Y llegue, llegue con el corazón roto buscando de su apoyo emocional y me encontré con algo desastroso.
Una figura relucida se encontraba colgando del techo con una hermosa cuerda negra. Me quedé pasmado por varios segundos; y pensé –Obviamente es una broma- y empecé a reírme.
¡SI! El amor de mi vida se había ido, se había suicidado… Y mi corazón se rompió el triple de lo que estaba y el crujido de este opaco el ruido de mis sollozos
De inmediato saque mi revolver: calibre 38 al cual llamo: EL FRIO y llevo a todas partes… Lo cargue y deje que mi sangre fluyera y mi espíritu saliera en busca del amor de su vida.
– G Lizalde –
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