Cuando salió al campo con la azada, en Santiponce, ya supo que haría un dia de mucho calor.
» Vaya, hoy me va a tocar trabajar a la fresca» Se dijo irónicamente.
Miraba al horizonte y tenía una visión de un perfil acuoso, dia de mucho calor, no sabía ni por donde empezar,
Fue al extremo oeste y comenzó a arar. Al poco tiempo tropezó con algo metálico, era un brazalete de oro.
«Esto debe tener unos cuantos años»
_ Mil novecientos años antes, Lucio Vero salía del anfiteatro de Itálica, en las gradas miles de personas rugían.
«Vero , Vero.
Lucio Vero consiguió su libertad dos años atrás, llevaba hasta ese momento cincuenta combates sin perder ni uno.
Se abrió la cancela y salió su contrincante.
Un gigante tracio, era un mimillón. Lucio enseguida echó a correr hacia él , saltó y le clavó la espada en el cuello, el único sitio donde el contrincante tenía un hueco sin cubrir. El tracio cayó como si le hubiera fulminado un rayo.
– Lucio levantó su espada y apunto estuvo de tocar el cielo. Se levantó la verja y se ocultó en las sombras. El público sonreía y aplaudía ante el sangriento espectáculo.
Salió por la » Porta Triumphalis » y allí le esperaba su amigo Gaio.
» A ver si un día te quitas el casco y le vemos la cara al gran Vero, el gladiador invicto » -Le dijo Gaio-.
Nunca, es lo único que me hace ser un persona anónima «¿Verás esta noche a Flavia ? »
Si claro, daremos un paseo por el rio la compré un brazalete de oro. A ver si pronto me dan la libertad y podemos escapar de aqui, es la ilusión de mi vida vivir con ella, nuestros hijos, animales «.
_ Llegó la noche y Gaio estaba esperando a Flavia, cerca de una hermosa estátua erigida a la diosa Ceres. Como un rayo de luz en la noche por el este aparecía Flavia, con su traje blanco y un gracioso lazo en la cabeza, Su belleza impactaba siempre a Gaio .
Ella, al verlo, salió corriendo a su encuentro .
_ » Oh Gaio mi amor, todo el dia esperando verte, no puedo aguantar más esta situación, mi amor incontenible hacía ti no soporta más esta separación «.
(El amor, ese amor que atrapa y a veces destruye. Cuando realmente lo sientes tienes todos los sentidos a flor de piel. Las flores huelen más, te apetece dar paseos más largos a la luz de la luna, sonreir e incluso morirías por él).
Gaio y Flavia siguieron paseando por el rio entre álamos y sauces blancos. La primavera traía olores de azahar.
_ » Sentémonos Flavia … yo … esto …. quería decirte algo . Espero que dentro de poco me den la Rudis, (espada de madera que supone la libertad del gladiador), y con mi libertad podamos escapar a algún sitio tranquilo y vivamos una vida en paz. Toma te entrego esta ofrenda en demostracción de mi amor » – Entregandole el brazalete de oro .
» Oh mi amor, que hermoso claro que te esperaré, te esperaré eternamente »
– Al dia siguiente en la escuela de gladiadores entrenaban Vero y Gaio.
– » ¿ Es que nunca te vas a quitar esa máscara que llevas». le preguntó a Vero y al no obtener respuesta cambió de tema .
– «Algún día nos tocará luchar el uno contra el otro » – Dijo Gaio
_ No te preocupes, yo soy libre cuando llegue ese momento me marcho de la escuela de gladiadores. Jamás lucharé contra el único hombre que ha sido mi amigo, mi confidente, aunque nunca me vea la cara – Rió energicamente..
Sesenta días mas tarde le tocó luchar a Gaio, estaba sentado, esperando en su tienda, se le acercó el jefe de los gladiadores .
» Gaio, hoy tendrás tu última batalla si ganas, ganarás tu libertad »
A Gaio le vino un pequeño mareo y una nausea, estaba a solo una batalla de conseguir su libertad. Por fin podría irse con Flavia y dar rienda suelta a su pasión y amor. Por fin una batalla para la ansiada libertad , dejar de matar. Él no quería matar, solo lo hicieron esclavo y le obligaron a ello .
El jefe de los gladiadores fue a hablar con Vero .
» Vas a luchar contra Gaio hoy , Vero no podrás escapar o te mataremos»
» Vigiladle » espetó a los guardias.
Gaio saltó a la arena esperando al fin a su último contrincante, el contrincante que le daría su ansiada libertad. Su cabeza era un lio de ideas.
Al fin se abrió la puerta …. y el que salió no era otro que su amigo Lucio Vero.
_ En un instante se miraron los dos alos ojos, sorprendidos de la maldad que podía tener un ser humano al enfrentarlos, solo les interesaba el morbo y el dinero para contentar a la plebe .
Lucio Vero se quedó quieto, aturdido, el público rugía a su alrededor. Ese momento estaba destrozado, decidió quedarse quieto, no atacar.
Gaio estaba muy dolido, pero Flavia y su vida juntos valía más que la amistad.
Saltó hacía él y le clavó la espada en el brazo. Lucio Vero ni se movía.
» Muévete por los dioses, defiéndete » Gaio siguió a lo suyo » Pues que no se mueva más sencillo para mi».
Dio un giro sobre si mismo y volvió a atacar, esta vez en el corazón .
Lucio Vero cayó fulminado, Gaio lloró ….
¡ Tin, tin, tin! Algo metálico cayó al suelo. Cuando Gaio se acercó y se agachó no dio credito … era el brazalete que regaló a Flavia.
_ Veinte años antes. Flavia era una niña intrépida y fuera de lo normal, paseaba cerca del rio .
» No, yo no quiero ser la mujer de tal hombre o de este otro, yo quiero ser gladiador y haré lo que sea para conseguirlo, aunque sea me haré pasar por hombre tod la vida»…..
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