1ra Parte
La oscuridad acecha y entra sin pedir permiso, envuelve mis días, dejándome sin salida; quisiera salir de aquí, pero no puedo, mis pies están anclados, con cadenas de incertidumbre con cimientos de sentimientos. No puedo avanzar, no puedo retroceder, se que en algún momento volverá a salir el sol, pero ahora lo veo años luz, como un destello a kilómetros de mi, como la estrella fugaz del cielo llena de deseo de los susurros del viento.
Impotencia ante el caos, todo parece tranquilo, pero por dentro todo está revuelto. Como un reloj, vació en el silencio de su tic tac, tranquilo y paciente, pero si quitas esa apariencia, está llena de ruedas que no paran de dar vueltas y vueltas.
Otra vez perdida; no hay mayor enemigo que el reflejo del espejo al mirarte, no hay mayor daño que el que causa tu mente; hay dos voces, uno loco otro cuerdo. A uno prefieren llamarlo «Corazón» y el otro «Razón».
Corazón, atrapado deseando latir nuevamente. Sin embargo, esta enjaulado, encerrado entre pecho y espalda; su alma perdida en la oscuridad, deseando huir de esa inmensidad, bien lejos o tan solo a un paso, pero no hay luz alguna…
Y en la multitud de mis pensamientos, dentro de mi usó, el olvido, una de sus mejores armas. La cual no hizo daño a mi cuerpo.. Solo me destrozó el alma.
La única ventana de mi celda no ve lo que me rodea; lo único que visualiza son todos aquellos recuerdos que se habían desvanecido en lo más profundo de mi ser; el hipotálamo. Y ahora que vuelve a florecer, dejándome destrozada con tanta añoranza.
Con un nudo en el estómago, como un puñal atravesada, sangrando, pero con una sonrisa falsa estampada en la cara y nadie ve el dolor en mis ojos. Observando la gente como va contracorriente, como programada, esclavos del miedo
, yo que me defino como expresó César Brandon,
«Un te quiero por respuesta- alma nº15 <….Soy esa calculadora a la que le hacen sumar dos más dos.. Y antes de contestar <>, pregunta el porqué.>».
Intentando huir de mis miedos, escapar de este lugar negro; las plumas de mis alas castigadas por el viento, tú, mi ángel caído, que me rodeas con tus brazos y juraría que no hay mayor paraíso que nuestro infierno; conocimiento del pasado incierto del futuro y mi único presente «perfecto» es junto a ti. Volviendo al ayer, al dolor, al no dormir, al sonreír sin sentir; pero con tu sonrisa en mi mente, tu mi loco; perdida en tus ventanas verdosas rayando luz en la tenebrosidad de mis días. Latitud carente e incompleto en la insuficiencia de tiempo de tu ausencia.
Todo ciclo tiene su fin, este también lo tendrá; pero mientras dime: ¿volverás? Mientras observando el paso del tiempo a contrarreloj, viendo las nubes pasar, los coches circular como un continuo de acciones sin pausa; como ese ; (punto y coma) que todos guardamos en el corazón. La apariencia es tan engañosa; maquillaje del alma, ¿cuántos son sinceros consigo mismos? Unos vienen sonriendo y otros solo te sonríen a momentos. Yo que llevaba tiempo mirando al suelo, agachando la cabeza ahora que la alzo me doy cuenta de que yo también fui asín, corriendo al llegar tarde, esclavizada por mis temores, ya abrí los ojos, ¿cómo cerrarlos si la oscuridad sigue en mi?
Continuaré abriendo-los porque no quiero perderme detalle alguno y puede que así encuentre las preguntas adecuadas o las respuestas acertadas. Y en la nubosidad de mis pensamientos afloran por mi piel miles de sensaciones que envuelven este lugar donde exhalo mis suspiros. El viento se llevó todas mis palabras volando como dientes de león al pedir deseos, mientras el folio, testigo y cómplice de mis latidos relatando mi historia pero olvidando que yo era la protagonista. Si esta es mi historia, ¿por qué quiero huir de mi misma?
Aumentan las preguntas pero me concentro en la brisa acariciando las hojas de ese árbol que parece bailar, todas distintas, todas unidas, guiadas por la esencia del aire, pero sujetas en el mismo tronco, pero a veces ese aire, también tiene malos días y se enfada, enfurecido podrás sentir ese viento agresivo cuando ves las hojas o los pétalos de las flores caerse, de manera bella y delicada. Planeando sobre la nada para caer con menor dolor en su último aliento. Tan rápido y tan despacio al mismo tiempo.
