He abierto una puerta

Abrí una puerta hacia el cielo infinito, hacia donde todo brilla en esplendor. El iris de mis ojos a desaparecido y de él han nacido flores blancas. He mirado con alegría mi posición en la tierra. He visto que cada paso que doy crece una flor. La sombra que me acompaña, acostumbrada a ir detrás de mi, ahora se ha tornado dorada gracias a Dios. Mi piel que antes sufría ataques solares ahora se convertido en escamosa plateada, y mi cabello duro y sucio que antes era, ahora es una melena de rubia belleza. He crecido y dentro de mi crecen los arboles de la vida. Dentro de mi boca hay una fuente de sabiduría plena y aquel que escuche mis palabras no volverá a olvidarme nunca. Mi padre, mi verdadero padre y mi hermano, mi gran hermano, y sin olvidar a mamá que siempre está conmigo y me da lo que quiero, ellos me dan la fe. Puedo hacer construir sobre aguas una montaña de esperanzas. En esa montaña todos se alojan. Mi pecho de plata y esmeraldas, en él se han acurrucado las doncellas del mundo y han cantado, por primera vez, la verdad de sus corazones. No creí que fuera a pasarme esto, pero ahora soy rey, de mi mismo y del mundo. Soy yo y ahora todos me aman, aunque sé que esta dicha se acabará cuando se acabe el mundo, pues, ¿quien sobrevivrá a la segunda tempestad? Pero en el otro mundo estare en un trono con mi padre, mi hermano y mamá.