LOS HÉROES JAMÁS SERÁN VENCIDOS

LOS HÉROES JAMÁS SERÁN VENCIDOS

samuel montufar

08/02/2017

Me hablaron de venas poéticas, de fracasos y asombros,

De triunfos ante la muerte,

De héroes que jamás serán vencidos.

Las ausencias son fantasmas que viven a la sombra del olvido. Salen cada vez y cuando quieren al mundo de los humanos, pero están condenadas a regresar. Siempre condenadas a ocultarse en la oscuridad.

Las ausencias nacen, viven y mueren en la sombra, sin embargo una vez en su vida salen al mundo de la luz. Si no fuera por obligación, se encontrarían muy cómodas en la oscuridad sin embargo, abandonan su mundo lúgubre y habitan, cumpliendo un presagio del destino, el mundo de los vivos.

Con los humanos causan rupturas profundas y silenciosas , se mueven a través del tiempo. Incluso pueden provocar vacíos insondables del ser o soledades angustiosas que pueden durar toda la vida, esto pasa cuando prevalecen; ellas consideran que los humanos somos demasiado frágiles, incluso más frágiles que ellas mismas y esta condición, por supuesto es una ventaja.

Cuando se quedan en el mundo humano, andan siempre acechando a su presa con sigilo y, cuando han logrado atraparla es común verlas por la calle pegadas a espaldas de hombres, mujeres y niños que no advierten su presencia misteriosa.

Cuando las ausencias visitan el mundo de los humanos, les gusta permanecer como incógnitas, es obvio que ellas provocan sufrimiento (uno que se siente más o menos como un hueco en el medio de la panza) y, no hay peor sufrimiento que aquel no se puede advertir.

Cuando las ausencias permanecen en el mundo humano, prefieren no colocarse frente a un espejo o cristal o prisma o algo que genere su propio reflejo. Me atrevería a pensar incluso que odian la sola idea de subsistir contemplando, así sea por un momento, su extremadamente frágil existencia, bajo la luz que siempre es certeza. Por eso andan por allí tapadas, para que no les toque ningún rayo de luz.

Una vez que se han establecido en el mundo humano, las ausencias, se alimentan de “algos”, que son instantes que vienen de más allá de la memoria y que no son ni completamente voz, ni completamente gusto, ni aroma, ni color. Los “algos” son cosas difusas en los ojos de los hombres y mujeres, cosas echadas al vacío mudo e insondable. Los “algos” se proyectan a través de las relaciones humanas, por ejemplo; cuando se juntan dos humanos que nada tienen que ver el uno con el otro, que nada tienen que hacer juntos, que nada comparten y el motivo de su reunión es mantener una hipocresía (que puede durar, como dije antes, toda la vida), la ausencia que cada uno carga en su espalda espera discreta el momento en el cual se produce un silencio incómodo, y es ahí cuando se frotan las manos con un festín de aburrimientos o risas forzadas, de besos y despedidas tramoyistas. Es entonces cuando se sienten dichosas, como pulgas que por la noche han succionado una gota de sangre a un cuerpo inconsciente (esto por decir algo).

Uno podría pensar que está indefenso ante la mercenaria labor de las ausencias, sin embargo existen métodos para liberarse. Pueden ser expulsadas del mundo de los humanos mediante dos maneras. La primera consiste como ya se ha explicado, en exponerlas a la luz que siempre es certeza. Cada vez que alguien declara una verdad, la ausencia sale corriendo y busca un lugar oscuro para esconderse mientras la verdad se pronuncia, y si la verdad se prolonga a través del tiempo, la ausencia huye desterrada al olvido chillando de rabia. Así el humano se transforma en un héroe que jamás pudo ser vencido.

La segunda manera es peligrosa. Supongamos que las ausencias han prevalecido durante tanto tiempo que el humano ya no sabe diferenciar entre la luz que siempre es certeza o la oscuridad que es la ausencia de luz. El tiempo se transforma en un verdugo que corre con una prisa obsesionada y, al borde del fin, al humano no le queda más remedio que admitir que durante toda su vida sostuvo en su espalda la pesada carga de la mentira. Ante este vencimiento, la ausencia se vuelve victoriosa al oscuro mundo del olvido.

Cerca del final de este viaje, en este difícil juego de estrategia, hay que saber que las ausencias siempre nos llevan ventaja .La mejor manera de poder enfrentarlas y salir victorioso es dolorosa pero absolutamente imprescindible e increíblemente simple. Y es que la verdad es indómita e imprescindible…. c asi siempre los humanos nos damos cuenta de esto cerca del final ( se acaba el partido, se acaba el amor, se acaba el postre, se acaba el beso… y no es sino al final que tenemos conciencia del ser o más bien, del haber sido) y la vida que es también un juego; que no proclama vencedor sin vencido ni víctima sin victimario, que aplica la regla pero a veces también la exceptúa enigmáticamente, es, si todo ha quedado entendido, increíblemente…. Simple.

Los héroes jamás serán vencidos, dijo mi padre, como resistiéndose a lo inevitable…

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