Al final te das cuenta, que es otro ciclo, como la vida misma, enamorada de la muerte haciéndole incontables regalos; porque no es la muerte quien se lleva a los mejores, sino la vida quien se los regala.
El miedo se apodera de mi, quisiera huir, renegar de todos mis pensamientos, ya no quiero mas miedos en mi coco o en mi ser; las sabanas son mi refugio; calor de verano, viento agresivo tan frío como el borde de ese hielo del corazón de mi fiel amiga sin cara, la gran fría soledad. Cicatrices que se presentan ante mi espíritu, donde tengo mas espinas clavadas que pétalos de rosas, y ella en el vació de mi ser, hiriéndose el alma.
Arriesgándose los miedos en un rincón de mi alma, ocultos en la oscuridad donde en las sombras crecen… Sin signos ni síntomas; pero cuando llega o aparece la oportunidad salen, atacandome con mucha fuerza, haciéndome sentir pequeña y vulnerable con su esencia, ante sus ojos.
Paralizada, ante ella e impotencia brota de los poros de mi piel dejándome perdida como esa brújula envuelta, rodeada de magnetismo y no sabe dónde se halla.
Aquel lugar, donde no se encuentra nada ni nadie, pero puedo oír las voces, los gritos, las súplicas, el cuerdo y el loco, la pesimista, la heroína, la víctima… Todas esas voces; todos son susurros del viento y no se desprenden de mi, miedo que se alimenta de los latidos de la luz; queriendo jugar al escondite al momento, dejándome con el tic tac en mi cabeza, torturando los silencios en los que parece a verme liberado de él.
Todo son porque’s y todas las respuestas son no sé. Me hallo en la duda, en un lugar sin fin de hipótesis, teorías, quizás, tal vez, y si…
Y solo se acaba resumiendo en un PUEDE.
Laberinto interminable vuelve a desvanecerse con la apariencia de mi enemigo negro, la oscuridad rejuntada de miedos e inseguridades, la cual lo bautice como Caballero Negro.
Que vigilando me como un búho para acechar en el momento oportuno. Y no hay peor momento que en el silencio de la noche; no puedo negar que mientras vea la luna y la estrella más brillante del cielo, estoy más tranquila, sigue siendo la misma luna de siempre, ella fue testigo, aunque a veces prefiere esconderse que presenciarlo; intercalada entre las nubes.
En el refugio del caos, llenándome de nada, mirando el reflejo y el espejo no me deja ver la niña que hace mucho que perdí; atrapada. gritando, pero la voz de mi alma afónica está, y mientras todo esto en la mente y el tic tac poniendo ritmo al silencio de los gritos.
Sentada con un café con leche en la mano, las nueve de la mañana, niños pasan las calles llenando este hormigón , llamado acera llena, repleta de risas, gritos, saltos, prisas, llantos…Pero cuando esa niña me miró, los viejos anhelos regresaron en mi y en sus ojos pude verme, mientras los recuerdas dan vueltas y vueltas, imágenes mareadas que se vuelven turbios con lágrimas saladas que caen de mis ojos deslizándose hasta el cuaderno; él, mi mejor amigos, confidente del aire que respiro, y los susurros escritos que salen del bolígrafo sin parar olvidando que hay más hojas detrás.
Como el «; punto y coma» ese, que una vez olvidaron y ahora volvió a ser tendencia.
Ya los niños entraron, más anhelos recorren mi ser, sabiendo el acto reflejo que provoca el cerebro; vuelven las voces, discutiendo en mi cabeza, así que me concentro en la esencia de cada momento memorizada. Queriendo volver al ayer.
Al ser una niña.
Paseando, caminando entre las sombras, con la mirada de reojo. Y en el rabillo del ojo podía ver el Caballero Oscuro, ese ente que me sigue recordando-me todos mis temores, haciendo desvanecer, como trasladandome, hallándome entre las risas de mis seres queridos, pero al instante empiezo a sentir su presencia, sintiéndome observada e intentando disimular, así que me distraigo con el verde de sus poros, sintiendo que muero al tener que mentir y no sacando humo; entre caladas.
Alzó la mirada, abro los ojos, viendo el lugar conocido pero sintiendo que es un lugar desconocido al mismo compás, con la brisa del aire moviendo, alborotando mi pelo en ese instante donde el silencio se presentó y el susurro de las abejas, moscas y mosquitos queriendo mejorar el silencio con el zumbido de sus alas al batear-las, pareciendo tan lentas pero tan rápidas como la contradicción de sentirme tan lejos de mi en mi.. Como lo simple y tan expresiva frase de tan lejos y tan cerca como ENERO Y DICIEMBRE.
