La tribu que buscaba el sol.

La tribu que buscaba el sol.

Edu

31/01/2019

Hace 125.000 años la tribu de troki seguía con el curso que muchas generaciones anteriores a esa buscaban, el viaje hacia el sur para escapar del hielo. El viento venía gélido, cargado de pequeños copos de nieve, pero Troki presentía que ya quedaba poco, que al fin serían la generación que vería el sol. Además se lo había dicho el brujo de la tribu.

Se hacía de noche, y pidió con sonidos guturales a los demás que preparan el campamento para pasar la noche. Las mujeres se pusieron a buscar plantas y raíces comestibles, algunos hombres montaban el campamento, y otros se iban a ver si podían cazar.

Troki se llevó a cuatro hombres y a su hijo que ya tenía edad para empezar a cazar. Alrededor todo nieve, era una gran estepa de nieve y hielo, cerca había un bosque, al fondo se veían unas enormes montañas. Las montañas del fin del mundo las llamaban, pensaban que detrás de ellas venía la zona de calor.

Montaron el campamento y se ubicaron en él, los ancianos y las mujeres con niños. Torka la mujer de Troki y su hijo pequeño se metieron en la choza, mientras los demás hombres salían de caza. Se internaron en el bosque. Se encontraban  entre ellos unos expertos con la lanza y esperaban encontrar algún caribú o animal similar para poder comer.

Parece ser que solo el hijo se percató de unos lloros que venían de cerca, se alejó un poco del grupo. Detrás de un árbol encontró un ser humano parecido a él pero con la cabeza menos grande y la nariz menos chata, pelo rubio y ojos claros, aparte de tener otros rasgos totalmente diferentes. Llamó al padre y se acercó.

En el campamento empezaban a prender las hogueras cuando comenzaron a oír que retumbaba el suelo. Torka la mujer de Troki dejó al hijo en un camastro y salió a mirar, fuera ya estaban varios observando. La niebla y la nieve no les dejaba ver mucho más allá de diez metros. La tierra seguía retumbando y cada vez más, cuando de repente el brujo de la tribu gritó.

¡Mamuts!

Todos empezaron a correr excepto las mujeres que se quedaron cubriendo a los hijos como si así los pudieran proteger, mas, la tribu vio demasiado tarde al mamut y se les echó encima.

Torka oía el crujir de los huesos cuando el mamut los pisaba, salió corriendo de la tienda con el niño en brazos intentando escapar. Con la nieve y la escasa visibilidad se cayó al suelo miró, y solo veía la silueta del mamut, ella no lo sabía pero el mamut miraba directamente hacía Torka. Instintivamente cubrió al bebé con todas sus pieles y lo enterró un poco en la nieve.

Ahora sí veía claramente como el Mamut iba hacia ella, se iba acercando poco a poco Torka le tenía ya casi encima.

Troki se acercó al ver al niño y jamás había visto nada semejante, era como ellos y a la vez diferente y encima le faltaba una pierna.

¡Sigamos con la caza! Gritó .

¡No podemos dejarlo aquí , está apunto de morir y aquí morirá¡_ Dijo el hijo _

Muy bien, pero tú te encargas de él si se muere es cosa tuya _ Dijo Troki sonriendo, su hijo era un chico muy bondadoso.

En ese momento sintió el temblor en la tierra ¡Mamuts ¡ gritó

Y volvieron corriendo al campamento. Cuando salieron del bosque veían la silueta del Mamut que salía de la zona del campamento.

Según se iban acercando apreciaban el desastre, todas las tiendas machacadas, Troki enseguida pensó en su mujer e hijo. Llegaron al campamento,  había decenas de cuerpos cubiertos un poco por la nieve. Troki gritó _¡Torka, Torka!_ Solo le respondía el viento. Empezó a buscar, se salió un poco del campamento y vió a su mujer completamente destrozada, Troki la cogió y comenzó a llorar. De repente oyó unos lloros mezclados con el ulular del viento, se quedó escuchando atentamente y excavó cerca del cuerpo de la mujer y allí estaba su hijo pequeño.

Urku el otro hijo de Troki con aquel extraño niño que encontraron en brazos no daba crédito a lo que veía, con la cara llena de nieve, las lágrimas congelándose en su cara miraba con ojos atónitos pero no soltaba al niño. Volvió su padre con su hermano en brazos y le dijo ¡Madre morir!

De más de cincuenta que eran en la tribu se quedaron seis y dos niños pequeños.

_ Cojamos lo posible y sigamos hacía adelante _ Dijo Troki.

Cogieron lo que pudieron y vieron un movimiento en la nieve, se acercaron y era el brujo de la tribu.

Urku trae un trineo para llevar al brujo _ Gritó Troki

-No, tú dejar yo marchar con el viento _ Respondió el brujo cogiéndole del hombro.

