Una gran poesía – Trascendencia.
La vida está compuesta de muchas mini películas. Todas sobre ti. En cada una de ellas eres un personaje; a veces el principal, a veces uno secundario, ¡o terciario siquiera! Les voy a contar cada una de ellas lo más resumidas posible, porque simplemente no me queda tiempo para revivir mi vida una vez más… Aunque quisiera.
Nos vamos a la Trascendencia: “Trascender en el tiempo mediante algún tipo de evento, invención o idea determinada”. Claramente no es el significado de la R.A.E, ni nada menos, pero es el significado que yo le doy y estoy seguro de que no está tan lejos de la realidad. Curioso es buscar una forma de trascender, pero es lo que siempre he buscado.
Mi Trascendencia será… Una Gran Poesía, sí, esto.
Ahora estoy escribiendo a la 1:40 de la mañana, exactamente, el 13 de noviembre de 2018. Tengo 22 años y durante toda mi vida he estado buscando la razón para vivir eternamente -y aun me queda mucho camino por recorrer.
Piénsalo bien, pronto seré yo el protagonista, mal que mal, este libro será mío. Un regalo de mí para ti.
Siempre he mirado con curiosidad el lenguaje y, sobre todo, el poder que éste tiene en la vida de la gente. A veces me he sentido completamente perdido y derrotado; otras veces, como el grandísimo Link, luego de derrotar a Ganon y salvar a Zelda y al reino de Hyrule. Esta es la belleza de la vida, de la oda al movimiento que es la lucha constante con la adversidad del existir.
Las personas constantemente buscan sentirse cómodas: ya sea logrando el mejor promedio en el colegio o la universidad; dañando a otros; amando a alguien con toda su vida; atando su existencia a un propósito, como los son los soldados, por ejemplo; también puede ser simplemente vivir en un lugar tranquilo, esperando inconscientemente una muerte pacífica rodeado o no de los seres amados. Yo, por mi parte, creo que la comodidad que busco es estar tranquilo y en equilibrio conmigo mismo y el mundo. Me gustaría tener un bote, aproximadamente a los 30, vivir en Viña del Mar o en La Serena, quizás; y navegar en él los fines de semana junto a mi esposa y mis hijos e hijas. No es mucho la verdad, pero desde hace ya un tiempo he estado pensando en comenzar a escribir un libro sobre las cosas que he vivido, que la verdad, hasta ahora, son bastantes, con muy buenas historias que contar; algunas buenas y otras inexplicablemente tristes. Antes, debo explicarte quién soy ahora:
Soy un joven de aproximadamente un metro y ochenta centímetros, con el cabello un poco rubio, castaño, rojizo, no sé, es extraño. Vivo en un buen barrio, y gracias al destino nunca me ha faltado nada material, ni educación, pues vengo de una familia acomodada para mi país. ¡Ah! Soy daltónico también -que, por si no sabes, es una condición genética con la que, básicamente, confundes ciertos colores, como, generalmente, el rojo y el verde-, pero no soy cualquier daltónico, soy MUY daltónico, incluso más que mi abuelo, que es quien me traspasó el daltonismo. También soy alguien que siente mucho, me han dicho que soy una persona muy intensa, lo cual tampoco está mal necesariamente, simplemente siento mucho las cosas y las plasmo en mi conducta. También soy alguien muy sociable, me gusta conversar con las personas y conocer nuevas realidades. Me gusta tomar alcohol, fumar tabaco y, más actualmente, fumar marihuana. De hecho, desde que incluí la marihuana a mi vida todo ha ido mejor, por lo menos hasta ahora, he podido ver y analizar situaciones que de otra forma no habría podido, y me ha ayudado a ser feliz conmigo mismo viendo las cosas lindas de la vida. Además, como te habrás dado cuenta, soy un poco egocéntrico, sólo un poquito, ya que soy tan egocéntrico que creo que soy más humilde que tú.
La vida es bella, ¿sabías? Nunca sabes lo que encontrarás: puedes estar en la más profunda tristeza y salir a caminar, y mágicamente conocer a alguien que luego se va a transformar en tu mejor amigo o amiga o pareja, quién sabe. Me han pasado muchas cosas así. Antes era un tipo de muchos, pero muchos, amigos y conocidos, pero de a poquito he estado más y más solo… Hasta llegar al punto donde estoy ahora.
Aún no empiezo ni por el principio y siento que estoy diciendo muchas cosas, ¡jajá! Quiero mantener este capítulo especialmente corto, pero tengo algunas cosas que contarte antes, del por qué y qué es lo que me llevó a iniciar este escrito.