Como el paso del tiempo, momentos lentos que parecen interminables y otros evaporados al segundo, no pestañees porque no lo veras pasar.
Y aquí estoy, dándome cuenta que cuando piensas que ya tienes toda tu vida organizada hay momentos en los que te pone la misma distancia; en la intersección de huir o quedarte para siempre, y, ante mi el Caballero Negro, mirándome de frente sin esconderse pero oculto por una máscara la cual no me deja ver su rostro.
Empiezan a brotar, a caer del cielo de la luna nubosidad de mis pensamientos una tormenta de porque’s, hallándome en la cuestión de las preguntas, sin respuesta aparente; convirtiendo los porque’s en dudas, en esas hipótesis que se resume con «quizá» o «puede» tan incierto como ese no se al concluir todas mis palabras.
Paranoia mental desenvolupada, por la unión de mis porque’s y la esencia del Caballero Oscura; me quedo callada ante su presencia, los gritos del silencio susurran este frío lugar, y el cuentagotas, como reloj, poniéndome intranquila al querer tranquilizarme. Se acelerarán mis respiraciones, hace frío, la manta me protege de la frialdad de la vista de la princesa de hielo también conocida como soledad.
Sigo anclada en la intersección, con el sonido del silencio y un relejo al viento con el tic tac, lento, desinteresando, pasivo; intranquila frente caballero oscuro; las voces surgen dejándome atrapada, mi calma es la suave y delicada brisa que choca con mi piel al contracorriente. Enterrando silencios tan profundamente que probablemente harán ruido toda una vida, hundo mis pies en el agua, es tan fría, me recuerda a la princesa de hielo, fría y transparente a veces a una dirección y a veces contracorriente, pero ahora también me doy cuenta que no solo dependía de que tan vacía me sentía por dentro, porque ella al igual que esa piscina llena de agua parecía tan vacía por dentro y por eso, ella viene a mi, para que no llegue a sentir el vació del interior de su corazón helado. O al menos me auto convenzo de que así es…
Intento unir los pedazos de este puzle pero me hace falta piezas… Me concentro, respiro; me centro en la respiración olvidando todo el caos y todo lo que me rodea, me centro, pero estoy a punto de perder los nervios con el contra gotas del reloj, continua tortura haciéndome sentir mil sensaciones tan contradictorias como el ángel caído del cielo.
Me encuentro encima de una barca, por una playa hermosa; llena de vida con ese ambiente de verano, la familia, las risas, gente tomando el sol y porque no? Ese pecho al aire que parece tan perfecto. Pero, con mi mirada, en el horizonte viendo unir el cielo y el mar, tan cerca, parece tan cerca de ti abuelo; sin embargo me pierdo en los tentáculos de la medusa, por no florecer añoranza, ese dolor. Y en la transparencia del agua, dejándolo turbio en cada ola estallida, tan relajante, tan inquieto, tan fluido; perdiendo los temores al sentir. Confundiendo las dos voces de mi, pensando en todo y en nada, disfrutando el momento y al compás trasladándo- me en el caos de mi interior, llegando a una conclusión al abrir los ojos, al salir de esa agua turbia, inquieta, fría y al momento tibia, y es la certeza de que no soy la capitana de mi vida, relato, plasmó a través del bolígrafo entre líneas mi vida, sin embargo… otros la dirigen, soy la protagonista de mi historia pero me siento y actúo como la secundaria, la amiga fea pero sin amiga.
Miles de sensaciones vuelven a mi igual que tu caballero oscuro; mi enemigo oscura, esa oscuridad formada de laberintos por mi ser, sin visión; por las sombras, escuchando las voces y el tic-tac del tiempo. Por la incertidumbre de mis preguntas, me concentro, donde estoy recordando la profesora diciendo << hay que saber «sentir, ser y estar»>>, volviendo al momento; me perdí.
Intentando hallarme con Blake en mis oídos; cierto, tus palabras se quedaron clavadas en mi Blake. Dime cómo salir de este bucle? Hallándome en la cuestión de porqué, y respondiendo no se, volviendo al primer pedazo donde me sentí anclada. Náufrago por este mar que se convirtió el agua salada por sangre dolorida.
OPINIONES Y COMENTARIOS