquiera mal interpretaría, pero tú y yo conocemos bien los dones de la vida, gracias mi amigo por ser mi anónimo favorito, ninguna carta, ninguna huella, por que sin duda te lo demandaría la estrella, solo la luz del alba que cobija nuestra incomparable amistad.

Tan locos, tan sencillos, tan nosotros, basta con sentarnos a escuchar, los sonidos de las olas del mar, acompañadas de susurro, berrinches, sueños, anhelos, tristezas y temores.

Pero aún más las palabras que me hacían confiar en mi misma, cuando me sentía perdida. Te amo, como ese amor al prójimo, que siempre ha estado a mi lado, no importando el siniestro de mi corazón, gracias por enseñarme que la felicidad no se publica y por ser mi anónimo favorito.

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