Con franqueza no recuerdo con exactitud cuántas veces te has marchado, ni con claridad cuantas de todas ellas has vuelto. Pero sin duda puedo decirte que nunca te había extrañado como la última vez que decidiste irte. Siempre viajabas a algún lugar en el cual de una u otra forma podría hablarte, pero cuando me dijiste Santiago de chile y luego Perú, pensé y cómo diablos te encontraría en alguno de esos lugares. Te conozco hace unos ocho añosy nunca te había comentado lo dependiente que me he hecho de ti desde hace dos, recuerdas aquel once de diciembre del 2012, nuestras vidas dentro de un total caos, con problemas, pocas esperanzas y sin algún deseo de pensar que haríamos el día de mañana, mucha gente pensaba que estábamos a un día antes del fin del mundo según el calendario maya y mientras para muchos el mundo acababa para nosotros solo era el principio de un gran comienzo, solo te vería una hora u hora y media como era de costumbre y lo que dentro de nuestra muy limitada amistad lo permitía, eran las cinco de la tarde a penas; acabo la hora y luego fueron dos y después tres; yo tenía que tomar un viaje de cuatro horas para regresar a casa pues el siguiente día muy temprano tendría una junta importante de trabajo y tu a primerahora presentarías un examen determínate para tu carrera de pedagogía; platicamos y platicábamos de cualquier cosa, no importaba tema o situación; en algún momento uno tenía un lapso de silencio y el otro hacia la primer pregunta que se le venía a la mente, solo queríamos postergar el momento y posponer la partida, te dije ya es noche y contestaste con una pequeña sonrisa y un ligero rubor en la cara: falta mucho para que amanezca y posiblemente mañana se acabe el mundo; qué más da?. Bueno pensé, tiene razón, uno tiene derecho a hacer irresponsable de vez en cuando y posiblemente me arrepentiría mas de no serlo que de serlo alguna que otra vez.
La noche se ponía alada con esa brisa invernal de diciembre y en el cielo se dibujaba el círculo de frio alrededor de la luna que se forma cuando desovan las tortugas; cantábamos canciones como locos y solo reíamos, hay quien dice que la risa es la medicina del alma y Dios sabe cuánto nos hacía falta en aquellos momentos, nuestras almas estaban dolidas, los corazones cansados , los ojos pesados, en verdad necesitábamosalgo así, un descanso, un sorbo de aire fresco en esa sofocante existencia, en respiro , una pausa, y en esos momentos todo se desvanecía como si no existiese, no parecía haber otro mundo que no fuera el que estábamos en esa noche viviendo.
No sé en qué momento solo empezaste a llorar y me tomaste de las manos, las apretabas tan fuertes como si no quisieras soltarlas jamás, no sabía cómo consolarte y decirte que todo estaría bien, pero sabíamos que no era así, que esa noche acabaría y todo volvería a ser como siempre, pero no podía decírtelo; solo te miraba, el viento frio moviendo en un ligero compas tus cabellos, la tenue luz de unaluna llena y tan brillante, tan blanca que aquella formación rocosa que tiene; yque desde niños nos enseñaron que era un conejo parecía de un gris plata, sus rayos filtrándose por los rizos de tu melena alborotada de color bronce, que combinaban en tan perfecta armonía con el café de tus cejas, los tonos blancos ligeramente rosados de tu piel, y ese bello color miel de tus ojos, que fría era la noche y que cálido era el momento, yo quería que no acabara jamás y tu tampoco. La noche siguió y con ella la madrugada tu mirada diáfana de ojos llorosos llenaban el lugar y no dejaban lugar alguno para otra cosa, mi último recuerdo de aquella noche fue un gran cumulo de estrellitas que parecían moverse al unisonó con un cirro de nubes débilmente plasmadas como con pinceladas blancas de algún oleo al pincel seco, estratos grisáceos que amenazaba con cubrir aquella bella luna, y una vislumbra de luz azul oscura degradada en el negro cielo marcando el contorno de los lejanos cerros avisando que ya estaba cerca el alba.
Desperté en la nueva mañanasentado en el suelo, en el último lugar donde te abrazaba tratando de darte consuelo y tu dormida a un costado en el piso, tranquila , sublime, etérea , solo Dios podría crear algo tan perfecto como ese semblante ; tu respiración tranquila y rítmica, unos parpados blancuzcos con tus pequeñas venitas marcadas, los labios entreabiertos recostada sobre tu pelo vivo y eterno; estire mi mano y te acaricie el cabello no se por una hora tal vez , tal vez mas;viéndote detenidamente , admirando la imagen más bonita que nunca mis ojos habían contemplado, pero tenía que marcharme tenía una vida que me ataba a no poder vivir simplemente dentro de la plenitud y tu también, me incline y cuidadosamente bese tu frente te bendije pues había despertado pero ya nunca más dejaría de soñar te encomendéa Dios y me fui.
Nos hablamos por la tarde y no te vi hasta casi un año después; nunca supe explicarte lo que en mi cambio y lo que entendí de la vida, que me enseñaste la definición de la locura y que esta solo consiste en un momento tan perfecto que tu mente nunca sale de él, que vive dándole vueltas y resistiéndose a que se acabe.
Quizás debí decirte todo esto antes de que te fueras, a lo mejor no te hueras ido, a mi me gusta pensar que hubiese sido así; pero como te lo digo ahora? ; ¿Cómo se manda una carta a chile, o un mensaje a Perú? No lo sé , que dirección le pondría?, pero en fin lo escribo por si algún día vuelves; por si algún día decides regresar; siempre que suena el teléfono veo si acaso se trata de alguna lada extraña o cuando alguien cruza la puerta me gusta creer que a lo mejor eres tú.
Espero encuentres bien en tus pasos y ellos te ayuden a encontrar el camino de vuelta, que vivas lo que siempre deseaste y encuentres la felicidad, aunque esta fuese en algún lugar lejano y nunca te deje regresar.
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