-No podemos estar sin brujo- Le argumentó Troki

-Necesitáis llegar al calor o moriréis todos y yo ya es hora de que marche con el viento- Dijo el brujo _

Troki le besó la frente y lo dejó allí. Cogieron lo utilizable del campamento y lo pusieron en los trineos que llevaban, incluido al extraño niño sin una pierna.

Echaron a andar desolados entre la nieve y el frío extremo, nevaba tan copiosamente que ahora ni siquiera veían las montañas a lo lejos. No hablaban entre ellos, solo andaban con los trineos enganchados en la cintura.

_ El niño ser una molestia _ Le dijo Troki a Urku _

_Yo me hago cargo de él _ Respondió el niño.

Ante ellos solo un enorme desierto de hielo, tardarían varios días en recorrer ese terreno y no llevaban comida suficiente. Troki con las cejas heladas olfateó el aire, los neandertales tenían buen olfato, y olió que alguien los seguía pero miraba hacia atrás y solo veía nieve y niebla.

A lo lejos vieron una inmensa sombra, se fueron acercando y quedaron estupefactos, ante ellos un inmenso esqueleto que no sabían a qué animal pertenecía. Era titánico y no era de ningún animal conocido por ellos.

Tenía detrás una inmensa cola y el cuerpo era enorme sin una forma aparente, parecido a los peces que habían pescado alguna vez para comer pero enorme.

Ellos no sabían que muchos años atrás el mar llegaba hasta allí y en alguna sequía se quedó encallada esa ballena, bajo la nieve perduró muchos siglos.

Cogieron los huesos de las costillas e hicieron armas y útiles.

Necesitaban cazar para comer pero con cuatro cazadores un niño, y dos bebés uno de ellos inútiles parecía complicado. El olfato de Troki le permitió olisquear un rebaño de caribúes, olisqueaba mirando hacía arriba con su traje de pieles y la cara completamente helada.

Hizo un gesto a los demás para que lo siguieran y a cien pasos estaba la manada de caribúes. Siendo cuatro era imposible rodearlos como hacían siempre, deberían esperar que alguno se quedara solo. Su hijo Urku tiraba del niño raro sin pierna, se lo había tomado muy en serio.

Se agazapan tras una roca Troki miro al cielo y olisqueó _ Mmm viene la época del frío necesitamos cruzar las montañas ya _. Si en verano la temperatura era extrema, en invierno venían unos vientos muy gelidos y la temperatura bajaba varios grados.

De repente un pequeño caribú se quedó solo, todo un golpe de suerte, los demás salieron al trote buscando más hierba debajo de la nieve. El pequeño caribú se quedó solo y asustado, los cuatro cazadores lo rodearon y le dieron caza, ya tenían para sobrevivir algunos días. Troki volvió a levantar la cabeza husmeando _ Nos siguen _ se dijo. Miró hacía atrás pero no consiguió ver nada.

Despedazaron al animal, lo cargaron y siguieron su camino hacia las montañas.

Al fín llegaron a las montañas, se quedaron mirandolas eran enormes, de repente los llegó un olor diferente a todos los anteriores. Miraron hacia el lado de donde venía el olor y vieron una montaña que empezaba a echar fuego y humo.

_ ¡Corred!- Gritó Troki ya que no sabía qué era aquello. Subieron a la montaña y encontraron un camino pero a los pocos pasos terminaba en un cortado.

_ Yo pasar primero y tirar esto _ Dijo enseñando una especie de cuerda que las hacían con piel, intestinos y una planta.

Troki echó un vistazo a la situación, ante él una pared y a unos cien metros parece que el camino continuaba, el aire estaba muy viciado a causa de los gases del volcán, ellos no lo sabían pero esos gases los podrían matar.

Al fin Troki con cuidado y tras empalmar varias cuerdas se las enganchó en la cintura. Apoyo el pie con cuidado pero firme en un saliente y las manos en otro. Arriba de él las piedras estaban heladas y resbalaban. Con mucho cuidado seguía avanzando un pie aquí el otro allá las manos, hasta que una piedra resbaló y se quedó colgando de las manos. Los demás lo miraron con temor.

Estiró la pierna hacía arriba y consiguió mediante un impulso volver a apoyar los pies. Al fin consiguió llegar al otro lado, nada más llegar apoyó las manos en las rodillas estaba agotado.

Consiguió atar la cuerds a un árbol y los demás pasaron haciendo rapel, una vez en el otro lado los ayudaban a salir. El problema era el niño raro, pero Loki, un fornido neandertal que quedó de los cuatro le dijo que se lo atara al cuerpo y pasó con él. Tuvieron que dejar allí los trineos y a partir de ese momento tuvieron que cargar con el niño.

