la gringa

la gringa

pame

21/01/2019

En el camión se apilan los cajones de 25kg cada uno , hermoso tomates firmes brillantes y carnosos. Mi primo y yo nos encargamos de traer desde las matas , los canastos llenos, que don Juan vacía en los cajones, devolviendonos los envases  , moviendo rítmicamente las caderas, al son de una ranchera a todo volumen.

-todo sea por la plata – musito , entornando los ojos ante aquel baile, mientras veo mi polera chorreada, mis manos enguantadas sudorosas y hediondas. El camión es un Ford año 96 ,maltrecho. Cada año don Hans Wheisterm,contrata cerca de 100 obreros, que se encargan de a cosecha, don Juan es el capataz ; un hombre fornido moreno, de piel gruesa y áspera,con 60 años encima, que no se condicen con su habilidad y destreza . Con él,  trabajan su hijo Juanito , el mayor y Luis de 16 , ambos atléticos, morenos, delgados y firmes , a fuerza de sol y genética , son buena gente. Este año la cosecha es menor, las lluvias atrofiaron la fruta y don Hans se pasea con su 1,97 mts y sus 145 kg , sus ojos azul acero y el pelo rubio por entre las matas , pesado,  moviendo la cabeza gacha , con una letanía en alemán que solo algunos de tanto oírla entienden.

– ¡ verdammtes kilma!, verdammtes land ( clima de mierda , pais de mierda – su traducción literal . Debe ser ,porque ya lleva mucho tiempo aquí

Cerca de las dos, es hora de colación, entonces se apiñan todos frente a los mesones, de tabla, cubiertos con chillones manteles de plástico y largas banquetas , ubicados bajo el único y gigante sauce del predio

Es increíble ver a las chiquillas , con las polleras cortas el pañuelo o sombrero en pelo , picados los hombros por el sol, caminar rápido hacia donde estamos, bamboleando el cuerpo, con el canasto apoyado en la cadera , los cuerpos sudorosos y brillantes , las pieles morenas contrastando con lo rojo de la fruta , las piernas firmes y bronceadas y ese olor fresco y dulce, de la fruta madura, inundandolo todo de exquisitos placeres . A veces sacamos algunos directo de la mata , en plena labor los mordisqueamos, dejando que jugo se escurra y nos satisfaga ese olor y sabor , el gringo no usa químicos. La plantación puede olerse a kilómetros ; es severo, riguroso y exigente , pero no mal jefe. En ocasiones lo sorprendo mirando las torneadas piernas de alguna chiquilla , hasta que llega doña Grenchen Schnitzler y parada a su lado , vigila que las hormonas de su marido funcionen correctamente. Es una mujeraza ; de piel alba , con mechones casi blancos en una cabellera larga y lustrosa, de ojos azul profundo , grandes pechos y grandes caderas . Yo creo que bordea los 40, usa una solera, que deja ver sus brazos lechosos y fornidos , de vellos clarisimos, que relucen al sol , el cual extrañamente no ha curtido la suave piel , es alta creo yo,  que con mis 19 y 1,75 no alcanzo a mirarla a los ojos , preciosa, de rasgos suaves y nariz respingona, camina por entre las matas, sacando tomates,  el  canasto apoyado en la cadera , su figura destaca a la distancia y su cabello destella semiescondido en un pañuelo de vivos colores , cuando se vuelve hacia nosotros , nos ve babear, ensimismados, embobados, mirándola allí parada en medio del campo, hipnotizados ante su belleza impresionante, perplejos. Ella lanza una risotada chillona al aire y nos saluda moviendo la mano., siempre de buen humor . Entonces cada esfuerzo parece recompensado, cada gota de sudor , vale la pena , cada dolor de espalda parece justificado, para solo tener aquello durante los meses de verano. No solo es hermosa, sino;  adorable, encantadora ,  tierna, con toda inocencia nos habla en un alemán fluido, como si pudiésemos entender alguna frase de lo que dice , aquello me conmueve, me emociona.

 – Hallo leete ¿vie gent es dir ?( hola chicos ¿como les va? )

– gut – contestamos mecánicamente al únisono, repetido tantas veces, que casi es espontáneo , sonríe de espaldas al sol y un halo dorado la enmarca , su cabello al viento escapando del pañuelo, sus ojos intensos, el suave movimiento femenino y delicado de su cuello

-komm schon, komm schon ( vamos vamos) , bueenoo a trrabajjar agrega en un español chapurreado y como autómatas, nos movemos sin dejar de mirarla,  siguiéndola en medio del campo, como posesos.

El gringo la mira de lejos , se pasa el pañuelo por el cuello enrojecido, se abanica con un diario, la cara con manchones granate y la sigue un par de metros por el senderos sin entusiasmo,hablando en alemán un par de frases, ella gesticula con las manos, donde se puede ver claramente el trazado de las venas, a pesar de estar trabajadas parecen tan finas delicadas y bellas .

Pasamos el verano en eso, mirando atractivas chiquillas cargar tomates , oliendo la fruta y esperando ansiosos la hora de la colación . Es abundante,exquisita y variada

La gringa, sirve ella misma las porciones , cada vez es una aventura distinta, cuando cucharón en mano se acerca , si se detiene a mirarme unos minutos, galopa mi corazón, tras sus ojos , mares mansos, su rostro ovalado, de pómulos marcados y dientes pequeños como de niña, el sonido de su voz hace brincar mi estómago, no puedo dormir  por las noches, si percibo su olor dulce y cálido, navego por aguas turbulentas hasta el amanecer

No es tan joven, tampoco tiene un cuerpo escultural, ni tan firme, comparada con las muchachas del campo, sin embargo, me produce tal fascinación, que un par de minutos al día, hacen que el extenuante trabajo de verano no lo parezca tanto . Una que otra vez, conversamos con el resto de los hombres del campo, concluyendo que el gringo la tiene de adrede en medio del campo, con intención, solo para que destaque entre las pieles doradas y morenas, con sus ojazos, su piel lechosa, entre el verdor de las matas y el rojo anaranjado de los tomates, para reirse internamente de nosotros, ante las reacciones de aquella mágica visión a diario.

Termina la jornada son las 7 de la tarde, el sol ha mancillado mi piel nuevamente, a pesar del bloqueador, estoy oscuro, sudoroso,agotado, sucio, extenuado. Tan sudado, que la polera se pega a mi piel , pero extrañamente feliz, afirmado en el camión dibujando con el pie un corazón en el suelo, las manos en los bolsillos, aún la observó, sin poder evitar emocionarme con cada uno de sus movimientos .Quedan escasamente 4 días de labor, luego el pago puntual en efectivo y ella en la puerta, con su solera blanca celeste y rosa, el cabello a medio amarrar, su aroma avainillado, los labios rosa pálido, finos, los ojos destellantes, agitando la mano nos grita de lejos.

-has- taa prrontooo muuchhachoos – y yo agonizo de amor , se me agita el alma, pensando en raptarla de la casona, llenarla de besos y abrazos, llevármela lejos donde nadie más la posea . Don Juan me mira con el camión andando

– ya hombre súbete – dice con lástima pero enérgico 

– ¡ay pobre muchacho!, llevo tres años soñando lo mismo que tú en secreto – agrega desgarradoramente, moviendo la cabeza y sonriendo triste

– ¡ya hombre, vamos!

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