Me han pasado muchas cosas a lo largo de estos veintidós años, bastantes, como te decía; y he llegado al punto en que me he abstraído de mi propia realidad y he comenzado la travesía más dura para el ser humano: crecer. Sobrevivir a una sociedad que te presiona, que te empuja constantemente a hacer algo, un impulso que te grita en el oído: ¡VAMOS, ES HORA DE MOVERSE! ¡A TRABAJAR! ¡LA GENTE ES SÓLO UN MEDIO, VELA POR TU PROPIO BIENESTAR PRIMERO! Entre otras cosas. Tú, como un pobre adolescente, no sabes bien cómo reaccionar a estos patrones, pues bien, puede ser que si les haces caso termines muerto o totalmente perdido en el vórtice de la sociedad como lo conocemos; o puede ser que seas alguien exitoso a los ojos de la gente, con mucho dinero, parejas sexuales, autos, etcétera; pero también puedes sentir un rechazo intrínseco en contra de la sociedad en general y querer vivir fuera de ella, cambiarla, moldearla y refrescarla… Actualizarla.
Esa es la belleza de la adolescencia, querid@… En un libro como “para papás lidiando con los adolescentes” leí que la adolescencia era un concepto que estaba, en primer lugar, mal nombrado, pues no necesariamente “adoleces de criterio”, sino que, desde el punto de vista del mundo, de las personas que lo controlan, un adolescente rebelde que lucha por lo correcto, que vive la vida al máximo, prueba los excesos y los fracasos, es alguien que no tiene “criterio”. Pero, yo siempre me he preguntado, ¿no es eso un criterio también? El querer disfrutar la vida al máximo, pues es la única vida que tenemos, ¿verdad?
Sin embargo, eso no siempre te lleva por el buen camino, de hecho, en la sociedad actual, no lo hace. He sufrido tanto, pero tanto, por andar viviendo la vida. Lo ha valido, sí, pero el dolor no me lo quita nadie, siempre estará en mis recuerdos, como esas dos veces que traté de suicidarme… Quizás te lo imagines, o incluso también lo hayas experimentado, pero esa sensación… Esa voluntad para terminar con tu propia vida, a dañar -y destruir- tu propio cuerpo, sólo por el dolor inconmensurable que siente tu corazón, es increíble.
Aún así, aquí estoy, “vivito y coleando”, como dicen -o casi. Después de todo lo que ha pasado, todo lo que he sentido, aquí estoy. Y de seguro me queda mucho más por sufrir, por vivir.
Curioso, te he hablado constantemente de sufrimiento y de presión, sin embargo, no te he hablado de amar. El amor… es un concepto, quizás, sobre valorado o “trillado”, pero muy real. No te imaginas todo lo que he amado también, he sido tan feliz en tan poco tiempo, recorrido lugares impresionantes, conocido personas extraordinarias, experimentado sensaciones tan, pero tan profundas, que he sentido que estoy en una película.
Entonces, ¿por qué escribiría un libro a partir de esto, lo que parece una vida común y corriente de un tipo común y egocéntrico, llena de altos y bajos como todo joven y con una familia acomodada que lo ama? Bueno, precisamente por eso: soy un cliché, quizás. Un tipo rico que se decepciona al conocer la verdadera realidad, que se desespera con la injusticia de un mundo en el que el que tiene más esclaviza al que tiene menos. Pero, por eso mismo, es que mi personalidad ha cambiado drásticamente, muchas veces, por muchos años.
Te contaré mis viajes, físicos, psicológicos y astrales, el desarrollo de un personaje que parte siendo un simple niñito querido y amado, en una familia que a la vista de todos parece ser perfecta; va mutando en algo diferente, lleno de odio y de remordimientos, sobrepasado por el amor que estaba acostumbrado a recibir y a dar, que, a medida se ve enfrentado a la sociedad, se corrompe, se quiebra, se arma y se desarma. Yo, que a los 13 años decidí decir “No” a esos padres absolutos y primerizos, que no sabían como criar a su primer hijo; el que cuando tenía aproximadamente 4 años sintió el amor de pareja con una niña por primera vez, que a los 10 ya le rompían su corazón ingenuo con un rechazo sin fundamentos. Te contaré la historia de la búsqueda constante e incesante del amor; de alguien que se enamoraba perdidamente y a unas pocas semanas sufría y se lamentaba por haberse enamorado tanto sin pensar en las consecuencias. Te contaré sobre las reflexiones de un joven en su camino a ser adulto, y quizás más allá. Sobre los pensamientos suicidas y las desilusiones que llevaron a eso, sobre los excesos que ofrece la modernidad y lo duro que puede golpearte la vida.
Te contaré sobre mi Trascendencia. Te contaré sobre mí, sobre Arturo Javier Toutin Guzmán. Te contaré sobre el odio y sobre el amor. Te contaré–
Una Gran Poesía.
Bienvenid@
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