Después de mucho andar por la montaña, al salir de detrás de una, vieron algo que les parecía un sueño. Desde la altura divisaron un valle sin nieve con un bosquecillo y unas aguas de las que salía humo. Descendieron con cuidado al valle y vieron una cueva, se aseguraron de que no era de ningún animal salvaje, pero tras ver solo huesos de animales muy antiguos llegaron a una conclusión negativa. Dejaron las cosas que llevaban dentro de la cueva y salieron a inspeccionar el lugar, en las pequeñas lagunas de las que salía humo el agua estaba caliente.

_ Pasaremos aquí el invierno _ Dijo Troki. Corría un riachuelo cerca y en el bosque podrían cazar, aunque fuera pequeños animales.

Se metieron ociosos en las aguas humeantes, Troka y el inmenso Loki con los niños en una, y los otros dos cazadores en otra. Estuvieron mucho rato ahí pero a Troki algo le pareció sospechoso, su hijo hacía rato que no se movía, se acercó a él y no respiraba. Murió por efecto de los gases del volcán que aún oían rugir.

Los otros dos cazadores también dejaron su vida en esas aguas. Troki destrozado los incineró al anochecer. Solo quedaron Troki, Loki, el bebé de Troki y el niño raro, desde arriba veinte cazadores los observaban.

Una mañana el niño raro salió de la cueva y al rato salió Troki detrás de él. Estaba el niño totalmente quieto apoyado sobre su única pierna y un palo que le dieron, delante de él un dientes de sable merodeando. Sería su desayuno. El niño se quedó quieto y Troki también, mientras el diente de sable le arañaba como divirtiéndose con él antes de comérselo. Un zarpazo aquí otro allá, al niño le escocía bastante. Por fin el dientes de sable anduvo hacia atrás para abalanzarse, empezó a correr hacia adelante y ¡Zas! Le cayeron encima más de cinco lanzas.

Troki miró para arriba y vio a los cazadores allí apostados que bajaron hacia ellos.

_ Nosotros saber que aquí haber dientes de sable _ Dijo el que parecía el jefe _ ¿Tu tribu, las mujeres, el brujo?

_Solo quedamos nosotros cuatro _ Respondió Torka _

El jefe de la otra tribu miró al niño raro y dijo _ Este no ser de tu tribu Ser de los otros.

¿Otros? _ Preguntó Troki _

_ Sí, más allá de las montañas y el agua haber otro tipo de hombres, ser como este niño, nosotros quedar aquí para pasar la época fría y más tarde cruzar todos el agua salada _ Determinó el jefe.

Troki había perdido a casi toda su familia pero había ganado una tribu.

Allí pasaron todos juntos la época fría. Troki salió de la cueva, husmeó el aire y dijo.

_ Se acabó la época del frío _

Salieron todos de la gruta y traspasaron las montañas, ya sólo tenían que bajar. Según bajaban notaban como la niebla y la nieve acababan, hasta que llegaron a una lengua de mar.

Troki veía perfectamente el sol al otro lado del mar. El jefe de la otra tribu empezó a dar órdenes y se pusieron todos a conseguir troncos. Con las tripas de cerdo las ataban haciendo unas penosas balsas.

Pasó mucho tiempo hasta que las tuvieron preparadas Troki nunca había visto nada igual.

Montaron en una barca Troki, Loki y los niños. El otro lado estaba cerca pero Troki nunca había visto las olas y estaba atemorizado. Al fín pusieron rumbo al otro lado, todo iba placenteramente hasta que el niño se cayó de la balsa Troki decidió que no perdería a nadie más y saltó a por él. Sabía nadar así que lo asió y con mucho esfuerzo llegaron a la otra orilla.

El sol al fin le caldeaba el cuerpo, nunca había visto un sol así y se tumbó en el suelo, agotado.

_ No parar aquí, nosotros seguir_ Dijo el jefe de la otra tribu tirando de él.

Avanzaron y salieron de la arena de playa a una selva, un árbol les tapaba la vista.

El jefe de la otra tribu cogió a Troki lo llevó por detrás del árbol y le dijo _ Mira _

Troki dio la vuelta al árbol y en un sitio sin arboles había cientos de personas como ellos y como el niño raro. Neandertales y Homo sapiens se encontraron hace pocos años y en vez de hacerse la guerra por ser diferentes unieron sus esfuerzos para una convivencia común.

Llegaron al poblado y andaban hasta las cabañas de los demás, Torka no comprendía cómo podían vivir siempre ahí sin cazar ni recolectar. Pronto se daría cuenta de la ganadería y la agricultura que era la manera de alimentarse de la población.

De repente el niño raro dijo “¡Mamá!” y una señora vino rápido hacia él.

Urku hijo mio estas vivo, miró a los hombres y les dio las gracias, les dijo que el jefe de su tribu la obligó a dejarlo porque no podría ser cazador ni valerse por sí mismo.

Todos empezaron una nueva vida allí.

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