Soy un ferviente creyente en eso de aprender de los errores, y creo que por eso cometí muchos en mi vida laboral.
Pero uno de los principales fue el hecho de tratar de no recibir malas noticias dentro de mis funciones.
Hubo un tiempo que estando en una empresa como gerente de organización y sistemas, en la oficina y sobre mi cabeza, tenía un cartel que rezaba:
“Esta es la oficina de organización y sistemas,
la de milagros se ha mudado de edificio”.
En aquel momento, me parecía genial porque incluso los que venían lo tomaban con buen humor, pero me di cuenta que mis colegas estaban un poco reticentes a pedir cosas nuevas, y usualmente comenzaban la charla con un “no sé si esto podría considerarse un milagro, pero tengo un problema y necesito…” con lo cual detecté la molestia que generaba ese cartel.
Claro, entendí que ellos no tenían por qué saber cuán difícil podía ser la resolución a un tema que los aquejaba y que mi función estaba en darle alternativas posibles de solución y no ignorar las necesidades, por más que me parecieran desvaríos o sueños inalcanzables.
Mi función era detectar la verdadera necesidad y darle una solución que estuviera a mi alcance.
Por supuesto saqué el cartel, pero en breve comencé a usar un latiguillo… “Si me traes un problema, tráeme la solución que imaginas”, tratando de que mi oficina no fuera un depósito de problemas y mala onda, sino que fuera un espacio donde discutir alternativas de solución”.
Seguir leyendo en
https://www.riskout-intl.com/single-post/2018/11/27/Solo-se-aceptan-buenas-noticias
OPINIONES Y COMENTARIOS