La respuesta

Te sentaste frente a mí con serenidad, y sin embargo note que estabas fastidiado, tal vez por la incomodidad del tema a tratar.

Algo en ti me dijo que esta vez sería diferente, que la conversación no terminaría igual, seguro fueron tus nervios evidentes, esos que nunca había visto cuando íbamos a hablar .

Empecé con el rigor de las preguntas, las mismas que siempre solía hacer. En el fondo de mi ser desee que la respuesta fuera igual.

Empecé con un ¿me quieres?, al responder empezaste a dudar, respondiste positivamente, aunque mirando al piso y sin respirar. Un escalofrió recorrió mi espalda y dude, dude por miedo en continuar. Sin embargo, sabía que era necesario.

¿y si me quieres por qué has cambiado tanto? ¿Por qué ya no me lo de muestras?, pregunte con una voz que temblaba. Un silencio incómodo y eterno lleno la sala, mirabas el sofá gris mientras pensabas. Tomaste aire casi como si fiera el último aliento, levantaste la mirada buscando la mía. Yo sentí como empezaban a temblar mis manos. ¿quieres la verdad?, preguntaste. Yo sentí un hueco en el estómago, sentí un vacío casi como si el piso desapareciera y quedara flotando en la nada.

Fingí calma, fingí ser fuerte para escuchar. Y de tu boca empezaron a salir palabras a toda velocidad. Casi como si hubieras estado esperando para escupirlas.

-La verdad es que me llama la atención otra persona- empezaste a decir, mientras yo empezaba a sentir como mis ojos se llenaban de lágrimas. Y continuaste con un hilo de palabras que me iban estallando en los oídos. – La verdad es que yo no lo busque, pero me empecé a acercar a ella, siento que estoy enamorado y no te lo quiero ocultar más. Ella me corresponde y estamos empezando a salir. – y yo empezaba a sentí el peso del mundo en mis hombros, por momentos renegué por haber preguntado. No saber nada duele menos. Quería levantarme y correr, pero las piernas no me respondían, no tenía fuerza. Solo me quede ahí, mirándote a los ojos, pero ya no te reconocía, era como si todo lo que conocía en ti se hubiese esfumado, como si fueras alguien a quien miraba por primera vez, alguien me miraba con soberbia y despreocupación mientras yo me derrumba frente a ti.- No quiero estar más contigo-, fueron las ultimas apalabras que escuche. Y todo se hizo confuso.

Más adelante empecé a ver las fotos que orgulloso compartías, yo sentía que me moría al ver como la abrazabas, le profesabas amor, conocías lugares que yo siempre había querido conocer contigo y hasta gritabas al mundo que era la mejor persona que había pasado por tu vida.

Sentí como una sombra de angustia me abrazaba y empezaba a meterse dentro de mi, hasta mis entrañas, como si la oscuridad me invadiera. DESPERTÉ. Desperté y sentía el mismo miedo, tuve que llorar mientras me repetía que no era real. Desee abrazarte (aun lo deseo). Respiré.

Luisa María

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS