Se dio cuenta que todo era en vano.Todo había caído, tocado fondo. Y supo que todo estaba perdido, porque nadie más que ella misma podría ayudarla a salir de esa situación. Sentía que no había solución, y por más que la hubiera, no tenía la fuerza y la energía para encontrarla. Todos los días se despertaba sintiendo que no había motivos para luchar, y si repentinamente los encontraba, se esfumaban con el pasar de los minutos. Cada día debía volver a buscar energía, cada día debía construir lo que al anterior se había derrumbado, y tan solo una palabra podía volver a destruir aquello que tanto le costaba armar. Ella es, pero qué es? Qué es ser? Se limita a algo o es solo el hecho de existir? Cree que no es simple descubrir su propósito, y se cuestiona si realmente debe tener un objetivo su presencia, o solo debe hacer eso, limitarse a existir. Pero le trae penumbra, y aún mas, soledad.
Se refugió en esa soledad, pero en una clase mucho más difícil de superar; aquella que se siente cuando estas rodeado de gente. Aquel silencio, aquel vacío, cuando estaba con personas que realmente amaba, pero no presente. Ella no estaba ahí. Y sentía culpa, por no saber aprovechar esos momentos. Hasta que vio en ellos una oportunidad de escape, su meta fue estar. Volver a sentirse viva, en el viento, en el sol, y en el agua. En la sonrisa de las personas que tenia al lado; y en el sonido de sus risas un motivo más para vivir.
Hay días que vive menos que otros, hay días que solo busca desaparecer en aquella soledad. Están esos días donde todo se derrumba y vuelve a sentir que no puede construir nada, que no vale la pena. Cierra los ojos y trata de descansar, en parte para olvidar y dejar de sentir, en parte para desaparecer un par de horas, en parte para soñar con algo mejor, y en parte para sentir que mañana es otro día, otro día para construir, para volver a iniciar.
Busca volver a parecerse a la persona que era antes, pero se siente muy lastimada, sin retorno, como si fuese casi imposible volver a ser feliz, pero sigue buscando, sigue aguantando. No sabe si es lo mejor, no sabe si será así toda su vida o si alguna vez encontrará la calma en tanta tempestad.
Se duerme, esperanzada que al día siguiente todo sea un poquito mejor. Pero por dentro, se duerme con el deseo de que el día siguiente no sea.
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